Las hojas de este frío otoño caen, caen como lluvia de estrellas hacia el firmamento, me detengo a admirar la belleza de la naturaleza que muere, y muere con ella los recuerdos de tu figura.
Tu figura, tu bella figura tallada por las manos divinas de Dios, molde perfecto de sonrisa que trae consigo un mar de sentímientos, más grandes que el mar caribe.
Ese cuerpo que me arrebato los más grandes deseos carnales, ese cuerpo que estaba en mi cama, gimiendo, sudando, deseandome.
Y que se fue, se fue para ni volver, como la juventud de un viejo, como un cheque al portador, como una hoja de otoño que se pudre en un charco de agua fría, como esas mismas estrellas fugaces.
Te fuiste, aún así, me gusto ser tu juguete con el que pasaste el rato, tu juguete favorito...
-Pain.