Mí jefe, el papá de mí hijo [...

Von AdictaAlCafeyAti

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Ada hace dos años se había enamorado como nunca, ella creía que Alexander era su verdadero amor.Pero como ca... Mehr

Prologo
Capitulo : 1
Capitulo: 3
Capitulo : 4
personajes
Capitulo:5
Capitulo :6
Capítulo 7
capitulo 8
Capitulo : 9
capitulo :10
capitulo 11
Capitulo :12
Capitulo :13
capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Miren Book trahiler
Capitulo : 19
Capitulo : 20
Capitulo :21
Capítulo 22
Capítulo 23
capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
capitulo :28
capitulo : 29
Capitulo 30
Capítulo 31
capitulo :32
capitulo 33
capitulo 34
capitulo 35
capitulo 36
capitulo 37
capitulo 38
Informacion
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
capitulo :46
Nota urgente.
Capitulo 47
Capítulo 48
Capitulo 49
Capitulo : 50
Capítulo 51
Capitulo 52
Bonus
Epílogo
Agradecimientos
Avisoo
Dos Ambronis y un Villagran

Capitulo 2

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Von AdictaAlCafeyAti


Capitulo: 2

Ada

La alarma suena y me despierta, la apago antes de que Ariel la escuche, no quiero que llore de nuevo.

Me levanto con cuidado para no molestarlo coloco otra fortaleza de almohadones a su otro costado y lo vuelvo a tapar. Es un ángel cuando duerme

Entro al baño y prendo la ducha espero que se aclimate y me meto adentro de ella para bañarme. Qué lindo es cuando el agua caliente pasa por tus músculos adoloridos y fatigados.

Salgo de la ducha con una toalla en mi pelo y otra en mi cuerpo.

Limpio el espejo del baño que se llenó de vapor, contemplo mi reflejo, tengo ojeras mis ojos verdes resaltan con mis pestañas, observo que luzco cansada, con patas de gallos y con ojeras. Luzco como una madre.

Salgo del baño y me empiezo a cambiar, me pongo ropa interior negra lisa, un jeans azul apretado, una remera de tirantes lisa y arriba la camisa que dice "Café de Familia " que es marrón con blanco y una taza de café al medio.

Me seco el pelo con secador y me lo ato en una cola de caballo alta, con corrector de ojeras corrijo las mías me pongo un poco de rímel, estoy lista.

Tomo a Ariel en brazos, camino hasta su cuarto, le cambio el pañal le pongo talco lo visto con un pantalón marrón y una remera verde con animalitos una camperita blanca y su rico perfume de bebe. Aunque tiene tres meses y medio. Es muy hermoso tranquilo solo que a veces llora mucho (Últimamente todas las noches).

Salgo de su cuarto y camino hasta la cocina, en donde mi abuela puso la pava para cebar el mate y hacer un mate cocido para mí.

Pongo a Ariel en la sillita de bebe, y me dispongo a hacerle la leche, en fórmula ya que no pude amamantar bien. Eso fue un desafío me sentí mal porque ¿Qué clase de madre no le puede dar de amamantar a su hijo? Pero estas son cosas que pasa y lo importante es que él se alimente bien.

-Hola abuelita. Buenos días –dije entrando a la cocina.

-Buenos días. Ada ¿has dormido algo?-me preguntó llenando el termo de agua caliente.

- Si –mentí no quiero se preocupe, ya hizo bastante por mi dejándome quedar en su casa.

-Bien- Algo en su voz sonó raro-Ayer me llamó tu mamá –dice de golpe.

Wow que sorpresa desde que se enteró que estoy embarazada ella y mi padre me echaron de mi casa y la abuela me aceptó. Me quedé sola, con unos meses de embarazo y pocas semanas para terminar el colegio.

-¿Qué te dijo, que me tires a la calle a mí y a mi hijo? –dije sarcástica.

Ella me pego un codazo, algo molesta.

-No, dice que quiere conocer a su nieto –dice ella, me paré en seco con la mamadera en la mano mientras en la otra tenía la formula especial para que tomara él bebe.

- No lo va a hacer-sentencie mientras ponía las cantidades justas de formula y agua caliente y movía. Ella me abandono cuando más la necesitaba.

-Pero hija, ella tiene el derecho de conocer a su nieto.- me replicó mi abuela.

- No lo tiene abuela, ella me dijo que si le hubiera dicho antes me lo hubiera sacado, ahora tengo que echarte y eso hizo –dije mientras tomaba a mi bebe y le daba la leche .Recordé como mis padres me echaron de casa no entiendo como no tuvieron corazón y simplemente me echaron de la casa.

-Pero entiende a tu madre, se asustó al igual que tu padre.-Quiso excusarlos ella.

