«Catorce días de Honeymoon»

By Sumi_Chan

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Pequeñas historias que narran los 14 dias de matrimonio de Kirito y Asuna. (KiriAsu super mega archi fluff) More

Día I: Aprendiendo a compartir espacio~
Día II: Conociendo sus miedos~
Dia III: Situaciones Domesticas~
Día III: Confesiones nocturnas (BONUS)~
Día VII: Depresión post-partida~
Día VIII: Visitas~
Día IX: La primera pelea~
Día X: Recolección de manzanas~
Día XI: Perdida en el bosque~
Día XIII: Hilo rojo del destino~

Día XII: Día de playa~

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By Sumi_Chan


Catorce días de Honeymoon

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— ¡Kirito kun despierta! ¡Vamos! Me lo prometiste. ¡Despierta, despierta!

El joven gruñó de disgusto y apretó la cara contra la almohada de su cama antes de abrir un ojo para observar a la intrusa que osaba importunarle.

Asuna estaba arrodillada a un costado de su cama. Aún vestía su camisón rosado y tenía una expresión de completa súplica pintada en su rostro. Su cabello completamente suelto acrecentaba su reciente despertar y su expresión de ruego.

Gruñó por lo bajo y se dio la vuelta en su lugar ignorándola.

— ¡Mou, Kirito kun! -volvió a exclamar la muchacha antes de lanzarse de lleno sobre él como si fuera una niña pequeña — ¡Kirito kuuuun...!

El joven soltó una exclamación de sorpresa al ser asaltado de esa manera. Por supuesto Asuna no pesaba nada pero la situación de tenerla encima sin pudor, y con sus ojos color miel tan grandes y suplicantes, con sus pequeñas manos pegadas a su torso era una situación muy bochornosa.

— ¡Vale, vale! -exclamó rápidamente sujetando sus muñecas antes de que se le ocurriera hacerle cosquillas o algo peor.

— ¿Te levantas?

— Ya te he dicho que sí- mascullo de mal humor y sin moverse de su cómoda posición.

— ¡Kirito kun lo prometiste! ¡Dijiste que tendríamos un día de playa!

— Si mal no recuerdo dije que si había sol podríamos pasar el día cerca del lago...

— ¡Eso hace un día de playa!

Él la miró fijo y soltó una pequeña risita —Eres muy persistente.

— ¡No es cierto!

— Si lo eres.

Ella infló las mejillas en un puchero gracioso, y cuando Kirito pensó que se molestaría y seguramente arremetería contra él de alguna forma, Asuna lo sorprendió acomodándose sobre su pecho y rodeándolo con sus brazos. Su cabeza encontró lugar bajo su cuello y se quedó allí muy quieta. Tanto que por un segundo él pensó que se había dormido.

Pero cuando su mano viajó y se perdió entre las hebras de su cabello suelto, y luego por la piel expuesta de sus hombros, Asuna levantó la cabeza y le miró muy sonriente.

— Pensé que te habías quedado dormida- le dijo.

— Se está muy cómodo aquí. Y echaba de menos lo tibio que eres...

Él volvió a reír, con malicia evidente -Si la memoria no me falla fue tu idea dormir en cama separadas.

— ¡Mou, tú sabes porque! -él la veía con ojos entrecerrados ocultando el secreto placer que le causaba burlarse abiertamente de ella — ¡No podemos tener dos camas sin uso!

— ¿Quien dijo que no podemos?

— ¡Kirito kun!

— Esta bien, esta bien.

Sin embargo pese a que estaba riéndose de ella, Asuna no hizo ademán de incorporarse, apretó los brazos en torno a la cintura de él y se acomodó mejor, volviendo a esconder la cabeza en el hueco de su cuello, sus piernas buscaron las suyas hasta que éstas se amoldaron en completa armonía.

Kirito se mantuvo inmóvil preguntándose internamente que tanto ocurría para que su esposa actuara de esa forma.

— ¿Asuna?

— Perdóname Kirito kun... me enojé contigo por lo de ayer y...

— ¿Quisiste castigarme? -preguntó risueño.

— ¡No! Bueno, si...

— ¡Ahh, con que era eso!

— Pero... ¿porque debías actuar así?

— ¿Así como? ¿Por intentar protegerte...?

— Pudo ser peligroso...— afianzó el agarre en el cuerpo del muchacho al decir aquello.

— Ya te dije que estaba desesperado ¿que querías que hiciera?

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...— ...— ...— ...— ...

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Aincrad, piso 22 Villa Coral

1 de noviembre de 2024 , 14:40 pm

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¿Debo matarte? Aunque tengo la sensación de que con todo lo que haga me quedaré corto y no me sentiré mejor.

La muchacha rubia con las marcas en sus mejillas frunció los labios molesta -No es mi culpa Ki-bou se supone que debías disfrutar de A-chan aqui dentro no dejar que se escapara vistiendo así...

¿Perdona?

¡Pues si ese era el plan! Ashley-sama y yo ideamos ese ítem para ti, y resulta que tú peleas con ella y...

No peleamos -le interrumpió cada vez mas obvio que estaba perdiendo la paciencia.

¿Ah no? ¿Y dónde está ahora? No me hubieras mandado a buscar si supieras de ella. ¡No trates de ver en mí tus culpas!

Lo mejor para ti es que no le haya pasado nada o juro que...

