tales of liberty town | vol 1...

By pabpabloalej

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advertencia: la siguiente historia puede contener lenguaje sin sentido o chistes malos con un toque de tópico... More

Parte 1: el caso M
parte 3: el plan
Parte 4: ejecutando el plan
Parte 5: DESENMASCARANDO AL CULPABLE

Parte 2: el caso M

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By pabpabloalej

 Luego de bailar por un largo tiempo, Stephen y Elizabeth con apariencia cansina se sientan a descansar en la barra junto a su hermano y Jeremías, los cuales empiezan a conversar taimadamente.

– Hola hermano. – lo saluda Jeremías con una sonrisa amable. – ¿Qué me cuentas?

– Hola amigo. Pues... He de decirte que por fin llegó un caso nada mediocre.

– Vaya, pues tal vez esta información te ayude, si es que no es un caso mediocre. Hace unos... Cinco días, en un lugar del sector de clase media-alta hubo una pelea entre un jefe de un grupo criminal y un chico. – Empezó a contar Jeremías, él era reconocido por transmitirle a los hermanos Vald y a otros investigadores, información de los barrios altos u otros lugares con problemas– y al terminar, una chica, de identidad desconocida, tiró un bote de ácido a todos los presentes. Lo extraño es que solo están los cadáveres de los criminales, el chico no fue encontrado.

– Jer, esa información creo que...–

– ¿De parte de quién viene esa información, Jeremías? – Interrumpe Stephen.

– De un hombre de una gran reputación.

– Eso es justo lo que dice el caso Z_A_Z. Pienso que ese es más importante que el de Martha Dreir.

– Los dejo hablar – dice Jeremías con su característica sonrisa ladina mientras se retira a la zona de trabajadores limpiando una copa pequeña.

John se voltea con violencia hacia su hermano mayor, y comienza a reprenderlo por mencionar los casos a los cuatro vientos entre aquella muchedumbre, restándole a su vez importancia al caso del ácido

– Por dios John, abre esos ojos en medio de esa melena. El caso del ácido es mucho más importante y no podemos perderlo por una niña con dinero. – Reclama Stephen.

– Steph. – Dice con un estertor John- No conversaremos sobre esto aquí, debemos ir a la oficina.

Elizabeth, que solo se había dedicado a observar la discusión de sus hermanos, abre sus ojos sorprendida y le responde a su hermano.

– ¿Pero cómo? ¿De qué hablas? Apenas llegamos, ¿no podemos solucionarlo aquí?

– Preferiría que fuese en la oficina, así evitamos cualquier... Problema– Con nervios, John mira a sus espaldas para descubrir que ese individuo de máscara aterradora permanece viéndolos. Y prosigue, en voz baja –Mejor vamos a casa, tomaremos el tren.

Elizabeth y Stephen intercambian miradas; algo le sucede a su hermano, ya que no toma la ruta que acostumbra, y cada cierto tiempo mira a los lados.

Al tomar el tren John se mantiene callado y nervioso todo el trayecto. Por fin llegan a una zona tranquila y alejada en una pequeña colina al norte de la ciudad, en donde se encuentra el hogar de los tres hermanos. El segundo Vald entra seguido de sus hermanos, cerrando todas las ventanas mientras los dirige a la sala.

– Stephen, no vamos a cambiar el caso, se acabó la discusión.

– ¿Por ello discutían? ¿Exactamente qué sucede?– Elizabeth se calla al oír la desesperada voz de John

– Nada, nada, solo... No cambiaremos el caso, es todo- dice el de largo cabello sirviéndose unos chocolates en un plato para posteriormente sentarse.

– ¡No! – Exclama Stephen mientras le arrebata el pequeño plato a John – El caso Z_A_Z es mucha más importante, y fácil.

– El caso M es mucho más fácil y debemos terminarlo. ¡Es una persona desaparecida Stephen!

En un arrebato de ira, Elizabeth se levanta, cansada de la discusión de sus hermanos mayores.

– ¡Hagan silencio! No discutirán por un caso, que, tal vez ni siquiera nos van a pagar. – Con aquellas palabras, Elizabeth calla a sus hermanos durante unos minutos.

– Yo opino que hay que investigar acerca de esa pelea. – Insiste Stephen, ganándose una mirada suspicaz de Elizabeth.

– Tú encárgate de investigar eso, y yo investigaré acerca del hermano de Martha, su caso es más genuino. – Decide John tras unos segundos.

– Apoyo a John. – Dice Elizabeth– El caso M es posible de resolver fácilmente. De todas formas, usaremos a ALPHA 1 y lo terminaremos todo de manera efímera.

ALPHA 1 irrumpe en la sala tomando la forma de un mayordomo con un holograma.

– ¿Ha dicho usar, Señorita Vald? – inquiere el androide. Elizabeth se carcajea levemente.

– Perdona, quise decir, pedir la ayuda de nuestro amigo robot. – Le responde con una sonrisa, ALPHA le responde con la misma sonrisa y se retira.