-¡¿Asustar?! ¿De qué? si yo fui la que tuvo al niño, la que lo cuidó durante nueve meses, ellos fueron como Pilatos, se lavaron las manos y te dejaron a ti de responsable.- digo enojada.

Ella me miró y sonrió, le gusta cuando me expreso utilizando nombres bíblicos, lo malo es que se sigue quejando de que le puse Ariel, en vez de Simón o Jesús, pero no se puede complacer a todos.

-Bueno, pero dime que lo pensarás. -me suplica, cebando un mate.

-Si lo pensaré abuela –le digo. Pero no creo ceder hacia tal petición.

Ariel termino su leche, puse una toalla sobre mi hombro y lo coloqué de manera que su cabeza quedara sobre mi hombro le hice provechito, eructo.

-ohh que niño más lindo –le digo besando su frente.

-Sí es muy bello, pero no entiendo como tiene el pelo oscuro casi negro y tú tienes el pelo castaño.-Dice acariciando su cabecita.

-Genética abuela -le contesto

-Sí, de parte del padre –dice.

-Tal vez- dije esquivando el tema ya sabía para donde iba esta conversación.

- Ada dime ¿Quién es el padre?- me pregunta. Colocando sus manos en sus caderas y mirándome con gesto de enojada.

-No tiene padre –le dije, y no le miento. Mi bebe no tiene padre.

-¿Y de dónde vino? – Entonces pone sus manos en su cabeza, yo me rio y coloco a Ariel en la sillita y me hago el mate cocido.

-Del aire, abuela –le dijo sarcástica –de donde va a venir pues de mi panza –señalo a mi panza que esta algo abultada tendré que hacer gimnasio o quedare redonda sobre que aumenté unos 10 kilos o más, con el embarazo.

-Bien, no me digas pero quiero estar viva para cuando conozca al zopenco que es el padre de Ariel.

-Abuela no digas boberías, no te vas a morir –le digo abrazándola.

- Ada, todos algún día moriremos.-Dice de repente ella.

-Lo sé – dije rodando los ojos. No quiero ni imaginarme eso.

Nos sentamos a tomar el desayuno las dos.

Es extraño que los abuelos nos vean nacer, crecer, reproducirse en mi caso y nosotros los tengamos que ver envejecer y morir.

***

-Hola – saludo a mi jefe.

Es un hombre calvo de cuarenta años y una gran barriga.

-Hola Ada ¿El niño cómo está? – me pregunta.

-Creciendo y muy sano. ¿Cómo se encuentra su esposa? –le contesto risueña.

-Genial, Algo molesta estos días pero creo que es normal ya va a dar a luz. –me dice el sonriendo – Bien ahora a trabajar.

Asiento y me coloco el delantal y empiezo a servir mesas.

A medida que los clientes entran, los atiendo junto a mi compañera Carolina.

-Ada ¿podes ayudarme?-me dice el cocinero Tomás.

-Sí –dije caminando a la cocina, entro y veo que el pico se zafó y sale una cascada de agua.

-¿lo puedes reparar?-me dice.

-Claro – me acerco y me mojo un poco.

Una de las cosas buenas que tiene haber salido con Alexander es que en los meses en los que salimos, me enseñó a arreglar cosas como esta, según él todas las mujeres pueden aprender algunos trucos .Y no es para menos si puedo parir un bebe arreglar, la canilla es C? se te borró la oración

Mando a Tomas a cerrar el agua, para poder quitar el grifo soltando una tuerca con la llave inglesa. Saco la goma que ya está algo degastada por el tiempo, pongo una goma nueva. Ajusto todo, y queda listo.

-Vuelve aponer el agua Tomas –le grito

Abro el pico y el agua sale común y corriente.

-Gracias eres la mejor –me dice

-Lo sé –respondo riéndome. Me seco las manos con una toalla.

Hoy será un día largo me ato de nuevo mi pelo y salgo a ver si llego alguien nuevo.

Una mesa vacía comienzo a recogerla y a limpiar.

-Señorita me puede atender –dice una voz firme detrás mío.

Me doy vuelta, y me encuentro a un hombre de pelo castaño, ojo café y muy apuesto. No puedo dejar de verlo es atractivo de veras, con el reflejo de la luz sus ojos marrones son tan brillantes y para colmo tiene dos hoyuelos al lado de sus cachetes es hermoso.

-Sí, claro qué desea –le digo tomando mi agenda. Y dejando la bandeja de lado.

-Un café completo, por favor –me dice sin despegar sus ojos de los míos.

-Bien –dije, estaba nerviosa ¿Cómo se llamara?

Voy a la cocina y preparo el café, sirvo en un vaso un poco de jugo y en una copa soda y dos criollos con medias lunas una manteca y un dulce de leche.

Una vez el café listo, me dispongo a llevárselo.

