DOMINIK© [2]✔

By LuisianaVons

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El problema con las segundas oportunidades es que a veces no sabemos aprovecharlas hasta que las perdemos. ... More

DOMINIK
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Epílogo.
NOTA FINAL DEL AUTOR

Capítulo 4

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By LuisianaVons

Dominik


Por un momento, solo por un doloroso momento pensé que estaba alucinando. La idea de encontrarme a Amber Sullivan después de tres años en los cuales no dejó rastro sobre su paradero, continuaba siendo un enigma para mí.

Todos los recuerdos, emociones, sentimientos que había llegado a sentir en algún punto de mi vida habían trepado por las paredes de mi cerebro hasta salir a tierra firme. Sentía un profundo pinchazo en el pecho, cuando mis manos tocaron su suave piel de porcelana, la cual seguía intacta, sin arrugas, sin desperfectos, sus ojos se clavaron en los míos por dolorosos segundos de tortura, ella era la viva reencarnación de la confusión. Su rostro había adquirido un gesto aludido, confunso, inquietante, hasta que para mi sorpresa sus labios emitieron un sonido que me erizó la piel. Todo había resultado extraordinariamente difícil para ambos, quizás, en ningún momento planeamos encontrarnos y solo el hecho de plantear un reencuentro me daba escalofríos.

Además, por otro lado, mantuve firme mi posición, me sentía diferente, como si un huracán de emociones hubiese estado torturandome durante los cinco minutos que estuvimos frente a frente hasta que Gabriela apareció. Ella también parecía sorprendida, pero su sorpresa se debía a mi presencia en la fiesta de sus hijos.

Durante lo que restó de fiesta me mantuve impasible, estuve a segundos de esfumarme hasta que Derek se precipitó a lo sucedía en mí cabeza, así que me obligó a permanecer en la fiesta durante unas horas más. Me encantaría decir que después de aquel encuentro con Amber, todo seguía igual, que seguía sin pensar en ella, sin recordarla, sin observarla, pero cada segundo que pasaba bajo el mismo techo que ella, respirando el mismo aire que ella respiraba, no podía evitar sentir una incomodidad en el fondo de mí. Un vacío de apariencia sombría.

Pero en fin, ella había sido la culpable de que mi vida se hubiese terminado en cuestión de segundos. Mi libertad estaba en sus manos, y ella decidió mandarme al mismísimo infierno con el propósito de vengar la muerte de un fastasma que ni siquiera valía la pena continuar viviendo.

...

El domingo por la mañana no tenía planes de asomar mi cabeza fuera de casa, por lo cual, decidí quedarme a dormir un poco más. Mientras estuve en prisión las noches en las que no pegaba mis párpados eran incesantes, me mantenía despierto escarbando en mis pensamientos junto con un pequeño cubo de rubik que Brand me había obsequiado. Brand fue el único preso que logró simpatizarme, los demás entraban en el mismo vasto territorio de egoísmo, crueldad y maldad.

El solía contarme las cosas que había logrado hacer en su vida antes de entrar injustamente a prisión, a pesar de ser un jóven de veintiún años de edad, era muy maduro y conciente para su edad. Me había explicado la razón por la cual se encontraba en prisión, y no pude evitar compararme con el hace más de tres años, cuando era tan solo un crío de nueve años y entré al único lugar en el que menos desearía estar. Brand fue acusado de asesinar a su madrastra esquizofrénica, después de que su padre murió no tuvo opción que permanecer bajo el mismo techo que la desquiciada de su madrastra. Pero los días de felicidad no fueron eternos para nadie.

- ¿Sigues en la cama?-irrumpió una profunda voz, empujando la puerta con fuerza.

No había que ser un genio para darse cuenta de quien era el hablante y el propósito que su voz emanaba.

- No tengo ánimos de mover un dedo-repliqué, cubriendo mi rostro con la almohada después de que el abrió las cortinas de par en par dejando que todos los rayos ultravioletas entraran en la habitación.

- Bueno, princesita déjeme informarle que las personas normales deben trabajar para ganarse la vida-continuó hablando pero lo único que escucho son agudos murmullos-Por tanto, necesito que levantes ese enorme trasero que te gastas y lo emplees en algo útil.

Dejé salir un gruñido fastidiado, a la vez en la que me incorporaba sobre el colchón. Los ojos azules de Günter se clavaron los míos, sabía que pretendía utilizarme como su títere para hacer trabajos sucios pero según lo último que hablamos, Günter Dolveur había cambiado. Para bien o para mal, eso es lo que no sabíamos.

- Estaré listo en diez minutos-gruñí de mal humor, antes de hecharlo de la habitación para volver a acostarme.

