Leah POV
Mark y Mia Stan...
Los nombres se repiten en mi cabeza: Son ellos, los mismos que molestaban a Scott de pequeño, pero ¿Qué hacen ellos aquí?
—Cada semana se meten en un nuevo lío, que no te sorprenda su presencia. —menciona Wiki, eso me hace saber que la pregunta la hice en voz alta.
—¿Se puede saber que hacemos aquí? —cuestiona el chico rubio: Mark, hace años no veía ese rostro, aquel que tanto quería golpear y Scott no me había permitido delatar.
—Sí, hoy no hicimos nada. —se cruza de brazos la rubia más pequeña: Mia, un mechón de pelo teñido de azul caía sobre su rostro, el cual se mueve un poco cuando la chica suelta un bufido.
—¿Pelearse con un oficial de policía no es nada? —interroga Arthur, Mia instantáneamente observa a Mark, el cual hace un mohín con los labios intentando disimular su risa.
—¡Mark, quedamos en que si te peleabas con alguien me llamarías para grabarte!
—Lo siento, Mia, pero el policía se lo buscó, ¿A quién se le ocurre acusar a un fuerte y sexy chico como yo de ser asesino? Vale, que me he metido en líos, he golpeado gente y esas cosas, pero no he matado a nadie.
—Al menos dime que le diste una buena paliza.
—¿Por qué crees que estamos aquí? Por una caricia de buenos días no creo que sea. —el sarcasmo que utiliza hace reír a Mia, mientras que mi tío los mira con odio, como si ya estuviese harto de los dos rubios.
Mi vista se dirige a Scott, este ya no los mira con el miedo de cuando era niño; todo lo contrario, los observa con una sonrisa divertida, lo que decía Mark le parecía gracioso y los comentarios de Mia hacían aún más grande su sonrisa.
—¿Dónde están sus padres? —interroga Arthur, Mia da un paso al frente y sonríe para responder.
—Están de viaje, en nuestra ciudad natal.
—¿Hay algún adulto a cargo de ustedes dos?
—Nuestra hermana: Megan, tiene 19 años, legalmente ya es mayor de edad. —se cruza de brazos burlesca, parecía que la siguiente pregunta la esperaba con ansias.
Alto, ¿Megan? No, no creo que sea la Megan que creo, sería demasiada coincidencia. Aunque, si mal no recuerdo, su apellido también era Stan.
—Necesito su número telefónico para llamarla, alguien debe estar aquí con ustedes. —habla, pero ahora quien responde es Mark.
—Claro, con gusto se lo daremos, pero no creo que consiga respuesta, nuestra hermana está muy... Ocupada.
—¿Cómo en qué?
—Oh, esa es fácil —Mia ríe—. Su novio, Jackson, la engañó con una perra cualquiera y ella está enseñándole que puede hacerlo mejor.
Frunzo el ceño, no puedo enojarme, si es como dicen Megan reaccionó mejor de lo que esperaba. No obstante, me duele el hecho me que me llamen por el nombre de Perra cualquiera.
Aunque tal vez sí lo soy, le correspondí el beso a un chico que tiene novia y lo peor es que el chico ni siquiera me gusta.
¿O sí?
No, no, imposible.
A mi me gustaba el rubio cascarrabias, aquel chico de 17 años que por mensaje me había dicho que le gustaba, ese que me hizo salir por la ventana de su cuarto, aquel al que besé una noche en mi cuarto, ese que me molestaba y tenía miedo a las palomas, ese que sufría en silencio y me había pedido ser su novia. Aquel adolescente que conocí solo tres meses.
Este Jackson no me gusta, no me gusta el chico que fingió no recordarme, este que teniendo novia fue capaz de besarme, aquel que es más distante. No me gusta este chico que en dos años se volvió un desconocido.
Y espero, por favor, no llegar a confundirme con los tiempos.
—Anda, sólo dinos qué hacen todos ellos aquí. —señala Mark, observándonos, su mirada recae en mí. Sonríe y me saluda con la mano.
No entiendo el gesto, pero prefiero ignorarlo.
—Es algo confidencial.
