~Manual De Lo Prohibido~ (Min...

By lovely_minkey

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Prologo: Falso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño d... More

1.
2.
3.
Capítulo 5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
Pausado.
20.
21.
Epílogo.
Minho.

4.

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By lovely_minkey

-Hasta pronto, Jonghyun-dije.

Cuando lo vi introducirse a su departamento, me giré a mirar a Minho, quien seguía parado allí, de brazos cruzados y mirándome.

-¿Decidiste hacerle caso a Taemin?-bromeó.

-¿Qué?-inquirí, confundido.

Se separó de la puerta cuando yo me dirigí para abrirla.

-Sí, eso de buscarte pareja-musitó, pero la broma ya no le salió como tal.
Exploté en estruendosas carcajadas.

-Sólo salí a tomar un café con mi vecino para conocerlo mejor-expliqué-. Eso no tiene nada que ver con los planes macabros de Taemin.
Él río.

-¿Con que son macabros? Se lo voy a decir, te acusaré-bromeó, divertido.

-No hace falta, él lo sabe-abrí la puerta y Minho se introdujo detrás de mí-. ¿Si sabes que Taemin llega hasta las ocho verdad?-dije, sarcástico.

-Lo sé, pero es que no tengo mucho que hacer y es mejor pasar el rato aquí mientras que lo espero.

-Bueno, es agradable tenerte aquí mientras que llega-pensé… esperen, esperen, no lo pensé, ¿lo dije?

-Gracias, qué lindo-musitó y en ese momento di gracias de encontrarme de espaldas puesto que todo el color se me subió al rostro-. Mañana saldremos todos, así podrás conocer a mi hermano, Onew, ¿lo recuerdas?-dijo, totalmente ajeno al caos que estaba habitando en mi interior debido a sus palabras.

-Emm… sí, estoy emocionado-farfullé.

-Onew también.

Así, planeamos lo que sería el día de mañana y estar a su lado lo encontraba cada vez más cómodo y magnífico.  El tenía ese raro poder para maravillarme, dejarme sin el habla o adivinarme los pensamientos a veces; era simplemente sensacional y la fierecilla se regocijaba llena de felicidad; pero sólo hasta que llegaba Taemin, porque luego, al verlos reírse el uno con el otro y llamarse “amor” ésta empezaba a incomodarse y me hacía salir de la escena cursi que no queríamos ver ni ella ni yo. Porque empezaba a resultarme drásticamente incómoda.

-¡Bestia, arriba!-Taemin tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar.

Balbuceé entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Taemin me viera con los ojos abiertos. Me llevé los puños a los ojos y comencé a tañarlos para desemperezarme, luego abrí paso a un bostezo grande.
Me paré con pereza y abrí la puerta, Taemin estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miró.

-Ponte algo lindo, algo verde, a Onew le gusta el verde-dijo.

-Estás loco-musité y me di la me di vuelta para vestirme.

-Si quieres gustarle a Onew, escucha mis consejos-gritó desde la cocina.

-No quiero gustarle a Onew, ¡ni siquiera lo conozco!-me quejé, saliendo de nuevo de mi habitación; increíblemente asombrado del esfuerzo de Taemin por emparejarme.

-Sólo vístete, ¿quieres? Ellos llegarán en cualquier momento.

-Eres perverso-lo fulminé con la mirada.

-Pero así me quieres-me sacó la lengua y me vi obligado a reír.

-Tonto-dije.

Me vestí con una remera azul turquesa y con unos jeans entubados, sólo por llevarle la contraria a Taemin. A los pocos minutos, oí el timbre sonar, y la fierecilla empezó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Minho.

Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces, y allí junto al ángel de oro, reposaba otro. Era muy parecido a Minho, sin embargo, su cabello era rizado, casi como el de Onew; pero estos rizos se encontraban un poco más despeinados; su piel, casi del color de la de su hermano, hacía lucir sus ojos verdes, y cuando me sonrió, los pómulos se le elevaron notablemente.

-Hola-musité.

-Kibum, mira, él es Onew-me dijo Taemin, empujándome por el codo hacía el par de ángeles.

Extendí la mano para saludarle y él respondió mi saludo.

-Hola-me dijo.

No estaba muy seguro, pero sentía dentro de mí como dos partes; una, atenta a Onew; pero la otra, atenta a Minho. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

-Bueno, ya que se conocieron, ¿a dónde vamos a ir?-preguntó Taemin.

-¿Quieren desayunar en…?-la voz de Minho habló por fin, y yo, completo, me perdí en ella.

