El chico de arriba #1 | EN FÍ...

Autorstwa MarieJenn

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Sentir algo por Kem Wood no está en los planes de Ruby Graham, no después de que él le arrojara agua desde su... Więcej

Sinopsis
Personajes
01: El baldazo de agua
02: Ofrenda de paz
03: Apodos en vez de nombres
04: Palabras malentendidas
05: Amenazas vacías
06: Momentos incómodos
08: Competencia en la mesa
09: Sin palabras
10: El alcohol nunca es bueno
11: El pasado vuelve
12: Querer retroceder el tiempo
13: Sensaciones inexplicables
14: Hallazgo en la basura
15: Votación de nombres
16: Sensación extraña
17: Esquivando personas
18: Agradeciendo el regalo
19: Fiesta arruinada
20: Abriendo los ojos
21: Juego de preguntas
22: Confrontaciones incómodas
23: Sensación en el pecho
24: Descubriendo la verdad
25: Corazón herido
26: Escapar de los sentimientos
27: Imposible escapar
28: Pequeña travesura
29: Noche de karaoke
30: Tensión en el aire
31: Cayendo en el engaño
32: Declaraciones incómodas
33: Amistades traicioneras
34: Verdaderos sentimientos
35: Búsquedas y encuentros
36: Cambios necesarios
37: Verdaderos sentimientos
38: Tarde agradable
39: Los borrachos dicen la verdad
40: Última noche
41: Plan de viernes
42: Locura total
43: Pequeña función
44: Papelones en la madrugada
45: Fuertes revelaciones
46: Sufrimiento
47: Soltar por amor
48: Aprender a perdonar
49: Noche de fiesta
50: Equivocaciones
51: Nada de chicos
52: Es el destino
Epílogo
Extra #1: Todo en familia
Extra #2: Reecuentro
Extra #3: Revelación
Extra #4: Como la primera vez
📚 EN FÍSICO POR PENGUIN RANDOM HOUSE 📚
• Segunda parte: "La chica de abajo"

07: Pasando mucha vergüenza

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Autorstwa MarieJenn

Amber saludó a su hermana en el tenso silencio que se había formado. Intenté no hacer contacto visual con nadie, y en vez de eso, miré atentamente el lugar. Estaba lleno y lamentablemente no había mesas disponibles.

Amber, quien parecía feliz de encontrarse con su hermana y Kem, se sentó en una silla frente a ellos. Mierda.

El susurro de alguien en mi oído me hizo voltear.

—¿Te gustaría sentarte aquí? —preguntó Kylan. No tuve más remedio que asentir. No podía simplemente negarme a sentarme con ellos.

Amber se sentó al lado de su hermana, Ada, y Henry se acercó a ella. Por instinto lo detuve y negué, mi mejor amiga me mataría si dejaba que él se sentara frente a ella. De un lado había espacio para tres y en el otro lado también, por lo que yo quedé sentada entre Kylan y Henry. Levanté la cabeza y un par de ojos verdes me devolvieron la mirada.

No la desvié, quería saber si Kem sería capaz de hacerlo.

No lo hizo. Por lo que nos quedamos mirándonos fijamente unos segundos. Me preguntaba qué pasaba por su mente.

Venir aquí y verlos, a él y a Ada juntos, produjo en mi pecho un sentimiento de inquietud. Cosa que no tenía sentido, así que decidí ignorar esa punzada, a pesar de tener los ojos de Kem fijos en mí.

El carraspeo de alguien llamó mi atención. A regañadientes volteé mi cabeza. Ada nos miraba con molestia, parecía que su cita se había arruinado.

—Creía que estarías en casa —dijo Kem mirando a su hermano. Kylan estaba a mi lado, y debido a que los asientos estaban muy juntos, nuestros hombros se rozaban ligeramente.

—No, le prometí a las chicas que vendría a aquí. —Se encogió de hombros—. Amber dijo que en este lugar venden el mejor pastel de chocolate.

Amber saltó emocionada con la mención de Kylan. Lo miró fijamente.

