12 de noviembre del 2015.
La fiesta, la primera fiesta en la que Ed me había invitado y no había negado como venía haciéndolo desde hace varias semanas.
Subí a su camioneta mientras alardeaba sobre como nos la pasaríamos excelentemente bien, incluso sacó enseñándome un sobrecito que contenía unas pequeñas pastillas de color azul, sonreí hacia él mientras reía.
Nos detuvimos en el primer auto establecimiento más cercano, esperé en el auto con pereza de bajar, sostuve el teléfono entre mis manos, un mensaje llegó alertándome al instante, lo abrí, Rebbeca, la linda chica que había conocido en aquél restaurante donde fui plantado.
Resoplé cansado, ¿Cuánto podía tardar Ed en comprar un tomo de cervezas? Parece que me hubiera oído porque en ese preciso instante salió con tres bolsas, subió y manejó hasta llegar a la enorme fiesta de unos de una fraternidad cercana.
Salí siendo saludado por varios amigos y personas que nunca en mi vida había visto, las chicas se acercaron pero las esquivé con delicadeza y sonrisas picaras diciéndoles que primero quería tomar un trago, ellas insistieron pero al final, se alejaron alegando que pronto regresarían por mi.
Tomo un trago, luego otro y otro hasta que simplemente perdí la cuenta de cuantos vasos llevaba a mi sistema, bailaba de manera muy provocadora con una pelinegra que se frotaba sin pudor alguno sobre mi, alcé la vista y ahí estaba, viéndome con la boca abierta para después correr escaleras arriba, maldije siguiéndole el paso.
¡Dios! Beth corría malditamente rápido y la gente bailando no ayudaba mucho, corrí por la misma dirección en la que ella pero me detuve cuando vi los corredores de la parte superior vacíos.
Abrí puerta por puerta y quise retractarme al segundo de haberlo hecho, lo que mis ojos vieron... esa imagen nunca me la quitaría de la cabeza, ni en un millón de años.
Era Beth, muy cerca del tal 'Alex' apunto de besarse, tan cerca que seguro ella podía sentir su aliento muy cerca.
Mi cordura se fue sin controlarlo.