—Tomen, se les olvida esto; llévenlo con ustedes y podrán comunicarse conmigo, así les daré información del enemigo.
—Gracias hija, eres de mucha ayuda. —comentó una bella dama de cabello rizado color rojizo.
—Hay que darnos prisa si es que queremos atraparlos a la llegada del puente. —anunció un caballero de cuerpo robusto.
—Nos vemos hermanita. —se despidió Jayson.
—Adiós, chica loca. —lo imitó Mason en la apresurada despedida.
Corrieron hasta el compartimiento debajo de la casa, subieron la red anti-intrusos y se soltaron de las cuerdas a las que antes se habían aferrado; haciéndolos caer en un coche modo incógnito.
—¡Adiós! —gritaron todos.
La chica pelirroja, en medio de sus divagaciones comenzó a sentir un revoloteo en su pecho, ignorando por completo lo que sus resecos y partidos labios dejaban salir por descuido.
<<Si tan solo fuera como ellos, no tendría este sentimiento de vacío y soledad todo el tiempo>>.
Si Emma tuviera que describir la nostálgica etapa de su niñez, lo haría con la usada y para nada original palabra: Magnífica. Lo cual lo hace irónico porque en su momento actual no era ni por un pelo de igual a lo de antes.
No sabía cuándo, cómo o con qué motivo su vida se había volcado totalmente, y no en el buen sentido como cuando hay algo en tu lapso de vivencia que te hace querer seguir sintiendo los fuertes latidos del corazón, probando más de esa dulce y peligrosa adrenalina para salir de una tormentosa monotonía.
Su vida se tornó de colores neutros y si ella tuviera que decir el por qué y dijera <<no lo sé>>, sabría que estaría mintiendo.
Su cabeza durante todos esos años le había estado aconsejando, no, suplicando el que transformara esa cruda realidad en una buena y blanda, como una almohada. La de los ojos marrones prontamente se cansó de tener que voltear al otro lado la almohada cada que se calentaba de un lado, solo para sentir la frialdad del otro. Y aunque mucho le costara admitirlo, sabía que todo se había derivado desde aquel 3 de febrero del año 2034, cuando tenía tan solo 9 años y le organizaron toda una fiesta con gente extraña para ella pero grandes amigos para sus padres.
Supo que su vida iba a cambiar radicalmente cuando el bello y blanco pastel, cayó desde los brazos de su madre hasta sus azules zapatillas. Aún persiste en su cabeza el recuerdo de la gente murmurando, diciendo la palabra<<súper>> como si fuese de uso cotidiano para todos aquellos presentes, aunque, por supuesto que lo era.
Hubiese preferido seguir creyendo que los cuentos que sus amorosos padres le contaban a ella cada noche antes de dormir, eran una linda fantasía y ya. Eso no hubiera dolido tanto como el enterarse de la triste verdad, aunque no los culpaba, pues no eran responsables de la anomalía en sus genes.
<<Emma, eres una No súper, perdón cariño>>.
La delicadeza con la que le habló su madre ese día luego de que todos se fueran ese 3 de febrero del 2034 a sus casas, le hizo entender varias cosas.
1-Los cuentos que tanto le emocionaban de pequeña, no eran cuentos; sino relatos de su día a día.
2-Toda su familia estaba bendecida con un don.
3-Y por último, ella era la defectuosa en esa familia, siendo denominada por la sociedad súper heróica como una <<No súper>>.
Súper nota
Los Henderson son la familia más prestigiosa en el ámbito súper heroico. Es una familia conformada por un bello y agradable matrimonio el cual parece vivir felizmente con sus tres hijos en New York-Estado Unidos.
Tenemos a la madre de familia y cabecera, Katerin.
•Don: Control magnético y eléctrico
•Talento: Vuelo
•Otros talentos: Tenis y ajedrez, además de ser excelente cocinera.
El padre de familia y el sostén de toda la familia, Elías.
•Don: Súper fuerza y súper voz
•Talento: Liderazgo
•Otros talentos: Natación y baile
De los hijos, tenemos al mayor, Jayson.
•Don: Lector mental y súper velocidad
•Talento: Súper reflejos
•Otros talentos: Música
El del medio, Mason.
