Subí al segundo piso y la vi caminar por el pasillo.
-¡Hey, loca!- la llamé causando que vuelva su mirada para verme.
-¿Ahora tú me acosas?- preguntó abriendo la primera puerta, en busca del baño.
-Ya quisieras.-
-Y yo soy la arrogante- murmuró abriendo otro puerta y cerrándola de inmediato. Puedo imaginar lo que vio.
-Lo eres.- dije sincera.- eres arrogante y presuntuosa.-
-Gracias, es el mejor cumplido de la noche.- dijo con indiferencia.
-¿Lo ves? Eres irritante.-
-Entonces aléjate.- dijo abriendo otra puerta y dando con la correcta. –disfruta de la fiesta, Lauren.- deseó antes de entrar en el baño.
-No haré lo que me digas.- dije segura junto a la puerta. –Me quedaré aquí hasta que salgas.-
-¡Estas acosándome!- gritó desde adentro.
-Solo necesito que quites el olor a licor de mis jeans.-
-¿Qué obtengo a cambio?-
-Lo que quieras.- dije segura. Si mi madre notaba el olor a vodka en mí, recibiría el sermón de la vida.
-¿Lo que quiera?- preguntó dudosa detrás de la puerta. Asentí aunque ella no pudo notarlo. Abrió la puerta desconfiada. –Sácame de aquí.-
-¿Qué?- pregunté antes de empezar a reír. –No llevo a locas conmigo. Mejor otra cosa.-
-Entonces olvídalo.- dijo cerrando la puerta nuevamente.
-¡Eres irritante!- grité caminando en círculos. Permanecí en silencio un momento pensando que hacer.
-Tu tiempo se agota, Lauren. Si salgo de aquí y vuelvo a la fiesta olvídate de mí ayuda.-
-Bien.- dije rendida.- te sacaré de aquí.-
-No era tan difícil ¿verdad?- preguntó con una enorme sonrisa mientras abría la puerta. Entrecerré los ojos mirándola. –Entra.-
Miré a ambos lados del pasillo. Había pocos chicos y la mayoría estaban tan entretenidos en sus parejas que era invisible para ellos. La música sonaba por toda la casa.
Camila cerró la puerta.
-Podrías abusar de mí. Deberíamos mantener la distancia.- pedí con una sonrisa.
-Ya quisieras.- dijo caminando hacia su bolso que estaba sobre el lavamanos. Caminé hacia la bañera y me senté al borde. –Esto nunca falla.- se acercó a mí con una toallita húmeda en su mano. Se colocó en cuclillas frente a mí y abrió el pequeño sobre.
-Esto es todo lo contrario a mantener distancias.- explique en medio de una carcajada. Estaba agachada frente a mí mirando la mancha de licor en mis jeans.
-Cállate.- pidió con una sonrisa que intento ocultar. Tomó el pañuelo húmedo y suavemente lo pasó sobre mi pierna. El olor a manzanilla invadió el lugar.
-¿Ya está?- pregunté cuando volvió a su bolso.
-Casi.- sacó un pequeño frasco de perfume y colocó unas pequeñas gotas sobre el tejido. Su fragancia invadió mis sentidos de inmediato. El olor era dulce y adictivo.- Listo.- dijo volviendo a levantarse. –Solo deja que se seque.-
-¿Estas segura que funcionará?
-No pero debía intentarlo.- respondió elevando los hombros. –Ahora vámonos.-
-¿Qué?- pregunté levantándome.- ¿Lo habías hecho antes?-
-No-
-¡Eres una...- no pude terminar mis palabras porque mi teléfono empezó a sonar. Tomé la llamada.
-Lauren, debemos irnos.- habló Miller molesto.- Mathew golpeó a Alexander y nos sacaron de la fiesta.-
-¡Carajo!- solté preocupada. –Estoy saliendo.-
-Te espero en el auto.- dijo finalizando la llamada.
-Debo irme. Disfruta de la fiesta, Camila-
-¿Me dejaras?- preguntó interponiéndose en la puerta.
