EN PROCESO // ¿Qué hacemos ah...

By Foooooor_ever

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Rubén y Summer vivieron un amor rápido, fuerte y destructible. Tomaron caminos equivocados y desiciones que l... More

PRÓLOGO
Capítulo 1: Nuevos comienzos.
Capítulo 2: Recuerdos.
Capítulo 3: Inesperado.
Capítulo 4: Frente a frente.
Capítulo 5: Hola
Capitulo 6: Desgracias.
CAPÍTULO 7: Atracción física.
CAPÍTULO 8: Tiempo y Soledad.
CAPÍTULO 9: Karma.
NO ES CAPITULO
¿Aún hay alguien?

Capítulo 10: Pre-boda

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By Foooooor_ever

SUMMER P.O.V.

- ¿Y si le doy un anillo de caramelo?

- Eres un imbécil. - le respondí riendo a Mangel.

Estábamos en la joyería esperando que le entregarán a Mangel los anillos para el matrimonio religioso. Ya había visto los de la ceremonia civil y eran preciosos.

Mangel estaba demasiado emocionado con las bodas. Sin duda, estaba actuando como la mujer, buscando más opciones y fijándose que todo estuviera bien.

Cuando por fin entregaron las argollas salimos del lugar y fuimos al centro comercial. A Mangel solo le faltaba un bañador, se irían de luna de miel a Punta Cana. Que envidia.

Paseamos al rededor de cuarenta minutos donde Mangel no podía decidirse en cual elegir. Al final terminó escogiendo uno con bananas. Bastante masculino, si.

- Ay, necesito ir al baño. - dijo Mangel haciendo un baile raro.

- ¿Qué? ¿Vas a ir a retocar tu maquillaje? - dije riéndome.

- Cállate maldita Summer. - dijo entregándome su móvil y billetera y corriendo en dirección a los baños.

Me senté en una esquina a esperar a Mangel y tomé mi móvil para pasar el rato.

Martina me había etiquetado en una foto en Instagram dónde salíamos bebiendo champagne en su despedida de soltera el pasado viernes. De tan solo recordarlo siento resaca otra vez. Fue una completa locura. Bebimos hasta que se acabó todo y la policía llegó a pedirnos que bajaramos el volumen de la música. Un chico disfrazado de bombero le hizo a Martina un baile muy sexy y todas ocupamos unos gorros con forma de penes. Una completa locura.

Por el lado de los chicos fue todo mejor de lo que esperaba. La chica que iría a hacer un baile que había contratado Max les canceló así que lo único que hicieron fue beber y hablar cosas de hombres.

Nicolás se unió al final y no pude hacer nada para impedirlo. Al final, el también sería padrino de la boda así que tenía que participar en las actividades. Según lo que él me dijo, no cruzó muchas palabras con Rubén y fue todo ordenado. Me alegré.

El móvil de Mangel comenzó a sonar mientras yo estaba viendo mi Time líne de Twitter y contesté sin pensar.

- Móvil de Mangel. - dije.

- Martina puedes preguntarle al Mangel si puedo ir con zapatillas a la boda civil. - dijo la voz de Rubén que reconocí de inmediato.

- No soy Martina, soy Summer. - dije. - Y definitivamente no puedes ir con zapatillas a una boda.

- ¿Dónde está Mangel? - preguntó ignorando mi comentario. - ¿Puedes darme con él por favor?

- Está en el baño. - respondí. - Pero en serio no puedes ir con zapatillas.

- Vale, lo llamo más tarde. - dijo ignorandome otra vez.

- Eres un imbécil. - dije.

- ¿Qué te pasa? - preguntó confundido. - No pedí tu opinión, sino la de Mangel.

- Eres un imbécil. - repetí.

- Bien, dile a Mangel que me llame. - fue lo último que dijo antes de finalizar la llamada.

¿Qué le pasa a este chico?

No lo he visto ni hemos cruzado palabra en 10 meses y ahora se comporta como un completo capullo. Terrible.

Mangel salió del baño y tocó una de mis mejillas con sus manos mojadas.

- Aún no aprendo a hacer pis. - dijo bromeando y se ganó un golpe.

- Dios mío, eres asqueroso. - grité limpiando mi mejilla. - Por cierto, te llamó Rubén.

- ¿Hablaste con el? - preguntó afligido.

- Uumm, sip. - dije. - Es un imbécil.

- ¿Que ha pasao?

- Creo firmemente que me odia. Es decir, yo fui amable con y el sólo me ignoró y respondió mal todo. Es un imbécil. - repetí sintiendo que había dicho la palabra imbécil muchas veces en el día.

- Bueno, después de todo... Quizás si estuviera en su lugar también te odiaria. - dijo Mangel mirándome. - El está enamorado de ti.

- Ugh, no vamos a volver a ese tema otra vez Miguel. - dije caminando. -

- Vale... Solo espero que no se golpeen en mi boda. - respondió riendo.

Ay Mangel. Yo espero lo mismo.

