Bestia

By ariadnasl

1.3M 69.1K 7.4K

-No te acerques demasiado. Esta oscuro haya adentro. Es donde mi demonio se esconde. Apreté los labios. El co... More

Disclaimer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41-Final
Agradecimientos.

Capítulo 32

24K 1.2K 256
By ariadnasl

-Vuelvo pronto.

Subió a su camioneta, arrancó y se fue. Se fue, dejándome con un vacío que no sé cómo explicarlo. No si ni porque lo siento.

Tengo el cabello todavía hecho un nido y no puedo aplacar ese desorden. Voy al baño y me tardo cerca de quince minutos en deshacer todos los nudos dejándolo casi como estaba ayer. Aún está un poco esponjado pero menos comparado a cuando me desperté.

Subí a mi cuarto y tomé una ducha rápida porque mi cabello no cedió por mucho tiempo al cepillo.

Estoy emocionada y me siento increíblemente alegre y con mucha energía. Incluso no tengo hambre. Siento como si lo que pasó anoche lo tuviera que decir, lo quiero decir, peor no puedo. La única persona en quien confió es Clarisa, a ella le puedo contar todo y no me juzgara. Bueno, generalmente no lo hace.

Tomé mi celular y encontré a Clarisa en la lista de marcados frecuentes y marque.

-Hola, nena. –Contestó.

-Clari. –Chillé. –Ay.

-¿Qué pasa?

-Sat. –Lo único que sale de mi boca.

-¿Te hizo algo ese? –Sonaba preocupada.

-No, es decir sí. Algo bueno. Ay. –No puedo controlar la emoción.

-¿Qué, mujer, qué? –No sé cómo explicarlo.

-Él y yo. –Solo me salen fragmentos. –Ayer. O Dios.

-Oh. –Fue un oh, profundo del otro lado de la línea. –Te, te. Te acostaste con él.

-Sí. –Sonaba más alegre de lo que me sentía.

-Eso, no creo que sea bueno.

-¿Por qué?

-Porque es Sat.

-No le digas así. –Dije enojada.

-¿Cómo, Sat? Todos lo llaman así. –Hizo una pausa y mi respiración volvió a la normalidad. –No me digas que te dijo su nombre. –No respondí. –Lo hizo. ¿Cierto?

-Sí. –Ladré.

-O por Dios. –Chilló. –Te dijo su nombre. –Gritó. -¿Cuál es?

-No te lo diré.

-Ay, por favor. Sabes que no le diría a nadie.

-Sé que tú no dirías nada, pero él me dijo que no quería que nadie más lo supiera.

-¿No se lo dirás a tu mejor amiga? –Sonó indignada.

-Mira. –Comencé. –Eres mi mejor amiga y todo, pero eso es algo que él me confió a mí. Y no es que no quiera contarte, si quiero pero no puedo.

-Bah, así que solo tú lo sabes.

-Eso me parece.

-¿Cómo sabes que no inventó ese nombre?

-Estoy segura de que no.

-Ay cariño. ¿Tú crees que este enamorado? –No respondí. Es algo que me quiero guardar para los dos. –El legendario Sat Civatti enamorado. –Dijo en tono de burla. Gemí.

-Te hablé para contarte algo importante para mí y terminas burlándote. –Regañé.

-Perdón pero un tema saca el otro, querida.

-Aja, si claro. –Dije irritada.

-Así que, ya no eres virgen. –Rodeé los ojos.

-No.

-Vaya, se va tu madre de viaje y aprovechas para meter a tu novio en casa. Eres peor de lo que me imaginé. –No lo había visto de esa manera. -¿Está ahí, él?

-No, fue a su casa a recoger algunas cosas.

-Seguro fue a anunciarles a sus amigos que se acostó contigo.

-¿No es lo mismo que acabo de hacer? Además él no tiene amigos. Bueno solo uno, Winnie. –Ella rio.

-¿Winnie? ¿Qué clase de nombre es ese?

-Él se llama. –Diablos no recuerdo su nombre. –No recuerdo si Albert o Robert pero ese no es su nombre, es su apodo.

-Pudo haber escogido un apodo más enigmático como Sat. Si me dices Winnie me imagino a un gran oso amarillo. –Y la verdad no esta tan alejada de como es Winnie físicamente. –Bueno, me alegra que hayas perdido la virginidad con alguien de mucha experiencia.

-¿A qué te refieres?

-Si vives años acostándote con varias mujeres debes de adquirir experiencia.

-¡Clarisa! –Grité.

-¿Cómo estuvo? ¿Es tan bueno como dicen?

-No sé. –Ladré. –Nunca había tenido sexo antes. Acabo de perder mi virginidad. –Resalté.

-Porque Austin es bueno, no me mal entiendas, pero he tenido mejores.

-Clarisa. –La pare. –No me importa tu vida sexual con tu novio.

-¿Y crees que yo sí?

-Pensé que te gustaría saber cuándo perdiera mi virginidad.

-Sí, claro que sí pero me sorprende que fuera con él. Pensé que tú eras de esas de virgen hasta el matrimonio y por eso se me hace demasiado apresurado lo que pasó.