No me das miedo- lo miró burlona pasando por alto la expresión asesina del muchacho —Ki-bou centra toda esa energía negativa para encontrar a A-chan.

El joven la ignoró, se colocó la capucha de su abrigo y salió de debajo del pequeño refugio que algunos pinos proyectaban sobre ellos guareciendolos de la lluvia.

Ki-bouuuu...— murmuró con acento lastimoso —No era esa mi intención.

Mejor cállate y ruega que Asuna se encuentre bien. Ya hace dos horas de esto.

Ambos caminaron sin rumbo por el sendero repleto de barro sin que la lluvia amainara un poco, en verdad parecía que el aguacero había cobrado mayor ímpetu conforme ambos jóvenes se adentraban en la espesura.

¿Cuanto dura el dichoso ítem? -Kirito se volvió ligeramente al preguntar aquello.

Pues... de hecho unas cuantas horas.

Kirito replicó algo entre dientes que la rubia no pudo oír.

Perdón.

Corta ya con eso, me estoy cansando de oír siempre la misma cantaleta.

La informante abrió la boca para chillar algo a disgusto, cuando repentinamente oyeron un sonido proveniente del frente. Ambos se quedaron expectantes y se pusieron en pose defensiva viendo como aquel follaje cobraba vida.

Pero miren lo que nos ha traído la lluvia...— la maleza tras abrirse reveló la elegante silueta de una muchacha de largo cabello color plata, ojos rubí y un sable curvo pegado a la cintura de su vestido negro. Caminó hasta detenerse delante de ellos en actitud relajada. Observó el rostro de Kirito medio oculto en las sombras de la capucha que le cubría la cara y lo reconoció con una sonrisa que a él se le hizo obvia. Ladeó la cabeza —Hey...

¿Lux?

La misma que viste y calza sosteniendo la falsa sonrisa, se inclinó en una teatral reverencia a modo de saludo. Luego se irguió en dirección al muchacho -No pude evitar escuchar parte de su conversación, ustedes si que son ruidosos... Entonces esa zorra que me crucé hace un rato ¿era tuya?

Kirito dio un paso hacia el frente a punto de desenvainar Elucidator sin dudar. Pero Argo lo frenó sosteniéndolo del brazo con evidente esfuerzo -Calma Ki-bou. Recuerda lo que hablamos...— le siseó.

El espadachín negro y Argo, The Rat comentó con sorna sin mostrarse afectada —Ya que eres tan diestra en tu trabajo ¿porqué no me vendes información de lo que se dice de mí?

Te la diré gratis, porque será lo último que se sabrá de ti en mucho tiempo...— la expresión de la muchacha rubia era seria e inalterable, con una mano sujetaba a Kirito, mientras con la restante rozaba el mango de la daga sujeta a su cintura, imponiéndose ella misma autocontrol —Lux, la maleante más joven de Ataúd Risueño. Quien pese a pertenecer a un gremio PK no tiene asesinatos en su haber...

Bien dicho sonrió orgullosa.

Eres quien se dedica a la parte estratégica e intelectual de las misiones... Podría decirse que eres el cerebro detrás de todo, nadie sospecharía de una niña con cara de ángel...

Ohhh, suena tan genial. No me cansaría de oírlo nunca.

¿Entonces que haces aquí?— el muchacho cortó la absurda conversación, estaba perdiendo la paciencia visiblemente — Si no vienes a matarnos que...

Tranquilo, Beater. ¿Quien dijo que no vendría a cobrarme la desaparición de uno de mis mejores amigos? — ¿Hablaba de Kuradeel? un escalofrío corrió por la espalda del muchacho ¿No crees que es una excelente oportunidad de empezar mi prontuario cargándome tu muerte? —sonrió con soberbia -No todos pueden darse el lujo de decir que acabaron con la vida del afamado Espadachín Negro.

¡Eres una...!

Argo lo sujetó con fuerza mandándolo hacia atrás de un rápido movimiento. Lo empujó de los hombros hasta que los ojos grises del muchacho hicieron contacto con los suyos. La lluvia caía sin misericordia y por varios segundos lo único que se oía era su sonido pesado e incesante.

Ahora creo que estoy perdida... ¿Cuál de las dos es tu amiguita? ¿ésta...?— señaló a la rubia con un gesto — ¿O la otra zorra que se encontraba metros más allá? Esa pobrecita que se encontraba dando vueltas en el bosque como alma en pena...

¿Dónde...?— empujó a Argo pese a sus intentos de refrenarlo y sacando su espada, deslizó la bella hoja negra en el cuello de la recién llegada — ¿Dónde la viste?

Bueno, ya que fueron tan buenos brindándome información lo justo es que haga lo mismo ¿verdad? —asintió tranquilamente pese al filo que le presionaba el cuello -Kirito-san...— agregó con ese remedo de voz similar a cuando encontró al muchacho vagando en la feria varios días atrás.

Él la miró sorprendido un segundo antes de hacer presión —Dime.

Veo que estas muy interesado en saber. De acuerdo...—sonrió divertida —A varios kilómetros del lago, rumbo al noroeste...

¿Qué diablos está haciendo por ahí?— masculló Argo visualizando su mapa y las coordenadas de dicho lugar. Efectivamente era como si se hallara en la otra punta del piso 22.

Kirito solo suspiró en agonía, hizo una ligera presión en el cuello de su prisionera — ¿Entonces que voy a hacer contigo?

