Hadiya sintió el cambio en la magia, fue apenas un sutil cambio en el aire, apenas como el aleteo de una mariposa. Hogwarts tenía cierta presencia mágica que tenía un dejo gris, eso quería decir que a pesar de ser una escuela dedicada a "la luz", no dejaba de tener magia oscura en menor grado. Lo cual era muy normal en la experiencia de Hadiya, nadie podía ser completamente luz u oscuridad, todos eran matices de grises, algunos más grises que otros, pero en general, muy pocos estaban tan cerca de los extremos.
Pero el cambio en la magia del castillo fue tan imperceptible que fue sospechoso. Hadiya sabia mejor que nadie que no había que descartar las pequeñas cosas, en todos los casos que ya había resuelto en Japón y otros países, habían sido pequeños detalles, ligeros cambios, los que habían llevado a la resolución de los casos. Por eso ponía tanta atención a esos "pequeños detalles".
Sin embargo, dado que apenas había sido un "aleteo" de magia, no podía localizar ni la fuente ni los cambios que podía producir. Así que lo más que podía hacer Hadiya, era estar alerta y proteger a los Gryffindor que le habían asignado.
Mientras Hadiya pensaba esto, Severus Prince intentaba compaginar sus actividades como profesor de pociones y la clase extracurricular de defensa, sus actividades como "maestro" de pociones (y las investigaciones que debía llevar a cabo), sus actividades como padre de Harry y sus actividades de investigación que hacía junto con Dumbledore, Sirius y varios miembros de la Orden.
Estas actividades de la Orden tenían que ver con el fin de Voldemort. Dumbledore ya había logrado varios avances, y estaban cerca de encontrar parte de los artefactos que buscaban, de eso dependía la derrota de Voldemort. Por otra parte, Nicolás y Perenelle Flamel buscaban alguna solución a un problema particular que tenía que ver con Harry y tanto Severus, como Sirius y Dumbledore, oraban a todos los magos por que tuvieran éxito.
Harry, ignorante de todo esto, tenía uno de los años escolares más tranquilos que hubiera tenido hasta ahora, lo único malo era la presencia de Dolores Umbridge dando "rondas" por la escuela. Parecía que lo estuviera siguiendo, o quizás era su imaginación, pero Harry había aprendido a confiar en sus corazonadas, y tenía la corazonada de que debía evitarla.
Quitando eso, la vida era relativamente tranquila, seguía escribiéndole a su primo, estaba bastante bien con sus clases, Cho volvía a ser su amiga (aunque no sabía siquiera que hubiera estado en una relación con ella) y pronto sería la primera visita a Hogsmeade.
La mancha en su felicidad se llamaba Voldemort. Aunque ya no había habido intentos de asesinarlo, si había noticias a diario, ataques, desapariciones, incluso robos a tiendas tanto en el callejón Diagon como el Knockturn. Sin embargo, los alumnos de Hogwarts no leían El Profeta, sino El Quisquilloso.
El Profeta, desde que Voldemort había regresado, se había limitado a "dar la noticia" del regreso del Señor Oscuro, pero hasta ahí, las demás actividades de sus seguidores y el mismo, quedaban relegadas a pequeñas notas, donde apenas relataban la verdad. Mientras El Quisquilloso, el periódico del padre de Luna Lovegood, a pesar de que la mayoría de sus artículos eran "poco convencionales", las notas sobre las actividades de Voldemort y sus mortífagos si eran fidedignos.
Como se enteraban Luna y su padre de esas actividades, era un misterio para Harry, pero fuera el medio que usaran, era efectivo. Moody fue de los primeros aurores en pedirle al padre de Luna que les informara de cualquier posible pista sobre Voldemort y los mortífagos, lo que había hecho que pudieran llegar a tiempo en los ataques y minimizar los daños.
Pero no era suficiente.
Esa era la razón de que Harry dedicara parte de su tiempo libre a investigar en la biblioteca sobre el peculiar "amuleto" que había obtenido de quien sabe qué mago. El amuleto era un nudo perenne de un metal que no podía identificar, cada parte del nudo parecía "dedicado" a una palabra en particular, Storge, Philia, Eros y Ágape. El libro que le había dado su padre solo había esclarecido que cada palabra se refería a un tipo de "amor" según los griegos. Pero nada más. Porque la leyenda se refería a un amuleto perdido en el tiempo, que se había fragmentado y que contenía todo el peso del sentimiento.
Y el amuleto era tan pequeño y ligero como cualquier joya. No tenía un peso "insoportable de llevar" como decía la leyenda del libro, y esa leyenda le recordaba otra, la de los tres hermanos, parecía que al mundo mágico le encantaba eso de las reliquias.
