"They're wrong"-"Se equivocan"
Cinco meses más tarde
Narras tú
—Desayuno especial para mi princesa—cantó mi madre poniendo frente a mí un plato con hotcakes en forma de corazón.
—Más crema batida—dijo mi padre agitando la lata.
Me reí de lo gracioso que estaban actuando hoy. Cada cumpleaños era lo mismo.
—Gracias, es el mejor desayuno del mundo—les agradecí de inmediato cortando un trozo. Se me hacía agua la boca.
—Es tu cumpleaños, hoy todo tiene que ser lo mejor de lo mejor—habló mi padre sentándose a mi lado a leer su periódico.
—Feliz cumpleaños, pitufina—llegó mi hermano y le metió el dedo a mi crema batida.
—¡Hey, no me robes!—hablé como bebé para que regañaran a Peter.
—Peter, compórtate es el cumpleaños de tu hermana—lo regañó mamá.
Le saqué la lengua y él también me la sacó a mí. Eramos como cualquier par de hermanos de 20 y 17 años. ¡Cielos, estaba cumpliendo 17 años! El tiempo había pasado volando. Luego de desayunar Peter me llevó al instituto, era la última semana de clases y después nos iríamos de vacaciones de verano. Estaba emocionada porque Ashley, Jacob, Alan y yo llevábamos dos meses planeando ir de campamento a la playa por una semana. Sí todo salía como planeamos, serían las mejores vacaciones de nuestras vidas.
—Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David...—le tapé la boca a Ashley.
—No cantes, todos nos están mirando—hablé entre dientes.
Ashley siguió cantando, o balbuceando y para cuando terminó la canción fuimos al baño para lavarme las manos llenas de sus babas.
—Qué bonito regalo, babas calentitas. Gracias—comenté sarcástica secando mis manos en su suéter.
—No hay de que—Ashley me abrazó.
—Suficiente—dije riendo porque no me soltaba.
—¿Estás bien? ¿Estás contenta?—preguntó la castaña tomándome de los hombros.
—Sí y sí—contesté caminando fuera del baño—Sólo estoy ansiosa por nuestro viaje—le confesé subiendo por las escaleras al tercer piso.
—____(Tn) en cuanto a eso, yo...—la miré y se calló.
—¿Tú qué?—pregunté levantando las cejas.
—Yo también estoy ansiosa—mintió y me sonrió forzadamente.
La conocía desde que eramos niñas, podría mentirle al mundo entero menos a mí. No dijimos más hasta que llegamos al salón de clases.
—¡Feliz cumpleaños!—exclamaron Alan y Jacob desde el que era mi asiento en el laboratorio.
Corrí para abrazarlos.
—Gracias, chicos—les dije y ellos sólo dejaron a la vista un ramo de flores en el mesón junto a los tubos de ensayo—¡Oigan, esto es perfecto!—suspiré tomando la nota que había sobre las flores.
Decía:
"Te amamos, mejor amiga.
Atte: Los amigos que enviaste a la friendzone"
Como lo leí en voz alta todos en el salón explotaron en risas. Mis mejillas se sintieron calientes.
—¡Qué malos son! Los odio—dije riendo avergonzada.
—Fue idea de Jacob—se excusó Alan.
—La tuya era muy cursi—habló Jacob abrazándome—¿Te diste cuenta?—me preguntó acariciando mi cabeza.
—¿Qué?—pregunté mirándolo.
—Creciste un centímetro—Jacob palmeó mi cabeza como si fuera un perrito.
Le pegué en el hombro.
—Cállate—murmuré riendo.
—Bueno, ____(Tn)—Alan me tomó del brazo cariñoso—Este es mi regalo—me dio una caja de regalo, con un lazo gigante—Ojalá te guste—susurró sonriendo.
Alan tenía los ojos grises más hermosos que jamás había visto, me sentía mal por no corresponderle, aunque nos tratábamos como novios, nunca nos besábamos, nunca decíamos lo que sentíamos. Sólo eramos un algo, un algo extraño.
—Me gustará, estoy segura—le dije y lo abracé.
Odiaba sentir la colonia de Daniel en él, porque sí cerraba los ojos podía imaginar que Daniel me tenía en sus brazos y...¡Qué va! Él ahora estaba saliendo con Bailey.