Ya no tienes veinte años, Dominik; me recordaba una irritante voz en mi cabeza. Pero en fin, tiene razón.

...


Llegamos a un enorme edificio en el cual casí toda las paredes eran de cristal. Un bomba y el lugar se quebraría por completo. Günter se mantuvo en silencio durante todo el trayecto hasta el edificio, me sentía un poco perdido y también sorprendido, pues en solo quince años la ciudad había cambiado una barbaridad. Günter se apresuró en bajar del auto, yo le seguí de mala gana, ajustando el suéter a mis brazos. Lo seguí a través del lobby hasta la tercera planta del edificio en la que según el, se encontraba su oficina. No comprendía porqué habíamos tenido que venir hasta su edificio solamente para continuar hablando sobre estupideces cuando pudimos haberlo discutido en casa.

A pesar de que Günter se había mostrado en todos los aspectos arrepentido sobre su comportamiento desde hace más de veinte años, no tenía ni una pizca de fe en sus palabras, a mis oídos solo eran oraciones vacías. Me sorprendió lo organizada que había resultado su oficina, decorado en colores pasteles. Me senté en la silla giratoria de color negro que se encontraba frente a su escritorio.

- ¿Quieres saber por qué estás aquí?-inquirió, mientras se sentaba en su silla y entrelazaba sus manos por encima del escritorio.

Me importa un bledo.

Sin embargo, me tragué mis comentarios y asentí, esperando por sus palabras.

- Quiero que el día en que parta de este mundo te ocupes de esta empresa, así que no veo mejor momento para introducirte en el mundo del marketing.-explica con un gesto amable en su rostro usualmente amargo.

Enarco mis cejas en su dirección mientras mi mente discute su comentario internamente. ¿Marketing?, ¿partir?, quizás eran impresiones mías pero el estaba ocultandome algo.

- ¿Crees que puedes ser capaz de manejar esta empresa por tu cuenta?

- De acuerdo...pero me gustaría saber si hay algo que no me estás diciendo, Daniel-le inquiero.

Me sentía algo extraño por llamarle por su verdadero nombre, el también había estado ocultandose bajo otros nombres que ahora deseábamos borrar de nuestras vidas.

- No.-repuso con firmeza-Supongo que solo me queda felicitarte por este ingreso a la empresa, hijo.

El me tendió su mano, así que opté por estrecharla, dedicándole una sonrisa de labios cerrados.

Si Daniel estaba escondiéndome algo, me aseguraría de averiguarlo.

Unas horas más tarde, el asistente de Günter, el cual según había entendido ahora también era mi asistente, me había estado explicando todo el proceso que llevaba a cabo en la empresa, pues además de distribuir, se encargaban de manejar ingresos externos de otras fuentes ajenas, sin duda alguna el trabajo que me habían delagado era sumamente complicado, pero sabía que podría con ello.

Billy se despidió después de haber dejado unos documentos que tendría que revisar obligatoriamente si quería formar parte de la empresa, como hijo de Günter, eso me convertía en uno de los socios de la empresa. Aún no cabía en mí cabeza el hecho de tener que escucharle llamarme hijo frente a las personas. Supuse que lo hacía porque pensaba que no existía ningún tipo de rencor entre ambos.

Para ser honesto, una persona que había estado ausente en tu vida cuando más necesité de él y no estuvo, no tenía derecho alguno a hacerse llamar mi padre, además de asumir que estaba concuerdo con ello cuando era todo lo contrario. Solo que al final, Daniel, el temido asesino del estado, era lo único que quedaba en mi vida.

Me sentía un fracasado, rodeado de todo lo que siempre huí.

Cuando por fin terminé de revisar algunos documentos y mis ojos comenzaban a quemarme, decidí tomar un descanso y bajar a la cafetería que estaba en la planta baja del edificio. Dejé salir un suspiro antes de tomar el ascensor y oprimir el botón para bajar, por suerte el ascensor estaba vacío, así que no tuve que esperar mucho tiempo. El tintineo que produjo al abrirse, me indicó que había llegado a planta baja. Siguiendo las indicaciones en los pasillos, logré encontrar la cafetería al cabo de unos minutos. Me gustaría decir que se encontraba tan sola como el ascensor, pero lo cierto es que si había una silla para sentarse era un milagro.

Avancé hasta el mostrador en donde una chica morena me recibió con una sonrisa en la comisura de sus labios.

- Dominik Habich-me nombró, haciendo que juntara mis cejas por sorpresa- Tu padre ha hablado lo suficiente como para saber quien eres-explicó, encongiendo sus hombros-Muy bien, ¿qué puedo ofrecerte?

