Consecuencias

By miguelvasquez54

118 0 0

Consecuencias es el primer libro de la trilogía aftermath, en la cual se nos revela lo que paso después del r... More

Star Wars
Linea Temporal
Prologo
PRELUDIO
Primera parte
Capitulo 2
Capitulo 3
INTERLUDIO
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Segunda Parte
Capitulo 13
INTERLUDIO
Capitulo 14
INTERLUDIO
capitulo 15
INTERLUDIO
INTERLUDIO
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
TERCERA PARTE
Capitulo 23
Caputulo 24
INTERLUDIO
INTERLUDIO
Capitulo 25
INTERLUDIO

Capitulo 6

11 0 0
By miguelvasquez54

Durante años, Norra no lloró. No podía llorar. Se unió a la Alianza Rebelde como piloto, y cuando tomó la decisión (más con las entrañas que con la cabeza), se endureció. Se

puso una dosis extra de acero en la espina dorsal. Todos los miedos, preocupaciones y emociones se convirtieron en algo ajeno a ella. Anclas que la amarraban a su vida anterior, a una forma de pensar que ya no era la suya. Si iba a superar todo esto, tenía que cortar todos esos amarres con un cuchillo frío y despiadado. Dejarlo todo atrás.

Valía la pena hacer todo esto por la Alianza. Su lucha no les dejaba tiempo para llorar. No podían permitirse el lujo de mirar hacia atrás.

Desde que se unió a la lucha, solo ha llorado en dos momentos. El primero fue hace tan solo unos meses, justo después de la Batalla de Endor. Cuando salió con su Ala-Y, y con un droide astromecánico acribillado, del laberinto de pasajes a medio construir del interior de la segunda Estrella de la Muerte. Logró salir unos instantes antes de que la estación espacial empezara a implosionar y luego explotara a sus espaldas. La ola expansiva la hizo estremecer, y casi se desmaya. Esa noche, sentada sola en un vestuario del crucero estelar Hogar Uno, con el mono de piloto a medio quitar, se puso a llorar. Como un bebé sin su madre. Con sollozos violentos que la agitaban como el romper de una ola. Hasta acabar tumbada el suelo en posición fetal, abatida. Al día siguiente le dieron su medalla. Sonrió y se volvió hacia el público que le aplaudía. No se mostró como estaba en realidad: vacía y descompuesta.

 50

Star Wars: Consecuencias

La segunda vez es aquí, ahora. Abrazando a su hijo. Sintiendo que la rodean los brazos de su hijo. Las lágrimas de ahora no son como los sollozos descontrolados de esa noche de hace unos meses. Son lágrimas de felicidad y, aunque le cueste admitirlo, de vergüenza. Parece que se ha cerrado el círculo. Lo que perdió esa noche en la batalla le ha sido devuelto aquí y ahora. Entonces se sintió vacía. Ahora vuelve a sentirse llena.

Y entonces todo se pone en movimiento violentamente. El tiempo le arranca los pies de este momento lento y perfecto, este momento de reencontrarse con su hijo después de muchos años. De repente, resulta que Temmin ya no es un niño. Es joven, pero ya se está haciendo todo un hombre. Esbelto, fibrado, con una mata de pelo oscuro en la cabeza. Está dando palmadas y gritándole a ese extraño droide de combate que está en el suelo:

—Huesos. Lleva el deslizador a la parte de atrás. Tenemos que cargar estos tres maleantes infectos y te los tienes que llevar todo lo lejos que puedas por la carretera de Trabzon. Quiero decir hasta Kora Biedies —y al decir esto se vuelve hacia ella y dice—, esos remolinos que hay junto a la carretera. Los rápidos —entonces vuelve a hablarle al droide—. ¿Me has oído, Huesos?

El droide de combate B1 se pone en pie, con el tamborileo de todos los huesos que lleva colgando del cuerpo. El hombre mecánico hace un saludo torpe y dice, con una voz metálica y distorsionada:

—ENTENDIDO. A LA ORDEN. ADIÓS CUERPOS, MI AMO.

