13 de noviembre del 2015.
Mi padre había hecho un buen trabajo al sacarme de aquí, de algo le servía ser el mejor abogado de Nueva York, después de su sermón sobre que no volverá a viajar desde allá para venir a California a sacarme de un lío otra vez, se va, diciendo que aún no sabe cuando volverá.
Todo un amor, salgo limpiando mis nudillos que aún tienen un poco de sangre de aquél imbécil. Paro abruptamente cuando visualizo la cabellera roja de Beth en las bancas mientras ella mira el suelo, niego con la cabeza pasando por su lado hasta el estacionamiento.
Ciertamente me sigue, le doy un poco de atención mientras mantengo mi expresión fría y distante, ella se disculpa y luego me mira. Le pregunto si le gusta ese Alex a lo que niega y no puedo evitar que mi corazón se acelere cuando dice que al único que quiere es a mi.
Le pregunto que entonces porqué estamos separados a lo que ella se encoge de hombros pero sonriendo, la tomo acercándola a mi y estampando un beso en sus labios que lentamente disfruto y al parecer ella también lo hace.
Se separa y le propongo retomar todo desde donde lo dejamos y ella, un poco difícil y renuente, termina aceptando.
Pregunto si quiere que la lleve a casa a lo que niega pues trae el carro de su padre y dice que la matarán si no llega pronto, después de todo está por amanecer.
Me sonríe y planta un pequeño beso en mis labios para después correr a su auto e irse, río.
Ella es la mejor de todas.