—Ah, déjame adivinar: Están interrogándolos para descubrir de algún modo quién es D.A. y solo las mil personas que están presentes pueden saberlo, porque eso es una genial forma de guardar el secreto, eh —ironiza Mia, ha exagerado en número pero es cierto que somos muchas personas—. Les daré un consejo: Dejen de perder el mald*to tiempo, el tercer miembro es listo, si ha matado a tantas personas como dicen en las noticias entonces estoy segura de que no será tan tonto como para decir algo que lo ponga en sospecha, menos en un simple interrogatorio policial, porque a menos que tengan un genuino detector de mentiras, el tercer miembro podría inventarse toda una historia y amenazar a más personas para ser sus supuestos testigos. Dejen de hacer torpes interrogatorios y pónganse alerta en la ciudad y en el país entero si es posible, mientras ustedes interrogan a unos niños el verdadero asesino podría estar torturando a quien le entre en gana.
Alzo ambas cejas, vaya, debo admitir que lo que la chica ha dicho me gusta, parece tener la razón de cierto modo.
Y así termina el día, finalmente nos dejan ir y vamos directo a la casa del lago, Katie es la primera en cruzar la puerta, puesto que no quería quedarse sola en su casa y aún así exigía un descanso. Ya no hay policías haciendo guardia, es como si repentinamente todos estuviésemos fuera de sospecha.
Lo cual, de hecho, me alegra, estoy feliz de que ninguno de mis amigos pueda llegar a ser un posible asesino.
Todos nos vamos a dormir temprano ese día, estábamos agotados y temerosos. Nunca había sentido un aura tan deprimente en un hogar como este.
Ahora, al día siguiente ya siendo las tres de la tarde no puedo evitar una sonrisa en el rostro, acaban de dar a Leo de alta, pues no querían soltarlo a menos que estuviesen seguros de que D.A. no estaba en nuestra casa. Fueron tres días en una clínica, Leo se había cansado y lo primero que hizo al llegar fue atacar nuestra nevera en busca de comida sin olor a enfermos. Sus heridas, como ya sabemos, no eran graves, el atacante solo estaba dejando su marca cuando llegamos, no le pudo hacer tanto daño, incluso las heridas ya cicatrizaron. Siempre y cuando no lo abraces, Leo se sentirá bien.
—Que aburridos —opina mi mellizo llevando una lata de refresco a sus labios, tras tragar me observa. Unos cuantos estamos en la sala, los demás están esparcidos por la casa—. No los recordaba tan tristes y fúnebres. Anda, nadie ha muerto, ¡Sonrían!
—Leo, murieron May y Britthany, a ti te apuñalaron, y luego D.A. atropelló a Rex y lo único que dejó fue esta nota que el dueño no se digna a leer —habla Kennedy, mostrando el papel entre sus manos, Adam solloza en el suelo con la cabeza escondida en sus brazos. Desde que llegó con la nota solo dijo las palabras: Rex murió y no ha dejado de llorar desde entonces.
No lo culpo, digo, tiene ese perro desde los ocho años, fueron 12 años con Rex e incluso lo tenía en la universidad en la cual tengo la leve sospecha de que no aceptaban animales. Amaba con locura a Rex y no podía creerse que D.A. cayera tan bajo como para matarlo.
Hemos intentado consolarlo, pero siempre nos echa la típica mirada de No fue a tu perro al que asesinaron.
Daniel, por su parte, ha considerado ir al país en que asesinaron a su novia, allí se encuentra la familia de la difunta Britt, están de luto. Ni siquiera pudieron hacer el funeral en el país natal de nuestra amiga.
—Amigo... —pide Aaron poniendo una mano en el hombro de Adam, este saca su rostro de entre sus manos y niega con la cabeza repetidas veces— Llevas así todo el día... Por favor, detente...
—¡Mató a Rex!
—Lo sé, pero...
—¿Qué culpa tenía el cachorro?
—Tal vez si leyéramos la nota...
—¡Quiero quemar esa p*ta nota!
—¡Es evidencia!
—Evidencia que ha tocado hasta Roy, si querían buscar huellas ya se dañó el plan.
Viendo el lado bueno, ya no está llorando, pero ahora discute sobre quemar la nota que no ha dejado leer a nadie.
Finalmente Adam termina rindiéndose, Aaron llama a los demás para que estemos todos juntos a la hora de leer la carta. Leo es quien se ofrece a leerla en voz alta cuando los dieciséis adolescentes estamos todos reunidos. Ludy y Yiseth no están, ambas se han quedado en casa de Adam.
—Ya lee la carta antes de que se arrepienta. —pide Chad, con su celular en manos, planeaba tomar una foto de la nota luego de que Leo la leyera.
Mi mellizo sonríe y se coloca unos guantes, todos han tocado el sobre, pero aún podemos dejar el papel que contiene limpio. Finalmente toma el sobre y lo abre, saca un papel doblado y tras desdoblar se aclara la garganta para empezar a leer en voz alta.
