To Niall, with love || niall...

By niallsfluorescence

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"¿Es posible obtener colores más allá del gris a partir del blanco y el negro?" More

Antes de comenzar...
To Niall, with Love
Prólogo
1: Diane
2: Niall
3: Cambios
4: Accidentes
5: Obstinados
6: Viernes pt. I
7: Viernes pt. II
8: Compras
9: Conclusiones
10: Apariencias
12: Cita pt. I
13: Cita pt. II
14: Cita pt. III
15: Fiesta
16: Limpieza
17: Excesos
18: Preocupaciones
19: Eternidad
20: Sueños
21: Regreso
22: Mentiras
23: Valerie
24: Obstáculos
25: Estrellas pt. I
26: Estrellas pt. II
27: Planes
28: Amigos
29: Frágil
30: Arte
31: Guerra
32: Explicaciones
33: Notas pt. I
34: Notas pt. II
35: Sacrificio
36: Idiota
37: Tiempo
38: Nada
39: Disculpas
40: Palabras
41: Golpes
42: Fácil
43: Talento
44: Realidad
45: Incidente
46: Desconcierto
47: Carpe Diem
48: Agridulce
49: Sueños
50: Berrinche
51: Razones pt. I
52: Razones pt. II
53: Ataque
54: Problemas
55: Locos
56: Cine
57: Besos
58: Especial
59: Final
60: Epílogo
Extra: Meanwhile
Agradecimientos y Avisos
Always for you

11: Consecuencias

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By niallsfluorescence

»niall«


Jamás en mi vida había sido un desastre tan grande como esa mañana de sábado, me encontraba espantoso.

El día anterior, después de que los chicos se retiraran – no sin antes cenar en casa, por supuesto –, salí a correr para deshacerme un poco de la furia contenida. Había leído con anterioridad en un sitio que eso servía para liberar la tensión y decidí intentarlo. Recordé el tiempo en que Valerie me había caído bien y me estremecí. Tal vez ella era soportable a ratos, pero generalmente no era fastidiosa como lo había estado siendo las últimas semanas. Nunca imaginé que ella haría alguna vez todo lo que hizo, pero claro, no la conocía del todo. Jamás llegas a terminar de conocer a las personas.

Cuando regresé de correr, yo estaba todo sudoroso y cansado como nunca. Mamá me miró inquisitivamente, pero gracias al cielo no hizo preguntas molestas. Tal vez mi cara le demostró todos mis pensamientos y notó que no era correcto preguntar en esos momentos. Pero sabía que tarde o temprano llegaría a preguntar y hasta exigir la razón de tal arrebato.

Más de la mitad de la noche la pasé mirando el techo, aun cuando todo estaba completamente en silencio, mi mente no dejaba de pensar. Tal vez estaba siendo demasiado dramático, tal vez le estaba prestando demasiada importancia a una niñería, pero no dejaba de pensar en las consecuencias que traería lo que Valerie le dijo prácticamente a todo el mundo.

No estaba siendo dramático, solo estaba siendo estúpido.

Yo no era de los que le tomaban importancia a las cosas que las personas dijeran o pensaran de mí, mucho menos si eran mentiras.

Dormí tan poco tiempo que me parecieron solo unos cuantos minutos. Desperté porque ya no pude conciliar el sueño por más tiempo. Era temprano por la mañana, mamá hacía demasiado ruido en la cocina y Theo no dejaba de llorar. Mi casa era un caos por las mañanas sin importar el día que fuera.

Me acosté de lado, mirando hacia la puerta, como si esperara a que cualquier momento alguien llegaría a irrumpir en mi habitación para despertarme. Pero eso no ocurría los sábados.

De reojo, miré mi teléfono en el buró y lo tomé sin pensarlo dos veces. Tal vez jugar un poco me sacaría de ese estado tan extraño que no sabía cómo describir, no me había sucedido nunca nada igual. Era una mezcla de tantos sentimientos que creía que no podían sentirse al mismo tiempo.

