DESCONFIANZA
Vanesa se sentía incomoda consigo misma, la desconfianza que sentía hacia Chase le estaba quitando el sueño, pasó la noche y parte de ese día pensando en lo que había visto y escuchando, no le podía encontrar explicación y lo que más temía pudiese ser verdad, que Chase estuviera jugando con sus sentimientos.
La noche anterior no habían hecho el amor por primera vez desde que estaban juntos, no se sentía con el ánimo de ser tocada por alguien en quien no confiaba.
Pero estaba también muy confusa, Chase le decía en todo momento que la amaba y demostraba con cariño, su afecto hacia ella con pequeños hechos. Como llevarle el desayuno a la cama está mañana, a pesar de lo indiferente que lo había tratado.
Le asustaba el pensar, que su propia mente le estuviera haciendo una mala jugada, que su incapacidad de creer en su amor la estuviera en ese estado. Necesitaba poner distancia para ver desde afuera, todo punto de vista y reflexionar si ella, era culpable y veía fantasmas donde no los había.
Adam entró en ese momento, a su despacho.
—Me has leído la mente,Adam. Te iba a buscar para decirte, que yo me encargaré de los distribuidores y saldré mañana para entrevistarlos.
—¿Estás segura? ¿de que quieres hacerlo tú?. —Pregunta él hombre, pensando en la proposición.
—Si. Se mucho sobre materiales, ya que trabaje con los Johnson.
—¡Perfecto! Entonces eres la indicada.
Al día siguiente salió su vuelo sin imaginarse los sucesos que se desatarían en su ausencia.
Esa tarde llega a recepción una joven rubia americana preguntando por el señor Quinn, Ana le informa a Adam de su visita y este la hace pasar.
—¿Señorita Williams?.
—Llámeme Raquel, por favor.
—Raquel entonces, ¿en qué puedo ayudarla?
La joven frunce el ceño, ante la pregunta. —Pensé que mi firma de arquitectos, les llamó para confirmar mi llegada.
—Firma de arquitectos, me está hablando de W&Q.
—Exactamente.
—Nuevamente le pregunto, ¿en qué puedo ayudarla?.
—Estoy aquí por el proyecto del resort.
—No entiendo a que la han enviado, si mis abogados se contactaron con ustedes, para la revocación del contrato que teníamos.
—¿Cuándo fue eso?. Porque no estoy informada.
—Hace semanas que los estuve llamando y no recibía respuesta.
—Pero ya estoy aquí y podemos seguir adelante.
—Como le dije, ya revocamos el contrato y otra firma la está llevando adelante. Ahora estoy haciendo una investigación sobre los materiales de construcción, que querían implementar. Ya no tenemos asuntos que resolver señorita, puede seguir disfrutando de nuestras instalaciones. —Con esa frase la despidió.
Raquel se levantó molesta de la silla, por el trato recibido, sale de la oficina ocupada con sus pensamientos cuando se tropieza con Chase.
—Discúlpeme señorita.
—Lo siento fue mi culpa. —empieza a contestar cuando levanta la mirada se asombra al ver la persona con quien tropezó. —¿Chase? Si ¡Chase! ¿cómo has estado?.
—Nos conocemos se... —corta sus palabras al ver una llamarada de furia en la mirada de la Joven —Bueno de todos modos no puedo atenderla ahora. Estoy ocupado, si me disculpa.
Fue nuevamente despedida.
«Bueno y que se creen estos hombres para tratarme así, ese idiota de Quinn creyéndose importante y Chase se olvidó de nuestro encuentro anterior, ¡malditos!».
...
La revisión de los vídeos era lenta y tediosa. Ver minuto a minuto entrar al personal y a los huéspedes, era muy arduo. Ya tenían dos días y no habían encontrado nada.
—Esto no está funcionando tenemos que repartirnos, ustedes dos, tomarán los pisos superiores. Patrick, tú tomaras los estacionamientos y la entrada de servicio. Yo estoy más interesada en el vestíbulo, la recepción y las oficinas del primer piso.
—Bien, ¿qué exactamente buscas?.
—Ya les dije, tengo un pálpito. Yo creo que el ladrón regresó al hotel, necesito que se familiaricen con el servicio y los huéspedes, cualquier extraño es sospechoso, ¿listo?. Ahora, ¿tenemos alguna imagen de Horacio Aritz?.