- Un café-le pedí en tono amable, a la vez que me mantenía de pie frente al largo mesón del mostrador.

-Mejor que sean dos, por favor, Gloria-habló una voz a mis espaldas la cual reconocí.

Se trataba del mismo imbécil que había asistido a la fiesta de los hijos de Gabriela, como acompañante de Amber. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al recordar sus orbes color café.

-¿Cómo estás, hermano?-sentí como su mano se posaba con pesadez sobre mi hombro.

Apreté mi mandíbula con ganas de echarle el café encima al imbécil abusador que estaba junto a mí. La chica morena, la cual el supo nombrar bajo el nombre de Gloria, entregó ambos café sobre el mesón frente a nosotros. Agarré el mío, atrayendolo hasta a mi mientras que el ldiota continuaba a mi lado mirándome con una burlona sonrisa en su rostro.

-Bien.-respondí, secamente.

- Creo que no nos hemos presentado, mi nombre es Nicholas, puedes llamarme Nick-se presentó, tendiendo su mano, la estreche de mala manera, sabía que debía aprender a controlar los impulsos feroces adentro de mi cuerpo.

Pero el tal Nick era tan petulante e impertinente que se me resultaba complicado evitar querer triturar su rostro.

No me cae bien el tal Nick.

- Dominik-me presenté, en tono amargo.

- Oh vamos, hermano, te conozco lo suficientemente bien, mi hermosa princesa me ha contado todo lo que sucedió entre ustedes-no pude evitar sentir un pinchazo en el pecho al escuchar su nombre, pero casa vez que Nick abría su maldita boca sentía unas enormes ganas de aplastar su cabeza con la rueda de mi auto- Fue una historia más trágica que la de Romeo y Julieta, asesinaste a su padre, ella te denunció, llegó la madrastra loca, se enamoraron, tu tío murió, fuiste preso, pero en cierta forma te agradezco, si no hubieses ido a prisión jamás hubiese conocido al amor de mi vida.

- Me alegro por ti-mentí, dándome la vuelta para irme cuando su voz vuelve a detenerme.

- Ahora, necesito que te mantengas alejada de ella por tu propio bienestar, Dom-murmuró en forma de amenza. Me detuve por unos segundos analizando las palabras que anteriormente habían salido de su boca- Te conviene que seamos amigos, Dom, porque yo podría resultar mucho peor que tu estadía en prisión.

- ¿Eso es una amenaza?-cuestioné, elevando mis cejas y dedicándole una mirada desdeñosa y hostil.

- Tenlo por seguro que lo es-me espetó, antes de girarse y marcharse dejándome con la sangre al borde el colapso.

Acabas de firmar tu sentencia de muerte, Nick.

...

Gloria había resultado una morena bastante encantadora, ella me contó todo lo que mi padre había hecho por ella. Gloria solía divagar por la ciudad en busca de empleos pero nadie se compadecia de la pobre, entonces recurrió a la prostitución. Me explicó con lágrimas en sus ojos, lo horrible que fue tener que venderse a si misma para sustentar su casa, entonces conoció a Günter Dolveur. Fue amor a primera vista desde el momento en el que el atravesó las puertas del lugar en el que ella trabajaba, sus miradas centelleantes se encontraron y ella supo que el sería su salvación.

Al parecer Günter tenía una debilidad por el sexo opuesto, casa vez que veía a una mujer en la calle, quería ayudarla así no pudiese, según Gloria tiene el corazón de un león. Pero no estaba tan seguro de eso, había llegado a la conclusión de que no tenía ni la más mínima idea de quién demonios era Günter realmente.

Era hora de seguir chequeando los documentos que Billy me había asignado, así que tomé el camino al ascensor. Como siempre estaba vacío, presioné el botón y esperé pacientemente a que las puertas se cerraran, pero entonces alguien lo detuvo. Podría reconocer esa voz a kilómetros de distancia y sabría a quien le pertenece.

Amber Sullivan.

Ella entró al ascensor deprisa, pero en cuanto sus ojos recorrieron el lugar hasta fijarse en mi pude notar como reprimia la sopresa en su rostro.

Nos mantuvimos en silencio hasta que el ascensor llegó a mi piso, me sentía extraño, teniendole tan cerca que parecía irreal. Entonces el recuerdo de la corte apareció en mi cabeza y sus palabras retumbaron en mi cabeza.

-Si. Si es culpable.

Salí sin siquiera dirigirle la mirada hasta que sentí su mano atrapando mi muñeca fuera del ascensor.

- Drac, necesito decirte algo importante.


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