Jackson.
—¿Puedes callarte? Ahora por tu culpa probablemente me maten —le dije a mi "nuevo dueño" mientras bajaba lentamente de su cama. En serio, este tipo es muy ruidoso. Él me dobló la espalda y está gritando como niña, no, incluso las niñas suenan más masculinas.
—¡No te me acerques! —gritó como bebé subiendo sus pies al sillón. Está muerto de miedo. No era mi intención verlo así pero... Es demasiado divertido. Lo sé, me iré al infierno para gatos.
—¿Te callarás y me escucharás? —pregunto dando un país hacia él. Me mira como si fuera a aceptar, pero vuele a verme con temor. Es como si su cerebro hubiera funcionado, pero por el esfuerzo se volvió a quemar.
—¡Fuera de aquí engendro del mal! ¡Padres, llamen al cura! —empezó a gritar como loco que parecía estar por llorar. Demasiado ruidoso... Yo soy el que sufre, ¡no tú!
—¡Idiota, cierra la boca! —le grité molesto intentando brincarle, pero me pateó como muñeco de trapo.
Se quedó en completo silencio al ver que no me levanté. Moví las patas y volvió a verme mal.
—¿Cómo puedes hablar maldito gato? —preguntó un poco más tranquilo. Creo que está razonando.
—Porqué... ¿Soy un gato? —me explicación no es muy lógica, pero es la verdad, siempre he podido hablar, porque soy un gato.
—¡¿Cómo puedes hablar?! —gritó nuevamente recogiendo más sus piernas por el temor. Vamos, no que fuera un demonio.
—¡Porqué soy un gato! —le grité con desesperación nuevamente ya harto de él— ¡¿Cuántas veces te lo repetiré?! ¡¿Acaso eres idiota?!
—¡¿Todos hablan?!
—Si. —respondí serio.
—¡Ahhh! —gritó más fuerte intentando huir de su habitación. Este tipo ha caído bajo por intentar huir de su propio hogar.
—¿Eres una chica? —pregunté harto de sus gritos.
—No, ¿por? —se detuvo a pensar en el significado tonto de mí pregunta. Tal vez pensó que se lo pregunté por su larga cabellera o porque es delgado, pero no.
—Porque gritas peor que una. —respondo molesto.
—Ok, estás muerto. —gritó lanzándose sobre mí. Me persiguió por toda la habitación mientras me lanzaba sus cosas que parecían muy valiosas. Al parecer el chico nunca había hecho ejercicio en su vida, ya que es un debí-lucho lento que parece odiar la vida; y a mí por supuesto.
La señora Janis es más rápida, estoy seguro de eso.
—¡Te atraparé gato demonio! —me gritó desquiciado. Parecía que le salía humo de la cabeza— ¡Y te mataré!
—Si me alcanzas puedes matarme, la vida no tiene sentido. —digo con sarcasmo mientras el tenía su mano en el aire, apunto de golpearme, apunto de terminar con mis geniales chistes.
—Hijo, ¿¡qué haces!? —gritó su padre, lo cuál impidió que Connor no me rompiera una pata. Me imagino la respuesta de Connor algo así:
¡Este gato habla, dice chistes malos, y es idiota! Intento matarlo de un golpe mientras lo persigo por toda mi habitación, después lo descuartizaré por que me dijo niña y me lo comeré porque es un demonio. Terminaría encerrado en un psiquiátrico... Sabe que debe mentir.
—¡Nada! —dijo ocultando rápidamente su puño. Lo sabía, un cobarde, no es más que un cobarde.
—Oh Dios, hemos creado a un monstruo. —dijo con lágrimas fingidas su otro padre. Parecía que le iba a dar un infarto.
—Exagerados. —reclamó fastidiado Connor sentándose con cansancio en su sillón, mientras tanto no me quitaba la vista de encima ignorando a sus padres. ¡No son fantasmas, préstales atención!
—Ven aquí gatito hermoso. —dijo el señor de pelo castaño mientras me sostenía en sus brazos con mucho cuidado. Ah, ya sabía que estaba hecho para que todo el mundo le amara.
