El sonido del timbre resuena por toda la casa.
- ¡Tocan! - grita Josh desde su habitación.
- Ya escuche, renacuajo.
Abro la puerta y me encuentro con la sonrisa arrogante de Adam. Lleva puesto un pantalón negro, unas vans del mismo color y una playera gris.
¡Jesucristo!
- Hola Sam, ¿Estás ocupada?
Ocupada viendo tu cuerpo.
- ¿Te gusta lo que ves? - pregunta con tono egocéntrico.
No puedo evitar sonrojarme.
- Estoy ocupada respirando - miento.
- ¿Quieres venir con migo? - pregunta nervioso.
- ¿A dónde?
- Es una sorpresa - toma mi brazo.
- Espera - veo mi atuendo - Tengo que cambiarme.
- Siempre te ves hermosa - me examina con la mirada - Aunque lleves una pijama.
Nos dirigimos a la acera cuando veo una... ¡Oh no!.
- Sube - señala la motocicleta negra que está frente a nosotros - No muerde.
Me coloca el casco de protección, se monta en su motocicleta y me observa dudoso.
- Vamos Sam ¡Sube! - me tiende su mano.
Acepto y subo al vehículo.
- Sujetate.
¿Sujetate? ¡No hay nada par sujetarse aquí!
De su torso, lista.
No voy a hacer eso.
Arranca y sin pensarlo dos veces rodeo mis brazos sobre su torso.
Minutos después nos acercamos a la feria.
- Madam - tiende su mano para que baje.
- ¿Qué piensas hacer? - toma mi mano y la besa.
- Tienes que vencer tu miedo a las alturas - eleva los hombros.
¡Oh no!
Corro mientras me alejo de Adam, al percatarse de mi acción me persigue.
- ¡Te atrape! - dice mientras me carga.
- Te voy a matar - golpeo su espalda - ¡Bajame ahora!
- Me prometes que no vas a huir.
- Lo prometo - pataleo - ¡Bajame de aquí!
Me devuelve al piso.
- Bien - sonríe - ¿A donde quieres ir primero, nena?
- Que te parece ¡A ningún lado!
- Tranquila fiera.
Dirige su mirada a la montaña rusa que está a unos metros de nosotros.
¡Necesito salir de aquí!
- Oh no - rodea mi cintura - de aquí no te escapas.
Sin soltar mi cuerpo, se dirige a la fila para ingresar a la montaña rusa. La rubia que atiende el juego le sonríe de forma pícara a Adam.
¡Quita tus ojos de él, víbora venenosa!
Adam se percata de la chica y le devuelve la sonrisa.
¡Víbora!
- ¿Celos? - pregunta al ver mi rostro.
Lo fulmino con la mirada.
- ¿Cuantos boletos desea? - pregunta la rubia.
- Dos - respondo secamente.
- Uno para mi - Adam besa mi mejilla - Y otro para mi hermosa novia.
¿Cómo dices que dijiste?
¿Hermosa... novia?
La sonrisa de la rubia desaparece al instante. Nos entrega los boletos sin dirigirnos la mirada.
- ¡Qué te pasa, Idiota! - lo golpeo - No soy tu novia.
Sonríe y niega con la cabeza. Gracias a mi suerte - notese el sarcasmo - nuestros lugares se encontratan al inicio del carrito.
- ¡Al incio! - exclama Adam mientras yo gruño.
¡No ahora no Porfavor!
- No te pasará nada - toma mi mentón - No lo permitiré.
El carrito comienza a subir, Adam nota mi miedo y toma mi mano.No puedo evitar gritar cuando descendemos a toda velocidad.
Rodeo el brazo de Adam mientras escucho su incesante risa.
El carrito sube y baja sin control alguno.
¡Ayuda!
Cuando nos detenemos, observó una sonrisa plasmada en el rostro de Adam.
- ¿De qué te ríes?
- Un chica hermosa casi se queda sin voz de tanto gritar.
- ¡Cállate!
- Sam - desvía la mirada - Necesito mi brazo.
Lo olvide por completo desenrosco mi brazo del suyo y bajamos.
- ¿Qué quieres hacer ahora? - pregunto.
Su mirada se dirige a un enorme oso de peluche el cual cuelga de un puesto de la feria.
- ¿Lo quieres? - pregunta de vuelta.
- ¿Me gusta comer? - ríe.
- Tomaré eso como un si.
Caminamos en dirección al oso gigante, al acercarnos es más que obvio que se trata de un juego de lanzar dardos.
- ¿Cuantos necesito para ganar eso? - señala el oso.
- Cinco y tienes seis tiros.
Adam recibe los 6 dardos. Voltea hacia mi y me lanza un güiño.
Lanza el primero y... Lo logra.
¡Ja!
Lanza el segundo y... Lo logra.
Lanza el tercero y ... Lo logra
Lanza el cuarto y... creo que es obvio.
- ¡Sólo falta uno! - lo animo.
Lanza el quinto y se desvía un poco.
¡Uhm!
- Tranquila preciosa - toma el ultimo dardo y lo logra.
El joven toma el oso sin muchas ganas y se lo entrega a Adam.
Se acerca a mi con el oso sobre sus brazos.
- Samantha Wesley - entrega el oso - Espero que te guste - besa mi mejilla.
- Gracias - me lanzo sobre el y rodeo su cuerpo con mis brazos.
Ninguno emite sonido alguno, nuestras respiraciones se normalizan no rompemos el abrazo hasta que...
- ¿A quien tenemos aquí?
Adam se sobresalta y noto que se queda sin aliento al observar al sujeto que esta frente a nosotros.
Elevó mi vista, un sujeto de la misma altura de Adam, unos ojos oscuros los cuales te penetran, su brazo se encuentra rodeado por tatuajes que no logro entender.
- ¿Qué haces aquí, Dave? - pregunta Adam.
- Por eso te mudaste - se refiere a mi.
Su respiración se vuelve cada segundo más pesada.
- Esto es entre nosotros - me observa - no la metas a ella.
Dave comienza a reír.
- La dejaste sola.
- ¡No la abandone! - sus ojos son cristalinos.
- Claro, Peeters.
¿De que me perdí?
¿A quién se refieren?
- Señorita - se acerca a mi - Un placer conocerla.
- Alejate - Adam reclama.
- Vengo en paz, hermano.
Adam lo fulmina con la mirada.
- Hasta pronto.
Veo como Dave se aleja de nosotros y desaparece por las sombras.
- ¿Y el es...?
- Larga historia, Samantha - sus ojos se nublan - Vámonos de aquí.
No insisto, entiendo que no quiere hablar de eso. Intento subir a la motocicleta con el enorme oso a mi lado.
Luego de varios minutos me encuentro frente a mi casa.
- ¿Vas a estar bien? - pregunto.
- Claro - alarga una sonrisa - Gracias por acompañarme.
- Gracias por el pequeño oso.
- ¿Pequeño? - finje estar dolido.
- ¡Enorme oso! - ambos reímos.
Josh me observa fijamente desde le ventana.
- Tu hermano, quiere matarme con la mirada, será mejor que me vaya.
- Adiós Adam.
- Adios Sam - ríe - te quiero.
Entro a mi casa con el enorme ojo ju ti a mi.
- ¿Qué es eso? - pregunta Josh.
- Es mi abuela - respondo sarcástica.
- ¡Damelo! - se lanza sobre mi.
- ¡Jamás mutación biológica!