BODYGUARD

By feelmyhearth

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VERSIÓN 2021. Caliente como el infierno, malvado como lucifer, y más vengativo que cualquiera, él llega a la... More

Introducción.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés.
Un adiós (n o t a )
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiseis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta.
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y cinco.
Capítulo treinta y seis.
Capítulo treinta y siete.
Capítulo treinta y ocho.
Capítulo treinta y nueve.
Capítulo cuarenta.
Capítulo cuarenta y uno.
Capítulo cuarenta y dos.
Capítulo cuarenta y tres.
Capítulo cuarena y cuatro.
Capítulo cuarenta y cinco.
Capítulo cuarenta y seis.
Capítulo cuarenta y siete.
Capítulo cuarenta y ocho.
Capítulo cuarenta y nueve.
Capítulo cincuenta.
Capítulo cincuenta y uno.
Epílogo.
0. El regreso.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.

Capítulo diecisiete.

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By feelmyhearth

Adam.

Ya era de noche, Scott había estado conduciendo desde que salimos de la parada, y mi asiento en este minuto estaba al lado de Anabelle, la morena descansaba su cabeza en mi hombro, y sus párpados estaban cerrados, su respiración era tranquila.

Sky roncaba como los demonios, sus piernas estaban arriba de la guantera y por su posición era más accesible para cualquiera ver el escote que tenía, a Scott se le desviaban un poco los ojos, y aquello me molestó demasiado.

—Hemos llegado—dijo Ryan desde el otro lado.

Observé por la ventanilla, estaba seguro que esta no podía ser la dirección, digo, ¿este era el plan de emergencia? Sabía que Nashville no era un lugar como Las Vegas, ni un lugar como en el que nos encontrábamos antes, pero no creí jamás que el padre de Sky nos mandaría hasta aquí.

Si este era su aclamado refugio estaba mucho más que decepcionado. Era una casa de madera, la cual estaba rodeada de árboles a su alrededor producto que se encontraba en el medio del bosque, tenía una cerca color blanco palo, y se veía totalmente descuidada y desolada.

—¿Estás seguro que estás en la dirección correcta?—le pregunté a Scott, este me miró por el espejo retrovisor.

—El GPS me ha traído hasta aquí, estoy cien por ciento seguro que es la dirección correcta, Adam.

Nos bajamos del auto, y observé el perímetro, si alguien nos llegara a descubir sería sumamente difícil huir, la casa estaba justo al medio del bosque, y nos perderíamos fácilmente. No tenía idea de por qué Leo nos había encargado que trajéramos a Sky hasta acá.

Abrí la puerta del copiloto y ahí se encontraba Sky durmiendo, quise reír por un momento al ver el hilo de baba que colgaba de su boca, y cómo sus ojos estaban entreabiertos, la princesa ya no era tan bella. O bueno, ya no se veía tan bella.

—Despierta—le dije, ella se removió como digno oso polar y siguió durmiendo, decidí sacarle el cinturón y tomarla por la cintura. No quedaba de otra.

Anabelle, Ryan y Scott me miraron extrañados al ver a Sky colgando de mis brazos, no di explicaciones, no tenía por qué hacerlo. Y por supuesto ellos no exigieron tampoco ninguna, cada quién sabía bastante bien su rol y quién era el jefe aquí.

Ryan sacó de su bolsillo una llave, la cual tenía grabado en esta unas letras «S.O.S», intuí que Leo se las había dado antes de partir. Sky se apegó a mi cuerpo, rodeando sus piernas en mi cadera y ronroneando cerca de mi oído, suspiré y exigí a Ryan que se apurara en abrir la jodida puerta.

—Maldición, tienes algún tipo de retraso o qué diablos, apúrate, joder que esta niña me tiene los brazos amortizados.

Y aquello era mentira, Sky era tan delgada como un pedazo de papel, podría cargarla en mis brazos dos horas en el desierto y no me cansaría. La razón era otra, la chica a pesar de ser un constante dolor en el culo tenía un físico imparable, y su forma de ser me atrapaba un poco, al apegarse tanto a mi podría causar una erección, la cual no sería agradable que mi equipo viera.

—Ya está Adam, ya está.

Ryan impulsó con fuerza  la puerta y esta al fin se abrió, revelando una casa totalmente modernizada por dentro. Mi boca se abrió completamente al ver que parecía salido de una película, esta casa era incluso mejor que la otra, pero desde afuera parecía otra cosa. Leonardo Evans sabía muy bien lo que hacía.

