Harry y Draco estaban teniendo un excelente verano, Harry tenía ahora a sus amigos constantemente visitándolo, y él y Draco el resto del tiempo estaban jugando y saliendo con Dudley. Ginny Weasley llego un día acompañada de Hermione, ambas sabían de la intención de Harry de regalarle una lechuza a Ron, Harry sabía que Ron ahora tenía a Dante, pero aun así quería darle la lechuza de todos modos.
Fueron por Draco y Remus ya que Severus ese día tenía un asunto que atender y Sirius dijo que tenía que hablar algo con Hagrid, todos partieron juntos rumbo al emporio de las lechuzas. Ya en la tienda, ninguno se decidía por la lechuza ideal para Ron, Ginny insistía en comprar una pequeña por no decir diminuta lechucita que parecía una pelota de plumas, Hermione decía que una lechuza nival como la de Harry sería una buena elección, Draco traía en sus manos una linda lechuza ninox de color negro, pero al final Harry se decidió por una lechuza de campanario que tenía un ligero color rojo en sus plumas además de que compro otra lechuza nival, pero esta tenía plumas grises entre todo el plumaje blanco. De todas formas, Draco compro la lechuza negra, y Ginny la pequeña pelota emplumada. Hermione no se decidía a comprar una cárabo negra que parecía estar veteada, desde que entro a la tienda le gusto, pero le faltaban galeones para poder comprarla.
—Llévatela, te completare para la lechuza—.
—Pero... —.
—Tómalo como tu regalo de cumpleaños adelantado—.
—Está bien—.
Todos los chicos salieron cargando a sus emplumados amigos. Harry propuso que le dieran la lechuza de una vez a Ron y partieron del callejón Diagon directo a la madriguera por flu, en el caldero chorreante. Ya en la madriguera, fueron recibidos por una sonriente Molly.
—Queridos, Remus, que bueno verlos, Ginny cariño, ¿Por qué no me dijiste que vendrían todos? —.
—Fue de último minuto mamá, mira, me compre esta lechucita, estaba de oferta la pobre, no sé por qué la dejarían en solo 5 galeones. ¿Verdad que es preciosa? —.
La pelotita emplumada gorjeaba ante el halago de su dueña.
—Si cariño, es muy bonita, y veo que todos compraron lechuzas, pero pasen, les daré té y galletas—.
Los chicos entraron y esperaron al té con galletas, mientras Ginny iba a buscar a Ron al jardín, le habían puesto a desnogmizarlo.
—Compañero, rubio, Herms, Remus. ¡Buenas! ¿Qué los trae por aquí? —.
—Amigo, te ves terrible—Le dijo Harry.
—Si bueno, mamá cada verano cree que es buena idea convertirme en elfo doméstico—.
—Terrible situación la tuya, así que he venido a alegrarte el día, te traje un obsequio—.
Harry le extendió la jaula con la lechuza de campanario y esta volteó a ver a su nuevo dueño.
—Es preciosa, ¡Gracias! —.
—¿Cómo la vas a llamar? —.
—Uhmm, a mi gato lo llame Dante, déjame pensar un buen nombre para esta linda chica—.
Luego de varios minutos, Ron volteo mirando a la lechuza con decisión.
—Ailrun. Se llamará Ailrun—.
—¿Ailrun? —Pregunto Draco.
—Bueno, ¿Recuerdas que un día en el lago empezaste a presumir sobre todo lo que sabias de los dioses nórdicos y dijiste que, para ti, las valquirias seguro habían sido brujas? Bueno, me gusto el nombre de Ailrun, suena bien para esta chica, y estoy seguro de que es una lechuza valiente y muy fuerte, justo como una valquiria ¿Verdad pequeña? —.
Ailrun, hinchaba su emplumado pecho con orgullo y mantenía una mirada altiva indicando que su dueño tenía razón sobre ella.
—Ven, ya hasta se comporta como una valquiria. Es perfecta, muchas gracias Harry. Veo que todos compraron lechuzas—.
—Sí, yo compre esta cárabo veteada, creo que la llamare Selene—Dijo Hermione.
—A mí me gustó está completamente negra, me recuerda el Ónix, creo que será un buen nombre para ella—Comento Draco.
