Escapando del infierno (+21)

By girl_blue_666

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Adrien nunca había viajado a Estados Unidos, pero cuando tienes una ex psicópata, cualquiera lo hace ¿No? Pu... More

PERSONAJES
Praesagium
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
CAPÍTULO 2 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 3 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 4 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 5 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 6 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 7 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 8 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 9 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 10 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 11 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 12 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 13 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 14 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 15 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 16 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 17 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 18 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 19 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 20 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 21 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 22 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 23 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 24 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 25 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 26 (CORREGIDO)
Capítulo 27 (CORREGIDO)
CAPÍTULO 28 (CORREGIDO)
Capítulo 29 (CORREGIDO)
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36; Parte 1
Capítulo 36; Parte 2
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 //FINAL//
Epilogo
Praesagium
⚠️ NOTICIA IMPORTANTE ⚠️
EXTRA
EXTRA 2
EXTRA 3
EXTRA 4
EXTRA 5
CONTINUACIÓN
EXTRA 6

CAPÍTULO 1 (CORREGIDO)

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By girl_blue_666


Adrien Volkov

Un poco más...

Mantengo el ritmo, no me acelero y tampoco bajo la intensidad.

Mi respiración es un desastre...

Trago saliva entre jadeos refrescando mi garganta y aumento mis movimientos percatándome que me falta poco.

Miro la hora en mi muñeca sin detenerme.

Vamos Adrien, solo un poco más...

Mis pulmones arden, mis puños se cierran y mi abdomen se contrae, todo me indica a que debo dejarlo ir ya, pero sé que aun puedo lograrlo.

La meta está cerca, tanto que incluso si cerrara mis ojos por un segundo podría verla decorada incluso con un listón rojo.

Y no tardo en cruzarlo. Llego a la gran meta tratando de regular mi respiración y apoyo mis manos en la gran pared de piedra del edificio.

Mi garganta arde, pero el placer de lo que acababa de hacer era mayor.

Vuelvo a ver la hora en mi muñeca y siento mis comisuras alzarse.

Nueve kilómetros en cuarenta minutos.

Nada mal, pero sigue sin ser mi mayor récord corriendo.

— ¡Hola! El ruso, ¿verdad? — Alzo la mirada hacia la puerta de entrada a mi lado y asiento viendo a la mujer sonriente con un cachorro en sus manos. — Ahm... es... un gus...to conocer...te mi... nom...bre es... Susan, ¡Bien...venido al... edificio!

Habla lentamente, separando cada silaba exageradamente.

— Soy Adrien, gracias por la bienvenida. — Hablo en un inglés bastante fluido. — Son bastante amigables por este lado del globo, llevo ocho días aquí, y siguen dándome la bienvenida.

La mujer ríe escandalosamente y toca mi abdomen como si tuviéramos la confianza de amigos de toda la vida. Miro de hito en hito su mano y sus ojos.

— Si... así somos los estadounidenses, cualquier día de estos, puedes pasarte por mi departamento y te doy un tour por los lugares más... interesantes de la ciudad.

— No hace falta, gracias por la invitación. — Alzo ligeramente mis comisuras pensando que quizás así puedo ya librarme de esta incómoda situación.

No es algo que en mi cultura se acostumbre, sonreírles a desconocidos es un gesto muy mal visto, incluso le llamamos las "Sonrisas americanas" por qué no hay nada más falso que sonreírle a un extraño.

La mujer acaricia la cabeza de su mascota mientras mira mi rostro y sus mejillas se sonrojan.

— Si cambias de opinión, ve, vivo en el segundo piso, en el departamento treinta y seis.

Asiento viéndola alejarse con su pequeño perro en mano, y debo contener un suspiro cuando se gira y me guiña un ojo exageradamente.

Ahora sé que debo evitar el departamento treinta y seis a toda costa.

Subo por las escaleras hasta mi departamento y me detengo por un minuto frente a las ventanas del pasillo.

San Francisco, California... No es lo que esperaba, es bastante diferente a lo que suelen mostrar las películas americanas en realidad. Ya que no es lo más interesante que se puede encontrar en el país, pero tampoco lo más aburrido.

La verdad es que es perfecto para mantener un perfil bajo, en caso de que claro... ella me encuentre.

Llevo en este país ya casi ocho días y he logrado retomar el ritmo que tenía en Moscu, aunque claro, la cultura y el tener que hablar inglés todo el tiempo es algo a lo que debo acostumbrarme, pero nada que un par de meses no solucione.