-Si.- quise moverla pero ella permaneció inmóvil.
-Dijiste que me sacarías de aquí.-
-Y tú que quitarías el olor a licor. Algunas cosas simplemente no suceden.- respondí elevando los hombros.
-Lauren….- suplicó.
-Debo irme.- hice otro intento por alcanzar la perilla.
-Lauren, por favor- pidió y realmente parecía preocupada.
Tenía unos hermosos ojos color chocolate.
-Bien.- cedí. –No tengo tiempo para seguir discutiendo contigo.-
-¡Sí!- dijo feliz mientras se movía de la puerta permitiéndome abrirla.
-¿Viniste acompañada?- le pregunté mientras caminábamos por el pasillo.
-Sí, mi novio y mi mejor amiga están aquí. Será mejor que no me vean.-
-¿Tu novio?- me detuve pero ella continuó caminando.- ¿Simplemente lo dejarás aquí?-
-Si.- respondió bajando las escaleras. La música volvió a escucharse con intensidad y el número de personas se multiplicó. El primer piso estaba completamente repleto de gente.
Camila caminó con rapidez para salir del lugar y agachó la mirada para evitar ser vista. Yo la seguí de cerca. Caminamos hasta el jardín principal y antes de llegar al auto le dije:
-Si ellos preguntan, diles que debes volver a casa cuanto antes y nadie más puede ayudarte.-
-¿Por qué he de mentir?-
-Porque ellos me advirtieron sobre ti.- dije sincera caminando entre los autos- dijeron que eres increíblemente arrogante y que estás loca. Debí escucharlos.- dije sonriendo.
Ella me miró y me regaló una hermosa sonrisa.
-Debiste escucharlos.-
-Lo se.- dije abriendo la puerta del auto para mirar como todos ahí dentro me miraban desconcertados.
-Hola.- saludó la morena entrando en el vehículo.
-¿Camila?- preguntó Keana como si no lo creyera.
-Hola.- volvió a repetir para la chica.- ¿tu mano se encuentra bien?- le preguntó a Mathew que ahora estaba en asiento del copiloto. Subí al auto y Miller manejo de regreso.
-Lo está.- dijo sujetando su muñeca. Sus nudillos estaban raspados e increíblemente enrojecidos. -¿Ustedes van bien allá tras?- íbamos cuatro en la parte de atrás. No había mucho espacio.
-Estoy un poco incomoda.- respondió Dinah con una sonrisa malvada. Sabía sus intenciones. Me miró –Lauren ¿Camila podría sentarse en tus piernas?- me preguntó inocente. Vi como Mathew intentó ocultar una sonrisa.
-¿Te molestaría?- preguntó Camila de inmediato.
-No… claro que no.- respondí dudosa mientras fulminaba a mi mejor amiga con la mirada.
Camila se levantó y yo me moví para que ella pudiera sentarse en mi regazo. Su cercanía me permitió disfrutar de su adictivo aroma. Suavemente coloque una mano en su cintura y la otra sobre sus piernas. Ella me miró pero traté de ignorarla.
-¿Me puedes explicar que sucedió?- le pregunté al chico de cabello negro.
-Mathew es un idiota.- respondió Keana por él.
-¿Lo soy?- preguntó su hermano enojado. –El idiota es Alex por tratar de llevarte a su habitación.-
-No te vengas de santo que no te da-
-Él no tenía derecho de…-
-¿Acostarse conmigo?- completó Keana por el.- ¿Dime cuantas veces te he encontrado en tu habitación con alguna zorra?-
-¡No intentes compararnos!-
-¡Eres un machista!-
-¡Intento cuidarte, Keana!
-¿Esto podría resultar peligroso?- me preguntó Camila en un susurro. Aunque intentaba ignorarlo su cercanía me causaba escalofríos.
-Con Keana molesta, todo es un riesgo-
Le respondí con una pequeña sonrisa antes de volver la mirada a los dos hermanos que estaban a punto de asesinarse.