Ginny miro a la pelota de plumas y dijo claramente su nombre.
—Pigwidgeon—.
—Ginny, es un nombre muy largo para una lechuza, además no le queda—Le dijo Ron.
—¡Ni modo que la llame Pig! —Exclamo Ginny.
La lechucita gorjeo de gusto ante ese nombre y empezó a revolotear en su jaula con alegría.
—¡Oh no!, ya se le quedo el nombre, ahora solo va a responder como Pig. Muchas gracias Ron—Le dijo Ginny a su hermano con todo el sarcasmo que pudo.
—De nada. Ya sabes que siempre me gusta ayudarte hermanita—.
Si no fuera por sus reflejos, Ron habría sido impactado con el bote de comida para lechuzas que Ginny había comprado para su mascota y que le lanzo. Esta subió a su cuarto frustrada por no haberle pegado en la cabeza a su hermano. Mientras en la sala, Remus y los chicos se reían de la situación.
—Hermanas, le pedí a mamá un perro y me llego con Ginny. Bueno, no importa, ¿Y esa otra lechuza? —.
—¡Ahh! Ella es el regalo de cumpleaños de Dudley, ¿Podrías quedártela hasta su cumpleaños? No quiero que la vea antes—.
—Claro compañero. ¿Pero por qué una lechuza? —.
—Bueno, yo tengo a Hedwig, y la comparto con mi tío y Dudley, pero ahora todos los demás tendrán una lechuza, Neville tiene una, Theo, Marcus y Oliver, y ustedes tienen una, ahora Draco y Hermione también, me pareció que lo justo es que Dudley también tuviera una, así podría escribirnos a todos cuando entremos a clases—.
—En eso tienes razón—.
—Bueno, tenemos que irnos chicos, Sirius ya debe estar en la casa y Severus no debe tardar en llegar. Despídenos de tu mamá Ron, no les molesta que ocupemos su flu, ¿Verdad? —Pregunto Remus que había estado callado mientras los chicos conversaban.
—Claro que no Remus, adelante—.
Uno a uno, los chicos y Remus dejaron la madriguera y se encontraron en la casa de Sirius, Hermione y Harry se fueron a la casa de este, ya que pronto llegarían sus papás por ella, mientras Draco se dedicó a instalar a su nueva amiga en su cuarto mientras Remus hacia la comida. Sirius no tardó en llegar, tal como había dicho Remus, y llego hasta la cocina.
—¡Mmm! Eso huele bien Rem—.
—Ve a lavarte y luego llama a Draco, esto está casi listo—.
Sirius fue a lavarse las manos y llamo desde la escalera a Draco, quien se les unió en el comedor justo cuando Remus terminaba de acomodar la mesa.
—Siéntense, ahorita mismo sirvo la comida—.
Una vez que empezaron a comer, Draco le contó a Sirius sobre su nueva amiga y de la lechuza que Harry pensaba regalarle a Dudley. Luego Sirius les contó que fue a recuperar su vieja moto con Hagrid.
—¿Hagrid? —Le pregunto Remus.
—Si Rem, verás, yo se la di cuando... Harry se quedó solo. Pero ahora que soy un hombre libre, extraño mi moto, además quisiera poder llevar a pasear un día a Harry en ella, recuerda que su padre me la regalo. Y quizás en un futuro, se la dé como recuerdo, o quizás Draco quiera aprender a usarla, ¿Qué opinas Draco?
—Suena... interesante. He visto como manejan los muggles, pero no he visto que las motocicletas se manejen igual—.
—No te preocupes Draco, es muy fácil. Además, esta moto también es mágica, la modifique para que volara—.
—¿Cómo el coche del señor Weasley? Ron nos contó sobre eso—.
—Parecido. En cuanto la repare, los llevare a ambos a pasear, está decidido—.
—Tardaste bastante Sirius, ¿Pasaste a algún otro lado? —.
—¿Por qué siempre sospechas cuando tardo un poquito más de lo que te dije Rem? —.
—Porque te conozco Sirius—.
—Solo me encontré con Severus y me pidió un favor—.
—¿Qué clase de favor? —.