Stephen, preocupado por su actitud, se sienta junto a John y le acaricia fraternalmente la espalda. Mientras le pregunta qué le sucedía

– Solo olvídalo, ¿bien? Vamos a investigar, y matamos dos pájaros de un solo tiro.

El lunes en la mañana los hermanos Vald toman un tren que los envía a la Torre de La Campana, famosa por cuidar la campana con la cual se declaró el fin de la batalla para la libertad de su país. Luego de una hora llegan con cierto cansancio al techo del edificio, la señorita Dreir los esperaba con una mirada expectante sosteniendo una carpeta en donde resguardaba información recolectada de su hermano.

-¡Detective Vald! Necesito que haga todo lo posible para que lo encuentren... – dice mientras le entrega el sobre, que se veía mojado por unas lágrimas no muy recientes. Una esquina del sobre estaba quemada.

–Tranquila. – La consuela John guardando el sobre en su abrigo marrón mientras le da una palmada amistosa en el brazo viendo sus ojos – Seremos cuidadosos y precisos.

Luego se alejan mientras Martha suelta una risa en voz baja despertando sospechas en Stephen por su aparente felicidad. Luego toman un tren con dirección al despacho de los detectives se dirigen. Cada quien lleva su respectiva información dividida en el camino. Se acomodan en sus respectivos sectores, Elizabeth se dedica a revisar el escáner de actividad en la zona, mientras Stephen observa diferentes artilugios antiguos que tiene en su posesión. John se encarga de investigar la base de datos de la compañía de sus padres.

Pasan las horas, hasta que por fin, el reloj marca las diez y media de la mañana, hora que acordaron para planear la investigación.

– Lizzie, pienso que ya tengo un motivo por el cual su hermano pudo ser secuestrado. – Dice John con voz triunfal mientras pega distintos papeles con información de manera desacomodada.

Stephen en silencio reúne pistas acerca de la pelea que culmino en un final ácido –y nunca mejor dicho– para aquellos criminales. Con certeza, sonríe levemente.

– Chicos... He hallado algo.

– Dinos Stephy. – Dice John acercándose con Elizabeth hacia la mesa de su hermano.

– No me llames así, idiota. – Reclama secamente el mayor obteniendo un suspiro de John – Tengo una pista acerca de la pelea, según esta información, un testigo dice que el chico el cual fue a confrontar al criminal, era de clase alta, sabe que lo era, ya que pidió un Whisky Diamond Barry del 2000 y fue con ropa de precio considerablemente alto.

– Eso no nos dice nada, a menos de que...– Elizabeth se detiene en la estación del satélite, y comienza a leer la actividad de la zona el día jueves. – Efectivamente, ese borracho tenía razón, era un chico adinerado.

John no del todo convencido les responde.

– Sé a dónde va esto, y si es que fue el hermano de Martha, debería de habernos dicho que su hermano estuvo en el bar.

– ¿Y qué tal si no quería que lo supiéramos? – Complementa Elizabeth.

En ese momento los hermanos intercambian miradas cómplices, y unen las pistas que han logrado obtener hasta ese momento. El ambiente se torna turbio, los Vald, se separan y forman un triángulo, el cual llaman triángulo de la mente", comienzan a hacer conjeturas, deducciones e intercambian ideas. El primero en hablar es John.

– Si el hermano de Martha Dreir fue a ese bar a reclamar pudo haber iniciado la pelea, y escapar rociándoles ácido a los criminales.

– Pero en la foto en el satélite no se observa nada, y si estuviera no hay señales de un hombre, fue a quemarropa y desde un punto bajo. – Dijo esta vez Elizabeth.

– Lo cual solo deja a una mujer para que lo haya hecho... Y si esa mujer conocía al chico solo nos deja con su propia sangre; Martha. – Repone el mayor.

– Pero eso no es posible, si ella hubiese hecho eso -y no digo que lo hizo-¿Por qué nos pediría ayuda?

– La única manera de que no hubiese nadie que molestara un crimen es que nadie lo investigue, y por ende nos hizo buscar a su hermano... Ya que ni ella sabe dónde está. – Dedujo Stephen.

– O puede ser que sí, tal vez nos ha estado enviando mensajes subliminales, que tenía claro que recibiríamos y por ello no conseguimos a su hermano. – Habla ahora Elizabeth.

– Porque... Ella sabe dónde está y no quiere que sea encontrado. – Finaliza John parado junto a la ventana, mirando la ciudad desde las alturas.

Al romper el triángulo, el trío de hermanos tiene más que claro cuál será el siguiente movimiento que harán para desmantelar aquel obscuro crimen; deben ir a hablar con Martha Dreir.

Al día siguiente se dirigen a conversar con Martha Dreir, en su misma mansión. Una mansión protegida las veinticuatro horas del día por paredes de aproximadamente tres metros de alto dando solo la vista del último piso del hogar, que cabe destacar, tenía cinco plantas, con un diseño muy semejante al que se veía en la década de los 20. Su fachada estaba cubierta de árboles y luces blancas que se veían a algunos metros de distancia. Los hermanos Vald entran en un auto nada llamativo hasta la puerta principal.