- Nada lo va a arruinar. Lo prometo. - dije. - Lo que si va a arruinar va a ser Rubén que quiere ir con zapatillas. ¿Ese hombre no madura?

- El estilo Rubius. - dijo riendo causando Flashbacks en mi mente. - Bien, cambiando de tema, ¿otra vez un test de embarazo Summer?

- Por dios, ¿Martina en serio te cuenta todo?

Caminamos de vuelta a nuestros respectivos hogares mientras seguimos hablando de todo.

- Bien, supongo que la próxima vez que vamos de compra o salgamos a pasar el rato vas a ser un hombre casado. - dije despidiendome cuando llegamos al portal de mi apartamento.

- Supongo. - respondió riendo. - Pero, ¡Vamos! Ya van más de dos años de amistad, nada va a cambiar entre nosotros.

Sonreí y lo abracé fuertemente. Tenía razón. Nunca nada había cambiado entre nosotros a pesar de todo lo que había pasado.

Después de un último abrazo subí a mi piso y me encontré a Nicolás probandose su traje para la boda.

Le saludé y ayudé a arreglar la corbata para que se diera el último vistazo.

- Te ves bieeeen. - dije mirándolo.

- Gracias bebé. - respondió besando mi frente.

Caminamos hacia la cocina juntos y saqué una manzana.

- Oye, ¿Qué te parecería si nos mudaramos? - preguntó Nicolás de repente.

- ¿Mudarnos? ¿Por qué?

- No lo sé, quizás hacer un cambio. - explicó mientras me senté en la encimera. - A veces cambiar de aires viene bien.

- ¿Quieres irte a otro sitio? ¿La cuidad de agobió y quieres algo más alejado? - pregunté mirándolo.

- Sí... Digo, quizás. Algo lejos. - respondió.

- Mmhh, si quieres. - me encogí de hombros. - La verdad yo estoy bastante a gusto. Me queda cerca de mi trabajo y de mis amigos. Además, si es que me suben el puesto voy a tener que llegar más temprano, la verdad necesito algo no tan lejano.

- Tienes razón. No me tomes en cuenta, solo era un pensamiento tonto. - dijo. - Voy a cambiarme. - me dió un beso corto.

- Yo voy a ducharme. - dije lanzando a la basura lo poco que quedaba de mi manzana y caminando hacia el baño.

Me quité la ropa y me meti bajo el agua caliente, relajando mis musculos. Necesitaba relajarme.

__________________

- ¡SUMMER! ¡¿DONDE ESTÁ EL COLLAR?! - Me gritó Martina en el me senté a descansar un segundo.

- ¡VOY! - le grité de vuelta.

Maldita sea, ¿dónde está el maldito collar?

Me contentré en respirar y no caerme  debido a lo rápidos pasos que estaba dando con mis tacones y me metí en la habitación de Martina buscando entre su mesita de noche el collar que usaría hoy.

Exactamente hoy, el día de su boda.

Los días pasaron demasiado rápidos, para mi gusto, y la verdad no podía creer que el día había llegado. Hoy era la ceremonia legal y no había parado a descansar ni comer en ni un segundo.

Me desperté temprano. Muy temprano. Eran las 6:30 a.m. cuando la llamada de Mangel interrumpió mi sueño, preguntándome si estaba bien en casarse. Lo cual me pareció una estupidez porque ya todo estaba pagado, además de que me había hecho esa pregunta al menos 500 veces los últimos diez meses.

Desde las 9 a.m. que estoy en casa de Martina, también está Sophia y Jasmine dando vueltas por ahí, la mamá de Martina, una de sus primas y la mujer que le habíamos pagado para que nos maquillara y nos peine.

Realmente pensé que este día no iba a ser tan ajetreado, debido a que sólo de la ceremonia civil, que bien si era importante, pero era algo mucho mas pequeño de lo que sería la religiosa en seis días más. Pero heme aqui, sin parar desde las 9 a.m.

Después de cinco minutos buscando el maldito collar, lo encontré dentro de un libro. No tuve tiempo de reaccionar porque estaba ahí, así que sólo se lo di a Martina.

Ella ya estaba casi lista, su vestido blanco y el perfecto peinado hacia relucir su rostro y de veía demasiado feliz. Llevaba un vestido simple hasta arriba de la rodilla porque el largo lo usaria en la boda religiosa. Aún así, todo era perfecto. Seguía sin creer que mis mejores amigos iban a casarse.

Veinte minutos después, me di un último vistazo en el espejo y salimos rumbo a la casa del papá de Mangel. Ahí sería la ceremonia, tenía un patio muy grande así que fue la mejor opción.

- Ya están fuera. Vamos saliendo. - informó Sophia sosteniendo su móvil.

Todos los demás ya estaban allá y Nicolás era el encargado de llevarnos en su auto a Sophia, Jasmine, la madre y prima de Martina y a mi.

A Martina la llevaría su padre en su auto, como a todas las novias. Lo clásico.