No creo que quieras ensuciarte las manos cargando una muerte más en tu prontuario, ¿porque cuentas van? ¿Tres o cuatro?— rió levemente.

Como dices no tendría ningún problema en tener mi cursor en naranja por un par de días...

¡Ki-Bou!

Tranquila, rata — le dijo viéndola de soslayo. Luego alzó el arma del cuello de su victima y se alejó severos pasos. Esta lo miró confusa —Creo que lo justo es tener un duelo contigo ¿verdad?

Yo no pretendo tener un enfrentamiento, Beater Lux sonrió enseñándole la dentadura en un gesto altivo —Mi encargo es hacerte desaparecer, para que nuestro gremio siga con su labor en paz. Todos sabemos que eres el único gran estorbo... Bueno, junto a esa estúpida Idol que lleva de desaparecida el mismo tiempo que tú... — habló con acento aburrido —Mi misión es encargarme de ti ¿Te ofrecerás en bandeja para ahorrarme el trabajo sucio?

Oírle hablar de Asuna de esa forma hizo que sus nervios terminaran de encresparse. Recordó esa conocida correntada de desesperación similar a la que experimentó cuando Kuradeel le confesaba con lenguaje vulgar que buscaba vengarse de él para quedarse con 'la chica'. Esa incertidumbre de desconocer el paradero de Asuna disparó sus alarmas tal y como aquella vez.

Sin darse cuenta su espada negra adquirió un reflejo azul al cargar un skill de ataque, y antes de siquiera pensarlo se lanzó sobre la peliplateada con su acero en alto dispuesto a derrotarla de un solo golpe.

Pero por algo esa muchacha formaba parte de aquel gremio de asesinos. Sus reflejos fueron perfectos, frenó sus ataques sin dudar, y sin moverse un centímetro de su posición. Rápida como un relámpago le devolvió el ataque, moviendo su sable a una velocidad increíble. Sin duda su fuerte era la agilidad y la rapidez.

Ki-Bouu...— oyó la preocupada voz de Argo desde atrás.

Desde la posición que ocupaba la informante solo se veían los haces de luces de sus respectivas armas al chocarse contra si. Y aunque confiaba plenamente en el muchacho, sabía lo preocupado que estaba por su esposa, y eso podía jugarle en contra.

¿Porque estas recluido en este lugar...?— Lux preguntó arqueando una ceja al repeler el impacto, sus cuerpos de pronto muy cerca — ¿Renunciaste al frente de batalla?

En verdad eso no te interesa...

Oh vamos... veo que entonces es cierto aquel rumor que decía que el gran espadachín negro dejó todo por una mujer...

Eso le hizo perder la concentración, lo que ella aprovechó para hacerle un corte trasversal en la mejilla. Luego sonrió triunfante ante su momentánea victoria.

No voy a dudar en acabar contigo.

Y yo te enviaré a la cárcel, porque a pesar de que eres parte de ese gremio PK, aún no te has manchado las manos...

Eso no tiene mucha importancia dentro de nuestra asociación volvió a sonreír —Tenemos otros valores: por ejemplo, no tengo pensado ir a prisión.

Sí lo harás. Como que me llamo Kirito que lo harás.

Ella soltó una risotada sardónica antes de dar una majestuosa pirueta en el aire, su nivel de agilidad era igual o tal vez superior a la de Asuna. Ligera como una pluma, pareció flotar entre las gotas de lluvia trazando una finta con su espada, el movimiento hizo que su falda acompañara la acción dejando ver por unos segundos el cruel emblema de su gremio tatuado oportunamente en su muslo.

¡Kyaaa!— su sable descendió en dirección a Kirito a toda velocidad, su cuerpo elástico acompañando el golpe en toda su gloria.

El muchacho empero la esperaba con esa expresión indiferente que ponía cuando participaba de algún enfrentamiento. Argo se cubrió la cara anticipando la escena y dejó escapar un pequeño grito de terror. Viendo que el impacto se hacía inevitable, Kirito metió la mano en la gabardina negra que usaba y con igual rapidez arrojó una serie de 'Throwing Picks' a la cara femenina acertando y encegueciendo la visión de la chica por unos pocos segundos vitales.

Piso 1, Castillo de Acero Negro...— recitó Kirito con suavidad por lo que la chica pegó un grito de traición blandiendo ciegamente su espada de izquierda a derecha buscando atinarle de algún modo lo cual fue completamente inútil. El cristal de salto que el muchacho colocó en la mano de su prisionera empezó a brillar dispuesto a cumplir con la orden —Debes agradecerle a Argo...— sonrió notando que Lux lo veía pese al escozor obvio que todavía anidaba en sus ojos —Ella programó este cristal para que te lleve directamente a prisión...

¿QUÉ?

La Rata lo sabe todo —le sonrió con arrogancia antes de dar un paso hacia atrás viendo como el destello del cristal envolvía la silueta de la peliplateada pese a sus intentos de librarse — ¡Buen viaje!

Los labios insonoros de la prisionera se movieron en algo similar a 'Me las pagarás' o a alguna frase amenazante que el espadachín oportunamente ignoró hasta que el cristal de salto cumplió su cometido llevándose consigo su carga.

Una vez Lux desapareció de la escena Argo se acercó enojada hasta donde se hallaba su amigo y sin mediar palabras le asestó un coscorrón en la cabeza.

¡Oye!

¿Debías decirle que programé el cristal?

¿Tienes miedo?— soltó una risita malintencionada.

