Me separé de Kem mirando hacia mis amigos, aterrada de encontrarme con una trágica escena, como cuerpos con sangre o cabezas rodando, pero sólo vi a mi mejor amiga tirada en el piso mirando con terror grabado en su rostro a su alrededor. El auto que había chocado estaba contra la verja que protegía el estacionamiento y patio de la casa de Zack. Me alejé de Kem para acercarme a mi mejor amiga y me di con la sorpresa de que Henry estaba tirado en el suelo y al parecer estaba inconsciente. Corrí en su auxilio para sentir su pulso. Agradecí en una oración el que estuviera vivo. El conductor del auto bajó, un hombre joven sin daños visibles, y se llevó su celular a la oreja para llamar. Al escuchar que daba indicaciones de donde estaba, supe que había llamado a una ambulancia.
Kem se acercó a mí para revisar a Henry, por lo que yo corrí hacia mi mejor amiga. El conductor que había chocado su auto estaba conversando con Amber, preguntándole cosas para saber si estaba herida. Al verme, ella intentó levantarse con la ayuda del hombre.
—¡Ruby! —lloró desconsolada—. Oh, Dios mío.
Tenía la mirada fija en donde yacía Henry. Me pidió que la ayudara a llevarla allá. No tenía heridas visibles y parecía estar bien, excepto por el trasero, porque cojeaba al caminar. Al parecer se había dado un golpe al momento de caer al suelo con fuerza por el empujón que Henry le había dado.
—Él me salvó la vida, Ruby —dijo con la voz temblorosa y los ojos llorosos—. Henry me salvó.
Asentí.
—Sí, Am, lo hizo.
Minutos después se escucharon las sirenas del auto de bomberos y al parecer de la policía. Muchas personas habían salido de la casa de Zack para ver qué es lo que había ocurrido, pero al escuchar el sonido de las sirenas de policía corrieron, perdiéndose entre el estacionamiento en dirección a la casa. Cuando llegaron los paramédicos, subieron a Henry a la camilla para llevarlo de emergencias al hospital. Amber insistió que era una amiga y tenía que ir con ellos, por lo que se fue acompañando a Henry.
Kem y yo nos quedamos y nos subimos a su auto, él llamó por teléfono a su hermano para que saliera, también le pidió que le avisara a Ada y le contara lo sucedido.
Rápidamente salieron de donde sea que estuvieran, corriendo para subirse detrás.
En el camino al hospital le explicamos a los chicos detalle a detalle de lo que había pasado, y no es que fuera mucho porque yo había estado de espaldas y no había visto exactamente el momento en que Henry empujó a Amber cuando vio que un auto venía a velocidad en su dirección.
Kem estaba impresionado de la valentía de Henry y su lealtad hacia Amber, al igual que yo.
* * *
Al llegar, mis amigos y yo entramos corriendo al hospital. Estaba realmente asustada por Henry. En el camino hacia aquí no podía parar de pensar en lo peor. Mi corazón estaba acelerado y hasta el momento no podía detener los temblores nerviosos que tenía en las manos. Kylan se acercó a la recepcionista y preguntó por nuestro amigo Henry, quien recientemente había sido internado. Nos dijeron que lo estaban atendiendo y que luego podríamos pasar a visitarlo.
Era increíble como de un momento a otro las cosas cambiaban.
Llamé a mis padres informándoles lo ocurrido, ellos no tenían ni la menor idea quién era Henry, pero luego de explicarles entendieron y hasta quisieron venir, me negué alegando que regresaría luego con Amber y los hermanos Woods.
—¿Quieres algo, un café? —preguntó Kem sobando mi espalda. Le fruncí el ceño cuando dijo «café», no quería ponerme más nerviosa de lo que ya estaba y el café hacía eso, alteraba mis nervios.
—No, gracias —respondí mirando más allá. La sala de espera para emergencias estaba llena de gente a estas horas de la noche, no había lugar para sentarnos por lo que me recargué en la pared necesitando un apoyo.
Kylan se acercó a mí dejando a Ada a un lado. El cabello de ella estaba desordenado y su maquillaje algo corrido, como si hubiera descontrolado un poco. Yo no llevaba casi mucho en la cara por lo que imaginé tener mejor aspecto que ella. Su ropa ajustada y tacones altos llamaba la atención en el lugar, las personas la miraban de reojo. Su vestido corto tapaba apenas su trasero y sus tacones altos resonaban cada vez que ella daba un paso.