Dejé de oír entonces la conversación que tenían los tres, de hecho, mis ojos estaban tercos y habían dejado a mis otros sentidos inactivos, ya que ellos se aferraban a mantener la vista en Minho.

Los labios de los demás dejaron de moverse, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordenó una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.

-¡Kibum!-me sacudió Taemin.

-¿Eh?-musité, terriblemente desconcertado.

-¿Que si quieres desayunar pizza?-me preguntó.

-Amm… sí-dije.

¿Cuánto tiempo me habían estado hablando?

-Vamos, entonces-concluyó Minho.

Nos dejaron pasar primero y luego, en la Hybrid de Minho nos dirigimos a un pequeño local de pizza, que desprendía el aroma a salsa abarcando alrededor de unos tres metros y medio.

Nos sentamos en una mesa, Minho y Taemin en un lado y Onew y yo en el otro. Ambos enfrente de ambos.

-Pidamos la pizza típica, para que Kibum pueda probarla. Apuesto a que jamás has probado una hecha en Italia.

-Eso es obvio, Taemin, ya sabes que no-dije, riendo.

Luego de unos minutos, la pizza estaba servida enfrente de nosotros; y el olor a queso y salsa se desprendía en cada movimiento mínimo de la pizza. Me sirvieron dos rebanadas, que inmediatamente me comí, ya que sabía delicioso; mientras que intercambiábamos la típica información de los que recién se conocen.

Yo miraba a Minho sólo cuando nadie me observaba a mí, evitando ser descubierto mientras lo apreciaba en cada paso que daba, cada gesto que hacía y cada palabra proveniente de sus labios. Él era hermoso a su propia manera y ni siquiera se daba cuenta de eso.

Al terminar, fuimos a caminar a uno de los tantos canales. A la fierecilla no le gustó para nada que Taemin y Minho se adelantaran, dejándonos atrás. Miré la unión de sus manos y la compatibilidad entre ambos, era como si estuvieran hechos el uno para el otro, las sonrisas entre ambos, las miradas, sus gestos, su aspecto; todo era como si al juntarlos formaran un equilibrio, el ying y el yang. Algo golpeó en mi estómago, se sintió como si dentro hubieran tirado una piedrita a alguna de sus paredes. Como cuando un bebé patea, pero no en esa forma tierna.

-Kibum- Onew musitó mi nombre y me giré a mirarlo-. Eres muy distraído, ¿no?-rió.

-¿Disculpa?

-Te llamé como tres veces y parecía como si fueras en tu propio mundo-explicó.

-Oh, sí, perdóname-gesticulé con la mano.

-¿Piensas en algo acerca de ellos?-adivinó, increíblemente rápido, haciendo un asentimiento de cabeza en dirección a su hermano y mi Amigo.

-¿Eh? ¿Por qué dices eso?-pregunté, nervioso.

-No sé, quizá porque te les quedaste mirando con profundidad-se encogió de hombros.

Reí, aun más nervioso.

-La verdad, sí-admití-. Pienso que de verdad están hechos el uno para el otro-dije y la fierecilla no estuvo para nada de acuerdo conmigo y me rasguñó allí dentro.

El ceño de Onew se frunció y su mirada se posó en el suelo, mirando sus pies al caminar.

-Sí-farfulló.

-No te oyes muy convencido-acusé, repentinamente curioso.

-No, sí lo estoy-balbuceó, pero se le escondía entre su voz algún cierto matiz de resignación-. Taemin es muy bueno- lo miró y sonrió-, tiene una sonrisa muy bonita, como muy sincera; sus ojos grandes y cafés son como si de verdad fueran la ventana de su alma; sus lindos gestos cuando te habla te hacen reír… ¿has notado que cuando se encuentra con alguien se emociona muchísimo? Y luego ese abrazo que te da, emocionado -musitó, completamente perdido.

-Espera, espera… ¿tú…?-no pude terminar la pregunta, me llevé las manos a la boca cuando Onew me miró con sus ojos verdes como platos, como si haya soltado un secreto que no quería decir.

-¿Qué?-preguntó, con la voz temblorosa.

-¡Tú estás enamorado de Taemin!-adiviné.

Ahora comprendía lo que Minho me había dicho el otro día, lo de que su hermano estaba enamorado de un chico misterioso. Por supuesto, no le quería decir, porque el “chico misterioso” era su mismísimo novio.

-¡¿Qué?!-bramó, y pude jurar que vi el sudor perlar su frente.

-Por favor, ¡soy un chico muy intuitivo, a mi no me engañas!-no sabía por qué pero una sonrisa empezó a expandirse por mi rostro.