Alan besó mi frente.
—Esta noche haremos la mejor fiesta—celebró Ashley quitándome la caja de las manos.
—Buenos días, estudiantes—la profesora Taylor entró con su inerte paso.
¿Cómo podía seguir dando clases? Tenía casi 90 años. Podre anciana.
—Corran, corran—susurró Ashley para Jacob y Alan.
—¿Y si nos ve?—preguntó Alan apresurado.
—Está ciega no los verá—aseguré y entonces nos hicieron caso.
Jacob y Alan le pasaron por un lado a la profesora y ni cuenta se dio. La clase pasó, no sé ni de que habló la profesora porque Ashley y yo dormimos escondidas detrás del ramo de flores toda la hora. Al salir de clases, me fue difícil cargar con el ramo por todo el instituto, pero lo más difícil fue cuando varias chicas me preguntaron que si el ramo de flores me lo había enviado Daniel. Sonreír y negar fue lo más duro que había hecho en meses.
—¿Estás bien?—me preguntó Ashley por trigésima vez.
—Qué si estoy bien, Ash—le respondí de mala gana llegando a la parada del autobús.
—Te conozco, ___(Tn)—murmuró sentándose en la banca de espera.
Puse el ramo en medio de las dos.
—Y yo a ti—repliqué mirándola—Por eso sé que me mentiste hace un rato cuando hablamos del viaje de verano—le dije seriamente.
—____(Tn) yo...—la interrumpí.
—No quiero que me mientas nunca, ni porque sea mi cumpleaños. Dime la verdad siempre, Ashley—tomé su mano—Nuestra amistad vale más que cualquier cosa en el mundo, ninguna mala noticia la arruinará. Así que...—Ashley no me dejó terminar cuando...
—No podré ir al viaje—anunció cerrando los ojos fuertemente.
—¿Qué? ¿Por qué?—pregunté desanimada.
Sí Ashley no iba sería todo tan distinto.
—Mis padres pagaron unas vacaciones enteras en las playas de Jamaica—explicó tristemente—Yo insistí en quedarme sola, pero no me dejaron. Sacaron el cuento de que pasé la navidad con Zach y no con ellos, y que era su momento...—la historia de Ashley duro todo el camino a casa.
—De verdad lo siento—exclamó sacando la cabeza por la ventana del autobús.
—¡Tranquila, ya no te preocupes!—casi grité mientras se alejaba.
—¡TE AMO!—gritó Ashley a lo lejos.
—¡YO MÁS A TI!—le grité en respuesta.
La emoción por el viaje que habíamos planeado ya no era la misma. Pero no me importaba, iría con Alan y Jacob. Nada arruinaría mi verano. Verano. Sentía el pecho agitado y adolorido con sólo pensar esa palabra, con sólo recordar.
Dejé las flores en un jarrón en el comedor de mi sala. Como no había nadie en casa fui a mi habitación, puse la radio a todo volumen y abrí mi bolso, lo sacudí hasta tener toda la cama cubierta de regalos. Las fans de Daniel seguían siendo atentas conmigo, aún después de saber hace meses que él y yo habíamos terminado.
Tenía desde fundas para mi Iphone, collares, pendientes, maquillaje, pulseras de plástico, cartas con buenos deseos, chocolates, mini sandías ¿En serio? ¿Podían ser más directas?
En fin, por último abrí el regalo de Alan. No pude contener la sonrisa más estúpida del mundo al ver la preciosa caja musical que me había obsequiado. Cuando la abrí había una bailarina de ballet con una foto de mi cara pegada en su cabeza, no pude evitar reír. La melodía era hermosa. Alan simplemente era el mejor.
Apagué la radio para oír mejor la melodía. Me acosté mirando el techo, mientras el piano de la caja musical me hacía sentir...no sentía nada por primera vez, ni tristeza, ni felicidad. Era una nada que me gustaba.
De pronto, mi celular comenzó a sonar.
—Halo—contesté sin mirar.
—¡Feliz cumpleaños!—habló la voz de Daniel del otro lado de la línea.
Y entonces comencé a sentirlo todo al mismo tiempo. Era un huracán de emociones creciendo dentro de mí.
—G-Gracias—susurré encontrando mi voz.