Fuera del inusual comportamiento de los "amuletos" por separado, no había nada realmente remarcable en el dije celta/griego que Harry exhibía ahora colgado de su "serpiente de peluche/pulsera de serpiente". Y ese era otro asunto, el comportamiento de su "pulsera". Hasta ahora tenía en su "interior" dos tipos de gemas, un rubí y una esmeralda, justo las que había en los marcadores de las casas.
Si su teoría era correcta, debía tener cuatro gemas para "completar" de alguna forma su pulsera, un rubí de Gryffindor, una esmeralda de Slytherin, un zafiro de Ravenclaw y un diamante de Hufflepuff. Pero parecía que debían ser encontradas de forma "inusual", la primera gema provenía de la piedra filosofal destruida, pero seguía siendo un simple rubí, la esmeralda provenía de la cabeza de un basilisco.
Y ahí radicaba el quid, cada gema tenía un origen relacionado a las características de la casa que representaban, el rubí fui obtenido al destruir una piedra capaz de ofrecer vida eterna, requería mucho valor destruir algo así. Y la esmeralda provenía de un basilisco, el cual fue eliminado con astucia. La teoría de Harry consistía en que cada gema debía tener un origen relacionado a su casa y, por ende, solo podía ser hallada la gema correcta en el momento en que esta lo encontrará a él y no al revés.
Pero ignoraba que pasaría cuando la pulsera estuviera "completa". E ignoraba que era exactamente su pulsera. Era un peluche, eso era seguro, ¿Pero qué clase de peluche absorbe gemas?
Harry decidió que quizás era hora de pedir ayuda a sus amigos, juntos habían superado muchos problemas y, además, muchas cabezas piensan más que una.
Mientras todo esto pasaba, Sirius Black encontró uno de los artefactos que buscaban. Bill Weasley había dado con la pista de otro y Dumbledore recordó donde podía haber otro.
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Severus y todos los miembros de la orden del Fénix fueron convocados a una junta extraordinaria, normalmente hacían una cada dos semanas para verificar progresos, cuando Albus mandaba una reunión extra es porque era un tema de urgencia.
La casa que era el cuartel de la Orden era una propiedad que Sirius Black odiaba con toda su alma, la casa de su familia en Grimmauld Place.
Cuando fue exonerado de todos los cargos y restituidos todos sus títulos y propiedades, Sirius lego la propiedad a Dumbledore para que pudiera ser usada como cuartel de la Orden, así que durante el año escolar se había dedicado a dejarla "habitable", y así fue como hallo uno de los artefactos que buscaba Albus.
Albus les había dicho que estos artefactos tenían cierta "firma" mágica, les enseño como detectarlos y el objeto que halló en su "el cuartel" ciertamente tenía las características que había dicho Albus, pero ¿Cómo llego ahí? Remus propuso preguntarle a Kreacher. Y luego de varios minutos de reticencia por parte del elfo, Sirius le ordeno que le dijera la verdad. Y así fue como Sirius supo del destino que había tenido su hermano menor. Lo cual solo confirmaba que el medallón que encontró en la madriguera de Kreacher (buscando hacerle una broma al elfo) era un horrocrux.
Bill Weasley tuvo la fortuna de estar trabajando para Gringotts en ese momento. Cada cierto tiempo, los duendes hacían recuento de los activos de las bóvedas, el banco era el segundo lugar más seguro de toda Inglaterra, pero, aun así, había artefactos que tenían "fecha de caducidad", sobre todo los artefactos con maldiciones o ligados a líneas de sangre.
Los duendes llamaron a su rompedor de maldiciones estrella, Bill; para que revisara una cámara en particular, ya que habían sentido una magia desconocida, desconocida y muy oscura. Así, Bill se encontró cara a cara con uno de los artefactos que había descrito Dumbledore, una copa, una sencilla copa dorada que tenía dos asas y un tejón grabado.
Bill pudo sentir también la "maldición" subyacente pero no represento un esfuerzo romperla, sin embargo, tuvo que ponerse guantes de piel de dragón para poder tomar la copa. Los duendes sellaron la bóveda, apenas Bill tuvo la copa.
La bóveda de los Lestrange fue incendiada "por accidente" ese mismo día. Los duendes habían decidido que, si esos "clientes" en particular preguntaban por su bóveda, siempre podían decir que habían instalado un filtro de seguridad más y que el fuego maldito invocado para destruir al "ladrón" que intento "ingresar" a la bóveda había quedado reducido a nada, pero desgraciadamente eso también destruyo todo lo de la bóveda.
Por su parte Dumbledore recordó un evento del pasado donde un muy enojado Sorvolo Gaunt, el abuelo de Tom Riddle alias Lord Voldemort, había presumido un particular anillo. Y siendo Tom una persona tan interesada en su linaje familiar ligado a Salazar Slytherin, Dumbledore pensó que sería una buena idea revisar la casa de la familia Gaunt.