La casa era de un piso, y constaba con cuatro habitaciones, dos baños, una sala de estar y una cocina modernizada. No me sorprendería que la casa tuviera algún tipo de asistente online.

—Oh Dios...—dijo Scott, lo miré.

—Scott, revisa la casa y dame un informe de todo lo que encuentres en una hora, Ryan, ve con Anabelle y revisen todo el perímetro, no quiero ningún tipo de sorpresas.

Todos se dirigieron sin rechistar a hacer lo que les había mandando sin discutir, y es que así tenía que ser.

Me dirigí a la habitación más grande que vi, tenía una cama gigantesca y una televisión del porte de la pared, qué vida la de los riquillos.

Acosté a Sky con cuidado entre las sábanas, pero ella abrió sus ojos, y se quedó mirándome unos segundos que parecieron interminables.

—¿Ya hemos llegado?—preguntó somnolienta desde la cama. Asentí—. ¿Y esta será mi habitación?—volví a asentir.

Sky se acostó y volvió a cerrar sus ojos para sumergirse en un profundo sueño, o al menos eso parecía.

—Pareces un oso Sky, duermes demasiado. Pero me agrada verte dormir, te ves bastante más tranquila...

Me retiré de su habitación y comencé a checar las demás, eran cuatro, y éramos cinco personas... joder.

—Adam—dijo Anabelle y Scott irrumpiendo mis pensamientos—hemos revisado el perímetro, no hay nada cerca de aquí hasta por lo menos unos cien metros.

—Excelente, buen trabajo.

Anabelle se sentó en el sofá color crema. Ryan apareció.

—Son cuatro habitaciones, cada una con una pequeña cama, exceptuando en la que duerme Sky—dijo.

—Me ofrezco como voluntario para dormir con ella—murmuró Scott a Sky, Anabelle rió. Mi seriedad supongo que confirmó que aquello no me había parecido para nada gracioso, ¿Qué era lo que se creía?

—A mi no me miren, esa chica me detesta, y no dudo que en cuanto caiga la noche me despedazará si me hacen dormir con ella—dijo Anabelle, suspiré derrotado.

—Tendré que dormir yo con ella, y se ha acabado el tema—les dije. Anabelle hizo un mueca de desagrado, pero mantuvo silencio.

Scott gruñó.

—Pero yo he dicho primero que...

—¿Disculpa? ¿Estás acaso cuestionando mis órdenes Scott?—le dije, acercándome a él y tomándolo de la camiseta, él negó con temor en sus ojos.

—No Adam, lo siento.

—Que no se les olvide quién es el jefe aquí—les dije, Scott mantuvo la cabeza gacha—. Vayan a descansar todos, ha sido un largo día y es bastante tarde.

Todos hicieron lo acordado, y se disputaron por sus nuevas habitaciones, le encargué a Ryan, mi hombre de más confianza en este lugar, que llamara a la agencia para que estos trajeran hombres de respaldo por si algo llegaba a suceder.

Abrí la puerta de la nueva habitación color crema, Sky ya no se encontraba en la cama, mi corazón latió de par en par por algunos segundos, hasta que la vi.

Su piel morena se encontraba de espaldas, sólo tenía puesto unas cortas calzas y al parecer se estaba sacando el brassier. Carraspeé.

Ella se dio la vuelta, y lanzó uno de esos gritos escandalosos que sólo ella puede hacer.

—¡Joder!—gritó, sobresaltada—Debes tocar la maldita puerta Adam, ¿No ves que me estoy cambiando de ropa?

—No debo tocar la puerta si esta también es mi habitación—le dije, y su rostro mostró horror.

—¿Estás jodiendome, verdad?

—No, para mi mala suerte hay sólo cuatro habitaciones, y era esto, o dormir con Anabelle. Pero bueno, si te jode que esté aquí iré a buscarla...

—Espera—me dijo, algo desesperada—Q-Quédate—tartamudeó.

—Vale, eso ha sido todo.

Sky suspiró y escondió detrás de la cortina para cambiarse, quise reír. Conocía su cuerpo como conocía las armas.

—Venga, que quiero apagar la luz—le dije, ella salió de las cortinas algo avergonzada, y con un pijama de Bob Esponjas, aunque me pareció un encanto, el pijama color amarillo dejaba mostrar gran parte de su cuerpo.