—Si. Creo que tengo aquí una. Listo, aquí está.—Kieran le muestra su computadora.
—Guapo el personaje, pero no sé, me da mala espina.—Toma el teléfono y espera que le contesten. —¿Ya me tienes el listado que te pedí ayer?....Hmmm, cuando esté listo me avisas.
Sloan entra a ver a sus detectives.
—¿Qué novedades me tienen?.
—Aparte de que tenemos a una Tirana en las filas —Responde Gael con ironía.
—¡Hey! eso no es justo. Aún seguimos revisando los vídeos de seguridad, nos vamos a repartir las secciones y así manejaremos los diferentes puntos de vigilancia en menos tiempo.
—Perfecto, ahora tienes toda mi atención, explícame todo este despliegue, mientras siguen viendo los vídeos.
Alexandra pasó los siguientes minutos explicándoles lo que habló con Ana y Marina y porque estaba convencida de había regresado al hotel el ladrón.
—Yo arreglé ya las contraseñas, pero antes Vanesa tenía bien protegida la web, por lo que pienso que el personaje regresó y revisó el escritorio de Ana y ahí tomó la información que requería.
—A veces las manías de las mujeres hacen la diferencia.—Comentó Sloan.
— Se te agradece, y por ello pienso que es algo personal, pero, ¿quién?.
—¿Alguien piensa igual que Alexandra?
—La verdad es que todo apunta a ello. —responde Patrick, mientras Kieran y Gael asiente.
—Bien, seguiremos con los vídeos, ¿cuál será mi pantalla?.
...
—Ya está todo listo, y se lo debo a ustedes, mis chicas.
—Chase, estamos más que encantadas de haberte ayudado, ¡quedó increíble! Sólo falta que llegue Vanesa mañana.
—Si, ya las ansias me ganan.—beso a cada una.
—Que no te vea Vanesa, va a creer que mis empleadas tienen algo contigo.—Dice Adam desde la puerta de su despacho.—Brenna, ¿hay alguna novedad por parte del escocés?.
—No.
—¿Han encontrado el auto verde del accidente?
—Cierto Bree, ¿Qué se sabe del carro verde?—interviene Chase.
—Sloan dice que no lo han llevado a arreglar a ningún taller cercano. Cree que lo han guardado, porque con los daños que tiene no estará corriendo.
Ambos asienten, ante la respuesta de la chica
—Y la señorita Williams, ¿ya nos dejó?. —Adam ve como Chase hace una mueca de disgusto.
—No. Y sigue insistiendo en verte jefe. —responde Ana.
—Por favor, chicas, continúen negando mi presencia. No tengo nada que hablar con esa joven, y ahora Chase necesito hablar contigo.
—Voy. Nuevamente, gracias chicas.
Chase cierra la puerta de la oficina al entrar en ella.
—Dime, ¿en qué te puedo ayudar, Adam?.
—Vanesa es una gran amiga mía.
—Lo sé.
—Por lo tanto tú también lo eres, entonces me puedes explicar, ¿qué tienes que ver con la señorita Williams?.
—Al igual que tú, yo también la estoy evitando, pero es demasiado persistente.
—De manera, que tú eres la razón, por la que no se ha ido.
—Me temo que si. Yo la conocí hace poco más de un año, en una convención en New Jersey, y Vanesa nos encontró en mi habitación, ese día fue el Vane decidió viajar, para olvidarse de mí.
—¡Maldición Chase! Y ahora que ustedes están bien, ella está de nuevo presente.
—Si. —se rasca el cabeza frustrado.—Es de lo más incómodo, he de confesarte algo Adam, algo que sucedió aquella noche. Yo me sentía sucio por el sentimiento que siempre albergue por vane, lo sentía como incesto. Nos habíamos criado juntos como hermanos y tenía en mi mente que no era correcto, que no verían bien, el amor que le tenía. Y ahora me doy cuenta, de todos los errores que cometí, pensando que era el único que sentía amor. Tantas mujeres que pasaron y yo en mi maldita ignorancia le preguntaba a Vane como conquistarlas, a cada una de ellas. Morenas, pelirroja, castañas pero nunca rubias, nunca rubias, Adam.
—¿Por qué no querías reemplazar tu amor hacia ella?.