«Bueno, bueno, bueno, estamos a mediados de octubre y solo falta mes y medio para llegar al mes en que se celebra la navidad.
¡Oh! Que felicidad, el viejo hombre vestido de rojo sangre y las muertes que regalar. Seguro debería hablar de Halloween o del cumpleaños del pequeño Scott, pero amo la navidad así que dije ¿Por qué no?
Adam, lamento lo de tu perro, pero fue algo sin importancia, agradece que maté al canino y no a tu novia, sí, la que parece copia de la difunta chica que te gustaba.
Pero es que al parecer no entendieron bien, pero cuando dije que venía por todos, no estaba bromeando esta vez.
Así que, celebrando la navidad mes y medio antes, quiero que escuchen la canción que cantaré para festejar, me ha quedado hermosa ¿No es verdad?:
Pero mira como mueren
los Carter en el río,
pero mira como muere
también ese perrito.
Mueren y mueren,
empiezan a caer,
los Carter en el río
y sus amigos también.
—D.A.»
Leo no cantó esa parte, pero fue inevitable que la hiciera rimar un poco, lo cual me puso los nervios de punta. Mamá y papá están resolviendo parte del caso de Charlie con la madre de los Evans, por lo que el mayor entre nosotros justo ahora es Axel. Y aún así tenemos prohibido salir del terreno.
—Yo insisto en que hagamos algo divertido —pide Leo con una mueca mientras Chad toma foto a la carta, aunque esta estaba escrita de forma computarizada—. Estamos muy tensos, ¿No creen?
—¿Qué podríamos hacer? —cuestiona Scott, claramente fastidiado de no poder irse a más allá de los árboles.
—Estamos en una casa que en frente tiene un lago —dice mi mellizo obvio—, ¡Me sorprende que nadie haya ido a nadar!
—¿En serio? —alzo una ceja al hablar— Un asesino detrás nuestro, ¿Y vamos a nadar?
—Eh, que tú fuiste a un parque de diversiones.
—Touché.
—¿Entonces? —sonríe inocente— ¿Qué dicen? ¿Disfrutamos por lo menos un día entre todo este tormento?
Entre todos intercambiamos miradas curiosas, de alguna forma convenciéndonos telepáticamente de qué responder a la pregunta de mi hermano. Y entonces es Axel quien decide hablar por todos, y suelta aquellas palabras exactas:
—Al carajo, hagámoslo, qué mas da. Total, si es cierto que D.A. planea matarnos, lo hará de todas formas.
Leo sonríe, y tras haber ganado la batalla todos corremos a buscar distintos trajes de baño.
Alrededor de quince minutos después, estoy con Kennedy, Gabriela y Katie decidiendo cual traje de baño le quedaría mejor a Kennedy. Un bikini negro o un traje de baño rojo.
—El rojo —repito, insistente—, combina con tu pelo.
—La hace parecer tómate —discute Katie—. Yo digo que el negro, ¡Le queda sexy!
—¿Por qué no se pone el rojo y a la media hora se lo cambia por el negro? —pregunta Gabriela con una sonrisa inocente.
—Me confunden. —confiesa la chica. Katie estaba usando un bikini azul, Gabriela usaba un traje de baño rojo vino y yo había optado por un bikini verde, pero ahora el lío estaba en Kennedy. A ella realmente le daba igual cual usar, pero Katie y yo habíamos iniciado esta extraña guerra a la que Gabriela solo se unió para confundir más las cosas, pues a ella le daba igual también.
—Preguntémosle al primer chico que pase —sugiere Katie, y antes de que Kennedy pudiese gritarle que no, mi amiga ya había abierto la puerta— ¡Axel!
—¿Qué pasa, Ojitos?
No puedo evitar reír al escuchar el apodo de Axel para Katie, siempre supe que a Axel le gustaban los ojos azules de mi amiga, pero no había llegado al punto de dedicarle un apodo, eso solo ocurría con Kennedy. Gabriela sonríe divertida.
—Tengo una emergencia, ven —tomándolo del brazo obliga a Axel a entrar, quien instantáneamente fija sus ojos en Kennedy—, ¿Cuál crees que le quede mejor? ¿El bikini negro que está usando ahora o el traje de baño rojo? —señala la prenda que se encuentra sobre mi cama.
—¿En serio me estás preguntando eso a mí?
—Eres el primero que apareció, así que sí —sonríe.