•Don: Control de metal y elasticidad
•Talento: Mecánico
•Otros talentos; Dibujo
La\El menor.
Se desconoce cualquier dato sobre esta persona, los familiares poco hablan sobre su descendencia.
Katerin es una extraordinaria mujer de ojos grises, heredados al mayor de los hijos, Jason. Mientras que Elías compartió sus orbes verdosas con el del medio, Mason. Siendo todos ellos de una tez clara, pero de cabellos rubios solo los superhéroes Jason y Mason. Elías cabello castaño y la hermosa mujer que protege esta ciudad; color rojizo.
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Sus oscuros orbes dieron un recorrido por toda su cuenca del ojo, esperando borrar lo que anteriormente había leído, pero le fue imposible.
Tomó el recipiente el cual tenía adentro café, dio un gran sirvo y se limpió la boca con su brazo izquierdo, para encaminarse de manera rápida a la parada del autobús pues aunque muy a sus adentros, deseara tener súper velocidad como el mayor de sus hermanos, Jason; no lo tenía. El esperar a que su madre o padre tuvieran algo de tiempo para llevarla al colegio no era una opción siquiera, porque sabía que si esperaba por ello, jamás se graduaría porque para empezar; no tendría jamás ningún punto en asistencia y a ese paso tendría que estudiar de forma online como la gente del 2019, 2020 y 2021.
—Ya llegamos, pueden bajar. —el inesperado aviso del conductor de las hebras largas la hizo descubrir el que había llegado a su destino.
<<Bajó con lentitud, examinando cada parte del lugar con aquellos ojos marrones llenos de curiosidad. Era el primer día en aquel instituto debido a los constantes cambios de vivienda que hacía la familia entera. Emma pensó durante bastante tiempo en el independizarse, sabía que sería muy difícil y que también correría peligro, pero al menos así no tendría que cambiarse de casa a cada rato y tener que despedirse de sus amigos tan solo por decisión de sus padres>>.
Los amigos que había hecho, los que perdió y los que olvidó, no quería saber sobre ninguno. Porque era mucho menos doloroso evitarlos, que luego tener que despedirse de aquella manera tan cruel gracias a sus padres.
Entró al lugar aún admirando cada esquina del lugar, era demasiado grande, con casilleros enormes, gente popular, canchas de entrenamiento, bebederos y demás. Se adelantó hasta uno de los grupos que había para preguntar sobre el grupo en el que la habían asignado. De manera amable, le sonrieron y le indicaron donde debía ir, agradeció y siguió caminando.
Llegó al aula, pasó con cautela y se sentó en la fila del frente, dos bancas a la derecha delante del escritorio del profesor.
Tal y como se lo había prometido, sacó un libro de su maleta, sus auriculares y teléfono para poner a correr el reproductor y comenzar a leer, ignorando a todos una vez más.
No es que hubiera mucha gente ahí, solo algunos chicos lo cual poco le importaba.
Su fase de tranquilidad duró unos 10 minutos antes de ser interrumpida por un toque en el cuello, seguido del robo de los auriculares que llevaba puestos.
—¡Oye! —reprochó mientras guiaba su mirada hasta el presunto culpable, con disposición a golpearlo.
—Lo siento, me llamo Jade; mucho gusto. —se disculpó una chica de cabello negro como la noche y ojos verdosos como la esmeralda.
—Hola. —respondió en seco, esperando obtener de vuelta la propiedad robada pero fue inútil.
—Siento haberte asustado, te ves agradable y yo igual soy nueva. —comentó mientras se sentaba a su lado.
—Yo jamás te dije que era nueva.
—Estas tan nerviosa que cualquiera podría notarlo.
—Lo siento, creí que no se notaba.
—No te preocupes, para eso estoy yo, de ahora en adelante seré tu mejor amiga, puedo verlo venir.
—No es tan fácil, no hablo mucho y no soy de muchos amigos, además, me mudo cada instante de mi vida.
—Estoy segura de que esta vez ocurrirá algo diferente, ya verás, confía en mí. —la insistencia y forma en que lo dijo no era por nada tan aterrador como el resplandor en su mirada, así que comenzó a sentirse verdaderamente nerviosa por el siniestro acto.