Desbloqueé la pantalla y una pequeña sonrisa apareció en mi rostro cuando vi el fondo de pantalla que había configurado Harry el otro día; un gato con una cara extraña que parecía estar preparado para la foto. Abrí el menú y ninguno de los juegos o aplicaciones que aparecieron en mi vista logró llamar verdaderamente mi atención.

El icono con mis contactos fue el que lo hizo.

Ese pequeño y malvado icono que podía ser la perdición en los malos momentos. En los que no eres consciente de lo que haces hasta que sucede.

Recordé que había registrado inmediatamente el número de Diane antes de que se me perdiera el pequeño papelito en donde lo tenía escrito el día anterior, di un toque sobre el nombre de ella para abrir el contacto con las opciones de llamada y mensaje. Resultaba tan tentador llamarla, deseé escuchar su voz como nunca antes había deseado escuchar a alguien, pero a la vez me sentí como un acosador. Eran las siete y media de la mañana, probablemente aún estaba durmiendo. Sin embargo, seguía considerando la idea de mandarle un mensaje.

¿Qué más daba si estaba dormida? Ella podía bien tener el sueño pesado.

Rogué por qué así fuera.

Con algo de adrenalina, me armé de valor y empecé a escribir un mensaje:

«Buenos días, ¿paso por ti más temprano?»

Inmediatamente lo descarté, sonaba tan desinteresado y apenas estábamos entablando conversación... debía sonar algo más casual. Algo más como yo.

Yo: ""Espero que tengas un buen día, créeme, estoy aún más ansioso que antes. Recuerda que pasaré por ti a las siete ;) "

Sí, eso en definitiva sonaba más como yo. Pulsé el botón de enviar y esperé. Mordí mi dedo pulgar, desesperado por las consecuencias de mi acto. ¿Qué si no debía enviar ese mensaje? ¿Qué si ella no respondía?

La respuesta llegó en cuestión de unos minutos después y para entonces sentía las manos temblorosas, abrí el mensaje:

Diane: "Buenos días Niall. Claro, te espero a esa hora"

Respiré profundamente aliviado, algo de ella era lo que necesitaba para sentirme mejor, escribí una respuesta, pero me había quedado sin crédito. Me maldecí por ello, porque quizás esa mañana pude haber tenido mi primer conversación tonta por mensajes con ella.

Ew, me sentía como un chiquillo de doce años que comienza a interesarse de verdad por una niña.

—Niall, ¿estás despierto? —una voz llamó desde el otro lado de la puerta. Mamá.

—Claro. —respondí con la voz ronca. Inmediatamente la puerta se abrió y mi madre se adentró en la habitación, después se sentó en el extremo del colchón con cuidado de no aplastarme, me miró inquisitivamente, igual que la noche anterior.

—Suponía que lo estarías, el sonido del teclado del teléfono te delató hace rato. —hizo una pausa, evaluándome. Yo seguía con mis ojos entrecerrados hacia ella. —No es por ser cruel hijo, pero te vez terrible el día de hoy. ¿Qué ha pasado?

Bufé y comencé a explicar todo lo que había ocurrido, al final, mamá solo frunció el ceño en desagrado. Claro que había omitido algunas cosas y cambiado palabras altisonantes por palabras con más decencia para mi madre.

—Esa chica es terrible, ya me cae mal. Pero no hagas caso a las críticas, es sólo un rumor... solo trata de hablar con esa chica para que no vaya a hacer algo peor. —aconsejó mamá.

Yo solo asentí a su consejo, mi madre había repetido la conclusión que había conseguido en la noche. Mamá salió de la habitación y suspiré. Miré el teléfono una vez más, pero aún no había respuesta alguna por parte de Diane, claro que yo tampoco le había respondido algo más.

Me levanté y me dirigí al baño, solo para comprobar lo que mamá me había dicho y lo que yo ya sospechaba: me veía horrible.