—¿Cómo has estado? Ha pasado tanto tiempo—Daniel suspiró y yo cerré los ojos.
No podía creer lo que estaba pasando.
—Sí, ha pasado bastante tiempo—alcancé a decir—Ah, estoy bien, he estado mejor pero...no me quejo ¿Y tú cómo has estado?—pregunté imaginándolo al teléfono escondido en el baño. Igual que antes.
—Bastante cansado, no hemos parado de viajar, cada tour dura más que el otro, pero bueno, tampoco me quejo, estamos cumpliendo nuestros sueños—respondió tranquilamente.
—Estoy muy orgullosa de ustedes—le dije sintiendo mi voz temblar.
—Gracias—susurró, mi corazón se enloqueció—Bien, es tu turno—dijo con un tono de voz divertido.
—¿Mi turno de qué?—pregunté sentándome en la cama.
—De hablar—contestó simple.
—bla, bla, bla, bla, bla—canté sin sentido.
Daniel se empezó a reír, yo también me empecé a reír. ¿Por qué se sentía como si no hubiera pasado el tiempo?
—No sabes cuanto extrañaba oír tu risa—comentó Daniel—Te he echado de menos todo este tiempo. Y...¡Cielos, estoy tan nervioso!—exclamó y yo me reía sintiendo mis ojos arder—Quise llamarte mucho antes, pero no sabía que decir. Justo ahora no sé que decir, es tan extraño volver a oír tu voz y...—lo interrumpí.
—Y sentir que no ha pasado el tiempo—completé sintiendo las odiosas lágrimas formarse en mis ojos.
—Exactamente, es tan...—guardó silencio—No puedo describirlo—añadió.
—Pero el tiempo si ha pasado, tú... estás con Bailey ahora—las palabras salieron solas de mi boca.
¿Por qué había dicho eso? ¿Por qué acababa de arruinarlo todo?
—Y tú estás con Alan—Daniel habló luego de unos segundos.
Quería corregirlo, decirle que eso no era cierto. Quería decirle que yo no lo había reemplazado como él a mí.
—Estamos en caminos separados—dije parpadeando muy rápido para que las lágrimas no salieran de mis ojos.
—Sí, es mejor así. Nunca hubiera funcionado—su voz sonaba rígida—Pero, quiero que sepas que estoy...—Daniel suspiró—Estoy muy contento de que hayas superado lo nuestro, sabía que encontrarías a alguien más...—su voz se quebraba—Alan me cae bien—habló riendo amargamente.
—Bailey también se ve amigable—comenté y mordí mi labio inferior para evitar que temblará por las ganas enormes que tenía de gritar/llorar
—Sí la conocieras en persona estoy completamente seguro que serían buenas amigas. Ella me recuerda tanto a ti—lo último lo dijo con nostalgia.
Ahí ya no pude más, las lágrimas salían de mis ojos sin vuelta atrás.
—¿Y por eso te gusta?—pregunté con la voz en un hilo.
—Quizás sí, no lo sé. Yo...nadie es como tú ___(Tn), nadie es tan perfecto—Daniel tenía la respiración errática—Sabes que te amé...—oí como respingó su nariz.
—Sí me amabas ¿Por qué me dejaste, Daniel?—le pregunté rompiéndome la garganta—¿Por qué? Yo...no lo entiendo—le dije llorando.
—No quería que siguiéramos destruyéndonos...—dijo rápido.
—¿Por eso me dejaste primero? Yo también tenía miedo...tenía miedo como tú—me sequé la cara con las mangas de mi suéter.
—Yo no quería herirte, y...Maldita sea, fue todo lo que hice—Daniel también estaba llorando.
—Ya no quiero oírte más—hablé molesta—No quiero volver a oírte en mi vida, Daniel—respingué mi nariz—Espero que seas feliz, gracias por arruinar mi cumpleaños—me despedí y colgué.
Dicen que lo que está roto ya no puede romperse. Se equivocan.
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Paciencia, pronto lo resolveré todo♥ :')
En cuanto a la portada :/ Hay un empate y esperaré a que alguien vote para poner la portada ganadora.
¡Gracias por leer! Nunca me cansaré de agradecer!
Lloren, voten y comenten♥