¡Por supuesto que no! Debido a todos sus crímenes pasará un buen tiempo en prisión...— se quedó momentáneamente en silencio al ver como examinaba el mapa de Villa Coral — ¿Qué haces?

Ir por Asuna- volvió a ceñirse la capucha sobre su cabeza. La lluvia para esas alturas se había vuelto débil y manejable -Tú...

Lo sé —le interrumpió subiéndose ella también el abrigo. Se pellizcó el puente de la nariz con un suspiro —Debí imaginar que no irías al Piso 1 a poner orden con esa delincuente.

Mi prioridad ahora es encontrar a Asuna.

Argo asintió mientras tomaba su propio cristal de salto de la bolsa, de pronto sonrió —Lo que ha ocurrido hoy se venderá muy bien. Obtendré una jugosa suma de Col gracias a ti. Puedo negociar la información con 'La Alianza de los Dragones Divinos' ¡O hasta con el mismo Heathcliff...!

Él arqueó las cejas — ¿Porque no me extraña?

De cualquier forma, mándame un mensaje cuando encuentres a A-chan. Yo te haré saber que ocurrió con Lux- murmuró la orden pertinente y el cristal comenzó a brillar -Nos vemos Ki-bou.

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...— ...— ...— ...— ...

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— Y eso es todo.

Asuna lo miró con la boca ligeramente abierta, pestañeando — ¿Eso es todo?— repitió — ¿Y luego?

— Pues te encontré- replicó encogiéndose de hombros como señalando lo obvio y sin la intención de redundar en detalles.

Ella lo miró en silencio antes de golpearlo con fuerza en el hombro — ¡Baka!

— ¡Hey, duele!— le sujetó los puños arqueando las cejas ante el gesto enojoso de la muchacha — ¿Cual es el problema contigo?

— ¡Eso fue peligroso! ¿Y si te ocurría algo? ¿Que se supone que haría yo si el plan de Argo-chan fallaba? ¿O si Lux adivinaba tus intenciones y...?

— Pero nada de eso pasó- dijo con suavidad interrumpiéndola, la jaló hacia si y besó sus labios ceñudos -Yo también estaba preocupado por ti...

— Pero Lux pudo hacerte daño...

— A ti también —descansó los labios sobre la frente femenina, y soltando sus manos la abrazó contra su cuerpo —Estaba preocupado por ti, Asuna. Realmente no estaba poniendo atención a nada más. Si, era peligroso pero no tenía opción.

Ella cerró los ojos y correspondió a su gesto. Kirito era tan tibio y la sensación de sus fuertes brazos rodeándola era íntima y familiar -No quiero que nada malo te pase...— le confió en un susurro.

— Tampoco quiero perderte.

Asuna buscó sus labios y los besó largo rato en caricias pequeñas que no pasaban de un roce tímido y tranquilo, sin segundas intenciones.

— Me alegra saber que nada terrible pasó luego.

— Y yo fui feliz de encontrarte sana y salva.

Ella le sonrió con cierto bochorno — ¿Y que fue de Argo-chan?

— Luego de cerciorarse de que Lux estaría una buena temporada en prisión se dedicó a vender la información. Es lo último que sé, tú la conoces; en el momento menos indicado hará aparición diciéndonos alguna tontería.

La joven rió levemente y rozó sus labios una última vez -Olvidemos el mal trago de ayer.

— Estoy de acuerdo.

Adoptó esa expresión seductora que tan bien le sentaba — ¡Y tengamos nuestro día de playa!

— ¿Sigues con eso?— rió.

— ¡Oh mou Kirito-kun lo prometiste! ¡Y hace un día precioso allá afuera!

La miró con escepticismo antes de centrar su atención en el paisaje que se adivinaba desde la ventana de su habitación. Era cierto, el cielo se veía azul, sin nubes y con un sol a pleno, sin embargo no ignoraba el hecho de que estaban en pleno otoño, y según su razonamiento no era una época acorde para un día de veraneo.

— Asuna...

— ¡Por favor!

Era imposible negarle algo cuando le miraba con esos grandes ojos repletos de amor y sinceridad. Suspiró con derrota -Está bien.

Ella rió y volvió a abrazarle con autentica alegría contagiandole su buen humor.

— Entonces ¿que estamos esperando? ¡Vayámonos ya!

— Pero Asuna ¡ni siquiera hemos desayunado!— protestó graciosamente pero la muchacha ya se había alejado de él rumbo a la cocina y desde allí le dictaba órdenes como si se encontrara al mando de su guild.

Luego de unos segundos la siguió hasta la cocina y se detuvo en el umbral de la puerta viendo como varias ventanas virtuales la rodeaban en tanto seleccionaba ingredientes y mezclaba todo con absoluta rapidez.

— ¿Me has oído?

— ¿Mhmmm?— lo observó levemente por encima del hombro sin borrar ese gesto travieso y osado que portaba en sus labios.

Kirito no le respondió inmediatamente, adelantó los pasos hasta ella y abrazándola desde atrás, pese a sus protestas, besó esa irreverente sonrisa una y otra vez. Asuna se sintió tentada a proseguir cuando se dio la vuelta y se entregó a sus brazos retribuyendo su asalto. Sin embargo recordó lo que estaba haciendo y frenó la boca ansiosa de su esposo con una risita incómoda.

— Kirito kun espera...

— No es mi culpa que me guste tanto verte así.

— ¿Así?