-Aquí tiene café completo –dije sonriendo, él igual lo hizo marcándose sus hoyuelos a los costados de cada cachete. Sinceramente es realmente atractivo.

Cuando me marcho, escucho de su parte.

-No me has dicho tu nombre.-Dice de una manera calmada.

Me doy vuelta y lo veo

-Soy Ada Smith un gusto, ¿usted?-le digo con educación. Aunque la verdad me muero por saber su nombre.

-Mucho gusto Ada, soy Carlos Villagrán –me tendió su mano y la acepté.

-Si me disculpa señor Villagrán, tengo que seguir trabajando.- él era muy apuesto pero no puedo perder mi tiempo en chicos.

-Si claro, pero llámame Carlos –dice él.

-De acuerdo...Carlos –asintió y regresé a mis labores.

El día siguió largo y pesado a las 13:00 horas, el café cerró.

-Chicas han hecho un gran trabajo, acá tienen su pago del mes –dice nuestro jefe, nos entrega un sobre con la suma justa del mes.

-Gracias –dije.

Me pongo una campera negra, ya que se levantó viento, parece que va a llover.

Camino rápido hasta la parada del colectivo, mientras busco mi tarjeta en mi mochila.

Camino rápido y siento que alguien me observa, me doy vuelta y no veo a nadie.

Meneo la cabeza, tengo la tarjeta en la mano y estoy llegando a la parada, escucho pasos y me doy vuelta, un perro venía caminando. Me estoy volviendo paranoica.

-Hola –alguien me habla haciendo que me asuste.

Me doy vuelta y veo a Carlos

-Hola, me has asustado –le dijo riéndome.

-Lo siento, es que te vi salir sola y te seguí por las dudas.-Dice el tranquilo.

-Gracias pero no quiero acosadores en mi vida –le digo, dándome vuelta – no quiero hablar con alguien que "me sigue cuando estoy sola", es raro.

-Lo siento, si te parecí imprudente-dice posicionándose frente mío.

-Algo –dije mirándolo a los ojos.

-Para demostrar que soy un caballero te invito a almorzar –dice

-Lo siento, pero tengo prisa por volver a mi casa.

-Bien pues te llevo –me dice sonriendo haciendo que en el lado izquierdo de su mejilla se marque un hoyuelo.

-No hace falta ya viene el colectivo –dije seria. No tengo ganas de hacer amigos.

Un rayo sonó y la lluvia cayó fuerte.

-Creo que ahora si quieres que te lleve ¿no?-me dice sonriendo.

Estaba mojada y con frio, lo único que quiero es llegar a mi casa comer la comida de la abuela y dormir un rato con Ariel. E irme en el auto de este extraño, puede ser una solución rápida o capaz que me secuestre y me mate.

-Sí, está bien –dije él sonrió y ambos nos apresuramos a llegar a su auto.

Nos subimos los dos y él pone música. Por el momento nada parecía sospechoso.

-Así que Ada, trabajas en una cafetería ¿Cuántos años tienes?-me pregunta

-Tengo 19 –le contesto - ¿y tú?

-22 años –dice - ¿No estudias?

-No, lamentablemente no.- me limito a responder. Demasiadas cosas me pregunta...

-¿Y no quieres estudiar?-me vuelve a preguntar.

-Estamos en CSI Miami –dije riendo y el igual –Pero si antes quería estudiar para ser doctora tenía planes de ir a Buenos Aires.

-Ahh, eso estaba genial ¿Por qué no pudiste ir?

No sé si decirle que tengo un hijo, tal vez hasta me baje del auto .Aparte es un completo desconocido.

-Por circunstancia de la vida. –él asintió -¿Y tú estudias o trabajas?

-Trabajo y estudio, en la Universidad Nacional, estudio administración de empresas y trabajo con mi padre en su empresa.

-Ah, genial –exclamé.

-Avísame si estamos cerca –dice doblando en la esquina de mi casa.

Al pasar tres casas.

-Aquí es –le dije. En mi cabeza me decía que fue muy mala idea subirme al auto de un extraño, pero por otro lado una parte chiquita de mí está feliz de haberlo hecho.

-Bien Ada ¿Algún día tendré el honor de que compartas una comida conmigo?-me dice sonriendo.

No creo que sea mala idea, ya que me trajo a mi casa y no se quiso sobrepasar conmigo.

-Sí algún día, adiós Carlos.-Le dije.

Me iba a ir pero él me tiende su mano, yo se la estrecho, cuando la voy a retirar, él toma mi mano y la acerca su boca depositando un beso sobre mis nudillos.

Mi estómago se llenó de mariposas que creí olvidadas, y me sonrojé ante su tacto.

-Adiós –dije, le saque mi mano y salí del auto, entré lo más rápido que pude a mi casa.

.

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