-¡Ssshh!-gesticuló, nervioso hasta más no poder.

-¡Entonces es cierto!-la sonrisa se expandió hasta convertirse en un agujero extenso en mi rostro.

-No digas nada, por favor-me suplicó.
Me llevé ambas manos a la boca, tratando de aplacar mi emoción.

-Kibum, nadie lo sabe-dijo, angustiado.

-Tranquiló, descuida yo no… se lo contaré a nadie-prometí, aun medio emocionado.

-¡Soy un pésimo hermano!-exclamo, gesticulando desesperado- ¿Quién se enamora del novio de su propio hermano?

-Oye, tranquilo-a juzgar por su expresión, parecía como si estuviera a punto de llorar. La fierecilla cantaba de placer y esta vez yo desconocía el por qué-. No eres el único, he oído bastantes casos-enrosqué mi brazo al suyo, como si ya le tuviera la suficiente confianza para hacerlo; pero él no se quejó.

-Sí, pero no es bueno que me pase precisamente a mí, ¿sabes lo que es tener que soportar cada beso, o caricia entre ellos; cuando por dentro duele?

-Sí-dije, inmediatamente; sin saber por qué, era como si la otra parte fuera la que hubiera hablado.

-¿Ah sí? ¿Te has enamorado del novio de tu hermano?

-Pues no, soy hijo único -reí, pero volví a la seriedad de nuevo-. Pero te entiendo, extrañamente. Sé cómo se siente. Es como si quisieras escapar de la escena cuando ellos se besan, salir corriendo y borrar el recuerdo en tu mente; pero mientras más lo intentas, se vuelve más nítido.

-¡Exacto! Vaya, nunca pensé que hubiera una persona que me entendiera en ese aspecto.

-¿En qué aspecto?-de pronto la voz de Minho apareció en la conversación, materializándose con Taemin junto a nosotros.

Ambos los miramos con los ojos abiertos de par en par.

- Minho, ¿recuerdas lo que te dije acerca de la privacidad de las personas?-inquirí.

-¿Es el primer día que se conocen y ya tiene secretos entre ambos?-preguntó, queriendo sonar divertido, pero pude identificar en su voz algún tono amargo muy bien escondido.

-¡¡Uuuyy!!-bromeó Taemin, atado de la cintura de Minho.

La fierecilla refunfuñó palabras ininteligibles.
Miré a Onew, quién mantenía su mirada fugaz, primero mirando el piso, luego a mí, después a Taemin y por último a Minho, para después volver al piso. Imaginé que estaba ideando alguna forma de salir del embrollo.

-¿Sabes Taemin?-dije, como si nada- Creo que invitaré a salir a Jonghyun -solté, no muy seguro de lo que estaba haciendo; pero si algo había que distrajera a Taemin de emparejarme con Onew, era emparejarme con alguien más.

Funcionó, la mirada de todos se posó sobre mí. La de Onew, agradecida por haber cambiado de tema; la de Taemin, resplandeciendo de emoción; y la de Minho, seria, rara.

-¿En serio?-gritó de emoción.

-Sí, la verdad es que es un chico muy agradable y muy lindo además- dije, al fin y al cabo eso sí era verdad.

-¿Y cuándo?-se soltó de la cintura de  Minho y ató su brazo al mío, haciéndome caminar y separándome de Onew.

Ellos nos siguieron muy de cerca.

-No lo sé, mañana quizá -me encogí de hombros, indiferente.

-¿Entonces te gusta Jonghyun?-preguntó y miré por la colilla del ojo a Minho, quien iba un paso atrás de nosotros junto con Onew; repentinamente atento, de nuevo.

¿Qué iba a decir? si decía que sí, Taemin especularía bastante hasta llegar a los planes de boda, era capaz; si decía que no, entonces no concordaría en nada con lo que yo había dicho antes, y quedaría como… un tonto.

-Pues… emm…-tartamudeé.

-¡Chicos miren eso!-interrumpió Onew, señalando hacía una góndola- ¡Quiero subir!

-¡Yo también!-dijo Taemin.

-¿Qué dicen, chicos?-preguntó Onew.

-Emm… bueno, yo… paso-musité, no tenía muchos ánimos de subir y andar sobre las aguas.

-Yo también -dijo Minho, con las manos en los bolsillos-. Vayan ustedes, nosotros los esperamos.

Capté la situación entonces, Minho y yo, solos de nuevo. La fierecilla brincó de alegría, y su grito era completamente entendible: ¡Sí, sí, sí, sí!

-¿Quieres ir, Taemin?-preguntó Onew.