— Feliz —le susurró en el oído.

— ¡Kirito-kun!— le reprochó ruborizándose aún más y dándole un golpe juguetón en el hombro. En verdad no estaba acostumbrada a sus muestras de sinceridad y no sabía como comportarse -A ver hazme lugar que necesito hacer más sándwiches...

— ¡Sándwiches!— exclamó alborozado el muchacho, ocasionando que ella riera ante su cara de crío ilusionado. Obviamente con esa nueva olvidó completamente que aun no habían desayunado.

Asuna volvió a abrir las ventanas virtuales y se dispuso a seguir preparando otra cantidad desorbitante de emparedados picantes con él mirando encantado la montaña de comida que se formaba a su lado.

— ¿Ya terminaste de empacar lo que vas a llevar?

— ¿Y que se supone que sea eso?— aventuró alzando las cejas.

Asuna echó un mechón de largo cabello mandarina tras su hombro y replicó lo obvio:

— ¡Un traje de baño por supuesto!

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...— ...— ...— ...— ...

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El sol daba una caricia tierna a los sentidos. Suspendido en el alto cielo azul sin nubes, el sonido inconfundible de la naturaleza se oía por doquier mientras caminaban tomados de las manos sobre el extenso camino de madera. El clima era en extremo agradable, casi primaveral. No se asemejaba a un caluroso día de verano, pero la temperatura era por demás agradable para la época.

En aquella oportunidad Asuna lucía aquel corto vestido veraniego de color blanco, llevaba la cesta bajo el brazo y unas sandalias livianas en los pies, su cabello suelto se adivinaba bajo el pequeño sombrero que hacía equilibrio en su cabeza. Kirito a su lado vestía sobriamente de negro pese al agradable clima, aunque al parecer comenzaba a sentirse incómodo conforme las risitas de su compañera seguían acompañando sus pasos.

— ¿Qué es tan gracioso?

— ¡Tu cara!— frenó un poco para revolverle el cabello -Pero Kirito-kun ¿siempre debes vestir de negro?— hizo un puchero y se dijo para si -Cuando estemos del otro lado debemos encontrar un modo de revertir eso...— notó la cara pálida del chico seguido de su repentino rubor — ¿D-Dije eso en voz alta...? ¡L-Lo siento, no quise inmiscuirme en temas delicados...!— habló apresuradamente extendiendo su mano libre ante él en un intento de excusarse — ¡O-Olvida lo que dije...!

— Asuna —el muchacho habló seriamente cortando su monólogo de disculpa. Ella lo miró con sus grandes ojos avellana llenos de consternación y culpa -A mi también me hace ilusión verte en Japón.

Los ojos de ella se hicieron más grandes y más brillantes — ¿De veras?

— Por supuesto baka- se rió de su expresión sorprendida — ¿Acaso no fue esa la promesa que me hiciste? ¿Que me buscarías hasta encontrarme? Y no sé porqué tengo la absoluta certeza de que me rastrearás a sol y a sombra hasta dar conmigo.

— Lo haces sonar como si fuera una stalker en toda regla —hizo un puchero.

— Ba-ka —le pellizcó la nariz, antes de inclinarse y hacer alusión a su espalda — ¿Quieres que te lleve?

— ¿Eh?

— ¿Que no dices siempre que es muy aburrido el paisaje desde esta vista?— prosiguió como quien no quiere la cosa.

La muchacha rió ante su propia ocurrencia y sin dejarse repetir la invitación por segunda vez se subió a la espalda del muchacho notando como él la sujetó sin pudor, metiéndole mano por todos lados en su afán de acomodarla.

Pero Asuna estaba demasiado feliz de estar ahí con él, bajo el cielo azul de ese precioso día, compartiendo un pequeño paseo hacia el inmenso lago cristalino que vislumbraba desde la ventana de su habitación, que no le tomó en cuenta nada.

'Gracias por estos 12 días de felicidad...' Pensó con absoluta alegría antes de hundir los labios en ese cabello de ébano.

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...— ...— ...— ...— ...

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'Oye, ¿estás en tu casa?

'¿Que quieres Klein?'

'¡Oye, que mal carácter! Solo quiero ver a mi amigo, has invitado a todo el mundo a tu hogar y a mí me ignoras vilmente...'

'No invité a nadie. Se auto invitaron que es muy diferente'

'Entonces en unas horas estaré por ahí para obsequiarte un poco de mi compañía...'

Kirito cerró la ventana de los mensajes y exhaló un hondo suspiro impaciente.

— ¿Que ocurre?— Asuna estaba a su lado terminando de trensarse el cabello.

Estaban sentados a la orilla empedrada de aquella cristalina masa de agua. Apenas llegaron, la pelirroja extendió una gruesa manta sobre el césped y le instó a que se tumbara a su lado. Pero luego el sol otoñal picaba sobre manera, por lo que se alejaron unos metros buscando la sombra salvadora de algún árbol. Allí volvieron a acomodarse disfrutando de la naturaleza que los rodeaba.

Ahora habían vuelto a acercarse a la pequeña playa improvisada que el lago azul extendía a sus pies. Ignorando el quemante sol sumergieron los pies en el agua y admiraron la extensión infinita de aquella masa acuática, y el silencio puro que los rodeaba, interrumpido a veces por el murmullo de las aves o del viento cuando acariciaba los árboles.