-Bueno, ya no te vuelvo a contar nada. –Dije irritada.

-No es para que te pongas así.

-No me gusta que lo tomes sin importancia. –Ladré. –Es algo muy importante para mí, Clarisa.

-Eso no es mucha importancia, Chris. Es solo algo que todas las personas le dan mucha importancia. Es solo sexo, no pasa nada. Todos lo hacen, y no quiero que te enojes o lo tomes a mal pero a mí me da igual si seas virgen o no, eres mi amiga.

-Ya pero es que esto es muy nuevo para mí.

-Lo sé, nena. Pero aquí está tu amiga Clarisa que te puede ayudar en todo lo que necesites respecto a todo, porque yo tengo experiencia en muchas cosas.

-¿Debería tomar eso a doble sentido? –Pregunté.

-No lo sé. Tal vez. Bueno nena, te amo y todo pero voy a salir con Austin, así que espero verte pronto.

-Sí, que te diviertas.

-Digo lo mismo. Clarisa, fuera. –Y colgó.

Menuda conversación con mi mejor amiga. Le cuento esas cosas que son tan privadas, que son tan importantes para mí porque en ella confío y se supone que no me juzgara. Aunque no siento que me haya juzgado en realidad pero no es la reacción de que quería con ella. Pero la verdad no sé qué reacción esperaba de ella.  

Al menos me siento feliz, liberada o no sé. Bueno ya lo dije a alguien, a alguien a quien le tengo mucha confianza y me siento bien por eso. Al menos.

Solo estoy en shorts, y una camiseta de algodón delgado. Ni siquiera llevo mis sandalias.

Comí un poco, no tengo mucha hambre para comer un desayuno completo, de esos que hace mi madre todos los días. Me senté frente al televisor a ver una serie mientras me comía mi sándwich de pavo y germinado de alfalfa.

La última semana mi madre se ha empeñado en comer de la manera más saludable posible. Me gusta comer vegetales y todo pero siento que ha exagerado. Me gustaría que mi mamá por fin tuviera tiempo de sembrar sus deseadas hortalizas.

De repente y sin explicación me comienzo a sentir cansada. Creo que fue el bajón de la adrenalina o de la felicidad acumulada. Y lo que sea que fuera la causa me hace quedarme dormida en el sillón frente al televisor.

Un ruido estruendoso me despertó. Un ruido de un motor viejo. Abrí los ojos y la serie de televisión que estaba viendo ya había acabado y ahora estaba una serie de detectives y asesinatos en Miami. Me tallé la cara con la palma de ambas manos y me reacomodé el cabello. El ruido del motor se apagó y alguien tocó la puerta. Con un bostezo me puse de pie para ir a la puerta.

Quité la puerta de tela metálica y luego abrí la puerta de madera blanca. Mis ojos se abrieron como platos al verlo ahí.

-¿Trevor? –Me quedé pasmada.

-Hola, Chris. –Me saludó sonriente.

-¿Qué haces aquí? –Exigí saber.

-Solo quería visitarte, somos amigos, ¿no?

-Sí, pero se habla antes para avisar. ¿Y cómo sabes dónde vivo?

-Solo le pregunté a Austin que su podía decirle a Clarisa que me diera tu dirección.

-Maldita Clarisa. –Dije en mi mente. –Bueno, lo siento mucho Trev, pero no es buen momento para que hayas venido.

-¿Por qué no? Clarisa me dijo que tu madre estaba fuera de la ciudad, y me pareció buena idea visitarte. Hace ya varios días que no he hablado contigo.

-Mira, cualquier día sería mejor. Luego hablamos y quedamos para vernos en algún lado.

-Pero, quería verte hoy.

-Ya me viste. Y estamos hablando. Otro día podemos ir a Michael’s si quieres.

-¿Por qué no quieres que esté aquí?

-Estoy. –No quiero decir algo que lo ofenda. –Estoy esperando a alguien.

-¿Sat? ¿No?

-Mmm, sí.

-Sé que me has dicho que lo quieres pero aun así te digo que no te conviene.

Con el rabillo del ojo vi cómo se acercaba la camioneta de Asaiah a toda velocidad. También vi un Mustang azul marino, de los sesenta o setenta estacionado enfrente de mi coche.

-Es él. –Dije. No me respondió.

Se giró y me dio la espalda. Tenía los puños muy apretados y todas las venas de sus brazos saltaban por debajo su piel blanca. La camioneta entró en el terreno levantando una nube de tierra y paró. Asaiah bajo del asiento con una mochila de deporte negra colgando de su hombro. Dio unas zancadas hasta llegar a unos metros de nosotros y estaba enojado, muy enojado.

-¿Qué mierda haces aquí? –Gritó Asaiah.

-Vine a visitar a Christina y no puedes impedirlo. –Respondió Trevor con agresividad.

-Claro que puedo. –Dijo con la misma agresividad que Trevor. -¿De casualidad sabes que es mi novia?

-Sí, ella me lo comento.

-¿Entonces qué demonios haces aquí? –Preguntó ladeando la cabeza.