Mi cabello estaba desordenado, iba en todas direcciones, lo que no era una novedad porque siempre estaba así cuando me levantaba. Sin embargo, mis ojos demostraban cansancio al igual que mi postura y notaba incluso un poco de baba seca por mi barbilla. Ugh. La imagen que daba era graciosa y asquerosa.

Tomé una ducha con la esperanza de deshacerme de ese espantoso yo y al salir me sentí como si fueran años enteros los que había pasado sin tomar una. Me vestí sencillamente con unos jeans y una playera blanca, y bajé a desayunar, aún tenía que planear a donde llevaría a Diane. Al fin y al cabo le prometí pasar antes por ella sin tener un plan.

El pensamiento hizo que me detuviera en seco.

El día anterior lo sucedido con Valerie ocupó todos mis pensamientos y olvidé que tenía que planear algo para el sábado.

Idiota.

Tomé el teléfono más cercano –que resultó ser el teléfono de casa– y llamé a Harry cuando la búsqueda de mi hermano fue en vano. No sé siquiera por qué decidí llamarle, fue algo inmediato, sin pensarlo estuve escuchando a Harry medio dormido.

— ¿Niall? Um, no quiero sonar grosero pero... ¿Qué demonios? Son las ocho de la mañana de un sábado. —sin querer, me reí. —Bien, ya me has despertado. ¿Qué ocurre?

—Buenos días bella durmiente. —me burlé. —Ya que tú eres un experto en cosas de citas y esas entidades. Voy a pedirte un favor enorme, pero quiero que cierres esa boca, quiero que esto quede entre tú y yo. —pedí, mi voz fue la voz más seria que jamás utilicé al hablar con él.

—Uh, ¿una cita, eh? Interesante. ¿Quién es la desafortunada a la que tengo que darle mis disculpas? —se burló, sonando más despierto e interesado que antes. Puse los ojos en blanco.

—Imbécil. —murmuré. No molesto, pero si desesperado porque tuve la impresión de que el día se me iría volando. —Esto es serio.

—Sí, lo que yo digo igual es serio. Pobre chica, tener que soportarte. —Harry se mofó y resoplé. —Vaya, lo siento. Ya, seriamente. ¿Quién es la chica? —preguntó con interés.

Supe porque eso era una mala idea, mencionarle a Harry que estaba interesado en Diane seriamente no sería cosa buena. Menos cuando los últimos días él había interactuado más de lo que yo quisiera con ella. Y corría el riesgo de que él se enfadara conmigo, porque quizá, el mismo Harry se había interesado en la misma chica que yo por primera vez en todos nuestros años de amistad o bien, Harry podía ser ahora amigo de Diane y querría contarle mis planes en cuanto termináramos de hablar.

Exhalé rendido después de medio minuto en silencio. —Diane Fray.

Sentí un movimiento del otro lado de la línea. No supe si era bueno o malo. — ¿Diane Fray?

—Sí. —bien, comencé a asustarme. — ¿O-ocurre algo?

Harry comenzó a reírse. —Por supuesto que no, solo- bueno, no lo esperaba. —mentiroso, podía ver su sonrisa sabionda desde mi habitación. Él ya intuía algo sobre Diane, por eso se había acercado a ella.

—Maldito Harry, ¿desde cuándo lo sabes? —pregunté, jugando con una manzana antes de darle un mordisco. — ¿Por eso te acercaste a ella? —me moría de curiosidad por saberlo.

Harry río una vez más, molestándome ligeramente. Sonaba tan seguro y sabiondo y yo odiaba cuando las demás personas me escondían algo y se burlaban de mí a costa de eso que escondían.

