Kazuto corrió rápido en su motocicleta hacia la casa de Sinon, habían terminado SAO, se sentía bien de haber compartido una gran y sublime experiencia con ella. Ya habían culminado totalmente el juego, según él, ¿¡Cuántas persona podrían terminar Sword Art Online!? Seguro algo básicamente imposible, pero ambos lo habían logrado.
Su velocidad era la más impresionante en la autopista, pues tenía bastante prisa para llegar. Cuándo terminó su viaje, y llegó a su destino, su novia lo esperaba de pie recostada en el marco de la puerta cruzada de brazos y con una gran sonrisa pintada en su rostro.
Entró con afán a la sala del pequeño apartamento donde vivía y ella sin darle tiempo de decir alguna palabra cerró la puerta y comenzó a hablar primero.
― ¿¡Puedes creerlo!? ―Expresó con felicidad la chica― ¡Terminamos SAO!
―Sí, ¡Es impresionante! ―Indicó con euforia― ¿No crees que merezco mi premio? ―Señaló con una sonrisa pervertida.
Un gran sonrojo se apoderó de sus mejillas.
—Tal vez —Murmuró divertida, formando una pequeña sonrisa y desviando la mirada se su contrario.
Él chico se acercó divertido a ella, y con su dedo índice movió delicadamente su cabeza para que lo mirara a los ojos, y sin poderlo esperar más sus labios se fundieron en un suave y deseado beso, que poco a poco se fue volviendo más y más ávido y lleno de lujuria y pasión. Sus lenguas se rozaron levemente, y es que aquel tacto había sido dulce, sin evitarlo volvieron a abrir sus bocas a medida que el beso avanzaba para poder sentir aquel plácido tacto de juntar y jugar con sus lenguas.
Y justo después de separase un poco, él la cargo y se poyo en la pared para continuar y después caminar hacia una habitación. Embriagados por el deseo, cada una de sus prendas volaba lejos de la vista de ellos, y entre besos y jadeos pasaron la noche.
[...]
Sus piernas se balanceaban constantemente mientras se mantenía apoyada del borde de la silla. Se paró de repente quedando frente a él, el chico la miró confundido, sin saber el porqué.
—Vamos a comer —Indicó sin vacilar, mientras su estómago gruñía. Él sonrió de manera burlesca.
Manteniendo esa singular sonrisa en su rostro, tocó por diversión su abdomen mientras reía como un loco. Su contraria frunció el ceño e hiso un puchero mientras se cruzaba de brazos. Él chico suspiró rendido y ladeó una sonrisa.
—Bien, vamos —Dijo con serenidad, se paró de su asiento y la tomó de la mano para empezar a caminar hacía una cafetería.
Sus pasos mantenían un leve velocidad, no muy rápido. Su abrigo la protegía del frío que empezaba a hacer, ella se empezó a distraer formando con su boca un singular soplo blanco que salía de suspirar aire caliente. Sonrió involuntariamente. Él la miró de reojo, sonrió en sus adentros.
Ambos pararon frente a una cafetería muy linda, cálida y amena; el ambiente era agradable, el olor a café recién hecho se podía apreciar desde afuera. Decidieron entrar, él chico se adelantó y empujó la puerta de vidrio ocasionando que una minúscula campanita sonara avisando su llegada. La chica se quitó su abrigo mientras se acomodaba en una de las mesas, su contrario imitó la acción. No tardó mucho en cuanto la mesera llegara a tomar su pedido, y al instante llegaron con este. Muy eficiente. La castaña se relamió sus labios y agarró rápido su comida, dándole un gran mordisco. Su contrario la miró sorprendido, su pupila se contrajo y frunció el ceño.
—Cálmate —Susurro él chico. Ella lo miró mal y le mostró su lengua mientras continuaba con lo que había comenzado.
Sin evitarlo rodó los ojos.
[...]
Dieron gracias y salieron de la cafetería, caminaban sin ningún rumbo en particular. Ambos iban agarrados de la mano, ella miraba al suelo y él al frente. La castaña distraídamente alzo su mirada al frente y la giró hacia la derecha topándose con una ventanilla de vidrio, que exponía allí un nuevo videojuego. Se soltó el agarre de su acompañante y se pegó a aquella vitrina examinando el nuevo juego exhibido.
Él chico paró y caminó al lado de la chica mientras apoyaba una de sus manos en la ventana y trataba de adivinar que estaba mirando ella. La chica lo miró con una sonrisa y señaló con su dedo índice el videojuego. Él alzó una de sus cejas con incredibilidad.
— ¿Qué es eso? ¿Otro videojuego? —Inquirió confundido— Vamos, acabamos de terminar uno ¿Ya quieres empezar otro?
La chica frunció el ceño.
—Claro que sí... Solo mira, es una continuación de Sword Art Online, acaba de sacarla un tal... ¿Eugeo? —Alzó sus hombros restándole importancia— No sé quién rayos es, solo sé que esto se ve interesante ¡Vamos!