—Prometí no decir nada, es un secreto y yo no seré quien lo arruine—.
—¿Así que ya te llevas bien con Severus? —.
—No, pero me dijo que, si no me callaba, ya no podría ir a desayunar a su casa, y no repetiré lo siguiente, pero el hombre cocina delicioso. ¿De acuerdo? —.
Luego de eso, la conversación giro en torno al inminente mundial de quidditch y del hecho de que todas las entradas ya habían sido vendidas. Por desgracia.
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Petunia Dursley no estaba segura de haber hecho bien en dar su consentimiento, su hijo sería muy feliz y definitivamente sería un regalo de cumpleaños maravilloso para Dudley, pero Petunia no dejaba de sentirse nerviosa cuando se trataba del mundo mágico. Ella y su marido habían hecho mucho esfuerzo en "tolerar" el hecho de que su sobrino era un mago, luego del hecho de que Severus Snape vivía al lado, para luego convertirse de nuevo en vecinos de otro trío de magos.
Por si no fuera suficiente, su pequeño apreciaba ese mundo, lo amaba. Su pequeño vivía lo que ella nunca pudo, quizás si las cosas hubieran sido diferentes entre ella y su hermana, pero ahora era tarde para arrepentimientos. Esa era una de las razones para dejar que Dudley viviera todas las experiencias que pudiera en ese mundo. Y a pesar de que hasta ahora, nunca le había pasado nada a Dudley, eso no significaba que ella estuviera tranquila cada que Dudley estaba cerca de un mago o cualquier cosa mágica. Solo esperaba que ese mundo nunca le mostrara su lado oscuro a su hijo.
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Las semanas pasaron rápido y el cumpleaños de Dudley llego, su mamá había organizado una pequeña reunión en su patio y tuvo que pedir a sus amigos magos que mantuvieran la magia fuera de la fiesta, ya que los amigos de Smeltings de Dudley, irían también. Lo cual no agrado mucho a los gemelos que habían intentado traer sus primeros inventos a la fiesta, unos fuegos artificiales encantados que estallaban formando pequeñas hadas de chispas.
La fiesta fue todo lo normal que se pudo, lo cual no desanimo a los jóvenes magos, ya que nunca habían asistido a una fiesta muggle, les fascinaban cosas tan normales como los globos y las serpentinas, además de los bocadillos muggles que aún no probaban, ya habían comido pizza, pero en la fiesta de Dudley, además había hot-dogs, banderillas, y sándwiches.
Los amigos muggles de Dudley, le comentaron que era interesante que el fuera tan amigo de los amigos de su primo, y Dudley le comento que eso era porque su tío era profesor de esa "escuela privada" y a varios de ellos ya los conocía desde antes de que su primo entrara a la escuela donde trabaja su tío. Piers Polkiss, que era amigo de Dudley desde que entro a Smeltings veía ceñudo a Harry y sus amigos.
Cuando Dudley describía a su primo, se lo imaginaba como una versión ligeramente diferente de Dudley, pero el chico que estaba frente a ellos era muy distinto, desde su ropa, hasta su cabello que parecía un nido de pájaros hiperactivos. Sus amigos casi todos de cabello rojo, y los otros que parecían compartir un secreto, ninguno contestaba las preguntas acerca de esa escuela particular, aunque eran muy amables y luego cambiaban el tema. Incluso el tío de Harry tenía un nombre extraño, Severus, y el chico rubio que parecía ser un primo lejano del tal Harry, también tenía un nombre extraño, y luego sus tíos del tal Draco, Sirius y Remus, ¿Qué eran? Ambos eran extraños, aunque Piers no sabía exactamente qué era lo raro en ellos. En todo esto pensaba el chico mientras Dudley proponía un partido amistoso de fútbol, al cual se sumaron los amigos de su primo y su primo.
La fiesta termino sin mayor contratiempo que la ceñuda cara de Piers, Harry le pidió a su tía si le daba permiso a Dudley de ir a la casa de Sirius, ya que Draco le había preparado un pastel a Dudley. Petunia le dijo que sí, pero solo un par de horas, y los chicos salieron hacia la casa, donde ya los esperaban todos sus amigos del mundo mágico. Así que ese día Dudley tuvo dos fiestas, y el doble de regalos, además de que recibió a su nueva amiga de manos de su primo. Noor.