—Por supuesto que confío en ti. —comentó mientras fingía una sonrisa.
—Por supuesto que no confío en ella. —pensó.
Teniendo tantas experiencias con su familia y los que solían acercarse a ellos por interés o con malicia, había aprendido a no confiar ni siquiera en sus amigos más cercanos.
El salón se comenzó a llenar tan pronto el timbre sonó.
—Entonces, eso pasó con mi tío Teddy.
—Sí, bien.
No quería ser grosera pero en el momento en que esa joven de cabellos negros se sentó a su lado, le fue imposible cerrarle la boca. Una anécdota detrás de otra, su cerebro no quería procesar tanto y lo único que deseaba era volver a recuperar su paz la cual le fue arrebata por la misma a su lado.
Como si pudiera leer sus pensamientos, prontamente se quedó callada, tan silenciosa que temió. Había aprendido que cuando una persona habla bastante y de pronto se guarda cosas, era porque algo malo estaba sucediendo. Volteó su mirada hacía arriba, decidida a preguntarle qué ocurría aún si implicaba escucharla mucho más pero para su sorpresa, Jade solo miraba con atención a un chico frente a ella.
Fue ahí cuando se cuestionó el momento en el que la chica se levantó de su asiento porque no lo había notado.
El chico era alto, de piel blanca, complexión delgada y ojos color cafés claros. El cabello despeinado y un semblante sereno lo acompañaban en la extraña escena que estaba presenciando.
—¿¡Qué haces aquí!? —gritó Jade.
Por un momento había creído que había sido amor a primera vista pero, parecía haberse equivocado.
—Cumpliendo con mis obligaciones, ¿no es eso evidente? —contestó con tranquilidad.
—¡No puedes estar aquí, esta es mi tarea!
—Tranquila, no te estorbaré.
Entre gritos y reclamos, Emma decidió mantenerse fuera de todo aquello pues no le incumbía. Metió su cara en el libro que tenía en manos y siguió con su lectura, aunque poco duró su tranquilidad pues del lado derecho podía sentir la mirada intensa del chico y del izquierdo, la confusa mirada de la chica.
—¿Quién querría pasar el resto de su vida leyendo historias de otras personas?
—Si lo ves de esa forma, jamás entenderás el verdadero significado del leer. —se limitó a contestar.
—Bueno, el leer no es mucho lo mío, si leo algo pero no mucho.
—¿Qué libros leíste?
—Bueno, la biblia, los diccionarios.
—Con razón no te gusta leer. —susurró— tienes que buscar un libro que te guste, con el que te sientas cómoda y te identifiques.
—Quizá si me prestas uno pueda comenzar a leer.
—De acuerdo, te prestaré uno.
—Genial, ¿qué tal si después de la escuela voy a tu casa?
—¿Qué? ¿Por qué?
—Sí, así veré tus libros y tomaré el más interesante.
—No sé si eres de fiar.
—Hay por los santos dioses, llevo hablando contigo cinco horas.
—Yo espero un poco más para llevar a las personas a casa, pero supongo que a esa hora estarán mis padres ahí y solo irás rápidamente por libros para luego irte, no estando mucho tiempo ahí, esta bien.
—¡Qué genial, gracias! ¿Ehh...?
—Me llamo Emma.
—Sí, Emma.
—¿Puedo ir igual? —preguntó el del semblante serio.
—No te conozco. —respondió a secas.
—Soy su hermano, soy de fiar. —aseguró mientras se cruzaba de brazos.
—Ni siquiera sé tu nombre.
—Esta bien, mi nombre es...
✓Nota de autor:
La palabra difícil se queda corta, esto fue un verdadero reto para mí.
Cold Fire es una obra del 2017, fue muy querida pero de inmediato la saqué porque la sentí con poco potencial. Actualmente solo estoy reescribiendo un poco y editando ortografía y gramática.
Las actualizaciones serán lentas. Estoy estudiando mi carrera universitaria y siempre me toma mucho tiempo, pero créanme que sí actualizaré.
Por cierto, ¿vieron el booktrailer arriba?
Las diversas portadas que hice para su renovación.
✓Otra cuenta: SharowkBlaffter