-Sí, hace mucho que no me subo a una, pero quiero que Minho y Kibum vengan también.

-Perdóname, Tae; de verás, yo paso. Puedes ir tú, Minho -dije al interpelado-. No se preocupen por mí, yo los espero.

-No, vayan ustedes-dijo él-. Esperaremos aquí-sonrió y besó la frente de Taemin.

-Aguafiestas- se quejó Taemin, pero igual se alejó junto con Onew hacía la góndola.

Pero antes, Onew me miró y me guiñó un ojo disimuladamente, entonces caí en la cuenta de que había hecho lo mismo que yo había hecho antes con él; sacarme de una situación incómoda.
Cuando se perdieron entre la multitud, me giré a mirar a Minho.

-¿Por qué no fuiste?-pregunté. 

Se encogió de hombros.

-Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra-dijo.

-Ya somos dos.

Nos sentamos en una de las bancas, sintiendo cómo el aire movía mis cabellos.

-¿De qué hablaban Onew y tú?-preguntó, como quien no quiere la cosa.

Me solté a reír.

-Ya recordé que eres curioso -musité.

-Qué bueno que lo sabes, así que dime ahora-quiso sonreír.

-No, no te voy a decir. Eso es entre tu hermano y yo- no sabía por qué, pero la fierecilla se sentía demasiado bien provocando celos en Minho o al menos, creyendo que lo hacía.

-Me voy a enterar, ya verás -amenazó y luego sonrió.

-Ya veremos-reí.

-¿Quieres un helado?-preguntó.

-¿Intentas sobornarme con helado?

El rió.

-¿Puedo?

-Lo siento, no- negué con la cabeza, divertido.

-Bueno, entonces te lo invito, ¿quieres?

Le miré, entrecerrando mis ojos en él.

-Sin mañas-alzó las manos.

-Está bien.

Nos paramos y nos dirigimos a la pequeña heladería que estaba enfrente.

-¿De qué lo quieres?-me preguntó.

-Chocolate.

Me sonrió y luego se dirigió hacía el chico rizado detrás del mostrador.

-Due gelato al cioccolato, per favore-musitó, con ese acento italiano ferozmente irresistible.

-Subito-dijo el chico y se dio la vuelta, tomando dos copas y depositando en ellas dos bolas grandes de helado de chocolate en cada una.

Le colocó chispas de chocolate arriba y luego nos lo entregó. Yo le agradecí con una sonrisa. Minho le pagó al chico y éste se dio la vuelta de nuevo para tomar el cambio.

-Che bella coppia che fate-dijo él, cuando le devolvió el cambio a Harry y luego me sonrió.

Minho rió y guardó su cambio en el bolsillo trasero de su pantalón.

-Grazie-musitó.

Me sentí tonto, definitivamente tenía que aprender italiano. Cuando salimos del establecimiento me mordí el labio inferior, indeciso de preguntarle a Minho, qué era lo que había dicho el chico.

-¿Está rico?-me preguntó él, con esa sonrisa burlona en su rostro.

-¿Eh? Sí-dije.

-Ni siquiera lo has probado-observó y luego comenzó a reír.

Qué torpe.

-Ah, sí, cierto-reí, sintiéndome de verás tonto-. Oye, ¿qué dijo el chico cuando te devolvió el cambio?-pregunté, tratando de no verme curioso.

El rió.

-¿Por qué quieres saber?

-Es bueno recopilar palabras en italiano para aprenderlo-qué excusa tan tonto.

Rió por lo bajo.

-Bueno, te digo si me dices lo de Onew- negoció.

-Olvídalo-me negué.

-Eres duro -rió.

-Sí, y tú muy curioso. Así que olvídalo.

-Está bien. Ya veremos quién sede primero-especuló, divertido.

***

No llevaba la cuenta de los días en un calendario, pero ya eran más de dos semana las que habían pasado desde que yo había llegado a Venecia, y con ello; la amistad crecía por varios caminos.

Jonghyun, se había vuelto una persona muy comprensible y amable conmigo, incluso, cuando lo invité a salir yo, se mostró emocionado y dispuesto; ahora nos veíamos para tomar un café cada vez que queríamos, o si no, simplemente nos poníamos a platicar en el pasillo antes de entrar a nuestros respectivos departamentos. Había descubierto además, que tenía espíritu de poeta.
Con Onew era distinto, había muchísima confianza, debido a que yo era la única persona que había descubierto su secreto y ahora, contarnos cosas era parte de una plática casual entre ambos. Era bastante atento y siempre me preguntaba por Taemin. Cuando salíamos a pasear, nunca nos faltaba de qué hablar y al final del día, terminábamos contándonos secretos pequeños.