—¿Por qué Noor? —Pregunto Sirius.
—Fuimos a comer comida hindú hace unos días y la meseta que nos atendió se llamaba así, Noor, tenía el cabello idéntico al de mi lechuza—.
—Es un lindo nombre Dudley—Le dijo Hermione haciendo que Dudley se ruborizará.
—Bueno, es hora de que Duds regrese a su casa, antes de que su mamá venga a aporrear la puerta, vamos, todos fuera—.
Evidentemente, la lechuza no fue tan bien recibida en casa de los Dursley, pero Harry y compañía ya habían pensado en una historia que podía usar Dudley como tapadera y este se la dijo a su mamá. Así cuando los amigos de Dudley lo visitaron unos días después, él presento a Noor, la mascota enviada por un excéntrico tío lejano que vivía en la India y que la envió como parte de una tradición familiar.
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El verano siguió corriendo y un ir y venir de lechuzas en la mañana y en la noche adornaba los días en la casa de Harry y Severus, había llegado el cumpleaños de Harry. Nicolás insistió en ser partícipe de la organización y su casa que nunca había recibido a muchos visitantes, ese 31 de julio, fue invadida por una horda de jóvenes magos, y un muggle. Severus había intentado razonar con Flamel un par de semanas atrás, incluso le pidió ayuda a Dumbledore, pero en cuanto Nicolás hablo con Dumbledore, fue un dos contra uno. Severus no tuvo argumentos para negarse.
Así que ahí estaba el mago de más de 660 años, siendo rodeado por magos que no podían creer que una leyenda viviente fuera amigo personal de Harry y su odiado profesor de pociones. Y menos que el hombre supiera jugar tan bien al Snap Explosivo y a los Gobstones.
Augusta y Neville iban y venían maravillados por la casa de Nicolás, guiados por su esposa Perenelle, Sirius y Remus, se dedicaban a vaciar las bandejas de comida, mientras Harry y sus amigos experimentaban "pociones muggles" o como Harry les había dicho "Química", habían encontrado ese juguete unos días antes y Harry lo quiso de inmediato, un juego de química, al parecer era el equivalente muggle de pociones, y los chicos estaban impresionados por las reacciones que pensaron solo podían suceder en el mundo mágico.
Severus pensó que debía analizar ese juguete en otro momento, quizás ahí había algo digno de ser investigado.
Dumbledore y el resto de los profesores, sobre todo Hagrid, admiraban la colección de animales que había traído Nicolás mientras algunos chicos los acariciaban y jugaban con ellos, al parecer Flamel tenía algunos contactos con magizoólogos y le habían mandado algunos animales "amigables" para que los chicos pudieran tocar. El que más les había gustado era el escarbato.
Dudley se entretenía enseñándoles a sus amigos de Slytherin, parte de sus lecciones de karate que había estado tomando en Smeltings, y en general, todo mundo estaba pasando un buen rato en casa del alquimista. La hora del pastel se acercaba y con eso el secreto de Sirius y Severus.
La señora Weasley como era costumbre, se encargó del pastel, que en esta ocasión eran pequeños pasteles en forma de snitch y uno "grande" para ser partido al son del "feliz cumpleaños". Luego de que todo mundo estaba más calmado, Sirius se acercó a Severus para revelar el gran secreto.
—Ahora que todos hemos comido el pastel, quiero hacerles partícipes de que este año tengo, tenemos un regalo especial para Harry, y es un regalo que podrá compartir con todos sus amigos. Entre Sirius y yo, hemos conseguido boletos para la final del mundial de quidditch y conseguimos suficientes para todos—.
Un silencio sepulcral se hizo por unos segundos, luego se desato el pandemonio, Ron parecía al borde del colapso mientras murmuraba "la final", los gemelos saltaban abrazados, mientras Ginny y Hermione comentaban lo emociónate que sería ver a tantos magos reunidos, Draco empezó a hacer planes en voz alta de lo que tendría que comprar mientras Neville, le rogaba a su abuela que lo dejara asistir, Dudley y Harry miraban a Severus con emoción.
