Primos en casa [Sin Editar]

By AllySmith99

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¿Qué pasaría si te dijeran que tus 7 primos vienen para el verano que entra? Sí, siete. No dos ni cuatro. S... More

Prefacio
No copia ni adaptación
Reparto
Reparto
Prólogo
Capítulo 1: Los siete están aquí
Capítulo 2: Nada de nadie
Capítulo 3: ¡Guerra de comida!
Capítulo 4: Burrito, novela mexicana
Capítulo 5: En camino al bosque
Capítulo 6: Venado y sudadera de Brad
Capítulo 7: ¡Un perro San Bernardo!
Capítulo 8: Espiar a tía Emily
Capítulo 9: El mesero y el policía
Capítulo 10: La boda; primera parte
Capítulo 11: La boda; segunda parte
Capítulo 12: Mamá Gretel
Capítulo 13: Cake by the Ocean
Capítulo 14: ¡Todos al parque acuático!
Capítulo 15: Los años 50's
Capítulo 16: Bromas entre primos, casa de los abuelos
Capítulo 17: Gas de la risa
Capítulo 18: Cadena de favores
Capítulo 19: Pre-Noche Buena
Capítulo 20: ¡Feliz Pre-Navidad!
Capítulo 21: Los Aburridos Benson y un Huskie
Capítulo 22: Carritos de centro comercial
Capítulo 23: Campamento en el patio trasero
Capítulo 24: Refugio animal
Capítulo 25: Jax y el cachorro salchicha
Capítulo 26: Enamorada de Nick
Capítulo 27: Entre Harper, Alex, Zoey y Dylan
Capítulo 28: Equipo Enigma, Central Perk
Capítulo 29: Nachos, albondigas y una mesera
Capítulo 30: Especial cumpleaños
Capítulo 31: Kenna la mesera
Capítulo 32: Kenna McPhee, ¿Nick Rowell?
Capítulo 33: Tres citas por una
Capítulo 35: Carreras clandestinas
Capítulo 36: Policia Kane, reconciliación Alex-Dylan
Capítulo 37: Cowboys vs Steelers
Capítulo 38: Paintball, parque de diversiones; primera parte
Capítulo 39: Paintball, parque de diversiones; segunda parte
Capítulo 40: La despedida, el final
Epílogo
Agradecimientos y más
Datos curiosos
Preguntas y respuestas

Capítulo 34: Felix el gato y... ¡me gustas!

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By AllySmith99

[Maratón 2/3]

Finalmente hemos llegado a casa. Alex aparca el auto de Dylan donde siempre está y bajamos para entrar a casa. Liam es quien abre la puerta sin siquiera haber tocado.

—¿Dónde estuvieron? Me dejaron el trabajo a mí —nos deja pasar.

—No todo el trabajo —remarca Alex—, sólo fue un rato.

—Y quisiéramos saber porqué —suelta Liam.

—Verás —me rasco la nuca y cierro uno de mis ojos—, digamos que, ya saben, ¿helado? —Liam frunce el ceño.

—Yo les explicaré —se pone Brad en el medio—: resulta que en el parque, no sólo estábamos Kenna y yo. Curiosamente también estaban Nick y Lucy.

—¡Qué bonito! —aplaude Bridget. Ally le da un codazo y ella se pone seria.

—Entonces, este par que se supone eran mis cómplices, se fueron para ir con ellos —Brad sonríe con falsedad. Liam yace de brazos cruzados y se nos queda viendo.

—Eso tiene una explicación —digo, tartamudeando—. Nick estaba con otra chica, y pensaba que era su novia.

—¿Y lo era? —se interesa Jade.

—Dime que sí tiene novia —de la misma manera, dice Dylan.

—Por supuesto que no —lo miro con incredulidad—, era la niñera de su hermana.

—Pues no te veo tan contenta de todo eso —señala Ally.

—No lo está porque de alguna manera, Amber le echó en cara que Nick no le mandó más mensajes —habla Alex por mí. Jade abre sus ojos aún más.

—Pero hiciste bien —dice Ally—. Al menos no te quedaste callada.

—Pues sí, pero no quería hacerlo sentir mal —me dejo caer en el sillón.

—¡Claro! Y él sí puede hacerte sentir mal —comenta Jade. Ahora mismo no sé cómo sentirme.

—Yo diré que vi a Lucy, hablamos un par de segundos —Alex pone sus brazos detrás de su cabeza—. Y que manejar de nuevo se siente bien —le entrega las llaves del auto a mi hermano.

—Espero que no tenga ningún rayón
—amenaza Dylan al mismo tiempo que deja las llaves sobre la mesita más cercana.