—Cierto. ¡Que maldito estúpido era! Nunca llegue a amarlas, intenté, pero nada. Mi amor por Vane estaba y está muy arraigado en mi alma. Llegó un momento en que Vane se me empezó a insinuar, como esa noche. No sabes las ganas que tenía de amarla ese mismo día, pero la sensación de que no era correcto pesó más y ella se fue disgustada. Ahí cometí la estupidez de ir a emborracharme en el bar del hotel y está mujer se presenta y se me insinúa, la vi y pensé es rubia igual que vane, ¿Por qué no?.
—Y es ahí que Vane los ve y se marchó dejándote atrás. —Confirmó Adam
—Sí. Y en todo caso es, que no que no pasó nada entre los dos. ¡Jamás la toqué! Sentía que esa vez iba a engañar a Vanesa y no pude, Adam. No quise que sucediera nada y está mujer se molestó.
—Y ahora busca que si suceda.
—Me tiene totalmente frustrado. No quiero perder a la mujer de mi vida, y sobre todo por errores del pasado. Ay Adam, pase ese año que estuvo separada de mi, buscándola por toda Escocia y parte de Irlanda, hasta que me dieron las instrucciones de encontrarla aquí, cada lugar en que la buscaba, la conocían y me hacía sentir realmente orgulloso por ella.
—Durante todo ese año recorriste el país hasta llegar acá, ya entiendo, por qué enfermaste.
—Al verla contigo y con Alaina en brazos, me sentí morir y sentía que merecía el castigo de perderla.
—¡Dios amigo!, y ella no sabe nada de ese sacrificio.
—No es importante, ella lo vale todo.
—Entonces, ¿ya tienes todo listo?.
—Sí.
...
La chica pasa por la casa del novio en las afuera de la ciudad y ve que está su carro parqueado y decide dejar su carro un poco más lejos para que no sea visto, se baja y camina hacia la entrada.
Encuentra las llaves debajo de una maceta y entra, recorre las habitaciones, pero Horacio no se encuentra, decide esperarlo para darle una sorpresa.
Las sábanas está desordenadas y hay un fuerte olor a sexo, de momento escucha ruido de un carro llegando. Se asoma a la ventana y ve de utilitario de color verde, bajar a tres personas, Horacio, un hombre y otra persona que ya había visto antes.
Horacio venía muy molesto y el instinto de ella la llevó a esconderse, en un cuarto diferente, que tenía la luz apagada.
—Están difícil seguirle los pasos a ese hombre.— dijo el hombre.
—No hay excusa para que no me hayas hecho el trabajo, todo tengo que hacerlo personalmente.
—A mí no me metas en ese saco, tú tienes toda la culpa por seguir con esa estúpida venganza contra Quinn, estas ciegos y no pudimos seguir sacándole dinero.
—Tú cállate.
—Pero es verdad.
—Cállate o verás mi rabia, lo que he hecho hasta el momento no sería comparado con lo que te haré.
—¿Qué? Lo del robo a la oficina del hotel.—La tercera persona en el recinto, suelta en tono de burla.
—También está, lo del accidente que sufrió la estúpida de la socia de Adam. Lástima que ese otro carro se metió, estuvieran ahora llorando una muerte.
—Y, ¿la chica que tienes adentro?.
—La pobre estúpida no sabe que la estoy utilizando.
—Chico, es mejor hacerte el trabajo que tenerte de enemigo. —Resopla el hombre.
La chica se sorprendía con todo lo que escuchaba y entendía que no conocía a Horacio, tal era su desesperación para salir de ahí, que empezó a dar vueltas para encontrar otra salida y pego un grito al ver las fotos apuñaladas y las pelucas rubias.
En la sala los tres corren al ruido y Horacio se sorprende al ver la mujer.
—¿Qué demonios haces aquí?
—Yo...yo...yo quería darte una sorpresa. —Tartamudea la joven.
—Horacio, nos ha visto a todos, sobre todo a mi. ¡Haz algo!.
—Sí, maldita estúpida no debiste haber venido, ahora la vas a pagar.
Recibió el primer golpe en la cabeza que la hizo caer al suelo entre tantas fotos, al cuarto golpe perdió el conocimiento mientras su cuerpo recibía entre patadas y rodillazos.
...
Noni se encontraba quitándole la cáscara a una manzana cuando se formó en el aire una letra y le sobrevino un fuerte sensación con un frío helado, pegó un grito y salió de su cabaña corriendo.
—¡NOOOOOOO.....!