No puedes ocultarte de alguien
que sin quererlo,
ya te encontró.
No puedes tapar tus ojos con las manos,
cuando se puede ver más allá de todo.
Margo corre por un camino
repleto de oscuridad,
solitario.
Árboles con sombras escondidas en ellos.
Puede verlas, sabe que en cualquier momento una podría apoderarse de su cuello, de su alma.
Ya no quiere eso,
no quiere seguir cambiando.
¿Por qué tiene que ser un experimento
de la vida y ahora de las personas?
Nunca pidió pasar sus días en ese pulcro y pálido lugar.
Escucha su nombre a lo lejos.
La realidad está mucho más cerca de la imaginación de lo que creíamos.
Caroline observa,
no hay nada. ¿Por qué debería haberlo?
¿Por qué la vida debería gustarle?
Solo hay seres que te observan, como si estuvieras mal.
Un TIC TAC suena y no te deja vivir.
Ellos observan y preguntan sobre ti, anotan
y te asignan nombres y tareas extrañas.
Debes comportarte como dicen,
no quieres acabar mal.
Desobedecer tiene consecuencias, cuatro paredes blancas y ni una estrella.
Dos almas se cruzan.
Se parecen.
Dos sonrisas rotas.
Un hospital.
Ningún problema de verdad,
quizá algún sueño extraño y corazones pisoteados.
Realidades cercanas a la imaginación.
Caroline saluda a Margo.
Margo saluda a Caroline.
Puede que no todo sea tan malo.