La miré interrogativamente cuando se acercó a nosotros tres mirándonos con aburrimiento.
—¿Amber está adentro, verdad? —preguntó ella cruzándose de brazos, haciendo que su escote se expusiera aún más en aquel vestido.
La pregunta no estaba dirigida a ninguno en particular, dada la mirada aburrida que nos lanzaba a los tres.
—Sí, está acompañando a Henry —respondí con obviedad sin mirarla. Lo había dicho desde que estábamos en el auto de Kem camino aquí, pero ella parecía no entender. Mis ojos estaban pendientes en la puerta que daba a Emergencias —en la que sólo entraban los pacientes y un familiar—, esperando a que mi amiga saliera para que nos diera las noticias sobre el estado de Henry.
Ada rodó los ojos.
—¿Cuándo nos vamos a casa? —preguntó llevándose la mano al cabello y cerrando los ojos. De un momento bostezó sin taparse la boca.
La miré con dureza.
—Puedes esperar en el auto —dije de manera cortante—. Y si no quieres estar aquí, pues consigue un taxi, nosotros no nos iremos de aquí hasta que Henry salga.
Kylan asintió, de acuerdo conmigo.
—Prefiero esperar en el auto ¿Tus llaves, Kem? —preguntó ella haciendo caso a mi sutil manera de alejarla. Extendió la mano en dirección a Kem, quien sacó las llaves de su bolsillo con una mirada molesta hacia Kylan. Luego volvió hacia Ada, quien aún esperaba por las llaves con las cejas alzadas y mirando a Kem—. ¿Qué, no quieres darme las llaves? —Rio divertida—. No voy a llevarme tu auto si es lo que piensas.
Kem rodó los ojos. Le lanzó una mirada a Kylan y luego miró a Ada, haciendo un gesto con su mano para que lo siguiera.
—Ya vuelvo —dijo antes de voltearse y caminar en dirección a la salida sin esperar a Ada. Ella caminó rápidamente detrás de él hasta alcanzarlo.
Avancé un par de pasos para ir con ellos, pero Kylan me detuvo.
—Amber acaba de salir. —Señaló él con su dedo hacia las puertas que daban a la sala de Emergencias. Volteé y me encontré con los ojos marrones de mi mejor amiga, estaban llorosos pero ella sonreía con alegría. Llegó hasta nosotros y nos abrazó con fuerza a Kylan y a mí.
—¡Henry está bien! —exclamó con alivio. Se separó un poco, sonriéndonos—. Bueno, no técnicamente porque se rompió la pierna izquierda y el doctor le ha colocado yeso, pero la otra pierna está bien. Tiene algunos rasguños y la cabeza vendada, pero está fuera de peligro. Menos mal el auto sólo lo rozó por el lado de la pierna y luego se estrelló en la valla. Henry está despierto y listo para irse, pero tiene que esperar a su papá que está en camino. —Hizo una mueca—. ¿Quieren pasar a verlo?
Sonreí agradecida por que a Henry no le había pasado algo más grave. Había salvado la vida de mi mejor amiga y por eso ahora tenía una pierna rota y el agradecimiento de todos nosotros. Ahora mi amiga parecía estar feliz con Henry, como si dos horas antes no se hubieran gritado de todo frente a nosotros.
Kylan me tomó del brazo instándome a avanzar, pero me quedé parada en mi lugar. Quería volver por Kem, quien se estaba tomando más tiempo del debido en abrir la puerta de su auto para Ada.
Mi pecho se apretó, pero traté de mantener la calma.
—Espera, Kem aún no regresa... —dije soltándome sutilmente del agarre de Kylan. Él frunció el ceño al escucharme.
—Ya vendrá —respondió, pero al ver mi expresión suspiró—. Iré por él.
Antes de que pudiera decir algo más se alejó. Amber frunció el ceño, mirándolo irse.
—¿Qué pasa?
—Nada —respondí sonriéndole tranquilizadoramente—. Quédate aquí un momento, ya vuelvo, Am.
Caminé rápidamente detrás de Kylan.
Miré el pasillo viendo a varias enfermeras pasar, pero ni rastro de Kylan. Caminé hacia la salida, en dirección al estacionamiento donde Kem había estacionado el auto cuando vinimos.