Ferni era otra de las personas con las que había logrado una bellísima amistad en menos de una semana; su simplicidad y simpatía habían sido fundamentales para ello. Era muy animada y siempre, me contara lo que me contara, me sacaba una sonrisa. Además de que yo tomé por costumbre ir al negocio de su familia a revelar mis fotografías. Tenía apenas dieciocho años, pero su mente era tan madura que parecía incluso mayor que yo.

Minho, ese era un caso muy distinto a todos. Él se había vuelto un gran amigo, el tiempo que compartíamos juntos era mucho más grande que el de cualquier otro, debido a que cada noche a las siete tocaba el timbre y pasábamos una hora riendo, hablando y a veces jugábamos con la baraja de cartas que Taemin conservaba de su padre. Sí, la amistad entre él y yo crecía cada vez más; pero junto a ello, crecía también una extraña emoción cuando le veía, una extraña sensación cálida en mi estómago y un entusiasmo palpable al oír el timbre sonar cada noche. Pero sólo hasta que llegaba Taemin, porque luego, la fierecilla se apoderaba de mí y podía sentirla en mi fuero interno perfectamente disgustada, ella quería más tiempo con Minho. Todo aquello comenzó a darme cierto temor, estaba experimentando sensaciones bastante extrañas, al menos las denominaba así porque no tenían que pertenecerle al novio de mi mejor amigo.

Miré el reloj en forma de gato que pendía de la pared cercana a la cocina, eran las cuatro y media de la tarde. Tomé mi morral y me dirigí al estudio de fotografía de los Agnelli, para que Ferni me ayudara con las fotos, como siempre. Al salir me encontré con Jonghyun quien al instante me regaló una bonita sonrisa.

-¿Vas a algún lado?-me preguntó.

-Sí, al laboratorio de fotografía de los Agnelli.

-Oh, ¿quieres que te acompañe?-se ofreció.

-Sí quieres, a mi me encantaría.

Así, salimos hasta allá. Jonghyun era muy inteligente y la verdad es que bastante apuesto también. Taemin me había mencionado varias veces que era muy obvio que yo le atraía a Jonghyun; sin embargo, era como si mis ojos hayan quedado cegados por un meteoro, y ya no pudieran ver las estrellas. En este caso; Minho sería el meteoro y Jonghyun la estrella.

Cuando llegamos, Ferni tardó en salir, estaba peleando con la máquina de impresión, de nuevo.

-¡Espera sólo un momento, Kibum!-gritaba desde atrás, mientras que yo no dejaba de reír. Pobre de ella, esa máquina siempre le sacaba canas verdes.

Jonghyun permaneció tranquilo, observando las cosas en el local, hasta que Ferni apareció por fin detrás del mostrador.

-¡Listo!-me sonrió con esa sonrisa que se expandía tierna sobre su rostro.

Cuando Ferni desvió la vista de mí, la posó en la única otra persona que estaba conmigo. Jonghyun la miraba embobado.

-Oh-musité-, Ferni, te presento a un amigo. Jonghyun, ella es Ferni -dije al interpelado-, de la que tanto te he hablado; Ferni, el es Jonghyun, mi vecino.

La cara de Jonghyun era de sorpresa, asombro y fascinación y en sus ojos existía un brillo que hace unos minutos no se encontraba allí.

-Hola-balbuceó.

-Hola-respondió ella.

Ambos se sonrieron y luego Ferni me dedicó su atención a mí.

-¿Fotos nuevas?-me preguntó, entusiasmada.

-Ya lo sabes-reí e hicimos lo de siempre.

Luego de unas horas y de que Jonghyun y Ferni se conocieran más. Decidimos él y yo que era hora de regresar. El sol ya se había puesto cuando Jonghyun y yo caminábamos hacía el edificio.

-Tú amiga es muy bonita-musitó, ruborizado ligeramente-. Muy simpática, además.

Me solté a reír.

-Creo que lo pude haber adivinado-admití y él enrojeció más, la pálida piel de sus mejillas se pintó de color rojo.

-¿Por qué dices eso?-preguntó, avergonzado.

-Por tu cara y cómo la mirabas.

-¿Tan obvio era?-hizo un mohín.

-Algo.

Ambos reímos.

-¡Jonghyum!-dije, de pronto, quizá hasta sacándole un susto por la forma en que me miró- ¡Tú sabes italiano!

-Emm… sí-musitó sin comprender; y es que había cambiado de tema repentinamente.

