Tres suaves golpes interrumpieron en mi puerta.
Cerré con fuerza los ojos evitando despertar de mi increíble sueño.
Tres suaves golpes, otra vez. Conocía su toque de memoria.
-Adelante- pedí aun sin abrir los ojos.
-Buenos días, señorita Lauren. –
-Hola, Ana.- saludé adormilada.- Dime que no me despertaste solo para saludarme.-
-Tiene visitas, señorita Lauren. Tres chicos esperan por usted en el salón.-
De inmediato abrí los ojos y la miré.
-Diles que no estoy. Que fui a Cuba a visitar a mis tíos….-
-Vaya mentira la tuya, Jauregui.- habló una voz con tono de burla ingresando a mi habitación. Dos chicos más ingresaron detrás de ella.- ¿Acaso nadie le enseño a la nena que decir mentiras es malo?- preguntó mientras se acostaba junto a mí.
-¿Acaso no he repetido hasta el cansancio que detesto que me digan “nena”?-
-No podemos evitarlo.- respondió Mathew buscando en mi armario y arrogando ropa sobre mi cama.- ¿Qué esperas? Ve a cambiarte.-
-Quiero dormir.- dije firme.
-Cuando nos hayamos ido, tendrás tiempo para eso.- habló Miller tan dramático como siempre.
-Vamos, nena.- molestó Keana Marie haciéndome cosquillas.- la fiesta no puede empezar sin nosotros.-
Entre risas y evitando que sus manos siguieran tocando mi cuerpo, salí de la cama haciendo reír a mis terribles acompañantes.
-Ustedes son el tipo de chicos que mi padre siempre dijo que evitara.- dije entrecerrando los ojos y mirándolos con seriedad.
-Agrega eso a la lista de reglas que hemos roto este año.- pidió Miller ahora guardando mi traje de baño en mi maleta.
-Miller, deja eso.- pedí avergonzada.
-No es el primero que veo.- dijo inocente mientras levantaba mi brassier. Con una sonrisa lo guardo en mi maleta y continúo con mi bloqueador y mis gafas de sol.
-¿Planeas quedarte todo el día ahí?- preguntó Mathew elevando una ceja.
-¿Puedo?- pregunté feliz.
-No.- respondieron los tres al unísono.
Keana se levantó y tomo la ropa esparcida de mi cama para dármela.
-Cinco minutos, nena.- terminó dándome una palmada en el trasero mientras me enviaba al baño.
-¡Que no me…-
-Digas nena!- completaron los tres por mí, tratando de imitar mi tono de voz. Escuché como estallaron en risas mientras cerraba la puerta con fuerza.
No me libraría de ellos.
Aunque desearía nunca hacerlo.
Luego de un rápido baño, tomé mis cosas, fui a la cocina y comí lo primero que encontré antes de ser arrastrada por mis secuestradores al auto.
Mathew condujo por unas calles familiares con el volumen del radio tan alto como era posible. En cuanto llegamos a nuestro destino mi mejor amiga ya estaba en la puerta de su casa con su bolso al hombro y sus gafas de sol en la mano.
-Vaya que tardaron.- comentó Dinah cuando subió al auto.
-Agradécele a tu amiga.- respondió Miller desde el asiento del copiloto.
-Nunca les pedí que fueran por mí. Yo quería dormir.- respondí sin cargo de conciencia mientras cerraba los ojos bajo mis oscuros lentes de sol y colocaba mi cabeza en la ventana. Realmente moría de sueño.
-¿Dormir?- preguntó Keana nuevamente empezando un ataque de cosquillas contra mí.
Sujeté sus manos sin poder evitar que una sonrisa se colara en mi rostro.
-Cariño, el verano acaba de empezar.- comentó Mathew volviendo a subir en volumen hasta el límite y arrancando el auto a toda velocidad.
Las vacaciones apenas comenzaban.
Verano del 2015