Fue una buena idea.
En cuanto llegó a la casa, pudo sentir el cambio de magia, la propiedad estaba rodeada de magia muy oscura, y eso era señal de que había algo muy oscuro siendo protegido. Después de casi una hora, Dumbledore logro romper las barreras y superar las maldiciones de la casa y encontró el anillo.
Si no fuera porque recordaba lo que la obsesión por las reliquias de los tres hermanos había despertado en su amado Gellert, Albus no habría encontrado la fuerza para contenerse de "intentar" usar el anillo, la piedra engarzada en el anillo era la piedra de la resurrección.
Teniendo el anillo a resguardo ya en Hogwarts, Dumbledore convoco a una reunión de la Orden.
Cuando estuvieron todos les mostró el anillo, pero Sirius y Bill, también habían encontrado algo, así, había tres horrocruxes en la mesa, un guardapelo de Slytherin, la copa de Helga Hufflepuff y el anillo de Sorvolo Gaunt.
Albus le pidió a la Orden qué pensará en formas de destruir los horrocruxes, y se barajeo desde una poción hasta el fuego maldito. Pero cabía la posibilidad de que los objetos también estuvieran protegidos contra cualquier intento de ser destruidos, después de todo, en cada objeto residía un fragmento del alma del Señor Oscuro.
Así que se determinó llevarlos a Hogwarts, a un terreno dentro del bosque prohibido que tenía varias protecciones, para poder destruir los objetos una vez que tuvieran algo concreto con que dejarlos inservibles, mientras buscaban los horrocruxes.
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Draco estaba debajo de un árbol, releyendo por enésima vez las cartas de su novio. Cuando se los dijo a sus amigos, las opiniones de dividieron, unos pensaban que Draco era muy afortunado de tener un novio como Cedric y otros que Cedric era el afortunado por tener un novio como Draco.
Draco no sabía si eso era bueno o no.
Al menos no habían visto con malos ojos su relación, aunque no tenían muchos años de distancia, era evidente que Cedric podía querer "algo más" en algún momento de su relación, pero hasta ahora, Cedric había sido todo un caballero y no había hecho ningún avance, solo abrazos y "castos" besos (bueno, y alguno que otro "manoseo", siempre con el consentimiento de Draco).
Draco suspiro. Las cartas de Cedric tenían tanta poesía que era imposible no derretirse por tantas palabras hermosas, todas dedicadas solo a él. y estaba tan ensimismado con ellas que no noto que el tiempo había pasado volando y ya estaba atrasado para sus clases.
Se levanto y corrió rumbo a su clase de transformaciones cuando se topó con una pared, no, era una persona.
Un alumno de séptimo de Hufflepuff que en cuanto Draco se separó de él, este lo tomo de los hombros y lo aventó contra la pared.
—¿Qué te pasa? —Le grito Draco a su atacante.
—Solo quiero que sepas que Cedric debía ser mío—Le dijo el Hufflepuff.
—¿Qué? —.
—Lo que oíste maldita víbora, yo era su amigo, lo había estado siguiendo durante más de un año, y ya había aceptado ir a visitarme a mi casa este verano, pero tenías que aparecer tú. Y ahora él es tu novio. Pero no creo que le sigas gustando luego de que acabe contigo. ¡Petrificus Totalus! —.
Draco no supo en qué momento este chico había sacado una varita, pero si sabía que quien fuera, estaba "enamorado" de Cedric y lo culpaba a él directamente por su fallido intento de enamorarlo. En ese momento, el joven estaba pateándolo en los costados y Draco trataba de liberarse del hechizo, tal como le había enseñado Severus, pero le estaba costando trabajo concentrarse.
—¡Incarcerous! —La voz de Harry retumbo en el espacio vacío del pasillo.
Unas gruesas cadenas ataron al joven Hufflepuff, Harry había perfeccionado su hechizo a tal grado que ahora usaba cadenas en vez de cuerdas, una atadura más difícil de romper. Llego hasta Draco y finalizo el hechizo del tejón.
—¿Estás bien Draco? —La voz de Harry denotaba preocupación mientras lo levantaba y hacía que Draco se apoyara en él.
—Estoy bien cararajada, solo me fracturo un par de costillas—.
—¿Llamas a eso estar bien? —Le dijo Harry levantando la ceja en una perfecta imitación de Severus.
—Solo, llévame a la enfermería, ahí me arreglaran—.
—Solo deja enviarle mi patronus a la profesora McGonagall diciendo que te encontré y que este tejón te golpeo—.
Sin dejar que Draco replicará, el ciervo salió de la varita de Harry y luego de que este le dio el mensaje, el ciervo plateado salió a trote.
