Cuando un chico había sostenido su cintura para que no se cayera en medio del pasillo, Jimin deseó que ese alguien sea Yoongi.
- Lo siento, soy muy distraído. - Un rubio estaba hablando.
El pelinegro se enderezó y asintió tímidamente.
- ¡Soy Jackson! ¿Cómo te llamas, cosita hermosa?
Para Jimin ese era el apodo más ridículo que podía haber inventado alguien.
- Jimin. - Dijo por lo bajo.
Jackson sonrió y pasó su brazo por los hombros del pelinegro mientras comenzaba a caminar. Encontró un nuevo amigo en Seúl.
Un golpe asustó a las chicas que murmuraban sobre tiendas de ropa y miraron al pálido chico asustadas.
- ¿Qué miran? - Preguntó Yoongi soltando un gruñido y yendo hasta su clase rojo de ira.
Alguien quería robarle a su único admirador.