Kirito sonrió silenciosamente mirando con obvia atención los movimientos de su esposa. Había abandonado su lugar y se adentraba en el espejo azul con el ruedo del vestido a la mitad de los muslos, y con su cabello oportunamente recogido. Alzó la cara en dirección al sol y recibió la caricia tierna del astro. Rió suavemente y giró oyendo el débil murmullo del agua a su alrededor.

— Klein. Dijo algo de venir a visitarnos.

— Pero estamos a bosque abierto —le respondió preocupada en su dirección.

A lo que él respondió encogiéndose de hombros —Es su problema, yo no lo invité.

— ¡No seas mal amigo Kirito-kun!

Él sonrió malignamente para si, se puso de pie yendo a su encuentro dentro del lago. Ella estaba muy ensimismada recibiendo el fulgor del sol en su piel por lo que no le prestó atención pese a que la corriente se agitaba bruscamente tras sus pasos, y de un rápido movimiento Kirito tomó el pequeño tobillo de la muchacha y alzándolo sin misericordia hizo que ella se fuera hacia atrás cayendo graciosamente. No estaban en una zona profunda por lo que era obvio que no se había hecho daño. Lo cierto era que no pudo evitar reír maliciosamente viendo como Asuna volvía a ponerse en pie, tambaleante, con su cabello hecho una maraña a su alrededor, y con el vestido blanco pegado impúdicamente a sus curvas.

No tenía idea de que aquello podía suceder en ese mundo virtual, pero sintió la sangre amontonarse en sus mejillas ante el espectáculo que le brindaba su esposa, su cuerpo mojado delineado íntimamente por las gotas de agua que caían y que gracias a los haces del sol parecían resaltar majestuosamente su figura.

— ¿Estas molesta?— le preguntó ocultando la sonrisa pero sin apartar la mirada de ella.

— Eres un... ¡Baka!

Asuna se lanzó sobre él y ambos forcejearon y perdieron el equilibrio cayendo de bruces en el agua. La profundidad en esa parte era poca por lo que emergieron rápidamente, respirando y riendo de modo incierto. El agua estaba condenadamente fría.

— No eres divertida...— masculló Kirito mirando con pena su ropa empapada.

— Mira quien habla...— Asuna observó con pesar su propia vestido chorreante. Alzó una esquina del ruedo y lo escurrió lo más que pudo. Pero cuando alzó la vista se encontró con una visión que la dejó boquiabierta por algunos segundos.

El muchacho se había quitado la parte superior de su ropa. Su torso desnudo, delgado pero de musculatura bien perceptible, era delineado por el fulgor dorado del sol. Su piel morena refulgía similar al bronce bruñido mientras escurría la prenda con sus poderosas manos.

Asuna sintió que sus mejillas se incendiaban y su boca se secaba ante tal gloriosa vista. Aún su cabello negro despeinado salvajemente se le antojaba hermoso... Pues una cosa era verlo en el ámbito familiar de su hogar, pero allí...

Sentía que el pulso le latía escandaloso en la garganta y se sintió tonta y pervertida por escudriñarlo de esa forma.

— ¿Hallas algo de tu agrado?— sonó la voz ronca de Kirito, y para su terror al segundo siguiente lo tenía plantado ante ella, elevando las cejas en ese gesto pícaro que pocas veces usaba pero que le sentaba espectacular. Su ancho torso se veía tentador e incitante.

Bajó los ojos notando con cierta decepción que aún conservaba su pantalón mojado, pero lo había arremangado hasta la altura de las rodillas, y en lugar de verse ridículo con eso, el desgraciado lucía en extremo atractivo y seductor.

— Puedes hablar no solo mirarme como si quisieras comerme Asuna...— le habló con suavidad al oído, y enlazó un brazo a su cintura, acercándola a su cuerpo. Amó sentir su prenda húmeda, y abajo de ésta la tibieza y frescura de su piel. Sus pies se movieron bajo el agua que le llegaba más arriba de los tobillos de modo que la pelirroja se encontró pronto prisionera entre sus brazos y su ancho pecho desnudo. —Puedes tocarme si quieres...

La forma ronca en la que dijo eso hizo que se le erizaran los cabellos de la nuca. ¿En verdad Kirito había dicho aquello con tanta soltura, cuando diez días atrás era un manojo de timidez y nervios?

No supo si fue ella o él mismo quien propició que sus labios ansiosos se fundieran en un beso vehemente, encontrándose a medio camino cuando sus respiraciones se agitaron en anticipación. Y luego vino la unión de sus manos que se buscaron brevemente antes de soltarse para explorar la piel que a esas alturas conocían a la perfección.

La tez de Kirito se sentía fría y tibia a su tacto, dulce y adictiva al igual que sus besos. Y entendía que de continuar de ese modo acabarían dando rienda suelta a su pasión y... ella aún era muy tímida para las muestras de afecto fuera del abrigo de su hogar.

No así su esposo a juzgar por la manera en la que sus dedos buscaban una forma de despojarla del vestido.

— K-Kirito-kun espera...— gimió contra sus labios deteniéndolo —No podemos hacerlo... no aquí...— esperó que no tuviera que explicar más que eso.

El muchacho entendió su rogativa y sonriendo irreverente inclinó la boca a su oído -No es mi culpa que usted me vea de esa forma, Subcomandante... Sabes lo que me provocas...

— ¡Kirito-kun!— exclamó golpeándolo en el hombro — ¡No digas esas cosas con tanta libertad!