—Bueno, querido amigo. Eres más transparente que el cristal de los vasos. ¿Te escuchaste el día que comenzaste a defenderla? Fue sorprendente la manera en que te expresaste de ella de un momento. ¿Y en la clase de química? No dejaste de tratar de dar vuelta para mirarla. En la siguiente clase, tu decepción fue enorme cuando Valerie le ganó su puesto en las bancas. Finalmente, no creas que no me he dado cuenta de la mirada que me das cada vez que estoy a su lado o la saludo es como... hermano, literalmente me estás prendiendo fuego para asesinarme con la mirada. —presioné mis labios en una línea escuchándolo atentamente. ¿Tan obvio había sido? —Yo tenía que hacer algo. Mi plan era sencillo, solo tenía que descubrir si ella estaba interesada en ti. Y créeme, es difícil porque a diferencia tuya, Diane ha aprendido a ser discreta.

Entonces... — ¿Y...? —alenté, estaba mordiéndome las uñas, esperando una respuesta alentadora.

—Felicidades, están perdidos el uno para el otro. —mencionó con aburrimiento y apuesto a que él puso los ojos en blanco al decirlo. Pero no me importaba. Me había dado la bandera verde.

—En ese caso... tengo que hacer algo que valga la pena. ¿Estás dispuesto a ayudarme en esto? —pedí.

Escuché cuando exhaló aire en señal de rendición. Eso era una confirmación para mí, cosa que escuché segundos después: —Si no lo hago, no me dejarás vivir tranquilo el resto de mi vida. ¿No es así?

—Me conoces demasiado bien, Harry. Gracias.

Harry bufó. —Ven a mi casa, vas a dejarle a tu madre una tremenda cuenta de teléfono.


(. . .)


Muchas después, todo estaba listo y yo estaba más ansioso que nunca porque la hora finalmente llegara. Harry, estuvo burlándose de mí en todo ese tiempo, por supuesto.

—Los chicos van a asesinarme si no llego para ayudarles a mover los muebles hacia el sótano. —dijo Harry cuando lo dejé en su casa. —Pero no vamos a arriesgarnos a que te retrasen en tu "cita". —se burló.

—Harry. —sentencié.

—Entiendo, lo siento. Suerte, espero que Diane no se decepcione de ti. —se burló, por milésima vez en el día. En ese punto me había hecho inmune a sus comentarios, así que me limité a sonreír divertido mientras él cerraba la puerta de mi auto. Lo despedí con la mano y conduje hasta mi casa.

En casa, tomé una ducha rápida pues me quedaba menos de hora y media para salir por Diane. Pedirle ayuda a Harry fue muy bueno, pero me tomó mucho tiempo ya que la mayoría iba perdido en bromas. Hacer planes de último minuto no era mi especialidad, siempre me dejaba exhausto. Esperaba impresionarla tan siquiera un poco.

Durante el transcurso del día, los mensajes de apoyo y curiosidad de los chicos no faltaron. Era increíble como parecía que ellos poseían crédito infinito o algo por el estilo, nunca tenían dificultades por falta de esto. Mucho menos cuando se esforzaban por molestarse los unos a los otros.

Mensajes como:

« Ánimo, Niall. La bruja esa solo está molesta porque no le hiciste caso.»

«Necesito que me alimenten, organizar una fiesta es agotador.»

« ¿Sabes qué dijo Brad?, dijo que probablemente eras gay por rechazar a Valerie.»

«Oh Dios, soné como una chica con el mensaje anterior.»

«Pequeño Niall, dinos con quién irás a la fiesta.»

«Enserio, me preocupas... ¿estás seguro de que tu cita es una chica? »

El último, proveniente de Harry, a pesar de que estuvo a mi lado en todo el tiempo.

Y algunos mensajes más que me distraían cada tres o cinco minutos, cada uno logrando que sonriera aún más y que riera una que otra vez. Pero no respondía ninguno. No tenía crédito todavía. Eso me hacía sonreír mucho más – malvadamente –, de alguna manera sentía que mis amigos estaban torturándose por saber quién era la chica que me acompañaría.

Fuera de la ducha, limpio y revitalizado. Tomé unos jeans azules y una camiseta gris que acompañaría con unas vans negras. Ese era mi atuendo para las fiestas de fines de semana, al fin y al cabo, la mayor parte del tiempo esas fiestas estaban sumidas en la oscuridad, permitiéndoles privacidad a las parejas que querían hacer de todo en medio de una sala llena de adolescentes y jóvenes adultos.