—¡La mejor! Es demasiado deliciosa...

—Uh, deliciosa... —murmuró Henry interrumpiendo a Amber. Todos lo miraron con el ceño fruncido. Yo lo codeé, haciendo que me mirara confundido—. ¿Qué?

Amber rodó los ojos, molesta de que la interrumpiera.

—Papá nos trajo ayer aquí —comentó Ada mirándose las uñas—. Por eso traje aquí a Kem. Acabamos de llegar también.

Una mesera se acercó a nuestra mesa. Se le veía un poco estresada por la cantidad de gente que había aquí. Amber pidió cuatro porciones de pastel de chocolate mientras su hermana Ada, pidió dos porciones y agregó dos frapuccinos al pedido. La chica se alejó a paso rápido dejando la mesa en un incómodo silencio que nadie quería romper.

Mi mirada pasaba de Kylan, a Kem, a Ada y a los demás presentes.

Henry fue el único en atreverse a hablar.

—¿Por qué se ven todos incómodos?

Entrecerré mis ojos por su pregunta directa.

—No estamos incómodos —respondí con una sonrisa. Por lo menos, no quería estar incómoda. Era una sensación que me molestaba sentir. Especialmente cuando Ada y Kem eran los culpables.

—¿Eso crees, bizcochito? —murmuró Kem mirándome fijamente.

Demonios.

Varias cosas sucedieron a la vez. Kylan a mi lado se tensó, y Ada frunció el ceño y miró a Kem interrogante. Amber abrió los ojos como platos, mirándonos intercaladamente a Kem y a mí, y Henry..., él nos miraba con una sonrisa pícara.

—Te dije que no me llamaras así —refunfuñé. Ya no estaba incómoda, sino fastidiada. ¿Con qué derecho me llamaba así frente a mis amigos? Creí que ese apodo no saldría de entre nosotros.

Kem sonrió, estaba divirtiéndose con esto.

—Y yo te dije que así te quedabas. Me gusta el apodo de bizcochito. Te queda fantástico.

A mí lado, Kylan intervino, poniendo una mano sobre la mía que reposaba en la mesa.

—No te preocupes, Ruby. Kem puede ser muy fastidioso e idiota. —Kylan sonrió—. Pero te vas a acostumbrar.

Alcé las cejas hacia Kem, interrogándolo con la mirada por su rostro tenso, pero él solo tenía ojos para su hermano y para la mano que estaba sobre la mía. Le sonreí con sorna para molestarlo aún más.

—A ver si entiendo... —dijo Henry alzando las manos—. Tú... —señaló a Kem con una sonrisa—, llamas a Ruby: bizcochito. ¿Se puede saber por qué? —Tenía un tono ligeramente divertido en su voz.

Los ojos verdes de Kem impactaron con los míos mientras le respondía a Henry.

—Eso es algo entre ella y yo.

Retiré mi mano de la de Kylan y la junté con la otra mano, poniendo mi barbilla sobre ellas. Miré divertida a Kem, recordando el baldazo de agua que le cayó por mi venganza. Jamás olvidaría aquel momento. Él pareció estar pensando en lo mismo porque me guiñó un ojo mientras me sonreía de lado. Rodé los ojos, pero aun así le correspondí su sonrisa.

Ada intervino poniendo una mano en el hombro de Kem.

—¿Qué pasó para que le pusieras ese apodo?

—Debió ser algo muy bueno —señaló Henry.

Kem asintió, pero no les respondió. Yo también estaba de acuerdo con él; el asunto del apodo era algo entre nosotros.

La mesera se acercó a nuestra mesa trayendo consigo una gran bandeja con todos nuestros pedidos. Cuando terminó de dejarlos todos, se alejó apresurada. Miré mi porción de pastel de chocolate con una mirada embobada. Amaba el pastel de chocolate. Y éste se veía demasiado delicioso, con el manjar deslizándose por los lados.

—Tu cara es todo un poema, Ruby —se burló Ada riendo.