- Bien. - Tomé mi bolso y me acerqué a Martina. Me sorprendió muchísimo que estaba respirando muy rápidamente y sus manos temblaban. - ¿Estás bien?

- No. - respondió mirandome, sus ojos se estaban llenando de lágrimas. - ¿Puedes quedarte aquí, por favor?

- Claro. - mi respuesta salió ante de incluso pensarla. Me dirigí a la puerta donde Sophia estaba esperandome y le informé. - Vayan ustedes, Martina está teniendo una crisis de pánico, por favor no le digas a su madre, va a hacer un escándalo. Sólo diles que necesito hacer algo con mi vestido y dile a Nicolás que vuelva a buscarme por favor.

- Bien, pero, no van a alcanzar a llegar. La ceremonia empieza en 20. - me respondió afligida.

Suspire pesado y me di una vuelta intentando pensar en alguna idea antes de responder.

- Entonces, que Nicolás se quede allá, a penas llegue el padre de Martina voy a pedir un Uber. Voy a tardar más si espero que Nicolás vuelva por mi. - dije nerviosa, pensando que la crisis de pánico estaba a punto de tenerla yo.

- Esta bien, tranquilizate. Vas a lograrlo. - me abrazó Sophia y salió corriendo cuando la bocina del auto de Nicolás sonó.

Volví hacia Martina que estaba sentada con un pañuelo en sus ojos, tratando de secar sus lágrimas sin que el maquillaje de arruinara.

- No puedo hacerlo. - soltó de repente.

Pensé en dos opciones. La primera era golpearla hasta que recapacitara y la segunda darle palabras de apoyo.

Si, la segunda era la mas viable.

- Calmate. Si puedes. - dije. Me acerqué y me arrodilló frente a ella tomando sus manos. - ¿Lo amas?

- Claro que lo amo, es el amor de mi vida. Lo amé desde el primer beso. - suspiró. - Pero ¿y si no resulta? ¿si nos estamos apresurado? ¿si un día despierta y se da cuenta que no es feliz? ¿y si no me ama?

Tuve que emplear un poco, sólo un poco del plan número uno. Era necesario.

Subí mano y le di un golpe en la cabeza.

- ¿Estás tonta o qué? Mangel te adora. Ustedes están destinado a estar juntos, tienen toda ésa magia de cuento de hadas en la que todos deberían creer. Ustedes son magia y eso es innegable.

- ¿Pero que hay con el futuro? ¿Si algo malo pasa? - pregunto y a esta altura ella y yo estábamos llorando.

- Creo firmemente que en lo único que tienes que pensar en el presente. En que lo amas ahora, el te ama ahora, quieren casarse porque se aman, porque lo quieren así, porque piensan en estos momentos que quieren hacerlo. Enfocate en el presente, en este momento, donde en dos minutos tú padre va a entrar por esa puerta y te va a llevar a tu boda, donde vas a casarte con el hombre que amas. ¡A la  mierda el futuro! No podemos asegurar nada, por que puede que mañana se caiga el cielo o lleguen los alienígenas a invadirnos, pero ¿qué  se yo? Y no me importa en realidad. ¿Sabes por qué? -pregunté y ella negó con la cabeza. - Por que en estos momentos, estoy feliz, por que mi mejor amiga va a casarse con un hombre que ama y nada, nada más que eso, importa.

- Eso de los alienígenas fue gracioso. - respondió riendo mientras se secaba las lágrimas.

- Si, he visto muchas películas. - me reí. - Pero en serio, toma aire y no pienses en el futuro. Sólo piensa en tu felicidad y en que no existe nada más grande en este mundo, que el amor.

Nos enfudimos en un fuerte abrazo hasta que la puerta principal se abrió y el padre de Martina entró gritando "ESTAMOS TARDEEEEEE"

Tomé mis cosas, ayudé a Martina a subir a el auto con su padre y cuando se fueron, me devolví a cerrar todo correctamente y me quedé de pie en la calle. Saqué mi móvil encontrando un montón de llamadas pérdidas pero las ignoré, necesitaba pedir un Uber lo más rápido posible.

En el momento que estaba escribiendo la dirección de destino, la bocina de un auto me hizo saltar, haciendo que mi móvil se cayera.

Lo recogí rápido y alce la mirada, encontrándome con una camioneta negra, algo sucia, frente a mi. Uno de los vidrios negros, que no permitía que viera nada dentro bajó lentamente para revelar a Rubén en el asiento del conductor mirándome.

Mi corazón comenzó a latir fuertemente. Demasiado fuerte. No creía que estuviera correcto que mi corazón latiera a tal ritmo. Crei que me estaba dando un paro cardíaco.

Hacían diez meses que no veía a Rubén y odiaba completamente que mi cuerpo reaccionará de esa manera al encontrarlo.

- Me enviaron a buscarte. - habló. Ni siquiera recordaba como sonaba su voz. - Sube, estamos tarde.

______________

Perdón.

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