—¿Qué se siente manejar? —curiosea Henry.

—No es algo del otro mundo pero se siente genial. Sientes que tienes un poder en tus manos —responde mi hermano. De reojo veo a Kyle bostezando—. Es como si estuvieras en Cars o en Rápidos y Furiosos. Al menos yo me sentí como Toretto cuando recién manejaba. Aún recuerdo cuando...

—Dylan —se acerca Bridget—, Henry ya no está.

Mi hermano empieza balbuceando cosas.

—No, literal, Henry no está —Liam señala la puerta abierta.

—Ni Abbie —agrega Alex.

—Tampoco Kyle —añade Ally.

—Y tampoco mis llaves —alza la voz Dylan.

—Eso sólo significa una cosa —habla
Alex—, que se fueron como pandilla a pedir una hamburguesa. Han de estar muertos de hambre.

—Alex, te recuerdo que los tres son menores de edad y que ninguno sabe manejar —se acerca Brad a decirle de manera cínica.

De ahí, sólo se oye el portazo que da Dylan antes de salir corriendo tras su auto que ya no está aparcado al frente de la casa.








Kyle.

—Aunque no lo crean, no alcanzo los pedales —digo—; Abbie, tú pisa ése pedal. Henry, pisa el otro. Se supone que es automático.

Paso mi mano por la palanca de velocidades. Abbie y Henry se ponen a mi mandato y yo estoy al volante.

—Supongo que la R es de Rápido. Abbie, pisa el pedal cuando te diga —dejo la palanca en R—, ya.

En cuanto Abbie pisa el pedal, nos vamos hacia atrás.

—¡No, Abbie. Suéltala! Henry, pisa la tuya —y ahora estamos frenando tanto que casi me doy un golpe en el volante.

—Ahora sabemos que R es de Reversa
—opina Henry desde abajo.

En las demás letras, no nos movemos. La última es la D. Le ordeno a Abbie que pise el pedal cuando yo pongo la palanca en D y finalmente el auto se pone en marcha. Pero vamos demasiado rápido.

—No tan rápido —tengo fuertemente agarrado el volante—. Espero que Gta San Andreas me sirva de algo —susurro.

Seguimos avanzando y yo, intento manejar lo mejor que puedo.

—¡A un lado! —le grito a un señor de bigote que va cruzando la calle.

Cruzamos el vecindario en zig-zag. Por el retrovisor, veo a los demás chicos yendo detrás de nosotros corriendo. Sobretodo Dylan, que está preocupado por su auto. Creo que debí habérselo pedido prestado.

—¡Cuidado con el árbol! —Henry apunta hacia el árbol.

—¿Que tú no estabas allá abajo?

—Sí pero está muy aburrido ahí abajo
—tuerce su boca—. ¡Un auto! —Henry mueve el volante de manera brusca y hace que perdamos el control total del auto.

—Henry, yo puedo con el volante.

—No lo creo. Casi chocamos tres veces
—Henry no quita sus manos y ahora estamos peleando por él.

—Suéltalo.

—No, tú suéltalo.

—Mejor hay que detenerlo. ¿Cómo se hace? —Abbie empieza a reírse tanto que la velocidad cambia gracias a ella.

—Frenando —ironiza Henry.

—Pisa el freno —él se agacha enseguida y pisa el pedal mientras que Abbie deja de pisar el suyo.

—Ponlo en P de Parado —aconseja Henry y es lo que hago.

Por suerte, ya nos hemos detenido y estamos despeinados. Giro la llave para apagar el auto y salgo de él con Henry y Abbie por detrás mío.

—Vaya, Dylan tiene razón. Se siente el poder en tus manos —miro la palma de mis manos.








Amber.

—¡Deténganse! —Dylan no ha parado de decir eso hasta que finalmente se le cumple.

Su auto yace varado a mitad de la calle del vecindario. Todos llegamos, agitados, con falta de aire. Sobretodo Dylan, pobre de él, es el más cansado de todos.

—¡Los videojuegos sí funcionan! —llega sonriendo Kyle. Está un poco despeinado.

—Mi auto —respira Dylan y se desploma sobre el pavimento.

—Se desmayó —Henry lo señala.








—Dylan —alarga Ally, acercado a él.

Lo hemos intentado despertar desde hace una hora y media, casi dos, pero no ha despertado, ¿es que está muerto o se durmió?

—¡Zoey, qué sorpresa que estés aquí!
—exclamo.

—¡Zoey! ¿Dónde? —empiezo a burlarme de mi hermano. Él al darse cuenta de que es falso lo que le dije, me mira con ojos entrecerrados.