Rodé los ojos. Iba a hablar pero Kem me ganó.

—Se ve que estás hambrienta —comentó mirándome. A mi lado derecho Kylan me codeó perdiendo mi concentración.

—No les hagas caso —susurró.

—Jamás lo hago; hacerle caso a idiotas —musité en voz baja acercándome a su oído. Kylan soltó una pequeña carcajada haciendo que todos en la mesa nos miraran con curiosidad.

Ignoré a todo el mundo cogiendo mi cuchara para probar un bocado del delicioso pastel. Al cortar un pedazo y llevarme el bocado a los labios, gemí de gusto al sentir el chocolate en mi boca, deshaciéndose mientras la textura y el manjar eran saboreados por mi paladar.

A mi lado Kylan se atragantó mientras Kem carraspeó. Ignoré a todos mientras seguía masticando con lentitud y disfrutando del sabor.

—¿Está muy buena la tarta, chicos? —preguntó Amber con las cejas levantadas esperando nuestras respuestas. Asentí sin poder hablar porque tenía la boca llena.

—Sí, tan buena como tú —murmuró Henry, haciendo que me atragantara en un intento de reírme con la boca llena.

Los chicos se alarmaron al ver mi rostro.

—¡Ruby! —gritó Amber—. ¡Tu cara está roja!

—Obvio, tonta, se está atorando —dijo Ada.

—¡Ayúdenla! —gritó mi mejor amiga levantando los brazos. Kylan a mi lado me sobaba la espalda—. ¡Así no, idiota! ¡Levanta los brazos, Ruby!

Kylan me obligó a levantar ambos brazos. Sentí mi rostro caliente y los ojos llenos de lágrimas no derramadas, mi garganta quemaba y sentía que en cualquier momento iba a morir. Mi respiración era nula, mis ojos vidriosos me impedían ver algo.

Sentí un fuerte golpe en la espalda que hizo que el aire entrara de nuevo a mis pulmones. Inhalé con fuerza mientras tragaba, cerré los ojos aliviada de saber que no iba a morir.

Henry a mi lado sobaba mi espalda.

—Lo siento por eso —dijo cuando abrí los ojos mirándolo agradecida—. No quería golpearte pero era necesario.

—Gracias —susurré.

—Fue mi culpa. —Su rostro estaba afligido. Me pareció muy tierno, sus mejillas sonrojadas y sus ojos mieles sinceros.

—Solo yo me puedo atorar con un bocado de torta. —Negué.

—En eso tienes razón, bizcochito —escuché la voz de Kem. Lo miré con una sonrisa tensa porque había presenciado mi momento estúpido y que casi me hizo morir frente a todos—. Eres única.

Me sonrojé por su comentario, pero no dije nada. Me quedé mirando mi pastel de chocolate como si fuera el culpable de todo. Nunca más volvería a comer frente a algún amigo porque me harían reír y no podría comer con tranquilidad. Especialmente frente a Kem o Kylan, no podría con tanta tensión.

Luego de mi episodio, todos apuraron su pastel de chocolate para irnos a nuestras respectivas casas. Dejé que Kem se comiera lo que quedaba de mi postre, ya no quería otro episodio igual al que había pasado. Por lo que cuando todos estábamos listos, salimos al estacionamiento, esta vez en un cómodo silencio.

Me acerqué al auto de Ada, pero vi que Kylan se iba con su hermano más allá.

—¿No irás con nosotras? —pregunté a Kylan alcanzándolo.

—No, yo regresaré con mi hermano y Ada con ustedes.

—Vale.

Kylan sonrió.

—Nos vemos mañana, ojitos.

Fruncí el ceño.

—¿Qué?

—Es tu apodo. Te lo has ganado hoy.

Los hermanos Woods tenían un serio problema con los nombres.

—¿Me he ganado un apodo? —repetí—. ¿Puedo saber por qué?

Él se me acercó, invadiendo mi espacio personal pero sin pasarse de la raya.