—Brandon, has la cena. —dijo el otro igual de agotado.
Ve a hacer la cena y deja de tocarme con tus manos femeninas.
El otro tipo extendió sus brazos para cargarme.
¡No quiero manos femeninas!
Salté de las manos suaves de esos hombres y corrí fuera de la habitación desesperado.
Ahora solo debo buscar una salida de aquí. Tal vez me quedé sin hogar, pero solo faltan pocos meses para ser un chico normal.
Caminé por los pasillos una eternidad intentando buscar la salida, al parecer este lugar es enorme, esárepleto de cuadros, arreglos, y un par de candelabros, incluso vi dos mini bares. Bajé y subí más de dos veces las mismas escaleras, no encontraba la salida.
—¡Ahí estás! —gritó el señor de pelo blanco mientras corría a abrazarme.
¡No abrazos! ¡¿No lo dejé muy claro?!
Brinqué de un lado a otro tirando por accidente un cuadro. Creo que esta vez si me pasé un poco.
Me detuve por mi pequeño accidente, era hora de ser tierno para que no me golpearan o me vieran mal. Empecé a maullar y a tallarme contra los pies del hombre, fingiendo que no pasó nada. Soy el maestro del engaño, rawr.
—¡Al fin lo encuentras, que bien Jason! —dijo Brandon aliviado. Estos hombres hablan como malos actores sin preparación.
—Gracias señor Dragon. —dijo Jason dandole un beso al otro. Son pésimos actores... Que asco.
—¡Connor, alimenta a Jackson ahora mismo! —gritó uno de los señores Dragon, llamando a su hijo que se ocultaba detrás de un jarrón.
—No voy a alimentar a ese pedazo de... —se detuvo al ver la expresión triste de sus padres— A esa bola de pelo, ¡lo voy a hacer morir de tanto comer! —terminó con una gran sonrisa.
—¡Que bien! —respondió el señor dando la vuelta. Son como robots...
—Lo mataré... —me dijo con señas mientras sus padres se iban— Ven acá maldito.
Me agarró de las patas, y me jaló directo al patio, en el cuál me puso un plato desechable y un pedazo de hueso. Ni si quiera puso agua.
¿Este cree que me va a matar de tanto comer esto o que? Probablemente se me atore, así si me moriré.
Connor entró enojado a su casa azotando la puerta, yo por otro lado, no pensaba comer eso. Ya tenía suficiente porquería en mi estomago como para negarme comida deliciosa.
Entré de nuevo a la mansión y caminé directo al comedor donde se encontraba toda la familia reunida, o lo que sea que ellos fueran. Se hallaban en medio de una hermosa cena, todo se veía tan delicioso, aquel pavo estaba tan perfectamente horneado, y ese puré de papa se veía tan satisfactorio. Parece una nube.
Connor se levantó un momento al baño, y sus padres tomaron el celular para revisar unas cosas. Aproveché ese perfecto momento para brincar a la mesa y terminar de comer aquel pavo de Connor.
Sus padres estaban divertidos tomándome fotos y hablando de lo hermoso que me veía comiendo. Parecen ser los tipos que viven en YouTube viendo videos de gatos haciendo del baño en tazas o cosas ridículas.
Si ahora soy hermoso, no me imagino cómo seré en mi forma humana. Claro, si no me matan los demás gatos por haber revelado un gran secreto al humano. Después de todo él se ganó mis insultos.
Lo sé, pienso mucho cuando como.
Los señores Dragón quedaron en completo silencio, ¿saben el dicho de la curiosidad mató al gato? Obviamente volteé, a lo cual pude ver a un Connor furioso por haberme devorado su comida.
—¡Maldito, lo pagarás, las porciones están medidas! —gritó furioso intentando estrangularme con la mirada. Déjame recordarte que se estrangula con las manos. Retroceso unos pasos.
Error, la curiosidad no mató al gato; el gato se suicidó al ver la realidad.
—¡Miaw!