—¿Cómo las consiguieron? —Pregunto Harry.
—Digamos cachorro, que el ministro me debe "algunos favores"—Le dijo Sirius a Harry.
Severus sonreía de forma sombría, consciente de que, aunque él y Sirius no fueran amigos, si compartían algunos rasgos. Nicolás le comentaba a Severus que tenía unas cuantas casas de campaña que podrían usar si quería, dado que hace unas décadas, él y su esposa se habían interesado en acampar, pero que había sido un interés transitorio. Severus acepto la oferta de Nicolás, prometiéndole regresárselas pronto.
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El mundial de quidditch llego un par de semanas después del cumpleaños de Harry. Arthur Weasley, Sirius Black, Remus Lupin y Severus Snape, caminaban hacia donde estaba el traslador para llegar hasta donde seria la final. Los 4 adultos llevaban las casas de campaña que les había prestado Flamel, e iban a cuidar a un grupo de 10 niños, los hermanos mayores del clan Weasley arribarían más tarde ese día, y las familias de Wood y Flint, ya estaban acampando ahí. Severus se felicitó a si mismo por haber traído suficientes pociones tranquilizantes y un kit de primeros auxilios mágicos y muggles.
Apenas llegaron al campo donde sería la final, un muggle les dio la bienvenida al tiempo que los miraba con renuencia y les indico donde podían acampar, Harry jamás había visto tantos magos reunidos, ahora entendía la renuencia del muggle, la discreción brillaba por su ausencia. Tiendas de campaña se alzaban por doquier, pero muchas no parecían tiendas, varias de ellas casi parecían casas, había algunas de 2 o más pisos, y varias de ellas eran a todas vistas, mágicas.
—Idiotas, es por gente como esa que existe el ministerio, si todos fuéramos discretos, el ministerio no tendría trabajo—.
Murmuraba Severus mientras el grupo caminaba hasta su parcela. Los 4 adultos descargaron las tiendas y empezaron a armarlas, de forma muggle, mientras las chicas se fueron con Harry y Ron a buscar agua mientras el resto se fue a buscar leña. Por el camino se toparon con Oliver Wood quien les dijo que estaba a pocas tiendas de ellos y Marcus Flint de regreso que había acampado cerca del estadio. También se toparon con Lee Jordan y Angelina Johnson, ellos estaban en una sección aledaña al borde del bosque.
Apenas las tiendas estuvieron listas, Severus y Remus se encargaron de la comida, mientras Arthur y Sirius acomodaban las cosas dentro de las tiendas. Harry, Hermione y Dudley se impresionaron cuando entraron a una, por fuera parecía una tienda de campaña común para dos personas, pero por dentro era una espaciosa "casa" con cocina, baño, sala y 2 recamaras con espacio para 5 personas.
En cuanto se organizaron en cómo se acomodarían en las tiendas, llegaron Bill, Charlie y Percy, los hermanos mayores de Ron, y comieron juntos, hubo un par de visitas en la tarde, una del jefe de Percy, el señor Bartemius Crouch, quien era del departamento de cooperación mágica internacional (y en donde tuvieron que pedir el permiso para Dudley, al cual luego de la intervención de Sirius, no se negaron) y otra de Ludo Bagman, antiguo jugador estrella de quidditch y ahora jefe del departamento de deportes y juegos mágicos. Ambos eran parte del comité organizador de la mundial de quidditch, y ambos miraban a Severus y Sirius con recelo. Harry sabia por que podían mirar así a su tío, pero no porque Sirius miraba con furia al señor Crouch, apenas se fueron los visitantes, Harry le pregunto a Sirius sus dudas.
—Sirius, ¿Por qué mirabas así al señor Crouch? —.
—Digamos que merece que lo mire así Harry—.
Y eso fue todo lo que saco de Sirius esa noche, luego de cenar, llego la hora de dormir y los chicos se repartieron entre las 4 tiendas de campaña, Ron quiso quedarse con Harry, Dudley, Bill y Severus, las chicas se quedaron con Arthur y Percy, Sirius se quedó con Draco, Neville y Theo, y Charlie y los gemelos con Remus. Al día siguiente tenían por delante el partido entre Irlanda y Bulgaria.