—Porque cuando ves comida, tus ojos se iluminan y se ven muy lindos —susurró—. Ruby, tienes unos ojos preciosos.

Vaya.

Mis ojos eran azules y estaba muy halagada con sus palabras, pero me sentí incómoda por la intensidad con la que me miró al decirlo. No estaba acostumbrada a recibir tanta atención de un chico, solo de mi ex novio. Y él no estaba aquí.

—Gracias —le agradecí mientras me alejaba un par de pasos.

No sabía qué más decir, la situación se había vuelto muy rara. La situación con Kylan no se sentía correcta, a él solo lo veía como un amigo.

Por el rabillo del ojo vi a Kem acercarse a nosotros con el rostro arrugado por el ceño fruncido.

—Te estoy esperando, Kylan. Ve al auto. Tengo que hablar con Ruby.

Kylan hizo una mueca por el tono de voz de su hermano mayor, pero le hizo caso. Depositó un beso en mi mejilla de despedida y se alejó al auto que estaba a unos metros de nosotros con las puertas abiertas.

Kem, frente a mí, metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. Detrás de nosotros, estaban Kylan y Amber conversando, Henry parecía un poco perdido mirándolos hablar. Ada había entrado al baño de la cafetería por lo que estábamos esperándola para que abriera su auto.

—¿Se puede saber de qué hablaban? —preguntó.

Lo miré sorprendida.

—¿A ti que te importa? —me burlé. A él le debería importar muy poco lo que yo hablaba con Kylan. No tenía el derecho de saber. Así como yo no tenía derecho a saber por qué Kem había invitado a Ada aquí.

Él soltó un suspiro, tratando de controlarse.

—¿Quieres venir con nosotros? —preguntó más dócil.

—No, iré con Amber y Ada —respondí—. Igual gracias.

No sé qué cambió en ambos, pero la supuesta tregua que teníamos se había roto. Lo podía percibir.

Sin despedirme me di la vuelta y me acerqué al auto de Ada al verla aproximarse. Dentro, en la parte trasera, estaba Henry. Íbamos a llevarlo hasta su casa, a unos minutos de aquí. Fue petición suya ser llevado y Ada, a quien todo le resbalaba, aceptó. Amber no estaba muy contenta, pero no podía decir nada porque no era su auto. No aún.

Amber, a mi lado izquierdo, me miraba. Cuando miré hacia ella con el rabillo del ojo la vi hacer una seña disimulada hacia Henry y luego hacia mí, poniendo su dedo en su sien como si fuera una pistola. Reí divertida y ella también, Henry comprobó su celular por lo que no notó el gesto de su gran amada.

Dejamos a Henry unas cuadras antes de nuestro edificio, ya que vivía por ahí, y luego nos encaminamos a nuestro lugar. Al llegar al estacionamiento vimos que el auto de Kem ya estaba ahí y no había nadie en él. Me dirigí a mi apartamento y me despedí de las chicas.

Al meter la llave en la cerradura de la puerta, revisé la hora en mi celular. Eran las seis y media, me quedaba media hora para hacer lo que quisiera antes de que mis padres llegaran. Empujé la puerta guardando mi celular en el bolsillo trasero de mi falda. Lo primero que vi al entrar fue el maletín de papá y el bolso de mamá sobre el sillón de la sala.

—¿Mamá? —pregunté alzando la voz. Mi madre apareció saliendo de la cocina, vestía un mandil sobre su ropa de casa. La miré extrañada—. ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿Y papá?

Mamá sonrió alegre.

—¿No te lo dije, cariño? —sonó emocionada—. La familia Woods vendrá a cenar. Por cierto, ¿dónde estuviste?

—Salí con Amber un rato, mamá. ¿Pero de qué hablas? —dije aterrada al escuchar el apellido—. ¿Cómo que la familia Woods vendrá a cenar?

Esto tenía que ser una pesadilla. Acababa de salir de una para entrar a otra.

—Me olvidé de comentártelo, cariño. Vendrán los vecinos de arriba que se acaban de mudar, los Woods, a cenar. Ayer me topé con ellos y son muy buenas personas y amables. Y quería invitarles a comer con nosotros.