-Dime qué significa…-hice memoria para acomodar las palabras en orden y tratar de pronunciarlas correctamente- “Che bella coppia che fate”

A lo mejor Minho creía que ya se me había olvidado lo que el muchacho de la heladería nos dijo y que no me quiso traducir, pero para mala suerte de él, yo tenía muy buena memoria.

-Qué bella pareja hacen-dijo, Jonghyun.

-¿Disculpa?

Jonghyun rió.

-Eso significa.

Abrí los ojos ante lo poco evidente y ante la ilógica de que me emparejaran a mí con Minho. Luego me solté a reír de nuevo; no sabía si avergonzado o de verás divertido.

-¿Por qué?-inquirió, Jonghyun.

-Porque… lo vi en la televisión, en una película. Quería saber qué significaba-inventé.

-Claro-musitó.

-Buenas noches, Jonghyun -dije, fingiendo un bostezo.

Lo cierto era que después de mí tarde con Ferni y Jonghyun, no estaba cansado; pero sí quería escapar de las escenas que Taemin y Harry protagonizaban en la sala. El chasquido de sus labios al juntarse, los suspiros,  las caricias que se daban, todo me resultaba ahora insoportable.

-¿Tan pronto te irás a dormir?-me preguntó.

-Sí, estoy muy cansado-  me pregunté si fingir otro bostezo sería muy exagerado.

-Está bien, hasta mañana. Descansa, que tengas una linda noche -me dijo y tuve que hacer hasta lo imposible por reprimir un suspiro.

-Gracias. Le dices a Taemin que me fui a dormir. No sé por qué ese chico se tarda tanto en el baño- bromeé-. Hasta mañana.

Me dedicó una última sonrisa y al instante me vi obligado a responderla. No hacerlo sería prácticamente irrealizable.

***

A la mañana siguiente, el día había amanecido perfecto para ver una película, o al menos, a mí se me había antojado hacerlo. Fui a un video club cercano, y renté una de terror cuyo título no entendí pero la portada sí que era macabra.

Desayuné afuera y en la tarde me cociné un par de huevos fritos. Cuando el reloj marcó las seis de la tarde y sin más planes en mi lista, decidí ver la película que había rentado. La coloqué en el DVD de Taemin y puse los subtítulos en español. Apagué las luces y me acurruqué en el sofá pequeño tapándome con una manta violeta que estaba allí, dejando que el departamento fuese iluminado sólo por la luz exterior. Le puse play a la película y comencé a ver cada una de las escenas que el televisor proyectaba.

Había pasado casi la hora y yo me aferraba a la manta retorciéndola entre mis manos, terriblemente aterrado y con el corazón a mil por hora; jamás me había espantado tanto viendo una película como ahora. El televisor reflejaba sobre mí aquellas imágenes del perro protagonista que dejaba salir de su hocico la rabia que infectaba como un virus al desafortunado que se cruzaba con los filosos y ensangrentados dientes del can, convirtiéndolos en reflejos del horroroso animal que los mordía. Estaba completamente aterrado.

Unos golpes en la puerta me hicieron dar un tremendo brinco en el sofá y un alarido de espanto de mis labios. Comprendí luego que sólo era alguien que llamaba a la puerta.
Le puse pausa a la película y salté del sofá casi adivinando quién estaría del otro lado.

-¡¡Minho!!-grité, noventa y nueve por ciento aliviado.

-¿Te ocurre algo?-preguntó, preocupado.

-¡Estoy viendo una película de terror horrible!-expliqué y lo introduje tomándolo de la mano.

-¿Qué película?

-No sé, una de un perro rabioso que infecta un virus -dije atropellando las palabras, y señalé el televisor.

-Estás viendo Infectados. No da tanto miedo- rió.

Fruncí el ceño.

-¿Estás loco o no eres humano?-farfullé- ¡Claro que da miedo!

Sonrió.

-¿Entonces por qué la ves?-inquirió, divertido.

-Pues… porque… porque… no sé, es horrible.

-Sí, pero aun quieres terminar de verla, ¿cierto?

-¡Claro! No voy a quedarme a la mitad de la trama, ¿quieres ver lo que queda conmigo?

-Por supuesto, y luego quién va a protegerte -sonrió con autosuficiencia.

-Gracioso -lo fulminé con la mirada.

Me acomodé de nuevo en el sofá y después Minho se sentó en uno de los brazos de éste, pasando su brazo sobre el respaldo; ambos estábamos muy juntos y mi corazón comenzó a acelerarse. Di ‘play’ a la película de nuevo, y la escena que había quedado pausada continuó moviéndose; ahora ya estaba todo más oscuro y sólo podía ver tenuemente el reflejo de la luz del televisor sobre nuestra piel.