Entonces el androide empieza a tararear una melodía desafinada mientras arrastra a los rufianes por una puerta trasera. Temmin le grita:

—¡Cúbrelos antes de irte! ¡Utiliza esa manta! Desde fuera se oye la voz mecánica: —ENTENDIDO. A LA ORDEN, MI AMO.
Norra dice:

—Temmin, no sé qué está pasando...
—Mamá, ahora no —le interrumpe—. Ven, rápido.
Sale corriendo hacia el otro lado de la sala, saltando una montaña de chatarra caída.

Se detiene junto al cráneo abollado de un viejo droide de protocolo, y con dos dedos le aprieta los ojos.

Al pulsarlos, se oye un sonoro clic.

Unos metros más allá, una estantería se desliza y, con ella, una sección de pared. En la abertura hay unas escaleras que bajan. Temmin le hace una señal con la mano.

—Vamos, vamos —dice, introduciéndose en el pasaje.

Todo esto es un poco desconcertante, pero... ¿qué otra opción tiene? Norra cruza la tienda y sigue a su hijo por las escaleras. Sus botas resuenan en los escalones metálicos. Se va haciendo cada vez más oscuro, hasta que al final no puede ver nada. Y entonces...

Clic. Luces. Luminosas y estridentes, que se van encendiendo de una en una.

Es una habitación parecida a la de arriba, solo que las estanterías están limpias, relucientes y no tienen chatarra sino verdaderos tesoros. Todo tipo de tesoros, desde tecnología de última generación hasta extraños artefactos.

 51


—Bienvenida a la verdadera tienda de Temmin —dice el chico.

Norra ve piezas de droides que no existen desde que ella era pequeña. Una hilera de rifles bláster de calidad superior. Una caja de detonadores termales. Una estantería con viejos libros y unas misteriosas jarras mohosas decoradas con imágenes de hombres con túnicas oscuras y rostros rojos.

—No lo entiendo —dice Norra.
—Arriba, vendo chatarra. Aquí... es otra historia.
—No —le responde—, quiero decir... antes vivíamos aquí. Esto... esto era nuestro

hogar. ¿Qué pasó?
Él se detiene y se la queda mirando. La observa casi como si fuera una desconocida. —Lo que pasó... es que te fuiste —se hace el silencio, como un muro invisible entre

ellos. Y tal como viene, se va. Y Temmin vuelve a estar correteando, sin parar de hablar—. Entonces. Surat sabe que todo esto está aquí abajo. Eso no es bueno. Y además, sabe que le robé esto —y Temmin señala una caja de color negro mate, sellada con carbonita—. Se lo robé a Surat. Es algún tipo de... de arma, supongo. No tengo ni idea de lo que hace. Sabe que está aquí abajo. Pero lo que no sabe, lo que no puede saber, es que...

Su hijo cruza la sala y levanta una lona azul. Debajo hay un viejo valacordio.

Su viejo valacordio. El instrumento no forma parte de la historia antigua, pero sí de la historia de Temmin. A Norra le asalta un recuerdo: Temmin y su padre, Brentin, sentados en ese mismo valacordio, tocando juntos viejas canciones de mineros, y riendo.

—Mira —dice Temmin—. Mejor dicho, escucha.
Toca cinco notas en el teclado...
Las primeras cinco notas de una de esas viejas canciones de mineros: La cabaña del

cantero y el carretero. Y al hacerlo, se abre otra puerta. Esta vez con un sonido fuerte y siseante. Al abrirse la puerta, a Norra le llega una bocanada de aire de las viejas paredes de piedra que hay al otro lado. Un aire mohoso, de cerrado, de algo metálico.

—Seguro que Surat no sabe nada acerca de esto —dice el chico.

Y en ese momento, al observarlo, ella se da cuenta de algo. Ese destello en los ojos, esa sonrisa burlesca. Al principio, le recordaba al padre. Pero ahora quizá... quizá le recuerda a sí misma.

—Temmin...
—Entonces, si accedemos a los viejos túneles que hay por debajo de la ciudad y...
— Temmin —lo dice con voz de madre. El tipo de voz que capta la atención de la

gente. Norra la suaviza—. Hijo. ¿Podemos... parar un momento?
—El tiempo corre. ¿Sabes esos matones de antes? En algún momento, se despertarán

y acudirán a su jefe, que está al otro lado de la ciudad. Lo que hice, Surat no lo pasará por alto. Enviará a alguien más grande, más malvado. O lo que es más probable... vendrá él en persona.