La castaña lo tomó del brazo y con fuerza lo introdujo en la tienda de videojuegos, era cálido. Sin esperarlo, ella se adentró más allá de las instalaciones para buscar su video juego, él sin poderlo evitar la siguió.
¿Eugeo? Suena conocido. Pensó mientras corría tras ella.
— ¡Mira Kazuto, lo encontré! —Chilló emocionada, él se colocó al lado de ella mientras le arrebataba el juego.
— ¿Game of the dead and swords? —Inquirió con seriedad mientras alzaba una de sus cejas.
La chica saltó para poder coger de nuevo el juego, lo aprieta contra su pecho y coge de la caja otro. Hace un puchero y sonríe.
—Vamos, no seas aguafiestas —Trató de convencerlo— ¡Por favor! ¡Hazlo por mí! —Chilló
Él chico suspiró rendido, metió su mano en su pantalón rebuscando su billetera para pagar. Ella se dio cuenta y lo detuvo mientras negaba con su cabeza.
—No, esto lo pagaré yo —Él frunció el ceño. Su contraria sonrió levemente— Insisto.
Ambos se dirigieron al cajero, pagaron y salieron de la tienda. La chica acomodó su abrigo y lo cogió de la mano mientras le dedicaba una sonrisa. Él chico soltó una pequeña risita y apretó su agarre, un aire frío lleno de agonía recorrió su espalda dándole una mala espina del resto de aquella fría tarde de otoño.
Llegaron al parque, decidieron parar y disfrutar un poco más la tarde; y así, tal vez él pueda olvidar ese horrible presentimiento. Ella corrió lejos de él perdiéndola de vista y dándole tiempo para pensar y razonar consigo mismo.
Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta que su compañera le gritaba sin parar.
— ¡Hey! —él parpadeó un par de veces mientras se incorporaba. — ¿Quieres?
Ella le extendió un helado. Uno pequeño, al igual que el de su contraria. Él alzo una de sus cejas y frunció el ceño.
—Está haciendo demasiado frío y tú traes un helado ¿En serio? Ignorando el hecho de que acabamos de comer—Reclamó mirando su comida sin ánimos, ella bajó la mirada avergonzada—. Bien solo por ésta vez, ¿vale?
Ella asintió, él chico la miró y con lentitud se acercó a ella plantando en sus labios un beso. La chica sin poderlo evitar se sonrojó y sonrió cuándo se alejó de ella, para empezar a comer su helado.
La tarde comenzaba a oscurecer, dando paso a un cielo sombrío de tonos anaranjados y violetas; ambos se levantaron del suelo, limpiaron sus vestuarios de la tierra y empezaron a caminar lejos del aquel lugar. Las luces de la gran ciudad iluminaban su camino de regreso a casa de la castaña.
No faltaba mucho para llegar, solo hacía falta pasar esa gran avenida. Los dos charlaban animadamente, él chico cerró los ojos con tranquilidad sin darse cuenta que ella se había detenido. Él chico de cabello negro frenó de golpe mientras dirigió su mirada a Sinon, ella giró su vista hacia un gran camión que venía hacía él, la castaña lo miró asustada.
— ¡Quítate de ahí, idiota! —Gritó con pánico.
Él giró su cabeza hacia lo que ella exigía y quedó en shock. La muerte estaba frente a sus ojos. Trató de moverse pero le era inútil, lo único que hiso fue dar un paso hacia atrás y protegerse en el aire con sus manos como si intentara frenar aquel gran camión cuyos sonido de la bocina no cesaban.
La persona que manejaba trataba de frenar el gran auto, cosa que no resultó, ya que al parecer no había hecho mantenimiento a su vehículo y los frenos estaban defectuosos. Inducido por el pánico se alejó del acelerador y del volante perdiendo el control.
Cerró sus ojos con fuerza, maldiciéndose internamente por ser tan despistado. Esperó el tan arduo golpe, el cual nunca llegó.
Sintió unas manos en su espalda que lo empujaron con fuerza hacia el pavimento, su cara impactó con bastante ímpetu contra el suelo dejándolo medio inconsciente, sus oídos captaron un pequeño grito y un susurro casi inaudible al momento de ser salvado: "Lo siento". Con la poca fuerza que tenía se volteó mirando a la dirección del camión, encontrándolo volcado a un lado de la carretera, su visión se hacía cada vez más borrosa y mientras escuchaba el odioso ruido de la ambulancia, pudo ver un cuerpo con cabello café, rodeado de mucha sangre. Sangre que se acercaba lentamente a él, su mano tocó levemente aquel líquido rojo oscuro para después cerrar sus ojos cayendo inconsciente y volviéndose todo negro.
By: AlexaSagoru102~Lady✭Star , anfia0110 y SaraGonzalez628