Una escena me obligó a cerrar los ojos con fuerza y a desviar mi rostro hacía el respaldo del sofá; pero con lo que mi rostro se topó no fue con el terciopelo del mueble, sino con un abdomen duro revestido de una franela blanca y un suave y varonil perfume tan cerca de mi nariz. 

Caí en la cuenta entonces de que estaba ocultando el rostro en el abdomen de Minho; me iba a retirar, completamente sonrojado y por supuesto iba a pedirle disculpas; pero entonces, unos fuertes y viriles brazos se ataron a mí alrededor haciendo que el corazón se me cayera hasta el piso. Aquello era una cárcel meramente hermosa y yo su indigno prisionero.

De repente, todo el miedo se evaporó.
Mi nariz aspiraba su delicioso perfume mientras que sentí sus manos acariciando mi cabello, inmediatamente la piel se me erizó. Podía oír perfectamente el latido de su corazón estallar en mis oídos; un latido raro: rítmico pero acelerado, tranquilo y rápido a la vez… “Pum, pum, pum” estallando en mis oídos, y yo allí, entre sus brazos, protegido.
Me atreví a levantar el rostro y miré más de cerca el suyo; su mandíbula y cuello, donde los hermosos lunares eran muchos más de los que yo me había percatado y su piel, resplandeciendo con la tenue luz del televisor. Entonces bajó la cabeza y me pilló mirándole. Enrojecí en plena oscuridad cuando me vi reflejada en el color verde de sus ojos, tan cerca. Parpadeó un par de veces y su cálido aliento me golpeaba el rostro. A esa distancia tan mínima, su rostro era aun más hermoso.

Hubiera querido tener telepatía para saber qué es lo que él estaba pensando ó si estaba en el mismo caso que yo, por que yo no podía pensar.

-¡Chicos ya vine!

Ambos pegamos un brinco al oír la voz de Taemin y ver el rayo de luz que la puerta abierta introducía a la habitación. Nos separamos tan rápido que no pude ni procesar la información del todo bien. ¿Taemin? ¿Él Qué hacía aquí? ¿Eran ya las ocho de la noche?

-¿Por qué está tan oscuro?-preguntó y luego las luces me cegaron.
Parpadeé repetidas veces, atolondrado y desconcertado.

-Estábamos viendo una película-explicó Minho, quien de repente se encontraba muy lejos, a diferencia de cómo lo había tenido antes.
¿Cuándo se alejó tan rápido?

-¿En serio? ¿Cuál?-preguntó Taemin, tratando de ver hacía el televisor y de descifrar a qué filme pertenecían esas escenas.

-Infectados-dijo, Minho.

-Kibum, yo no sabía que eras masoquista-bromeó Taemin y sólo entonces, cuando oí mi nombre, aterricé-. Esa película es aterradora-musitó haciendo un mohín-. ¿Por qué la rentaste?

-Porque no sé italiano, ¿te parece una buena excusa?- musité, medio atontado. Aun no sabía qué había ocurrido y por qué Taemin estaba allí siendo las siete con treinta.

Él soltó una risotada.

-Tae, amor. ¿Por qué llegaste temprano hoy?-preguntó Minho.

-Ah, hoy salí temprano-se encogió de hombros. Se puso en puntitas para besar los labios de su novio y me giré instantáneamente, de pronto mas aterrorizado por esa escena que por el filme.

Oí el chasquido de sus labios al unirse y quise taparme los oídos o subirle todo el volumen a la TV con tal de que me fuera imposible captar ese tipo de sonidos.

La fierecilla apareció de pronto, atenta, molesta y enfurruñada. Se movía inquieta dentro de mí estómago y me rogaba que me levantara del sofá y me largara.
Miré por la colilla del ojo y pude verlos aun besándose. La fierecilla se removió y comenzó a rasguñar lastimosamente. Ahora era un sentimiento casi palpable, podía sentirlo con claridad dentro de mí, alguna especie de punzada cerca del corazón que hacía los latidos pesados, moribundos. Esto no debía de hacerme daño… pero me lo hacía.
Me levanté del sofá y quité la película del televisor. Hice ruido cuando el control del DVD se me cayó de la mano al presionar su botón con fuerza excesiva. Pero al menos sirvió para que Minho y Taemin se dejaran de pasar microbios y me miraran.

-Perdón -farfullé.

-¿No vas a terminar de verla?-preguntó Taemin.