Me golpeé mentalmente por no especificar nada a Diane. Solo esperaba que no se vistiera formal o algo por el estilo, aunque no desechaba la idea de que se vería hermosa tal y como la encontrara. Me estaba volviendo loco por que fuera la hora de ir por ella. Deseaba verla, como hacía tanto tiempo no ansiaba ver a alguien en mi vida.

Quizás nunca.

Miré el reloj en mi celular: 6:16 p.m.

Sonreí aliviado, era una buena hora para partir antes de volverme loco. La casa de Diane se encontraba un poco alejada y no quería hacer que ella creyera que le había jugado una mala broma o algo por el estilo.

No quería hacer nada que lograra alejarla de mí.

Tomé un par de cosas y me miré en el espejo antes de salir de mi habitación. En el momento en que cerré la puerta, alguien llamó abajo en la puerta principal. El típico grito de mi madre cuando llaman a la puerta me dejó en claro que no se trataba de alguno de los chicos, algo que fue en parte un alivio. Ellos entrarían al primer timbre, como si fuera su propia casa. Bueno, tal vez Liam no, pero los demás solían hacerlo.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina para beber un poco de agua antes de marcharme, de lo nervioso que estaba sentía la garganta un poco seca.

En el momento en que iba a dar el primer trago, oí las voces provenientes de la sala de estar: mi madre y otra chica, una voz conocida que no confundiría en ningún lugar: Valerie. Empecé a ahogarme ante la realización, pero reprimí el sonido de mi ataque de tos. Valerie no debía encontrarme ahí, yo no deseaba verla y además perdería mi tiempo y llegaría tarde a mi "cita" con Diane. Sentí que mi suerte era infinita cuando recordé la puerta que había en la cocina que daba acceso a la parte trasera de la casa, así logaría salir sin que se dieran cuenta de mi presencia. Las voces de mi madre y Valerie se escucharon más fuerte.

—Enserio, señora, me gustaría ver a Niall. Tengo que disculparme con él y decirle que realmente me gustaría aceptar su invitación a la fiesta de Louis. —cualquiera notaría sus mentiras a kilómetros de distancia, tal vez hasta mamá podía percatarse de ello, porque la respuesta que le dio no fue la que Valerie pudo haber esperado. Ni siquiera yo lo esperé.

—Lo siento, está en su habitación durmiendo. Ha se mantuvo ocupado toda la mañana y ha quedado rendido, tal vez ni vaya a esa fiesta. —Mamá sonó tan convincente, tanto que deseé salir en ese momento para besarle las mejillas y felicitarla por eso.

Pero yo supe que Valerie no se daría por vencida tan rápidamente.

—Por favor, me gustaría hablar con él. —gimió desesperada, probablemente como parte de su rabieta.

Escuché a mamá suspirar derrotada.

—Bien, vamos, acompáñame para ver si milagrosamente está despierto. —mamá sonó cansada, también se había dado cuenta de lo obstinada que Valerie sería si no hacía algo para demostrarle que no estaba disponible.

Y luego, lo único que escuché fueron los pasos de ambas subiendo las escaleras.

Respiré, percatándome de que había estado reteniendo la respiración todo ese tiempo. No lo pensé dos veces, ni siquiera pensé en algo y salí rápidamente antes de que se dieran cuenta de que no estaba ahí. Corriendo, llegué hasta la entrada principal, donde estaba mi coche. Que por fin me había devuelto mamá después de haberme castigado. Lo encendí y en ese momento la puerta se abrió de golpe, mostrando a una Valerie molesta por no haber conseguido lo que quería.

Ella volteó en mi dirección y gritó una y otra vez, pero yo no la escuchaba. Subí el volumen de la radio y aceleré como si mi vida dependiera de ello, hasta que me retiré por lo menos unas seis cuadras seguras.

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