Ella se le acerca.
—Temmin, no sé qué está pasando aquí. Todo esto... me resulta desconocido...


52

Star Wars: Consecuencias

—Porque te fuiste. Hace tres años.
—Lo sé...
—Y en tres años no has vuelto.
—La Rebelión necesitaba gente...
A medida que el chico se va acalorando, va subiendo el volumen de su voz.
—No, yo necesitaba que volviera mi padre. Y tú creíste que unirte a la Rebelión te

ayudaría a encontrarlo. Pero, ¿te ayudó? —él busca con la mirada detrás de su madre, como si estuviera escondiendo algo—. No lo veo por ninguna parte. ¿Has traído a papá? ¿Lo tienes escondido? ¿Es una sorpresa? ¿Es un regalo de cumpleaños para compensar los tres que has olvidado? ¿No? Ya me lo imaginaba.

—Había una guerra. No se trataba solo de tu padre, se trataba... de todos los padres, todos los hijos, las madres y las familias perdidas o capturadas por el Imperio. Estuvimos luchando. Yo estuve en la Batalla de Endor...

—¿Y a quién le importa? Ahórrate las historias heroicas. No necesito héroes.
—Vas a respetar a tu madre —le grita.
—¿Ah, sí? —y se echa a reír, pero es una risa vacía, sin alegría—. ¿En serio? Tengo

holonoticias para ti: no necesito respetarte. Ya no soy un niño. Me he hecho mayor. —Todavía eres un niño. Tienes catorce...
—Quince.
Ella hace una mueca. Él sigue hablando:

—Me he hecho un hombre yo solo. Otros niños tienen padres, pero yo no los tuve. Tenía una madre que se fue volando del nido. Pasaban los meses y no sabía nada de ti. Me las tuve que apañar como pude. Y ahora soy un empresario, y tengo que velar por mi negocio. Tú tomaste tu decisión. Entre la galaxia y yo, elegiste la galaxia. Así que ahora no hagas ver que te importo.

—Me importas. Temmin, por todas las estrellas, me importas. He venido a llevarte conmigo. Tengo un contrabandista preparado para sacarnos de este planeta y...

El comunicador que lleva en el cinturón se activa con una vibración.
Esto significa que hay una llamada de emergencia. Una señal de la Nueva República. Se escucha una voz que le resulta demasiado familiar:
—Aquí el Capitán Wedge Antilles de la Nueva República. Repito: Aquí Wedge

Antilles de la Nueva República. Estoy atrapado en el destructor estelar Vigilancia, en el espacio por encima de Akiva. Estoy en...

Entonces se oye el sonido de un bláster. Wedge grita de dolor y...
Fin de la comunicación.
Se le congela la sangre.
Empieza a divagar. Intenta entender lo que quiere decir todo esto. ¿El Capitán

Antilles está aquí? ¿En uno de esos destructores imperiales? Aquí está pasando algo de verdad. Y ella está justo en medio. Otra vez.

—Otra vez esa cara —dice Temmin. —¿Qué? —pregunta ella, distraída.


53


—Es la cara que pones cuando estás a punto de decepcionarme.
—Temmin. Por favor. Esto es importante.
—Créeme, lo sé. Siempre puedo ver cuando algo es importante porque sales

corriendo a perseguirlo. Y nos dejas atrás a todos los perdedores sin importancia.
Y justo después, se agacha y entra por el pasaje lateral. Ella corre para seguirlo, pero

él tira de una palanca al otro lado...
La puerta se cierra de golpe y los separa. 

Continue Reading

You'll Also Like

1.1K 18 7
Y/n or your name is a current and forever worker for a company know as JCJenson in space. One day JCjenson accidently tried to take over a already e...
202K 6.3K 31
Now complete! ~~~ It's a bad time to be a superhero. When the world turned its back on metahumans, the golden age of superheroes came crashing down...
241K 4.6K 174
An accident. She's pregnant. How unlucky. She got pregnant in one shot! What was even more unfortunate was that the end of the world had arrived, and...
4.5K 633 49
The boss runs the strip club DIRTY WORK, and I work for the boss. The girls aren't dancing, but the guns keep firing. I've still got my uses, and the...