-No, recordé que tengo que arreglar mis cosas-dije, mientras ponía con movimientos torpes el DVD de nuevo en su lugar.

-Ay Kibum, pero tú nunca arreglas tu habitación-me acusó.

-No me refiero a eso Taemin -lo miré-; lo que quiero decir es que mañana saldré con Jonghyun y me llevaré la cámara- no sabía de dónde había salido la mentira, por que eso era, una mentira; Jonghyun y yo no teníamos planes de nada-. Y por cierto, yo sí arreglo mi habitación, aunque no muy seguido.

Taemin ignoró mi último comentario.

-¿Saldrás con Jonghyun de nuevo? Vaya, ¿cuántas veces ya son?-se emocionó y comenzó a especular.

-No las cuento, Taemin -dije y me reí.
-¿Y a dónde irán? ¿De nuevo a tomar café?

Miré el rostro de Minho, aun lado del de su novia conjeturante y pude ver en él ese tipo de gesto que le producía cada vez que yo hablaba de Jonghyun. Aquello me alentó a seguir con la mentira.

-No, a la plaza de San Marcos -dije-. Así que si me disculpas, tengo que ir a ver que me pongo- sonreí, pero de esa manera en la que sonríen las brujas malvadas de las películas.

-¿No vas a cenar?-inquirió Taemin.

-No, no tengo hambre; pero si acaso me da, creo que tengo una barra de granola en mi escritorio-me encogí de hombros.

-Está bien.

-Hasta mañana, Minho- dije, cordialmente y le sonreí. De verás que me sentía malo y a la fierecilla le gustaba eso.

-Hasta mañana, Kibum-musitó, serio y sin sonrisa.

Me di la media vuelta y me dirigí a mi habitación. Había calmado a la fierecilla e incluso le había dado una dosis de satisfacción, pero ahora tenía otro problema. ¿De dónde demonios había salido mi mentira? No me quedaba más que sólo cruzar los dedos para que Jonghyun pudiera ser mi cómplice y aceptara la invitación que le iba a hacer.

Marqué rápidamente el número de Jonghyun y me aparté de la puerta para que no pudieran oírme. Timbró un par de veces y a la tercera su voz de ángel contestó del otro lado de la bocina.

-¿Kibum?-me dijo, sorprendido por mi repentina llamada.

Él siempre era el que me llamaba a mí.

-Hola, Jonghyun, ¿cómo estás?-susurré casi.

-Bien. ¿Por qué hablas tan bajito?-me preguntó, cambiando su tono de voz al mío.

-Porque no quiero que me oigan.

-¿Quién?

-Mañana te explico, ¿sí? Sólo quería preguntarte si querías salir a pasear conmigo a la plaza -arrugué el suéter negro que llevaba puesto, nervioso.

-¡Por supuesto! ¿Mañana?

Suspiré de alivio.

-Sí, gracias.

-No, gracias a ti por invitarme- dijo.

-Entonces, hasta mañana, buenas noches y gracias-musité.

-Hasta mañana.

Trunqué la llamada e hice una exclamación de victoria. Sabía que podía contar con Jonghyun cuando fuera.
Me senté sobre la cama y me incliné para abrir el cajón inferior de mí buró. Rebusqué entre papeles y debajo de todos encontré lo que había guardado como un tesoro a capa y espada hasta hoy. Levanté las diez fotos y miré cada una hasta encontrar alguna que dibujara el rostro mejor.
Cuando lo hice, la tomé entre mis manos y estudié el bello resplandor que por sí sólo reflejaba el rostro de Minho. Sentí en mi estómago como si un montón de burbujas se inflaran y fueran flotando en el espacio libre. ¿Por qué él me provocaba todo esto? Ahora empezaba a tener un miedo racional y tangible. Minho no debería de provocarme ese tipo de sensaciones, por que yo sabía que significaban. Recordé lo que había ocurrido hace rato, y no pude ni imaginarme lo que hubiera pasado si Taemin no hubiese llegado. Su rostro estaba demasiado cerca. Demasiado.

Sentí cómo las burbujas se inflaron más y revolotearon por todo mi estómago. Sacudí la cabeza, queriendo deshacerme del recuerdo y por consecuente de la reacción.
Guardé de nuevo todas las fotografías en mi cajón, debajo de todo el montón de papeles, en donde deberían de estar. Me arropé para dormir y escruté el techo en total oscuridad; luché contra los pensamientos que en ese momento estaba teniendo, a mi no me podía gustar el novio de mi mejor amigo, no debía.

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Gracias por leer ^^😍

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