Al joven Hufflepuff lo suspendieron por un mes y Draco tuvo que pasar una semana en la enfermería, pero eso no era lo peor, resulto que el hermano menor del joven había decidido cobrar "venganza" por el castigo que le habían impuesto a su hermano. Su hermano era un joven de segundo de Ravenclaw que era además bueno en pociones.
Logro colar una poción "especial" que desfiguraría a Draco. Pero lo que siguió ni Harry ni Draco ni Poppy pudieron explicarlo.
Era el último día que Draco estaría en la enfermería, Harry se había ofrecido a servirle de escolta y ahí estaba en un domingo por la tarde, Poppy había entrado a su oficina para hacer oficial el alta. Draco solo había tomado un poco de agua del vaso que estaba sobre su buro y luego de un instante, su cara empezó a llenarse de pústulas y granos, ¡Alguien había puesto una poción en el agua de Draco!
Lo grave es que había no había calculado la acción que tendría sobre Draco, al parecer tenía una reacción mayor a la poción y las pústulas estaban empezando a invadir los brazos y pecho de Draco. Estaba costándole trabajo respirar. Y si no se hacía algo, Draco estaría en serio peligro.
Por desgracia, sin saber la poción era imposible hacer un antídoto, y Harry sabía que debía hacerse algo, pero no tenía idea de qué, Poppy salió en ese momento y viendo el estado de Draco convoco varias pociones, pero ninguna parecía hacerle efecto.
Harry se llevó la mano instintivamente hacia la pulsera que adornaba su muñeca y rezo a todos los magos y deidades que conocía porque Draco estuviera bien.
Como si se tratara de una orden celestial, la pulsera emitió un leve destello y algo parecido a un hilo de plata salió del amuleto de la pulsera y voló hasta posarse en Draco, y se desintegro en cuanto toco el cuerpo del rubio. Eso paro las pústulas y empezó lentamente a recuperar su aspecto habitual.
Draco despertó hasta la noche y lo primero que hizo fue tocar su rostro y sus brazos, todo parecía estar en orden, Harry se había quedado dormido en la cama contigua a la suya, seguramente Poppy le había dicho que se echara una siesta.
—¡Hola cararajada! —.
Harry se espabilo rápidamente.
—¡Princesa! ¡Despertaste! Y sin besito—.
Por toda respuesta, Harry recibió el golpe de una almohada lanzada por un rubio.
—¿Cómo estas Draco? Quiero decir ¿Cómo te sientes? —.
—Mejor Harry, no sé qué paso, estaba tomando agua y de repente sentí que mi piel parecía una piña—.
—Alguien coló una poción en tu agua, no estoy seguro de si era urticante con poción de granos, o qué, pero te hizo más reacción de la que debería y te estabas ahogando—.
—Entonces... —.
—No sé qué paso, Madame Pomfrey entro y te hizo tomar varias pociones, pero ninguna te hizo efecto—.
—Pero estoy bien ahora—.
—Si, bueno, no se explicarlo, yo... me aterré y empecé a rezar por un milagro y algo paso con mi pulsera y salió algo plateado del dije y entro en ti y ahora estas bien—.
—¿Algo entro en mí? —.
—No es malo, de eso estoy seguro—.
—¿Dónde conseguiste ese dije? —.
—Es una larga historia, ¿Quieres oírla? —.
—¡Por supuesto! —.
Harry pidió a los elfos que les llevaran algo de cenar y empezó.
—¿Recuerdas que esa navidad que pasaste con nosotros, alguien me había enviado un dije? —.
—Sí, tenía una palabra o algo así, en latín—.
—Bueno, ya tenía una pieza de ese amuleto en la pulsera y ahora tengo las cuatro piezas—Harry le contó a Draco todo lo que había pasado con los dijes y sobre la peculiar leyenda que había encontrado Severus.
—Entonces estas diciendo que ese dije es algo así como una reliquia mágica—Dijo Draco cuando Harry acabo la historia.
—Básicamente sí—.
—Si se trata de un amuleto de "amor", es lógico que hiciera algo para salvarme—.
—¿Eh? —.
—¡Pues porque soy tu amigo bruto! ¡Me quieres! —.
—Pues claro que te quiero princesa—.
—Supongo que esa es la clave del dije, solo sirve si hay amor de por medio—.
—Pues esa es una buena teoría, eso explicaría por qué hasta ahora hizo algo—.
—Bueno, me agrada esta cama, pero extraño la mía—.
—Vamos, te acompaño a tu sala común princesita—.
—Nunca dejaras de decirme así ¿Verdad? —.
—Nop—.
Harry llevo a Draco hasta su sala común y luego de despedirse del rubio se dirigió a su torre. Esa noche durmió tranquilamente, pero a la mañana siguiente le esperaba una sorpresa mayúscula.