– Detectives Vald, me alegro de verlos por acá. – Dice Martha mientras se levanta de un sillón rosa sosteniendo un habano recién encendido. La sala era de paredes rojas, y tenía una chimenea que brillaba con la luz del fuego – Espero que tengan noticias para mí.

– De hecho temo que las noticias no son del todo buenas... – inicia John acercándose mientras se quita su sombrero con cara de vergüenza. Sus hermanos solo bajan sus cabezas y el segundo hermano empieza a explicar – Tu hermano estuvo en un bar hace seis días, y... Es posible que haya sido asesinado con ácido mientras peleaba con un criminal. Pero su cuerpo no fue encontrado.

–No... – toma bruscamente una foto de su hermano que se hallaba en una mesa, y mira a John con ojos desconsolados– No puedo creer que... Él haya muerto– Y ahora abraza a John, ya, completamente, llorando. El habano está en el suelo, soltando pequeños pedazos de cenizas mientras se apaga lentamente.

Luego de unos días de investigación los hermanos son invitados al funeral del hermano de Martha. En medio de la zona de clase alta, arribaron un lugar frío y lúgubre, en donde se podía oler el miedo y el desprecio. El ambiente era tan tenso que se podría cortar con un cuchillo, esto dado gracias a que estaban trayendo la urna del hermano de Martha, que se encontraba vacía.

La recién rellenada tumba –ahora, con la urna–, tenía el nombre "Bartolomé Dreir" inscrito en la lápida, en la que difícilmente, por culpa de la lluvia, se leía el epitafio "Querido hasta el final". Los hermanos Vald se escondían de la lluvia bajo un árbol, con algo de pena, y veían desde la lejanía a los presentes, y con sus abrigos y gafas de sol negras, con voces lastimeras, bajaban la cabeza mientras repetían diferentes oraciones en hebreo.

–Pobre familia. – dice Elizabeth mientras ora por el bienestar de la misma en latín, un poco más cerca de los hermanos, un padre hace una cruz por ellos, ocasionando pequeñas risas por parte de los Vald por no compartir sus creencias, inaudibles para los Dreir – Ojalá podamos ayudarlos, a que nada malo les pase por culpa del asesino

–No puedo creerlo. – comenta John acercándose a la lápida y arrodillándose, le susurra en lenguas antiguas al nombre de Bartolomé: "Por mi poder y vida, te juro que conseguiré quien te causo tanta desgracia." – Bueno, ahora tenemos trabajo que hacer.

– Es momento de ir a revisar la mansión Dreir – completa Elizabeth con tono autoritario mientras observa al horizonte soleado. La suave brisa los llevaba con dirección a la mansión Dreir.

Caminan inspeccionando todas las lapidas hasta su auto; un Pontiac Firebird Trans Am v8 modificado llamado por cariño "Fénix", era de color gris oscuro, poseía características notablemente especiales ocultas a la vista.

–Yo conduzco esta vez, hermanos. – retoma Elizabeth mientras ocupa el asiento del piloto. Toca una pantalla táctil que abarcaba región cerca del volante, y al hacer esto, ALPHA 1 surge en forma holográfica – ALPHA 1, pon al Fénix en modo sigilo. Vamos a investigar a los Dreir.

Al caer la noche los jóvenes detectives se destinaron a la mansión estacionándose a unos pocos metros de ella. Dirigiéndose a la zona trasera de la casa para no ser sorprendidos, luego de trepar los muros evaden las torres de vigilancia rápidamente para encontrarse con una ventana pequeña que pertenecía a un sótano oscuro que no tenía luces instaladas.

-bien, este es el plan – comenta en voz baja Elizabeth mientras abre lentamente la ventana con un destornillador rojo – entramos por acá y buscamos pistas para corroborar si Martha es la asesina como Stephen insinúa – al mismo tiempo que Elizabeth dice esas palabras entran todos con gafas con bordes dorados y un cinto marrón creadas por sus padres las cuales accedían al portador a obtener más rangos en el espectro de visión -

Los hermanos al entrar notan que la habitación está bastante ordenada cosa que es rara para una habitación sin luz. Stephen se separó del resto para revisar la habitación más a fondo descubriendo tubos de ensayo algo deteriorados encima de un balde de aspecto oxidado que contenía restos de una sustancia toxica mezcladas con lo que parecía ser huesos. John y Elizabeth por su parte indagan en los estantes cercanos a Stephen donde se consiguen piezas mecánicas y libros polvorientos y antiguos.

-chicos... creo que encontré algo – menciona con temor Elizabeth al encontrar un libro el cual explicaba una receta de un ácido potente contra la materia orgánica de efecto retardado –

Al ver el balde reaccionan viendo que los restos son de Bartolomé, asustados inspeccionan los diferentes documentos que se encontraban en los estantes del ático. Luego de guardarlos corren a la ventana abriéndola rápidamente al escuchar pisadas en la puerta.

-¿trancaron esa puerta? – Pregunta Elizabeth viendo una respuesta afirmativa de sus hermanos – perfecto. Ahora debemos irnos. – mientras dice eso corren saltando el muro y subiéndose al fénix para escapar.

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