— Si estamos los dos solos aquí...— prosiguió con esa mueca pervertida, hundiendo ahora la nariz en su níveo cuello.

— Detente —lo empujó levemente hasta que él volvió a verla esta vez con curiosidad -Es en serio.

Él rió con suma gracia al ver su aspecto bochornoso y enojado. Por supuesto sus mejillas y sus labios rojos decían otra cosa, al igual que su respiración trabajosa.

— Lo que usted ordene subcomandante...— y dio un paso hacia atrás chapuceando en el lago.

Y Asuna pareció olvidar el pequeño detalle que Kirito la sostenía contra su cuerpo, pues apenas éste la soltó, ella perdió el equilibrio y cayó cuan alta era dentro de las frías -y oportunas- aguas.

El muchacho rió a carcajada limpia viendo como volvía a pararse sobre sus pies, su aspecto mas penoso que la vez anterior. Empero ignorándole, ella pasó a su lado y llegando a la orilla del lago, salió tiritando de frío. Caminó sobre el césped y Kirito supo que lo mejor de momento era no molestarla, por lo menos hasta que su ropa se secara un poco. De soslayo vio como caminaba hasta el inicio del bosque y un par de pinos proyectaban su sombra sobre ella, escondiendo su silueta.

El joven se sentó en la manta mientras alcanzaba la cesta y manoteaba de su interior un par de sándwiches los cuales engulló en tiempo récord.

Volvió a servirse otro par sintiendo que nunca podría cansarse de comer los sándwiches que su esposa preparaba. Oyó pasos a su costado y añadió en voz alta.

— Menos mal que apareces porque de seguir así me comeré todos los sándwiches.

— ¿Sándwiches?— pronunció una jovial voz masculina que Kirito reconoció de inmediato.

— ¡Klein!

Sin embargo cuando volteó a mirar a su recién llegado amigo, éste estaba inmóvil con su rostro al rojo vivo mirando algo con profunda concentración. Y siguiendo la dirección de su mirada descubrió que ésta desembocaba en la silueta recién aparecida de Asuna que frente a él vestía un pequeño traje de baño de dos piezas de color rojo a líneas blancas.

Y el conjunto era en extremo sensual y dejaba poco a la imaginación...

¡Y su amigo pelirrojo estaba siendo testigo de eso!

— ¡Klein! ¿Qué rayos se supone que estás mirando..?

Y pronto el recién llegado se encontró noqueado de cara al suelo con un enorme chichón en su cabeza.

.

...— ...— ...— ...— ...

.

— Vaya forma de recibir a las visitas...— se quejó el pelirrojo masajeándose la cabeza con cómico acento lastimero -Me recorro todo el piso buscando tu paradero y esto es lo que recibo...

— Fue tu culpa- sentenció el espadachín mirando de reojo a su amigo, y luego viendo a su mujer quien ruborizada escondía su pequeño cuerpo en la camiseta negra que él antes usaba y que para su buena suerte ya estaba seca.

— Debiste de avisar que...— empezó risueño y Kirito supo que diría alguna tontería, sin embargo el pelirrojo se detuvo y tras ver a la muchacha se aclaró la garganta — ... que estabas ocupado.

— ¡No estaba ocupado!

— ¡Ni hacíamos nada extraño, Klein-san!— intervino Asuna pero la expresión de Kirito al oírle le dejó entrever que no le estaba ayudando en nada -Quería enseñarte el bikini que Liz me regaló...— masculló con un puchero.

— En verdad está muy bonito Asuna, pero no era el momento adecuado...

— Lamento haberlos interrumpido —sonrió el samurai y se acomodó en la manta que ocupaban los tres bajo un pequeño grupo de pinos.

— No interrumpiste nada ¿que no entiendes?

El malhumor de Kirito era algo a lo que el pelirrojo estaba muy acostumbrado a lidiar, por lo que se sentía a sus anchas.

— No tienen que darme explicaciones, sé que los impulsos de la juventud son difíciles de refrenar y...

— ¡Ya cállate o te daré otro golpe!

— Pero si te estoy diciendo que entiendo que estás de Luna de Miel y es obvio que realizan ejercicios físicos todos los días...

— ¡Klein-san!— el rubor de Asuna hacía juego con su cabello encendido. Se cubrió el rostro antes de dejar que Kirito la escondiera oportunamente entre sus brazos.

— Ustedes en verdad hacen una linda pareja- añadió el samurai con profundo orgullo paternal —Apenas los vi juntos en el calabozo del piso 74 supe que entre ustedes existía algo potente. En verdad estoy feliz de verlos aquí.

— Ya no te pongas cursi, me da nauseas.

— Tú siempre hablando sin pensar, ¿neh Kirito?

Asuna sonrió más repuesta pese a que ahora usaba el pecho de su esposo como apoyo — ¿Desean comer algo?

— Pues no estaría mal- Los ojos de Klein se iluminaron graciosamente cuando la muchacha extendió la cesta ante ellos y sacó una buena cantidad de sándwiches — ¡En verdad que Argo no mentía cuando declaró que tu comida es mágica! ¡No, milagrosa! ¡Y digna de la mejor chef de Aincrad!— exclamó alborozado el samurai con estrellas en los ojos.

Asuna rió abochornada ante sus cumplidos pese a la cara rara que había puesto Kirito al oírle -Por favor, no es para tanto...

— ¡Kirito en verdad tienes suerte!