Estos días no he hecho más que llenar papeleo para la universidad y reunir los documentos que me piden. Porque al parecer no es muy común recibir estudiantes de intercambio en el último año de mi carrera.

Bueno, la verdad no es lo único que he estado haciendo, también he estado buscando trabajo, ya que, si lo de la universidad se demora más de tres meses, mi Visa vencerá y deberé volver a Rusia, y no tengo planes de volver allí.

No importa que tan lejos este de Moscú, estando dentro de Rusia sé que ella me encontrara.

Entro al departamento quitándome mis zapatillas y dejo mi móvil en la pequeña mesa junto a la entrada. Solo que me detengo a observar aquella servilleta que ya llevaba un par de días allí.

— ROM... — Leo lo que está escrita en ella y suspiro pensándolo.

Aunque he estado viendo lugares para trabajar, ciertamente no me va particularmente bien en ellos. Asesoría, mesero, mecánico... Es un poco divertido como Ezzia tenía razon al decir que un hombre tan grande como yo es imposible de imaginar haciéndolo trabajos normales.

ROM, un club nocturno que no parece llenar el lugar, lo que significa que, si me dan el trabajo, tampoco es que deba hacer demasiado.

Dejo la servilleta donde estaba y decido ir a ducharme de una vez por todas sacando las cosas de mis bolsillos.

Nadie me dijo que iba a ser fácil empezar de cero. Mis padres estaban aterrados y no sabían que hacer para ayudarme, Boris solo sugirió que me mudara y el plan surgió, una semana después ya estaba al otro lado del mundo buscando por un departamento.

¿Estoy molesto al respecto? No, estoy decepcionado, después de todo yo iba a casarme con ella. Teníamos nuestra casa, nuestra vida completa planeada y ella... ella nunca me enseño su verdadero rostro.

Pero no lo hice solo por mí, mudarme fue una decisión tomada pensando en mi familia, en mis amigos... El moretón que estuvo semanas en el rostro de mi mejor amiga fue una tortura diaria de ver y un recordatorio constante de que no podía dejar que algo así ocurriera otra vez.

Alice había perdido la cabeza, su mascara de falsedad se había caído, y pude ver quien era realmente, una mujer obsesionada que haría lo necesario para tener lo que quería.

Solo debo darle algo de tiempo y si tengo suerte encontrara alguien más.

Salgo de la ducha más tarde de lo que pensé que haría y me alisto para irme de una vez por todas.

He visto el bar de lejos un par de veces, y créanme que no es un lugar al que me apetece entrar, me hace pensar en que debo mantener mi billetera cerca y mi trago vigilado si no quiero terminar en una bañera sin riñones.

La única razón por la que realmente estoy considerándolo es porque el tal Ryder dijo que la paga era buena y estaban desesperados por unas manos extras.

Espero que no haya sido literal.

Antes de comenzar a conducir no puedo evitar tomar mi móvil y escribirle a Ezzia.

Yo: Iré a ese bar, sino tengo el trabajo por lo menos podre beber un poco!

Su mensaje no tarda en llegar y sonrío al verlo.

Ez: Nunca es mal momento para beber vodka, aunque el americano no es tan bueno como el nuestro.

Ez: Por cierto, buena suerte!! Todo el mundo te extraña por aquí, aunque claro, ¡ALICE MÁS QUE NADIE! JAJAJAJA

Ruedo los ojos dejando el móvil a un lado y es que si mi mejor amiga se burla de mi situación, es momento de ignorarla.

La noche ya se había apoderado de la ciudad de grandes edificios y al llegar a la cuadra con el bar de mala muerte, no puedo evitar sorprenderme por el estacionamiento lleno a un costado y la gran fila de personas esperando por entrar.

Manejo un par de bloques más y termino estacionándome dos bloques más abajo.

¿Es que nadie trabaja los viernes?

Camine de regreso y antes de adelantar la gran fila, me quedo observándolo. Seguía sin ser la gran cosa para mí, un edificio de dos plantas completamente pintado de negro sin ventanas algunas. Y en la cima, lo único que indicaba que era aquel lugar, era un gran letrero con letras neón que decía "ROM".

Las personas a mi alrededor se unían a la cola que rodeaba la cuadra entre gritos y movimientos erráticos, haciéndome dudar de si realmente quería saber lo que ocurría alli adentro.

¿Es siquiera legal que no tenga ventanas?

