Se ha acabado el banquete de bienvenida, mañana será la llegada de Dumstrang y Beauxbatons, así que mañana no habrá clase, empezarán la semana que viene.
Pobre Dom, pienso, después del billete tiene que venir aquí.
Son las tres, ya hace rato que las chicas se han acostado, así que soy la única despierta. Entonces, un ruido me sobresalta, en la sala común.
Me levanto, cautelosa de no despertar a nadie, y sin querer despierto a Roxanne.
-He oído ruidos-le explico.
Bajamos juntas a la sala común, intentando no hacer ruido, pero Roxanne pisa el tercer escalón, que cruje haciendo que unas sombras bajas se intenten escapar.
-Ahí quietos-digo bajando el resto de escaleras.
Veo un grupo de chicos de primer curso, de los nuevos, y en el suelo, una chica encogida de espaldas. Era pequeña, demasiado, delgada y rubia, un rubio muy familiar…
-Largaos antes de que llamemos a Woods.-dice Roxanne.
Dylan Woods es el Perfecto de Gryffindor y el guardián, como su padre.
Los niños se marchan rápidamente, y yo me pongo al lado de la pequeña. Intento girarla, pero se encoge más.
-Annie…-digo- Soy Rose Weasley-pero no la tranquiliza, solo solloza- Soy amiga de tu hermano…
De repente abre los ojos y se sienta, se limpia las lágrimas. Aún no me deja tocarla pero parece un poco más calmada.
-Mi hermano me dijo que…
-Que tu padre te mataría, sí-digo sonriéndole.
-Se puede decir que tu hermano odia con su alma a tu padre-dice Roxanne sentándose a su lado.
-Annie, esta es Roxanne, mi prima. Oye, ¿qué ha pasado?-susurro
Nos sentamos en uno de los sofás, ella en medio y nos explicó que uno de los muggles y uno de los más… De los que más odian a Slytherin, se habían unido, por así decirlo. El muggle les ha enseñado cómo pegar como en un colegio no-mágico.
-Me han traído aquí y me han hecho eso.
La llevamos hasta su habitación, no sin antes curarle el labio roto.
Me duermo pensando en que lo primero que haría nada más despertarme sería decírselo a Scorpius, después convencerle de que no les mate.
Me despierto, antes que nadie. Scorpius y yo habíamos quedado en vernos delante de la entrada.
Al mirar, no hay nadie, pero antes de que llegue, alguien me coge por atrás y me lleva al gran comedor. Me sienta en la mesa de Ravenclaw, orientada hacia la de Hufflepuff y entonces veo a Scorpius, sentándose a mi lado con los pies en los asientos.
Saca de debajo de su túnica un paquete envuelto en papel de periódico. Era una edición antigua, mucho, ya que mi tío Harry miraba con la mirada perdida y la nariz sangrando al lado de Dumbledore. El título rezaba “El que no debe ser nombrado ha regresado”.
-Felicidades-me dice Scorpius- Ábrelo.
-Pero Scorp, te tengo que decir una…-intento empezar.
-Puede esperar-me interrumpe sonriente.
Lo abro, y es una caja azul. Le miro curiosa, pero necesitaba decirle lo de su hermana.
-Ábrelo-dice- puede esperar.
Es un precioso colgante de oro, con una Saeta de Fuego de color rojo, con mi nombre inscrito.
-Scorpius…-digo. Era realmente precioso, pero seguramente aún más caro- No puedo… no puedo aceptarlo.
-Qué pena-dice teatral llevándose una mano al pecho- Yo que ahorro, y encargo exclusivamente una Seta de Fuego porque…
-Porque una saeta es una katniss, mi flor favorita, ya, ya-digo al borde de las lágrimas.
-Y, voy, en secreto con mi madre (que por cierto sabe que somos amigos y le parece la mar de bien) y lo encargo para tenerlo hoy y recogiendo periódicos…
-Vale vale-digo riendo de su falsa imitación-tranquilo, me lo quedo.
-Feliz cumpleaños Rosie. ¿Qué era eso que no podía esperar?
Le explico la situación, observando cómo oculta su ira, frío como el hielo.
-Scorpius, necesito que me hagas un favor-le digo, cogiéndole la cara y haciendo que me mire- No in-ter-ven-gas.
Entonces nos interrumpe el profesor Longbottom, hablando con Teddy.
-Rose, Scorpius, creo que ya conocéis a Ted-dice- Él es el nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras.