Bajo La Lluvia

By danyRickmaniac

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Una repentina tormenta se desató en los terrenos de Hogwarts. Harry se encontraba en los jardines de este emp... More

Bajo la Lluvia
Amigos
El sentir
Ideas
Desconcierto
Cansancio
Cara de Sapo
Castigo inminente
Palabras
Furia Protectora
Inocente Muérdago
Término medio
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Evitación.
Perdóname
Ha vuelto
Persuadir es la clave
Olor a guerra

Recuerdos

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By danyRickmaniac


A la mañana siguiente, Harry se sentía algo culpable de haberle prometido a Severus quedarse con él toda la noche, y que éste al despertar tuviera la desilusión grabada en su rostro.

Pero mientras subía las escaleras hacía el despacho del director, intentó calmarse y decirse a sí mismo que todo estaría bien, era absurdo preocuparse con eso, era algo que tenía que hacer, no podía quedarse toda la noche con él y levantar sospechas de porqué no había dormido en la torre; más aún por las preguntas de sus dos mejores amigos si hubiera llegado a pasar.

Cuando llegó a la entrada tocó tres veces la puerta, recibiendo un neutral pase del director.

Entró decidido, ya que las visitas con Dumbledore ya eran acostumbradas.

- Buenas tardes Profesor.

- Buenas tardes Harry, ven, sientate. Espero que te esté yendo bien en las clases - dijo Albus divertido detrás de su escritorio.

- Tan cotidianas y agotadoras como siempre. Aunque, la profesora Umbridge no nos lo pone fácil - Harry escupió el apellido de la profesora.

- Si, lo entiendo. Por eso es que te llamé brevemente para darte algunas advertencias sobre ella. El Ministerio la mandó aquí para vigilar Hogwarts, ya que el viejo Fudge aún no acepta las claras evidencias que muestran que Voldemort ha regresado...

- Pero si las evidencias están en sus narices, son muy claras.

- Lo sé, Harry, y creo que todo el mundo lo sabe. Pero él se empeña en no creerlo, la guerra anterior lo ha dejado, podría decirse, traumatizado; y la simple posibilidad de que se desate otra, es demasiado terrorífico para él.

- Ya veo, pero ¿porqué la gente no le da el conocimiento también, y le abren los ojos?

- Pues, bastante gente es débil de pensamiento, y como antes lo mencioné con Cornelius, el temor es algo muy influyente en la gente. Si el ministro de magia dice que todo está bien, ellos también lo creerán; sus vidas normales y tranquilas son muy valiosas para ellos como para que vagas y no confirmadas "Sospechas" los hagan perderlas.

Harry bajó la mirada pensativo y con el ceño fruncido de inquietud y molestia.

¿Cómo podía la gente ser tan cobarde como para no admitir algo que está acabando con tantas vidas?
Pero pensó que jamás comprendería a la gente, sus ideales parece que eran diferentes a los demás, y se había dado cuenta de que no todos están dispuestos a sobrellevar los problemas.

- Pero no te desvivas pensando en eso, Harry, hay cosas más importantes en las que te debes preocupar. Una de ellas, aprender Oclumancia - le dijo el director con una sonrisa -. El profesor Snape te verá después de la cena, no llegues tarde, o podrías saldar más cuentas de las que crees.

El chico no lo comprendió del todo; Dumbledore sólo le guiñó un ojo y le dijo que ya se marchara para que se preparara para esta noche, Harry así lo hizo con la duda anterior y abandonó el despacho yendo rumbo con sus amigos.

El día fue pasando tan rápido como empezó, tal vez por la perspectiva de que ahora, esta misma noche vería a su amado, a su ahora pareja; y ahora que lo pensaba más detalladamente le emocionaba en demasía. Ahora todo había cambiado, ahora sentía que jamás estaría sólo, porque, a pesar de estar rodeado de gente, habían pocas personas que realmente estaban con él, que lo ayudaban y lo hacían sentir parte de algo en toda su vida, la vida que le fue arrebatada. Pero ahora pensaba ¿qué habría pasado si hubiera estado con su familia? Si hubiera pasado el tiempo en su casa, luego a Hogwarts, y siendo feliz. ¿Habría él tenido a Hermione y a Ron como sus mejores amigos?
¿Habría pasado por todas estas aventuras, que si bien no todas fueron por decirlo emocionantes o lindas, lo hicieron ser más valiente y audaz? Pero lo más importante... ¿Habría él notado a Severus? ¿Hubiera estado con él en estos momentos, siendo tan feliz a su lado?

Tal vez sonaría algo cruel decir que tal vez las cosas así debían de pasar, pero la vida no es tal como la quieras, ni de lamentarte ni de ser feliz toda tu vida. Es pasar por todo, desde el dolor hasta el amor, pues seamos sinceros ¿qué sería del mundo sin el dolor?

Esa era una pregunta trivial, algo que nadie respondería correctamente. Pero toda su mente se componía de eso mientras caminaba al despacho de Severus, de su Severus.

Sonrió sin siquiera notarlo y siguió avanzando.

No había nadie alrededor, o al menos eso creía. Pero qué mas da, su capa lo alejaba de toda vista.

Al fin llegó y su corazón latió rápidamente, como siempre desde que está con él.
Levantó sus manos para tocar, pero la puerta se abrió sin que sus nudillos pudieran tocar la madera.

- Has llegado.

Lo vio directamente a los ojos, esos profundos ojos de los que no había escapatoria. Y él hombre lo miró igual, el brillo de esos esmeraldas cada vez eran más intensos.

- Pues sí, a menos que tenga puesta aún la capa invisible - dijo Harry encogiéndose de hombros, con una sonrisa divertida.

Él hizo lo mismo, pero luego cambió su semblante a uno más serio.

Entonces de pronto, con un rápido movimiento de sus manos aprisionó a Harry contra la pared exterior del pasillo y lo acorraló con una de sus manos posada enseguida de él. El mayor se acercó, muy lento, disfrutando del desconcierto del ojiverde.

Se acercó ligeramente vacilante al oído del chico y susurró con la voz más ronca que pudo hacer.

- Me abandonaste, ahora pagarás la penitencia.

Harry no pudo decir nada, había quedado extrañamente mudo.
Luego, Severus acarició la mejilla del muchacho, delicadamente.

Pasó su mano desocupada por el cabello del chico y lo hizo hacía atrás, quitando toda obstrucción que pudiera detenerlo.

Igual lo hizo con las gafas, y aunque Harry quedara con su vista nublada, no perdía de vista al hombre frente a él.

Severus lo besó, suavemente, danzando al compás de una delicada música que Harry había inventado en su cabeza. Después el ritmo se aceleró y el beso fue siendo más apasionado, pero sin sobrepasar nada.

El urgente aire pidió tregua y tuvieron que separarse.
El ritmo del chico no era normal, temía que al final parara con Madame Pomfrey.

Un ruido hizo que Severus volteara rápidamente. Tomó a Harry de la muñeca y lo arrastró hacía dentro de la habitación, y cerró la puerta tras de sí.

Después de que el peligro no fuera un problema. Severus se acercó una vez más, y se deslizó hacía el cuello del chico aspirando su aroma, luego se alejó, le puso las gafas a Harry y lo miró detenidamente y con un deje de picardía.

- Hoy no, ya pagaste parte de tu penitencia, pero tenemos asuntos que atender.

Harry sentía los labios un poco hinchados y aunque no lograba verse sentía que estaba más ruborizado que llamas ardientes.

Se acercó a una silla que Severus le indicó que se sentara y así lo hizo. Lo miró, y se dispuso a hablar.

- Bueno Harry, estás aquí para aprender a defender tu mente de toda invasión, de cualquiera - Harry sólo escuchaba atentamente -. Es muy importante que aprendas el arte de la Oclumancia, ya que, como bien has de intuir, es crucial que el Señor Tenebroso no tome ventaja de eso y pueda hasta destruir tu mente para conseguir lo que quiera.

- Si, entiendo pero, si llega a mi mente... ¿Puede llegar a controlarla?

El hombre miraba al suelo y pasaba su dedo índice por el borde de una mesa junto a él.

- Controlarla, dañarla... Hasta destruirla - Harry tragó en seco y miró a Severus algo inquieto -. Por eso debes ser fuerte, debes oponerte a él. Empezaré, ¿de acuerdo?

El chico asintió y se acomodó en la silla decidido.

- ¡Legeremens!

Entonces Harry sintió una intromisión, como una presencia transparente que indagaba a varios recuerdos, recuerdos al azar.

Trató de expulsar esa intromisión, con todas sus fuerzas. Hasta sintió que esa presencia se alejaba y dejaba en paz su mente, por un momento.

Luego, todo volvió a ser claro, volvió a la habitación, y volvió a ver a Severus frente a él, con una meda sonrisa en su cetrino rostro.

- Vaya, estabas a medio camino de expulsarme. Sigue así - el ojiverde sonrió y se ruborizó ligeramente, luego Severus volvió a levantar su varita y lo apuntó -. Legeremens.

Así siguieron por una hora más, Harry sudaba y Severus un poco igual.

- Bien, ajam. Lo intentaremos sólo tres veces más. Legere...

- ¡Señor, tiene que...!

Era Draco Malfoy, había entrado abruptamente en la habitación sudando ligeramente. Pero cortó su objetivo al ver la presencia del chico con gafas frente a su padrino.

- ¿Qué hace él aquí? - preguntó el rubio con el ceño fruncido y apuntándolo con su dedo índice.

- No apuntamos así a las personas, Draco, es de mala educación - le advirtió Severus al chico, y con un bufido Draco obedeció -. Bien, ¿a qué vienes a estas horas?

- Podría preguntarle lo mismo a él - dijo mirando de reojo a Harry -. Pero vine porque necesito su ayuda, Crabbe se enfermó del estómago y necesito que le suministre una poción para el dolor, por favor.

- ¿Entonces por qué hay una enfermera en este castillo si me lo vas a pedir a mi?

- Filch podría vernos, y ya sabe que no somos muy de su agrado.

Severus suspiró resignado y le asintió a su ahijado. Metió su varita en su manga derecha y se dirigió a Harry.

- Ya vuelvo Potter, y si toca algo o lo rompe, yo mismo repondré lo que sea convirtiéndolo a usted en eso.

Harry sólo aguantó un sonrisa mientras le asentía a Severus siguiendo su papel, mientras sólo los veía salir y sólo oyó el eco de la puerta al cerrarse.

Entonces pudo suspirar y descansar un poco.

- Vaya que lo psicológico puede cansar, quién lo diría - se dijo a si mismo levantándose y observando toda la habitación a detalle.

Pudo ver con una mueca de asco cada uno de los frascos con cosas viscosas y algunas aparentemente con vida. Retrocedió lentamente y se dirigió al otro extremo de la habitación.

- Oye ¿eso es un chivatoscopio? - cuando quiso dirigirse hacía su aparente descubrimiento mientras seguía hablando solo, un destello llamó su atención, y el metal de sus gafas brillaron por la luz.

El líquido blanquecino que remolinaba dentro del pensador frente a él era curiosamente tentador. Su vista pasó a un pequeño estante con variedad de pequeños frascos, todos con aparentes recuerdos; aunque extrañamente sin etiqueta alguna.

- Él y sus misterios - rodó los ojos y sonrió acercando su mano a uno de ellos. Luego detuvo su mano a escasos centímetros.

Estaba mal, no debía entrometerse de esa forma. Pero le intrigaba demasiado saber un poco más de Severus. Aunque llevaban poco tiempo en una relación, no habían hablado nada de la vida del pelinegro.
Harry creía que no era relevante hablar de la suya. Medio mundo mágico la sabía.

Pero el de él era un misterio, algo de lo que él y su explosiva curiosidad no podían dejar pasar y saciarla.
Se encogió un poco de hombros medio avergonzado y culpable. Pero pensó que no habría problema, no creía que tuvieran que tener secretos, lo entendería.

- Mejor pedir perdón que pedir permiso - usó su frase muggle y tomó uno de los frascos, lo vertió en el pensadero y exhaló un largo suspiro.

Adentró su cabeza dentro del recipiente y todo remolineaba a su alrededor, todo borroso; escuchaba vagas voces que no lograba entender lo que decían. Luego risas, lo que parecían discusiones.
Luego pudo ver todo claramente.

Estaba en una casa, más exacto en la sala. La casa era un poco desaliñada y vieja, pero era hogareña y se podía percibir un poco de calidez.
Al menos la escena que veía emanaba eso.

Una mujer estaba sentada en el sofá de aquella sala; era delgada, su cabello negro largo caía y se esparcía por el respaldo del sofá.

La madre de Severus, pensó Harry al tiempo que se acercaba más y se sentaba junto aquella mujer que no lo veía ni lo percibía.

Fijó su vista hacía algo que la mujer cargaba en brazos aparentemente arrullando.
Lo que vio lo enterneció demasiado y se llevó una mano a su boca sonriendo sin evitarlo.

Era su Sev de bebé, uno pequeño y hermoso.
Apenas tenía cabello, uno tan negro como el de su madre, movía sus manitas en dirección hacía la cara de ella sin poder alcanzarla, sonriendo ligeramente.

Ella seguía tarareando con un tono melodioso, sonreía para su hijo radiantemente.

Acercó entonces uno de sus dedos a la mano del pequeño Severus, y éste lo tomó balbuceando y babeando un poco. Su madre río entre dientes sin dejar de ver a Severus con un brillo en sus negros ojos.

- Eres el pequeño más hermoso que he visto mi querido Severus - le dijo la mujer alzándolo mientras Severus reía a carcajadas -. Eres una luz que llegó a mi vida para guiarme... Estoy segura que tu padre aprenderá a amarte tal y como eres, ya verás.

De repente, la puerta se abrió de un golpe y un hombre alto, cabello castaño y nariz aguileña entró al lugar con un cigarrillo en la boca y el ceño fruncido.
Tambaleó un poco al entrar en la casa y cerró la puerta.

En eso la mujer se levantó como impulsada por un resorte, y por inercia escondió al pequeño bebé entre sus brazos con un semblante algo sombrío pero dudoso.

- Mh, ¿sigue vivo? Creí que lo habrías echado a un caldero o algo así - habló el hombre ácidamente mientras se acercaba al sofá y se desplomaba en el.

- ¿Cómo puedes pensar algo así? Es mi hijo, no haría nunca tal cosa - le dijo desafiante - No soy como tú - susurró.

- ¿Qué dijiste? - volteó a ver el hombre a la mujer y se levantó abruptamente, desafiante y con el cigarrillo entre dos de sus dedos.

- N-nada, yo sólo...

- ¡Yo sólo hago lo correcto, lo mejor para nosotros! Y lo mejor es no tener a ese engendro en esta vida, sería un peligro y una aberración.

- ¡CALLATE MALDITO, NO HABLES ASÍ DE ÉL! ¡ES TU HIJO TAMBIÉN POR AMOR A MERLÍN!

Ella tapó su boca con una de sus manos y tembló ligeramente mientras retrocedía lentamente, como si hubiera echo algún crimen.
O al parecer eso había echo.

- ¿QUÉ TE HE DICHO SOBRE MENCIONAR SOBRE ESE MUNDO RARO? ¿EH?

- Lo-lo siento, no volverá...

- Ah, claro que no volverá a pasar, te enseñaré a pensar las cosas antes de decirlas.

El hombre corrió rápidamente hacía ella y la tomó del cabello con fuerza, la jaló hacía él mientras la mujer trataba de zafarse del agarre y gritaba desesperada tomando con fuerza al bebé, el cual había comenzado a llorar.

- ¡No Tobías, puedes lastimar a Severus! !Por favor sueltame!

- No me importa lo que le pase al bebé Eileen, total, podría matar a dos pájaros de un tiro.

Luego, la empujó con la misma fuerza y la mujer calló al suelo protegiendo del golpe al bebé con su cuerpo, girando boca arriba antes de caer.

- ¿Estás bien Sever...?

Pero quedó congelada al ver que su marido volvía a acercarse.

Harry, lleno de furia y desesperación, olvidó por un momento que era invisible, como un fantasma, y se colocó delante de Eileen en un acto de protección. Pero fue en vano, el hombre simplemente había pasado a través de él y Harry giró aterrorizado.

- ¡AAAAH!

El hombre había aplastado cintra el cuello de la mujer el cigarrillo aún ligeramente encendido.
Ella gritó de dolor y llevó una mano a su cuello aguantando las lágrimas, pero no aflojó su agarre de Severus, pese a todo lo ocurrido.

Él sólo río con malicia y caminó hacía la puerta, tomó su chaqueta y cuando abrió la puerta volteó hacía la mujer sin ninguna pizca de remordimiento.

- Regreso más tarde, no me esperes despierta.

En eso, salió de la casa haciendo eco al cerrar la puerta, y todo quedó en silencio.

La mujer se levantó rápidamente pese al dolor en su cuerpo y revisó de pies a cabeza a Severus para revisar si no había algún daño. Suspiró aliviada cuando sacó su varita, y pasándola por todo el cuerpo del bebé pudo comprobar que no había sufrido daño.
Sólo seguía llorando, entonces ella lo volvió a arrullar y caminó subiendo las escaleras a la segunda planta. Harry la siguió aún con la conmoción de hace un momento y por inercia movió su cabeza hacía el vestíbulo con el terror de que el hombre volviera a entrar.

Entraron en una habitación arreglada basta mente con pocos juguetes y una cuna algo vieja.

Se había echo de noche, así que la mujer depositó con suavidad al pequeño Severus en ella y la meció con delicadeza.
Severus aún sollozaba y miraba a su madre con las mejillas sonrojadas y los ojos rojos.

- Sh, sh, ya bebé, todo está bien - le susurró al pequeño con una sonrisa -. ¿Quieres que cante tu canción especial? ¿La que mami te compuso?

El niño agitó sus manos calmándose y ella acarició su cabello y cerró sus ojos.
Abrió su boca y con un voz melodiosa cantó:

Noche fría y oscura, lobos oyes aullar, en el bosque muy lejos, suelen merodear.

Harry se deleitó y al igual que el bebé se tranquilizó, lo ocurrido anteriormente había pasado.

Y muy dentro, en las sombras, una luz se presenta, y comienza a llorar.

De pronto todo cambia, todo es claridad.

El bebé Severus poco a poco cerraba los ojos, y la mujer lo observaba con dulzura.

Sonrió y te veo, un pequeño ser, que a mi vida, llegó para bien.

Vienes, lleno de luz, y me envuelves en tus brasas.

El bebé por fin se queda profundamente dormido, y respira con lentitud y calma.

Duerme, pequeño príncipe, yo estaré... Aquí.

Al ver que su hijo por fin dormía, y acabó su canto, ella arropó al bebé con una manta y se acercó a darle un beso en su frente.

- Listo mi pequeño ángel, a soñar.

Harry estaba enternecido.
Pero su reacción cambió al segundo en una de sorpresa cuando sintió una mano que lo apretaba con fuerza del brazo y lo jalaba.
Cerró sus ojos con fuerza, y cuando los volvió a abrir, estaba de nuevo en el despacho de Severus, y estaba frente a él.

Pero su rostro era de furia y ligero desespero. Jadeaba, y Harry notó que la mano de Severus tembló por un momento.

- ¿Qué hacías allí? ¿Qué viste? - susurró entre dientes.

- S-Severus, yo...

- ¡¿Qué demonios viste?!

Harry tembló y se sorprendió, jamás lo había visto así, tan fuera de sí. Sus ojos destellaban en furia poco contenida y sabía que si no hablaba pronto le iría peor.

- E-eran d-de tu infancia - le pudo articular con miedo -. Siento si te molestó, yo sólo...

- Largo...

- ¿Cómo dices?

- LARGO.

Harry fue liberado y con un brinco de sorpresa e impulsado por el miedo, el chico abandonó corriendo el despacho. Tomó su capa invisible, se cubrió con ella y salió despavorido a los pasillos sin parar de correr.

Corrió y corrió hasta parar en la entrada de Gryffindor y dijo la contraseña. El hueco se abrió y entró, se quitó la capa y la tiró en uno de los sillones de la sala común.

Se sentó frente a la chimenea y subió sus pies doblando sus piernas a la altura de su pecho. Y cubrió su cara en sus rodillas.

- Estuvo mal... - susurró.



Mientras tanto en el despacho de Severus, el hombre se sentía un completo imbécil.
¿Cómo es que le había gritado de esa manera a Harry, cómo había perdido el control en segundos?

Si, le había enojado que el chico se hubiera entrometido en lo que no le importaba. Pero al fin y al cabo no era nada comprometedor lo que había visto después de cerciorarse de ello.

Se apoyó en una pared y se deslizó lentamente hasta caer al suelo sentado. Dobló una de sus piernas y apoyó su brazo derecho en su rodilla. Con su mano izquierda cubrió su cara y la restregó.
Se sentía culpable, se sentía un desgraciado.

Y esa noche, permitió que una lágrima, sólo una lágrima silenciosa se deslizara por su mejilla.

De lo cual sólo la noche presenció una vez más.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

¡Hey! ¿Qué hay? ¿Cómo están? Espero y muy bien ;)

Vaya, que capítulo, hasta llegué a odiar un poco más a Tobías con esto, me enfureció escribirlo >:(
Odio tanto a ese sujeto.

Pero bueno, espero que les haya gustado el capítulo, como siempre siento mucho la demora, pero me había tardado con la actualización del Sevmione y me había quedado corta con eso así que, eso. Pero aquí estoy de vuelta, y es que ya tenía planeado lo que pasaría en este capítulo, y la verdad me ha encantado hablar sobre Eileen, que es uno de mis personajes favoritos :3 💕

Bueno, escriban qué les pareció el capitulo en los comentarios, me encantaría leer sus opiniones 💕

Por cierto, ya se acerca lo de la ida al Ministerio de el ED y me preguntaba, bueno, les quería preguntar, ¿quieren que narre lo que pasó allí en el Ministerio? ¿O lo brinco y pasó al después? Cual sea su voto ponganlo en los comentarios ;D

Bueno, esperó y les haya gustado, nos vemos hasta el siguiente capítulo. ¡Chau chau!
- inserte ending de Hola soy Germán aquí -

Pd: el pedazo de canción yo lo escribí para ocasión, ojalá y les haya gustado 😅💓

¡Los amo, gracias por todo! 😍😍👏

¡Nos leemos! 💚

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