Adelanto la fila acercándome al guardia que se encontraba frente a las puertas y le enseño la servilleta.

— Ryder me dijo que entregara esto en la entrada.

El hombre me mira de pies a cabeza con una mirada que trata de ser amenazante.

— ¿Vas a ser guardia?

— Bartender en realidad.

El hombre se carcajea sacando la radio de su costado.

— Buena suerte con Thomas. — Sigue riendo y deja de mirarme concentrándose en el radio, habla con alguien en un tono bajo y a los segundos asiente hacia mi abriendo las grandes puertas atrás de él.

Eran de un llamativo color rojo, de ese tono que suelen usar para las señales de advertencias o de Stop.

Al abrirme paso dentro del bar, era un nuevo mundo frente a mis ojos. No digo que nunca he ido a un club nocturno, pero nunca habia pisado uno tan repleto como aquel. El olor a alcohol mezclado con humo de cigarrillos y marihuana fue lo primero que embriago mis sentidos, seguido del retumbar en mis oídos que se extendia a cada hueso en mi cuerpo, la música era fuerte y tenia a todos moviéndose en lo que no tarde en localizar como la pista de baile.

¿Diez con treinta y todos ya están ebrios? Creo que era verdad lo de que en America no tienen buena resistencia para el alcohol.

Me acerco a la barra pensando que el ruido sería mucho mayor que en la pista, pero al no ser así me sorprendí. En realidad, era bastante... organizado, la gente esperaba con paciencia y nadie gritaba pidiendo sus tragos.

Un chico pelinegro es el único que los atendia a todos, lo hacia de manera rápida, vasos por aquí y por allá... todo mientras movia sus caderas y cabeza al ritmo de la música.

¿Debo ser tan bueno como el para poder trabajar?

Era tan rápido que esperaba el momento en que un vaso se le cayera. Tomaba botellas de toda clase de alcohol, al mismo tiempo los vasos y los deslizaba por la barra con encanto.

No creo que tenga el empleo.

Me incline por el costado y lo llame. Me miro de reojo mascando goma de mascar.

— ¡Hola, vengo por que necesitan un ayudante en la barra!

Siguió sirviendo los tragos, recibiendo el dinero y giro su cabeza por completo hacia mí. Me miro de pies a cabeza como solían hacer todas las personas por aquí... solo que era más atrevido.

¿Me esta inspeccionando?

Una vez la mayoría tenía sus tragos se acercó unos pasos a mí. Una sonrisa maliciosa se extendió en sus labios y sus ojos me miraban con perversión.

Un momento, ¿Y si ese chico me jugo una broma y esto es un bar gay?

— Claro, ve a la puerta trasera y pregunta por Hanna.

Suspiro aliviado.

El pelinegro me miro a los ojos señalando la puerta a un lado de la barra y le sonrío con cortesía, solo para intentar una vez más esa costumbre estadounidense.

Él no disimulo ni un poco cuanto le gusto eso, a diferencia de las mujeres con las que me topaba, él se rio ligeramente y se mordió el labio inferior viendo hacia mi boca.

Si... creo que dejare eso de las sonrisas para los estadounidenses.

Algo incómodo fui hacia la puerta que me indico y lo mire de reojo, si consigo el trabajo tendré que acostumbrarme a las miradas de aquel chico. Miro la puerta roja al igual que las de la entrada y tomo la manilla sin tocar, de hacerlo, dudo que me escuchen.

Entro teniendo en mente disculparme por entrar sin invitación, pero al poner un pie dentro de la habitación, toda palabra se queda estancada al ver el interior del cuarto, bueno, más bien, a quienes estaban ahí.

Un hombre y una mujer, hacían el amor sobre el sofá.

¿Ahora debía disculparme por verlos?

Probablemente, decirles que me arrepentía de haber entrado así... pero la verdad es que no me arrepentía porque me sintiera incómodo, sino porque a ellos podría cortarles el rollo mi presencia, sin embargo, no fue así, ni siquiera notaron que entre, asique podía salir y volver dentro de veinte minutos o dentro de una hora...

Si, hubiese podido hacer eso, pero ella si noto mi presencia.

El hombre bajo su cuerpo tenía los ojos cerrados y soltaba gruñidos mientras enterraba sus dedos en su trasero. Ella me miraba, no supe diferenciar a primera instancia si con molestia o lujuria... lo descubrí cuando vi que seguía moviéndose sobre el rubio, incluso con más rapidez.

Sentí escalofríos recorrerme al darme cuenta que era lujuria.

