Maratón 3/5
Nadie ha visto a Rob en semanas. Mi padre no sabe nada, así que él piensa que voy a clases cuando en realidad salgo con Jenna y los chicos.
—¿Alguien sabe algo de Rob? —preguntó Blaine una vez que
estábamos haciendo un pícnic en el parque.
—Ni idea —respondió Mark con la boca atiborrada de comida—. ¿Tienen más de estos bocadillos? Están deliciosos.
—Cállate, Mark —ordenó Thomas—. Esto es serio.
—Entonces, ¿nadie sabe nada? —pregunté.
Todos negaron con la cabeza.
—¿No creen que debemos buscarlo? —propuso Jenna—. ¿O al menos investigar que está pasando?
—Como quieran —dijo Mark con la boca aún llena de comida.
—¡Qué asco! ¡Mark, me escupiste! —exclamó Blaine.
En aquel momento, mi teléfono vibró, anunciándome que tenía un mensaje nuevo:
Chris, ven rápido a la casa.
—Lo lamento, chicos, me tengo que ir.
—Ok, Chris. Nos vemos luego —se despidió Jenna.
Yo solamente les hice un gesto con la mano y me encaminé a mi casa.
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—Chris, tengo que darte algo importante —dijo mi padre—. Hoy estaba escombrando el sótano y encontré esta caja. Quiero que tú la conserves —dijo tendiéndomela.
Al abrirla me encontré con papeles y fotografías. Una de ellas mostraba a una mujer sonriente señalando hacia la cámara mientras sostenía a una niña de aproximadamente cinco años.
—Es mamá —alcancé a formular. Tomé otra foto, y una más. Luego agarré los papeles. Eran entradas a conciertos, cartas, dibujos y algunas partituras—. Gracias, papá.
—De nada, Chris —me dio un abrazo.
Subí a mi habitación a examinar el demás contenido de la caja.
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Soñé de nuevo con aquella canción triste. Esta vez se escuchaba más claramente. Y en lugar de tocarla una mujer, la estaba tocando un hombre. Era Rob.
¡Espero les esté gustando el maratón!
Kamwe💙