El nombrado hizo un gesto similar a un gruñido y se concentró en seguir comiendo sin soltar la mano de la chica en ningún momento.

Y así pasaron la tarde frente al lago, conversando, contándose anecdotas, y compartiendo información de lo ocurrido esas casi dos semanas desde que el par de recién casados desapareciera de las líneas del frente.

Conforme las horas transcurrían, y la incomodidad desaparecía, Klein fue testigo de lo mucho que el espadachín había cambiado gracias a la compañía de esa encantadora pelirroja que se desvivía en atenderlos. Y se sintió satisfecho y orgulloso por su amigo. Sabía lo mal que lo había pasado al principio del juego, y comprendía que esta era una especie de recompensa por tanto sufrimiento.

El sol comenzaba a morir en el cielo cuando decidió marcharse, rechazó la invitación de Asuna a que los acompañara a cenar en la cabaña, y explicando que debía entrenar con su guild se despidió de sus amigos prometiendo volver pronto a visitarlos.

— Sigue cuidando de él Asuna-san. Es un niño un tanto mal educado, pero tiene un gran corazón y en verdad te quiere mucho.

Kirito lo censuró de un golpe seco en el hombro -Ya lárgate, perdedor. Nos mantenemos en contacto.

Klein rió antes de caminar por el sendero de madera. Observó por sobre su hombro la imagen de la pareja abrazada quienes se despedían de él e internamente se preguntó cuanto le faltaría para encontrar a su propia media naranja.

'Kirito en verdad envidio tu suerte'

.

...— ...— ...— ...— ...

.

— Nuestro día de playa se ha arruinado- murmuró él mientras ayudaba a Asuna a recoger las cosas y a guardarlas dentro de su inventario.

La pelirroja sonrió animada y luego de que hubieron empacado todo, se acercó sonriente hacia él. Aún llevaba puesta su camiseta con el único fin de que si la devolvía el muchacho volvería a ponérsela, y ella no quería eso.

— Aún podemos tener nuestro día de playa- le comentó risueña.

— Pero...— observó el cielo anaranjado y la temperatura que había descendido un poco para su disgusto.

Ella se quitó la prenda modelando por fin el pequeño bikini rojo a rayas blancas. Sabía que contaba con toda la atención masculina por lo que no dudó en caminar contoneándose hasta la playa improvisada, y sumergirse con gracia dentro de las aguas cuyo reflejo parecía fuego gracias al sol agonizante.

Kirito se revolvió el cabello antes de seguirla a regañadientes. No le importó meterse con su pantalón largo, ni que el peso de la tela le dificultara moverse mientras iba en su búsqueda. Ella se alejó del borde y nadó lago adentro como si fuera una grácil sirena. Verla de esa forma hizo que se apresurara hasta capturarla, lo que pudo lograr varios segundos después.

Rodeó el esbelto cuerpo de la joven y se esforzó en no tiritar porque el agua estaba más fría ahora que la claridad amenazaba con esconderse. La cintura femenina se sentía estrecha, y su piel suave y cremosa bajo sus dedos. Su calor era como un agradable imán a su fría existencia.

— Me gusta tu bikini le comentó sonriedo con picardía, moviéndose apenas y logrando que una pequeña ola chocara contra ellos.

— Fue un obsequio de Liz le respondió colgándose de su cuello. El agua le llegaba a la mitad del pecho cuando se encontraban quietos. Le devolvió la sonrisa con gesto divertido Y yo opino que tu traje de baño no está tan mal...

— ¿Qué? ¿Esto?

— Aunque opino que te sentirías más cómodo si no lo tuvieras, o si hubieras empacado uno como te dije.

— Oi subcomandante ¿que clase de insinuación es esa...?— rió molestándola.

— ¡No lo dije en ese sentido!— gimió avergonzada -Sino porque sé que te cuesta moverte bajo el agua...

Kirito rió a carcajada limpia antes de inclinarse y besar los labios de cereza de su esposa.

— Mejor no digas nada- le dijo risueño -Porque cuanto más te empeñas en aclarar, más oscureces la situación.

Asuna iba a replicar algo en su defensa, pero el beso ansioso que su esposo volvió a estamparle sepultó lo que sea que iba a decir.

Y mientras las manos ansiosas de Kirito se perdían en la trenza deshecha de su cabello, y las suyas en esos hombros anchos, en tanto el agradable calor se extendía sobre ambos y nublaba sus mentes, Asuna se permitió pensar que después de todo El día de Playa no había salido tan mal.

Y al parecer terminaría aún mejor.

.

.

.

Nota:

Cosas a aclarar:

En verdad no había pensado como se desharían de Lux, pero viendo que varios de Uds preguntaron por eso no me quedó más que idear algo al respecto (perdón si quedó raro o chafa)

Throwing Picks: son esa especie de clavos que Kirito uso para 'matar' al conejo en el cap ocho o nueve no recuerdo bien.

Y en este cap apareció Klein! Adoro a Klein y... pondré a Silica? en verdad no lo creo. Planeaba hacerlo antes pero el momento se me fue. Quizás haga un bonnus al respecto pero Silica no aparecerá en esta historia por lo menos u.u

El proximo cap ya es el último! Oh my! extrañaré esta historia cursi y llena de miel :3

Gracias por los reviews y faves :)

Alegran mis dias como no tienen idea! Espero me acompañen en el prox capitulo.

Nos leemos pronto!

Sumi-Chan~

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