Su boca se abría dejando escapar los gemidos mas sensuales que he tenido el placer de escuchar, sus ojos se mantenían fijos en los mios y aun así, no podía evitar ver como sus senos se balanceaban dentro de su vestido intentado escapar.

Estaba hipnotizado por la belleza de su sensualidad, me impresionaba que no le molestara mi presencia en absoluto, al contrario, puedo jurar que vi una de sus comisuras alzarse mientras enterraba sus uñas en los hombros del chico.

Mi respiración se atascaba en mis pulmones y podía sentir la presión contra la tela de mis pantalones, el cosquilleo acumularse en mi entrepierna, incluso mi boca se secaba. Y el que ella siguiera gimiendo cada vez mas fuerte y él tomara sus caderas haciéndola subir y bajar sobre su regazo, no estaba ayudando.

¿Por qué seguía mirándoles?

La respuesta es clara, el ser humano es morboso, y estar viendo como otros lo hacen me ponía, sabía que estaba mal, pero tampoco quería dejar de mirarle, quería formar parte, quería ser yo el que la hiciera gemir de esa forma... Instinto animal le dicen algunos.

Habia algo en su mirar, te invitaba a pecar de mil y un maneras, y aceptarías sin dudar.

No sé cuánto tiempo paso, pero pude deducir que ya habían llegado al orgasmo y que el cierre de mi vaquero se iba a abrir solo en cualquier momento.

La mujer cayo rendida sobre el pecho de su amante y al romper contacto visual con ella, al fin pude reaccionar. Sali de aquella habitacion cerrando la puerta detrás de mi y volvi a respirar al ver las luces de colores a mi alrededor.

¡Con ella debía hablar para conseguir el trabajo! Quizás por haber interrumpido su momento íntimo ya no me daría el trabajo... confirmo, este nunca fue mi trabajo.

Me quedo mirando el lugar un momento. Cuando pasaba frente a él, pensaba que era pequeño y no muy conocido, pero ahora, viendo como más personas van entrando cada minuto y las escaleras hacia un sótano y segundo piso, me doy cuenta que estaba equivocado. Si solamente la pista estaba repleta a más no poder, me imagino los otros niveles.

Los dueños de ROM deben ganar bastante.

— ¿Estaba con Ryder?

¿Ryder? ¿El chico que me ofreció el empleo?

Lo procese frunciendo el ceño. Me gire con rapidez hacia el bartender y el comenzó a reír a carcajadas secándose las manos con un mantel.

Por Odín, ¡Claro que él sabía lo que hacian!

Lo sabía, y aun así me invito a entrar.

Le di una mala mirada acercándome a la barra y eso lo hizo reír más mientras se toma el estómago.

— Lo mejor es que te quedaste viendo. Soy Thomas Howell. — Me extendió su mano todavía riendo mientras se limpia una lagrima y guarda el mantel bajo la barra.

Mire su mano unos segundos y la estreche divertido. Si, había sido una buena broma y quede como un pervertido en menos de diez minutos, y es probable que Ryder se enfade por haber entrado mientras hacia el amor con su novia.

Estoy bastante seguro de que Ezzia se burlaría el resto de mi vida si se enterara de esto.

— Soy Adrien Volkov, y una pregunta, ¿Me tendré que acostumbrar a tus bromas de mal gusto?

Volvió a reír doblándose sobre su cuerpo. No se veía como un mal chico, su compañía podría ser agradable si llegara a trabajar aquí.

Thomas después de contarme lo divertido que fue ver mi cara de confusión, me explico que este bar si era de esa rubia que estaba con Ryder, y que tenía que acostumbrarme a ese tipo de escenas.

Sería algo fácil ya que solo eran ellos haciendo el amor ¿No?

Algunas parejas tienen fetiches muy raros, y mientras no entre la oficina todo estará bien.

Me dijo que en el sótano se solían organizar peleas y la policía no era problema, y en el segundo piso; "era donde la gente suele hacer mierda sus relaciones y otros solo la pasan bien" me lo dijo así, la verdad no entendí a que se refería hasta que hizo aquel gesto con sus manos, ese que uno suele hacer cuando es un niño de primaria.

Por otro lado, como sospeche en un principio a Thomas si le atraen los hombres, pero uno en especial, no me lo dijo con esas palabras, pero no es necesario decirlo como me lo relato realmente.

Dijo que lo más probable es que si me aceptaran ya que era "malditamente sexy" cosa que creo que exagera, aunque si me hace conseguir este trabajo, Benditos sean los genes rusos.