Saqué mi camisa y mis pantalones, quedando en bóxers, Sky se exaltó.

Alto ahí guapo, no pretenderás dormir en pelotas ¿verdad?

No muñeca, dormiré en bóxers, tranquila que no me excitan las pequeñas como tú.

Ella sonrió burlona.

No lo creí así cuando hace dos minutos me estabas mirando el culo, pero bueno.

Sonreí de lado, Sky se acostó a mi lado y apagué la luz, supongo que ella no era tan insoportable como parecía. Coloqué mis manos en mi cabeza y me quedé mirando el techo, no podía conciliar el sueño.

Habían demasiadas preguntas sin responder, la actitud que había tomado la chica que habia sido el amor de mi vida me confundían demasiado. Mi corazon latía cada vez que ella pasaba por delante de mí.

Quise golpearme al darme cuenta que aun la quería, que la chica aún me tenía comiendo bajo la palma de su mano, a pesar de que hubiera pasado casi dos años desde que habíamos terminado. Quizás menos, no era bueno recordando fechas.

Nunca fui un hombre que se diera a desatar por una mujer, tampoco me había preocupado demasiado por ellas hasta que me di cuenta que me había enamorado de Anabelle.

Era extraño el amor, más para mi que nunca había tenido grandes demostraciones de ello.

Mis padres estaban muertos y de mi familia no tenía idea, la mayoría muerta o exiliada. Lo único que me quedaba era Ian, mi hermano que parecía reprochar cada orden que yo tomaba, el chico era molesto la mayoría del tiempo pero sabia que lo quería.

Ian era lo único que tenía.

—¿Adam? ¿Estás despierto?— murmuró su pequeña vocecita chillona.

No, estoy durmiendo.

—Joder qué pesado eres.

—Bueno, sí, estoy despierto, ¿Por qué tu no estás dormida?

—No lo sé—suspiró—no puedo conciliar el sueño, supongo que estoy algo alterada por el atraco de hoy y todo eso.

—¿Por qué? ¿Te ha dado miedo?

Su voz era un susurro apenas audible, estaba tensa, demasiado tensa y su respiración parecía demasiado alocada,

—Sí, a pesar de estar en constante pelieo nunca habían intentado hacerme daño de forma tan seguida. Yo y Zoe llevábamos una vida más normal antes de que mi padre huyera.

—¿Por qué tienes miedo? Te has creado en este mundo desde pequeña.

—Lo sé, es sólo que... no lo sé Adam, tengo mucho miedo, no quiero morir, ¿vale?—su voz parecía quebrada, y por un minuto muy pequeño mi corazón se encogió— sé que me odias, sé que todos me odian porque creen que soy desagradable, pero enserio, enserio que adoro a mi padre, no quiero que nada malo le suceda...

—Entiendo—le dije, en la oscuridad.

Definitivamente no tenía ganas de hablar de Leonardo Evans, pero la entendía. Era su padre, yo hubiese hecho lo mismo por el mío.

—Tampoco quiero que gente muera por mi culpa.

Creo que jamás en mis casi cuatro meses en este lugar había visto a Sky tan destrozada, su voz delataba completamente su ánimo, se dejaba mostrar como una Skyler completamente diferente, una Sky que se preocupaba por los demás.

—Mira Sky, no sé que diablos le pueda suceder a tu padre, y te soy sincero, no sé si el pueda sobrevivir a esto... —ella sollozó—pero sí te puedo decir una cosa, si alguien quiere matarte, primero tiene que pegarme un tiro, ¿vale? mientras mis pies estén en este mundo, y mientras mi corazón lata, a ti no te sucederá nada malo, estoy aquí para ti, muñeca.

—¿Podrías prometérmelo, podrías prometer que nada me sucederá?

—Mientras viva, te lo prometo.

Ella no dijo nada, y no hacía falta tampoco, aquella noche era mágica, y todo el odio, el dolor, y el deseo de verla muerta se fueron por unos minutos, se fueron cuando ella me observó con los ojos vidriosos, y se acercó hacia mi. No para besarme, ni montar un espectáculo, sino para abrazarme.

Hoola, espero que les haya gustado jij, ¿Les gusta que narre Adam? YO SÉ QUE QUIEREN QUE ESTOS SE ENAMOREN, LO SEEEE, me calmo, ahq. +40 comentarios y la sigo

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