-Quería asegurarme que estuviera ella bien. -¿Yo? No puedo decir nada

-¿Acaso crees que la voy a lastimar?

-Te conozco lo suficiente como para saber que sí.

-Tú no me conoces. Y quiero que te sirva de consuelo que estoy haciendo todo lo posible para no lastimarla.

-Sabes que eso es mentira. –Apretó más sus manos. –Lo harás en algún momento y lo estaré esperando para ir y darte una buena golpiza.

Asaiah alzó las cejas y soltó una risita. Dejó que la maleta se le deslizara por el hombro hasta caer fuertemente al suelo.

-¿Y por qué no me golpeas ahora mismo? –Respondió Asaiah con cierta burla en su voz.

-Sabes que yo he sido el único capaz de ganarte.

-Tal vez antes, pero ahora no lo creo. Veo que has hecho más músculos pero aun así sigues siendo lento en los movimientos. De todas las veces que has ido a ver mis peleas, ¿no has aprendido que puedo calcular el punto débil de alguien inmediatamente? Aun así sigues apostando en mi contra y pierdes todo tu dinero, que a duras penas consigues.

-Eres un idiota. –Respondió Trevor.

-No, te equivocas. Sé cuáles son tus puntos débiles.

-Imbécil.

-Anda, golpéame. Si tan valiente eres.

Asaiah hizo un movimiento con sus dedos indicándole que le daba permiso de golpearlo. Trevor apretó aún más las manos y pude ver como sus nudillos se volvían blancos. Si no los detengo van a pelear.

-¡Basta! –Grité. –Basta de este concurso de meadas.            

Trevor me miró y sus manos se relajaron. Asaiah alzó una ceja y me miró desconcertado.

-¿Concurso de meadas? –Preguntó Asaiah.

-Sí, es cuando… -Comenzó Trevor, pero Asaiah lo paró.

-Se lo que significa, no soy idiota. Ahora coge tu dignidad y vete en ese asqueroso Mustang antiguo y destartalado.

-Eres un maldito bastardo.

-Ya. –Llamé la atención. –Trevor, creo que es mejor que te vayas.

-¿Me cambias por ese idiota? –Y con ese simple comentario me hizo estallar.

-¡Él es mi novio! –Grité. –Tú no eres nada.

-Ya, veo que no eres como yo pensé.

-¡No me conoces! –Grité. –Y se suponía que solo éramos amigos. Sin prejuicios.

-Bien. Tienes razón, no te conozco.

-¡Largo! –Resaltó Asaiah. -¿No puedes entender eso?

Trevor bajó los escalones y subió a su Mustang, que arrancó a toda velocidad y se fue a toda velocidad dejando una nube de tierra detrás. Asaiah, soltó aire y fingió una sonrisa. Esa no es una reacción que él tendría después de una pelea. Tomó su maleta y se acercó a mí para rodearme con sus brazos.

-Me gusta cómo te defiendes. –Dijo en mi oído. –Te ves jodidamente caliente cuando te enojas.

Solté aire y luego inhalé, absorbiendo cada molécula de olor, de su delicioso olor. Su barbilla me rozó la frente y algo me picó. Alcé la cara y lo vi, tenía la barbilla cubierta de una barba corta, que amenazaba con crecer pronto.

-No te has rasurado. –Dije tomando su barbilla en mi mano. –Picas.

-¿Ah, sí?

Sonrió de forma pícara y bajo su boca cerca de la mía, pero en lugar de besarme aplastó su mejilla contra la mía raspándome.

-Au. ¡Oye! –Traté de quitármelo, pero no pude. Después de un poco se alejó.

-No he tomado una ducha desde ayer. –Me dijo. –No me he rasurado.

-Pensé que tomarías una ducha en tu casa.

-Quería tomar una aquí.

-¿Te gusta provocarme, eh?

-Sabes que eso siempre.

Le di un ligero golpe en las costillas y él fingió dolor y se dobló haciendo ruidos exagerados de una lesión.

-Ya, vete a bañar. –Dije.

-Solo si lo haces conmigo.

-Lo siento, ya he tomado una ducha. Hoy no. –Soltó aire, rendido.

-Bueno, al menos lo intenté.

Tomó su maleta y se la colgó al hombro, subió las escaleras y entró en mi cuarto. Regresé al sillón a volver a ver la serie de crímenes. Y oí el ruido del agua correr. 

Continue Reading

You'll Also Like

462K 26.8K 37
¿Samantha Collen? Una chica egoísta que solo piensa en sí misma. ¿Cassie Rusell? He hecho una pequeña lapida en su nombre. La resignación a llegado...
880K 69.4K 49
¿Qué pasaría si Sasuke decide dejar de lado su venganza al último momento? ¿Qué pasaría si el conoce a una persona que lo cambia totalmente? A veces...
394K 24.6K 41
Golden Date es un sitio donde puedes comprar citas con el chico que quieras, las veces que quieras. Bianca Woodforth está cansada de escuchar las br...
349K 5.4K 5
Su infierno se convirtió en mi infierno, sus demonios pasados se volvieron mis enemigos, sus miedos mis terrores, y su culpa en mi lucha constante po...