—O sea, estamos desesperadas. —se burla Gabs, le diré así de ahora en adelante. Claro, siempre y cuando no se moleste.
—Bueno, ya la viste con el negro y para decidir debes verla con los dos, así que... —empieza Katie.
—Ya la he visto con el rojo —interrumpe, haciendo que tanto Katie como yo alcemos las cejas sorprendidas, y que Gabs vea fijamente a su amigo con una cara que daba risa—. Y, supongo que le queda mejor el negro.
Antes de que podamos decir algo, Axel se va y nuestra vista se fija en Kennedy.
—¿Cómo que ya te ha visto con el rojo? —pregunto, Kennedy se encoje de hombros.
—Una vez nos quedamos solos y fuimos al lago para no aburrirnos, es todo.
—De la chica que se coge a Scott, no creo que sea todo. —miro sorprendida Katie por lo fácil que dice aquellas palabras, pero Kennedy ríe.
—No he hecho nada con Scott desde el día en que Leo llegó.
—Vale, está bien, ¿Pero segura que fue todo? —insisto en saber, Kennedy hace un sonido pensativo.
—Bien... Nos besamos, pero ahora sí juro que fue todo.
—¡Al carajo, al fin, pensé que el tipo iba a morir solo! —exclama Gabriela, yo sigo algo shockeada, nunca me imaginé a Kennedy y a Axel en una situación así.
—¿Entonces te gusta Axel? —cuestiona Katie, Kennedy frunce los labios y sin responder sale de la habitación, gritando un ¡Estamos listas! A los chicos para ir directo al lago.
Y así transcurre el día, dieciséis personas en un lago, con música a todo volumen gracias a Aaron y Chris, con Scott riendo sin temer parecer el de antes, Adam feliz a pesar de lo de Rex, y Daniel sonriendo por primera vez desde lo de Britt. Y soy feliz de poder decir que estaba divirtiéndome, entre tanto miedo y dolor pudimos hallar una forma de difuminarlo con risas y zambullidos repentinos.
Y no nos importó nada, ni D.A., ni los Austin, ni la policía, ni los Evans. Solo fuimos felices, felices gracias a esto, un tiempo en paz.
—Leah —escucho su voz detrás de mí, sonrío divertida volteando a ver a Drew que tenía un vaso con refresco en sus manos—, tengo algo que decirte.
—Anda, dilo.
—Encontré un perfecto apartamento, y creo que con este no habrá problema —suspira, sonriendo de lado para mí—. Me mudaré en esta semana, ya no me tendrás por aquí molestando.
—Al fin. —ironizo burlesca, pero aún así no puedo evitar preguntar:— ¿Eso era todo?
—No, me faltó algo.
—¿Entonces? Dilo.
—Me gustas, Leah Carter.
N/A:
¡HOLAAAAA!
Bueno ¿Cómo están?
La verdad es que no estoy convencida con este capitulo, pero bueno.
GRAAAAAAAAAACIAS POR TODOS LOS LEÍDOS, VOTOS Y COMENTARIOS, ALEGRAN UNA PARTE DE MI CORAZONCITO.
A Stephany le va a tener que tocar actualizar seguido porque se supone que la historia termina en Enero y aún faltan como 15-13 capítulos :v
AHORA, PREGUNTAAAAAAAAAAASSSSSSSSS.
¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Que tal les cayeron los hermanos Stan? ¿Cómo se sintieron las #JeahShippers cuando Leah dijo que no le gustaba Jack? ¿Están felices de que Leo regresara al juego? ¿Qué creen de la nota que dejó D.A.? ¿Alguien que sea igual de indecisa que Katie y Leah? ¿Quién quiere matarme por no narrar el beso de Kennedy y Axel? ¿Fue bueno darle un momento feliz a los chicos? ¿Extrañarán a Drew en la casa Carter? ¿Hay alguna #DreahShipper feliz?
¡Todo esto y más en #EENF, aquí, solo en Wattpad! ¡No se lo pierdan!
Capitulo dedicado a la primera en comentar en este exacto párrafo.
Sobre las dedicaciones, empezaré a hacer preguntas y la primera en responder correctamente, o la más original, llevará dedicación.
Pregunta para la dedicación del próximo capítulo: ¿Por qué creen que Scott está obsesionado con sus gorros?
Esa nadie la responderá bien, pero la más creativa gana xd
No les dejo a nadie en multimedia porque ya me voy a ver Stranger Things xd
Chau :3