Mi mirada cayó en Kem y Kylan a un lado del auto conversando. Bueno, no estaba conversando exactamente; ambos estaban exaltados y parecían discutir. Me acerqué a ellos, el sonido de mis tacones alertaron mi llegada. Los hermanos voltearon a verme y me sentí intimidada con sus miradas.
—Amber dice que Henry está bien, que podemos pasar a verlo —dije luego de carraspear. Kem se acercó a mí lanzándole a su hermano una mirada de advertencia. Fruncí el ceño al sentir el ambiente tenso—. ¿Qué pasa? —pregunté esperando que alguno se dignara a responderme, pero los dos se quedaron callados mirándose a los ojos—. Bueno, cuando terminen de hablar, vienen.
Y sin esperar algo más me alejé de ellos.
El estacionamiento ahora estaba vacío por lo que todo el camino de ahí hasta la puerta del hospital mis tacones resonaron sobre la acera rompiendo el silencio.
Mi amiga Amber estaba donde la había dejado con su celular en la mano. Al ver mi rostro me preguntó qué pasaba, no le respondí porque ni siquiera yo sabía qué rayos pasaba.
En silencio entramos a la habitación de Henry, me sorprendí de verlo sonriente, estaba acostado en la camilla del hospital, con la pierna enyesada y levantada por un cabestrillo que lo sostenía desde el techo.
Me miró con alegría.
—¡Ruby! —exclamó él sonriente. Le devolví la sonrisa, estaba muy agradecida por lo que había hecho. Henry se merecía el cielo y más. Me acerqué a él y presioné mi mano sobre la suya. Noté que sus ojos estaban un poco vidriosos, no sabía si era por el alcohol o la anestesia—. Al parecer mi tiempo aquí no ha terminado. Aún hay más Henry para todos.
Sonreí.
—Gracias —dije apretando su mano.
Él entendió mi agradecimiento porque cerró los ojos unos segundos para luego volver a abrirlos. Asintió sin decir nada más. Su sonrisa enorme no se iba y estaba intrigada por ello. Me alejé un poco para que Amber pudiera darle agua de un vaso, atendiéndolo como si fuera su enfermera personal.
Mientras le daba agua presté atención a su pierna enyesada.
Me sorprendí de ver unas letras sobre ésta. Entrecerré mis ojos intentando leer lo que habían escrito ahí.
La letra era muy conocida para mí.
Gracias, mi héroe♡
Mi pecho se infló de alegría al leer eso.
* * *
Kem me acompañaba a mi apartamento mientras los demás iban al suyo. Habíamos esperado con Henry en el hospital hasta que su padre llegó preocupado por él. Amber y yo nos encargamos de explicarle todo lo que había ocurrido. Kem y Kylan entraron a la sala de Emergencias cuando Henry ya se estaba yendo con su papá, por lo que nosotros también decidimos irnos.
Ahora Kem y yo estábamos afuera de mi puerta, incomodos, mientras mis amigos subían a sus casa. Estudié su perfil y esperé a que hablara, pero él parecía estar perdido en sus pensamientos, así que entré a mi apartamento y cerré la puerta en sus narices sin decir nada.
Mis padres ya estaban durmiendo; era pasada la medianoche del sábado, así que caminé de puntillas hasta llegar a mi habitación. Decidí bañarme luego de todo lo que había pasado, necesitaba con urgencia una buena ducha.
En quince minutos salí del baño, con una toalla anudada alrededor de mi cuerpo y otra en mi cabello. Jadeé al ver a Kem sentado en mi cama, con Kiwi a sus pies jugando a seguir su cola.
Llevé una mano a mi pecho por el susto que me había dado. La toalla que llevaba en el cuerpo cubría mis partes de chica, pero aun así me sentí expuesta por la manera en cómo Kem me observaba. Me alejé en dirección a la cómoda y saqué un short y una camiseta ancha para ponerme, pero al voltearme para ir al baño, choqué con el cuerpo de Kem, su pecho a la altura de mis ojos. Levanté la mirada observándolo molesta.
—Hazte a un lado, Kem —dije tratando de calmarme.
—No lo creo, Ruby —respondió él con el mismo tono calmado que el mío. Bajó su rostro quedando a sólo unos centímetros de distancia—. ¿Por qué estás tan molesta?
Parpadeé indignada.
—¿Encima me lo preguntas? —respondí empujándolo para pasar. Kem se quedó en su lugar sorprendido de mi reacción. Levanté las manos—. Por fin pude abrir los ojos y darme cuenta de lo que sucede contigo.