Los tragos se iban enumerando, como se suponía que me iban a aceptar, me explico cuáles eran los tragos frecuentes y cuáles eran las mesas reservadas. Fue fácil entenderlo todo, ya que me lo iba enseñando mientras atendía a los que llegaban a la barra, al golpear la mesa era la cantidad de tragos que iban a pedir, y depende la cantidad de dedos que alzaran, que beberían; Un dedo era una Cerveza, dos Vodka, tres Whiskey, cuatro Ron y los cinco era un shot de tequila.

Era una idea genial e innovadora, el problema es que no creo que sea tan fácil deslizar los vasos como él lo hace.

— ¿Quién fue el chico que entro?

Se escuchó una voz que llamo mi atención. No era una voz fina como las que solía escuchar y su acento, raramente tampoco me parecía americano, al girarme vi a la rubia salir de la puerta trasera con ese vestido ajustado, que antes estaba subido hasta su cintura.

Mentiría si dijera que la novia de Ryder no es bastante atractiva.

Dudo que sus pechos sean reales, se ven tan firmes que me dan ganas de tocarlos para comprobarlo. Desvió la mirada a su rostro porque si Ryder me descubriera mirando así a su chica...

Aunque no puedo evitar pensar que no es normal que sea tan atractiva. Su rostro era incluso mas bello con luz, sus labios eran grandes, cubiertos por un tono rojo igual de llamativo que las puertas de su bar. Su nariz era fina y algo respingada, sus pómulos eran marcados y le daban un toque de rudeza a su rostro.

Me salte sus ojos ya que siempre he pensado que son la mejor parte del rostro y lo mejor, siempre va al final.

Sus cejas marcadas le daban un toque de seguridad y formalidad a su rostro, cosa bastante extraña, pero que eso era lo que se venía a mi mente cuando las veía. Su cabello rubio era liso y le llegaba al busto y estaba algo desordenado alrededor de su cabeza. Quise mirar sus ojos, pero ella me miraba de pies a cabeza a la vez que sonreía con malicia.

Oh por Odín... Ryder confundiría las cosas y tendría problemas con él si ve la forma en la que su novia me come con los ojos.

»— Tu eres el que entro mientras follaba a Ry. — Asentí riendo levemente al imaginarme teniendo problemas en mi segunda semana en América.

— ¡Adrien viniste!

Detrás de ella salió Ryder sonriéndome, trato de devolverle el gesto y él se me acerca dándome palmadas en el hombro. Se veía gracioso por que no era más alto que yo y debía alzar su brazo hasta mi hombro.

»— Bien, aquí tienes a mi jefa, habla con ella sobre el puesto y espero que tengas suerte. — Hizo una mueca como si hablar con ella fuera como cometer mi peor decisión.

Era impresionante como ambos actuaban como si no hubiesen estado teniendo la follada de la noche y mas aun, como si no les importara en absoluto que entre a la mitad de ello.

¿A los americanos no les importa acostarse con sus jefes?

Ryder vuelve a dar una palmada en mi espalda y comienza a hablar con Thomas sobre las ganas que tiene de beber algo que lo deje ebrio por una semana.

La rubia me sigue observando con detenimiento y con un gesto leve de cabeza me indica que la siga a la oficina. Se sienta en el mismo sofá de antes y saca un cigarrillo a la vez que me ofrece otro.

Niego rechazándolo con mi mano y miro a mi alrededor buscando un lugar donde sentarme sin tener que tocar fluidos de dudosa procedencia. Termino sentándome frente a ella en uno de los sofás individuales del lugar.

Su mirada sigue sobre mí.

No le aparte la mirada, no por querer retarla, sino que sus ojos te obligaban a admirarlos. Sus ojos eran celestes como el cielo antes de una tormenta, ni siquiera en Rusia había visto unos ojos tan intensos.

La rubia daba lentas caladas a su cigarrillo mirándome de pies a cabeza. Se me hizo similar al análisis que me hizo Thomas al llegar.

Carraspee ligeramente.

— Soy Adrien D. Volkov. ¿Y tú?

Sus comisuras se alzan ligeramente soltando el humo lentamente.

— Hanna Morgan. — Su respuesta sonó fría, casi desinteresada, como si no le importara compartir su nombre conmigo, porque era algo que ya debía saber.

Su mirada bajo hasta mi regazo haciéndome recordar porque sentía el pantalón tan apretado.