—¡Habla maldito gato, como antes, y enséñale la verdad a mis padres! —grita como un demente que necesita ser exorcizado.
—Miaw.
—Nuestro hijo está loco, yo te dije que la onda de ser emo afectaba a los chicos de su edad. —murmuraban los señores enfrente de él.
—¡Ya lo dije, pero lo repetiré una vez más! ¡Llamen al cura, y que libere a este demonio satánico! —grita haciendo señas extrañas.
—Yo pensé que el satánico eras tú. Y yo pensé que el cura era para él. —murmuraron al mismo tiempo con temor.
—Te odio. —me dijo Connor molesto y serio, al darse cuenta de que a nadie le importaba lo que dijera.
Ahora tienes casa compartida querido.
—¡Llévate al gato Connor, compartirá cuarto contigo!
Santo Dios.
—1 hora después—
—Quiero la cama. —le dije a Connor el cual estudiaba con un ojo en la tarea y el otro me miraba. Demasiado perturbador...
—Y yo quiero que te largues. —respondió seco.
—Okay, entonces me quedo con la cama. —subí a ella y comencé a dar vueltas.
—Maldito. ¿Porque puedes hablar?
—Porque soy un gato y podemos hablar. —explico recostándome.
—¿Y porque los demás no lo hacen?
—Porque yo ya tuve que soportar una vida repugnante, y con esta actitud que tengo no podía vivir sin decirte idiota. —cierro mis ojos. Estoy muy agotado.
—¿Qué más hacen?
—Nosotros tenemos tantos secretos. —dije con voz baja, intentando ignorarlo.
—¿Si sabes que no dormirás en mi cama, cierto?
—No sé dónde dormirás tú. —dije fingiendo que no me importaba.
Connor se levantó y se acostó en el otro extremo de la cama, no se movió ni un poco hasta quedar dormido. Yo también decidí dormir.
—5 minutos después—
—¿Que tengo en el cuerpo? —alcé la vista y vi el horrible y pesado cuerpo de Connor, encima de mi.
¿Que hace este men?
Saqué mi cuerpo de entre las piernas del maldito Connor y me bajé de su cama, intentando huir.
Salí fuera de la habitación en busca de nada en especial, había una ventana blanca con detalles dorados, con una asombrosa vista hacia la bella ciudad. Todo es tan bello. Esta ciudad siempre ha sido hermosa, solo hay que encontrar un lugar lindo desde donde mirarla... y no desde la ventana de un baño que huele a caca.
Vi a una hermosa gata blanca brincar en uno de los techos, justo enfrente de la mansión. Es rápida, y...
Es tan rara.
Su pelaje es blanco, su cuerpo felino parecía una obra de arte, una obra de arte tan, pero tan perfecta, que me daban ganas de suicidarme. Apuesto a que tiene defectos, porque si no los tiene, entonces la odiaré.
Pero, si así es una belleza no me la imagino de humana. Lo sé, soy un pervertido, ¿pero después de todo así somos los gatos, no?
La gata volteó a verme, y con unos maullidos de disgusto me dijo:
—No deberías meter tus narices donde no debes gatito. —me dijo desde el otro techo, con un tono desagradable.
Creo que su personalidad es el defecto.
—Tú no deberías de hablarle así a alguien de mi raza. —cabe recalcar que soy un gato negro, ella no debe pasar eso por alto.
—Lo gatos negros no me dan miedo como deberían. —replicó brincando a otro techo, como si ya le diera igual mi presencia.
—Deberías. —entré a casa con una sensación rara en mi estómago.
—¡Te tengo! —gritó Connor con una cámara en su mano y unas ojeras tenebrosas. Este tipo... Solo se despertó para grabarme. Es medio tonto.
—¡Malito niño, lo grabaste!
—¡Obviamente! —me gritó mientras me abalanzaba sobre su estúpida cara—¡Déjame demonio!
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Espero y les esté gustando este nuevo proyecto. 7u7
Bueno hasta aquí mi reporte Joaquín :v
¡Gracias por leer!