Osomatsu-san no me pertenece, solo uso sus personajes con el fin de saciar mi pasatiempo.
___________________________________________________________________
En contra de las "recomendaciones" del cuarto hijo cuando cuidó de él, emprendió la decisión de llamar al tipo que le dio una tarjeta, cuando lo vio con cuidado no era más que perfecto, se estaba sentido demasiado egoísta con el asunto de ser una mujer; eso se debía por el asunto de lidiar con hormonas muy diferentes a las que pasó en la pubertad, podría hacer lo mejor posible. Llamó al tipo y sin más logró un puesto.
— ¿Trabajo?—cuestionó el tercero.
—Sabes muy bien que esa palabra está prohibida en la mesa—golpeó la mesa Osomatsu.
—No se deberían de meter, me tienen sofocada en la casa; si salgo solo lo puedo hacer con mom o uno de ustedes—argumentó mientras engullía la carne de la cena.
—Pero, Karamatsu-niisan ¿Qué pasara cuando dejes de ser...?—habló el menor de todos al inspeccionar al doloroso.
—Se cómo arreglar las cosas.
Los palillos dejaron de sonar y miraron a la fémina sentada entre ellos.
— ¿Acabas de?
—Sí
— ¡No es cierto! ¿¡Desde cuando puedes hacer eso!?
—Always, de hecho la voz de mujer no me sorprendió porque lo use en un papel para la obra, solo que esta vez es al revés...—tosió un poco al usar mucho la voz gruesa—I don' t care, I can—exclamó con arrogancia parando su pulgar.
Ichimatsu estuvo sumido en sus pensamientos, el asunto se en revolvía de más; no espero escuchar de nuevo la voz gruesa de su hermano, no sabía por qué eso le hizo sentir algo de esperanza, pero de que volviera a la normalidad en forma física. Las semanas transcurrieron y el segundo no fue el único que consiguió trabajo.
El quinto, por obras del destino, término como coach de una liga infantil igual de energético que él. El cuarto se sentía algo solitario, por lo que empezó a ver los entrenamientos de su hermano desde las gradas durante las tardes, aunque terminaba por aburrirse al ver a niños intentar alcanzar al chico y se iba en busca de gatos. Una tarde en particular, Jyushimatsu acabo temprano por un pronóstico de lluvia, sabía que a los niños y a él les valdría comino, pero a las madres y padres preocupados por la futura gripe de los niños; eran otra cosa.
—Nii-san ¿Quieres ir a un café?—preguntó con entusiasmo.
— ¿No será mejor que te cambies?—no recibió respuesta al ver como el quinto se sacudía como perro y terminar limpio—Tú preguntas, tú pagas
—Hai
._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.-._.
Caminaron con lentitud, el morado se cuestionó esa tal repentina invitación, pero algo gratis en sus características de nini era una cosa fuera de discusión. Se detuvo en una entrada algo elegante y con unos cuantos emoticones con gis
¡Oh, genial!
A Choromatsu le gustaría estar en su lugar, pensó en algún café deportivo o un bar quizás, pero no cayó en la posibilidad de un café temático; entró de mala gana al recinto siendo recibidos por la maid de turno.
—Bienvenidos, Amos-nya—tres puntos sobre su cabeza empezaron a procesar lo visto.
Una Karako vestida como una Maid con orejas y cola de gato, mientras hacía una de esas poses de ese anime que vio por error.
—Hola, Nee-san.
—Ichimatsu y My little Jyushi, los llevaré a su mesa-nya—guio con total tranquilidad—Hoy es el día de nekos, así que la decoración preferencial debe de ser con nekos-nya...
—Entonces dibuja un gato beisbolista—exclamó con entusiasmo.
—Ne, Ichi-kun ¿Qué quieres pedir?
— ¿¡Eh!? Al rato.
—Muy bien, amo.
En cuanto la maid se fue la siguió aún con la mirada ¿Por qué no habría actuado de otra manera?
Por otra parte, al estar en la cocina se dio el lujo de mostrar un sonrojo grande, ni siquiera estuvo de lo más avergonzado cuando Osomatsu descubrió su trabajo en el día donde le tenía que decir a los clientes "Oni-chan" u "One-chen" esta tuvo el descaro de pedir una grabación a su voz y de las demás maids del local; el estúpido no perdía tiempo.
Pero con Ichimatsu viéndolo actuar idiota como un gato, tenía que ser obra del destiny por sus malas acciones, negó un poco la cabeza al dibujar el gato beisbolista en el café de Jyushimatsu.
Fue el primero en saber el trabajo, de hecho se encontraron y al estar con los nervios de punta le ayudó a ensayar su entrevista, lo demás lo sabía a la perfección; no por nada fue el mejor actor y cocinero en sus talleres, era demasiado hábil con las manos al dibujar en comida y darle ese toque artístico que hay a los cafés temático. Se preparó mentalmente para lo siguiente y dio rumbo para darle el café a su chico energético favorito.
—Su coffee-nya, amo
—Arigato, Nee-san.
—Voy a ordenar—murmuró el morado, pero fue audible para la maid.
—Puursupuesto
—Quiero uno de éstos—exclamó con mejor claridad apuntando a una parte del menú.
Al retirarse la volvió a mirar; mala idea está vez, la campaña sonó mostrando a una chica sonriente de cabellera rubia y piel bronceada, sin importar el público le dio un beso en la Maid.
— ¡Jyushiko!—la cara de ella parecía más roja que cuando estuvo enferma.
—Kara-kun—murmuró, pero el morado captó el mensaje.
Las ideas se acumulaban por cada acción de Karako hacia la nueva clienta del local, de seguro le dijo la verdad a la chica y ella parecía no importarle, incluso hizo movimientos lascivos que el sexo opuesto comprendería. Lo hizo rabiar, era otra persona conocedora del secreto
¿¡Y eso que importaba!?
¿Por qué sentía la sangre hervir cuando la jalo para que se siente en sus piernas?
¿Por qué pido a una de sus compañeras encargarse de su orden?
¿Por qué le molesta ver el omelette en manos de otra maid? Sin decir una palabra se marchó molesto sin que lo detenga el quinto por quemarse la lengua.
Su paso fue detenido un empujón al callejón cercano al restaurante, el pronóstico de lluvia y la desolaba calle parecía más oscuro por las nubes; solo veía a unos ojos de rabia junto con un sonrojo por acorarlo en una pared.
— ¿¡Qué haces, Ichimatsu!? Le tiraste la bandeja en la cara a mi compañera—regaño con falta de aliento.
Era una oportunidad, había dejado a su novia para ir por él, los celos solo se podían curar con contacto humano y necesita de eso.
—Lindas orejas.
— ¿¡Eh!? Yo no estoy...—sintió unas manos acariciar las orejas falsas.
—Linda cola—siguió con la cola.
—...
—Me pregunto ¿Quién te dio ese cascabel?—ella ahora era la acorralada.
—Ichimatsu, deja de hacer...
—Es horrendo el collar, deja que te lo quite—no espero una palabra más.
Su boca solo se enfocó en desgastar el listón para saborear la carne, desde hace mucho que quería hacerlo de nuevo, escuchar los suspiros roncos; la acción se detuvo cuando sintieron las primeras gotas.
La maid regreso callada, no por estar molesta; tenía la vergüenza tatuada en la cara y era uno de los placeres que podía hacer el cuarto hijo, al querer entrar se encontraron con la chica, hubo una plática de por medio y una despedida. Su mirada se cruzó con la de él.
Se declaró una guerra.
___________________________________________________________________
¿Gustan reviews?