—No juegues con mis sentimientos —se toca el corazón.

—Y Nick jugó con los míos —me encojo de brazos.

—¿Qué pasó? ¿Por qué me desmayé?

Jade se encarga de explicarle a nuestro hermano lo sucedido. Que Kyle, Abbie y Henry tomaron su auto y lo condujeron. Casi se desmaya de nuevo, pero quién sabe cómo le hicimos para que no lo hiciera. Cuando les contamos a mis papás y a mi tía lo qué pasó, ninguno de los tres nos creyó. Tanto mamá como papá lo creyeron imposible así como tía Emily nos dio el avión. Por una parte fue buena, así nos evitamos de problemas.

—¿Alguien puede decirme dónde está Alex? —pregunta Brad, sentado en la silla de escritorio de Dylan.

—No lo sé, ¿no estaba con nosotros?
—le respondo con mi boca llena de nieve de vainilla. Ese bote que me regaló Brad.

—Desde hace rato no lo veo —alcanza a decir Ally.

Nos miramos entre nosotros y nos encontramos con que no está Alex. En ese momento, Jesse me manda un mensaje, diciéndome que Harper está en el refugio animal.

—Creo que ya sé dónde está —digo para todos, mirando mi pantalla del celular.

Se escucha que la puerta de entrada se abre, y bajamos todos a averiguar sobre si es Alex hasta que vemos su cabellera castaña quebradiza. Pero viene acompañado.

—¿Qué haces aquí con otro animal?
—lo ve mamá y le dice casi gritando.

Alex trae consigo el único gato que quedó en el albergue. Es el gato blanco con rasgos semejantes a los de un Ragdoll. Es blanco de ojos azules.

—Es un gato —la corrige. Mala idea. Mamá casi lo quiere matar con los ojos.

—¡Pero que bonito gato! —tía Emily se acerca a tomarlo entre sus brazos—. ¿De quién es?

—De nosotros.

—¿Qué? —estalla mamá.

—Mira, ¡qué bonito gato! ¿De quién es?
—ahora papá es quien sostiene el gato de tres meses.

—De nosotros —respondo desde las escaleras no tan segura.

Todos nos terminamos de acercar hasta donde está Alex y los demás con el gato. Abbie acaricia el gato que aún está en brazos de papá.

—Pero Alex, con Jax es suficiente
—tía Emily señala a nuestra mascota a un lado de ella. Jax suelta un ladrido.

—Vamos Emilia, un gato en la familia no está de más —papá no deja de hacerle cariños al gato. Mamá lo ve, de brazos cruzados—. Ándale, ¿a poco no esta lindo? —papá le acerca el gato.

Como mamá es de buen corazón, termina acariciando al gato y aceptándolo en la familia. Nosotros saltamos de la emoción. Abbie y Henry principalmente.

—Pero hay que ver si Jax se lleva bien con él.

Mamá baja al felino y lo deja cerca de Jax. Él lo olfatea un buen rato y el gato parece estar incómodo pero Jax termina lamiéndolo y el gato restriega su cara en la de Jax.

—Creo que sí lo aceptó —suelta Liam.

—Ahora hay que ver cómo le pondremos de nombre —dice Jade. Y nos miramos entre nosotros.







—Y gana —tía Emily desdobla el papel doblado en cuatro— ¡Felix!

—¡Sí! —alza Bridget sus brazos,
victoriosa—. Muchísimas gracias, doy clase los jueves, no cobro mucho.

Le preguntamos a Alex la razón por la que se había traído a Felix. La primera razón fue porque quería dar una buena impresión a Lucy de quedarse con el gato, la otra, que no sería mala idea tener a un perro y a un gato en la familia.

—Bueno, bienvenido a casa, Felix —me pongo al gato en mis piernas. Él empieza a ronronear.

Tocan a la puerta y Ally se encarga de ir a abrirla. Para cuando regresa, tiene su sonrisa a lo largo de su rostro.

—Amber, te hablan en la puerta
—canturrea la rubia sin dejar de sonreír. Extrañada, dejo al gato a un lado con Kyle y me levanto del sillón.

Ally mantiene la mirada conmigo y poco a poco me voy acercando a la puerta que está entre abierta, y no me deja ver quién está afuera sino hasta que la abro.

—¡Nick! —abro mis ojos.

Nick está recargado en uno de los pilares del pórtico. Levanta la mirada al escucharme.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Amber —se acerca rápidamente a
mí—. Me gustas.



Perdón por la espera.
20 votos y 10 comentarios y sigo.

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