Abrí los ojos alarmada.

—¡Mamá! —exclamé cerrando los ojos. No quería que Kylan y Kem estuvieran aquí y mucho menos para una cena junto a mis padres, aquello sería demasiado incómodo. Me detuve a pensar unos minutos, recordando que estuve con ellos hace unos minutos y no me habían dicho nada, así que tal vez ellos no vendrían, sólo sus padres—. ¿Vendrán con sus hijos?

Mamá se dio cuenta de mi actitud.

—Claro que sí, ¿por qué preguntas?

Suspiré, resignada.

—Por nada. ¿A qué hora vendrán?

—En media hora.

Corrí fuera de allí al darme cuenta que tenía solo treinta minutos para bañarme, vestirme, y, si quedaba tiempo, maquillarme lo suficiente para verme mejor de lo que ahora estaba. Quería verme presentable luego de aquel momento bochornoso en la cafetería cuando casi me atoré.

Invertí diez minutos en bañarme, luego otros diez en elegir ropa y vestirme, y los últimos diez en peinarme y ponerme un poquito de rimel en las pestañas. Cuando pasó media hora el timbre del departamento sonó, alertándome que ya habían llegado. Porque si no, ¿quién más sería?

Por la calurosa noche de verano elegí ponerme un vestido sencillo y corto, y unas sandalias planas para estar más cómoda. Había anudado mi cabello en una trenza que reposaba a un lado de mi hombro.

Mi mamá me esperaba en la cocina cuando salí de mi habitación.

—¡Oh, Dios mío, llegaron puntuales! —susurró—. Ruby, llévate mis cosas y las de tu papá a la habitación. —Al ver que cogía las cosas a mi ritmo, me apresuró—. Apúrate, cariño.

Agarré las cosas y corrí por el pasillo al mismo tiempo que oía la puerta principal abrirse. Las voces se escucharon más alto conforme ellos entraban a mi casa. Dejé las cosas de mamá en su habitación y fui donde papá, a su despacho. Lo traje conmigo diciendo que ya habían llegado nuestros invitados: los Woods.

Al llegar a la sala, vi que los padres de Kem y Kylan estaban sentados en el sillón para dos personas, mientras que sus hijos, incluida su hija menor, estaban sentados en el sillón para tres. Mamá hizo las presentaciones, por lo que saludé primero a sus padres con una sacudida de mano. Cuando vi a Kem y Kylan sentados juntos, sus miradas estaban fijas en mí. Intenté no ruborizarme mientras los saludaba como si no nos hubiéramos visto hacía unos minutos. Al saludar a su hermana vi que era muy parecida a sus hermanos, con ese cabello castaño oscuro y sus ojos verdes. Era preciosa. Así como sus hermanos eran guapísimos.

La sonrisa de ella parecía ser sincera al saludarla.

—Hola, Ruby —dijo ella.

—Hola, tú eres... —murmuré esperando que me dijera su nombre.

—Kara —respondió—. La hermana menor de estos tontos —señaló a sus hermanos.

De inmediato me cayó muy bien, por el simple hecho de decirles «tontos» sin reparo alguno. Reí con ella. Era divertida y parecía que yo le había caído bien.

Papá nos indicó que pasáramos al comedor y nos sentáramos a la mesa. Fui la primera en ir, no quería sentarme en algún lugar y estar incómoda, por lo que elegí al lado de mi mamá, pero ella negó y señaló hacia el asiento vació entre Kara y Kem. Hice una mueca, pero le hice caso, sentándome ahí. Kylan al ver que ya no había lugar de este lado, se sentó al otro, quedando así frente a mí.

—Nos volvemos a encontrar —susurró Kem acercándose a mí con disimulo mientras nuestros padres conversaban—. Esto será divertido, bizcochito.

Rodé mis ojos. A él parecía divertirle todo.

—Sí que lo será —murmuré con sarcasmo.

Y no me equivoqué.

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