Ella gimiendo sobre Ryder.

Ella mirándome.

— ¿En qué momento dejaras de mirarme y hablaremos de negocios?

Rompí el silencio, si seguíamos sin hablar otro minuto más, voy a comenzar a pensar en lo que hacía cuando abrí la puerta y no quiero volver a empalmarme como adolescente.

Ella solo siguió mirándome y soltó el humo en mi dirección haciéndome girar ligeramente el rostro para evitarlo.

— Lo siento, pero es que estás caliente a más no poder y por lo que escucho eres ruso, nunca había visto uno.

¿Sera de esas jefas que se aprovechan de sus empleados?

»— Dicen que son unas bestias en la cama, ¿Eres una bestia en la cama?

— No Hanna, soy una bestia sobre cualquier superficie. — Suspiré.

Pensé que era la novia de Ryder, pero la forma en que me mira y me habla, está más que claro que no es así.

Parece que al decir eso, solo empeore las cosas ya que me miro maliciosa y sonrió con picardía. Sus acciones hicieron que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo.

»— ¿Ahora podemos hablar sobre a lo que vine?

Ella solo relajo sus hormonas, rio y asintió. No era el tipo de chica a las cuales estaba acostumbrado a conocer, mucho menos el tipo con las que tenía una relación, pero me era interesante esta chica, había algo en ella, en sus ojos.

— Bien, tienes el trabajo, te hare el contrato lo más pronto posible, puedes empezar mañana o cuando tenga el contrato listo, como quieras. — Se levantó y me paso un delantal blanco.

»— ¿Ves estos bolsillos? Pues las propinas te las echaran ahí, el sueldo es bueno asique no te preocupes por si te falta dinero para llegar a fin de mes, si tienes alguna queja me lo dices, aunque... Dudo que lo hagas, porque este lugar es tan cómodo, que más que un trabajo, se podría decir que es el mejor lugar para disfrutar de estos años.

Fruncí el ceño.

— ¿Así nada más? ¿No me harás preguntas de por qué quiero el trabajo? ¿O en que trabajaba antes? — La miro confundido por haberme ofrecido el trabajo solo sabiendo mi nombre. — ¿Y si soy un asesino serial que usa una identidad falsa para meterse en tu discoteca y matar a tus clientes con las bebidas?

Ella me miró fijamente alzando una ceja.

— ¿Lo eres?

— ¡No!

Asintió y me extendió el delantal.

— Bien, en realidad no me interesa quien carajos eres, no tengo curiosidad alguna de tu vida antes de llegar. Thomas necesita alguien en la barra porque se hace viejo, y tú quieres un trabajo, ¿Debemos hacerlo malditamente largo? Yo tengo un puesto libre, y tú quieres uno, listo trato cerrado.

»— El contrato lo traeré en unos días para que firmes y toda esa mierda.

La miro sorprendido.

¿Acaba de decir tres groserías en menos de dos minutos?

Es la primera mujer grosera que conozco, y no luce como una.

— Bien...

— Bien. — Vuelve a sentarse dándole otra calada a su cigarrillo y me vuelve a mirar como antes. — Ahora tienes diez segundos para salir, o terminaras cogiéndome sobre el escritorio. — Sonríe de lado. — Diez... nueve...

Salgo de ahí antes de que siquiera llegue a cinco y me quedo desconcertado cerrando la puerta atrás de mí.

¿Estará drogada o así son las americanas cuando beben?

Al igual que hace unas horas, me quedo mirando a la gente bailar, veo las mesas frente a la barra donde grupos de amigos ríen a carcajadas bebiendo cervezas y shots de tequila, otros solo se ríen y charlan.

Todos parecían disfrutar bastante del ambiente del lugar y quizás mi nueva jefa pervertida tenía razón, ROM era el mejor lugar para disfrutar los veinte.

Lo iba a intentar, dejando de lado las insinuaciones de Hanna y las miradas pervertidas de Thomas, podría pasar un buen tiempo trabajando en ROM hasta comenzar la universidad.

Si... me quedaría en esa discoteca llena de gente tan diferente a lo que solía conocer en Rusia.

¿Qué podría salir mal?

🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬🚬

Holaaaa, si eres nuevo, gracias por darle una oportunidad a esta historia, prometo que no te arrepentirás, y si estas releyendo, si, cambie algunas cosas del capítulo para nada realmente relevante, ustedes saben jaja.

Sin más que agregar, disfruta de lo que se viene.

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