Alex's POV:
- ¡No! -rugí de nuevo como antes. De un modo que no era ni de humano, ni de hombre lobo.
Amarok alzó la mano indicando al hombre lobo que parase. Se acercó a mí y se arrodilló en frente de mí examinándome con la mirada. Tenía sangre seca por todo el cuerpo, sangre de o bien las garras de Amarok o de otros rasguños, pero ya no tenía ninguna herida. Sin embargo tenía muchas magulladuras y huesos rotos que notaba como sanaban. Incluso el ojo lo tenía bien de nuevo, sólo que debido a los huesos apenas podía moverme bien.
- Eso es Alexandra -dijo acariciándome el pelo de un modo que me entraron ganas de arrancarle la piel de la cara a mordiscos, pero no me podía mover, de nuevo notaba el hechizo de alguno de los brujos sobre mí y apenas me quedaban fuerzas para romperlo -Muéstrate y no les pasará nada a ninguno.
Lo miré con odio pero lo intenté. Intenté con todas mis fuerzas transformarme en lo que fuera que quería con tal de que nadie saliera herido.
- No lo estás intentando -me dijo enfadado.
- Lo estoy -dije también furiosa.
- Está bien Alex, olvídalo ¡Marcus! -llamó al hombre lobo -prosigue con el mordisco.
- ¡NO! -grité mientras veía a Stiles con miedo pero sin dejar de mirarme.
- Está bien... todo saldrá bien -me susurraba Stiles.
Entonces, antes de que el tal Marcus le mordiera a Stiles, Amarok me volvió a clavar las garras en el pecho y un grito salió de mí. Un grito lleno de emociones: dolor, frustración, odio, cansancio, ... Todo materializado en un grito. Y después del grito, silencio. Todo estaba negro, no veía nada, ni escuchaba nada. Estaba todo en sumo silencio.
- ¿Stiles? -le llamaba, pero no obtenía ninguna respuesta.
- ¡¿Hola?!
No se escuchaba a nadie, sólo el eco de mis palabras perdidas en la inmensidad de esa oscura habitación.
Stiles' POV:
- ¡Marcus! -gritó Amarok -prosigue con el mordisco.
No pude evitarlo y me volví a remover bajo el agarre del brujo. Noté el pánico crecer en mí. Mentiría si dijera que tiempo atrás no había pensado en ser hombre lobo. Todo el mundo parecía ser algo especial menos yo. Incluso Alex. Pero eso fue hace tiempo y la verdad me gustaba ser humano por lo que el miedo me inundó de nuevo. Hasta que escuché a Alex:
- ¡NO! -gritó con dolor.
En ese momento el miedo se me fue. No dejaría que me viera con miedo. El hombre lobo ya había llegado tras de mí y se había agachado a mi lado, preparado para hincar sus colmillos, pero yo lo único que miraba era a Alex quien parecía sollozar con impotencia.
- Está bien... todo saldrá bien -susurré sabiendo que me escucharía.
La vi negar como pudo y entonces Amarok le clavó las garras en el pecho. Esta vez fui yo quien gritó:
- ¡No!
Alex se había podido recuperar de una herida así en el vientre, pero en el corazón era otra cosa muy diferente. Todos nuestros recuerdos juntos pasaron a cámara rápido en mi cabeza. Desde el momento en qué la vi entrar en el instituto junto a Cooper cuando sonrió a Scott y me enamoré de su sonrisa, pasando por los momentos en que estando en el banquillo de lacrosse ella venía a hacerme compañía y a ponerme nervioso con su cercanía; la vez en que nos enrollámos en el cuarto del conserje, hasta finalmente la noche anterior en que ambos nos habíamos entregado al otro. Me había hecho a la idea de que la podía perder, pero ahora que realmente lo veía... Se me hacía mucho más difícil. Así que cuando noté el aliento del hombre lobo sobre mi hombro cerré los ojos y deseé lo peor. "El mordisco te mata o te convierte" escuché decir a Scott una vez. Y sólo deseé que fuera la 1a.
Sin embargo, el mordisco nunca llegó.
- ¿Qué le pasa? -preguntó un brujo, el tal Esben.
Abrí los ojos y vi a Alex convulsionar inconsciente. Me moví inconscientemente hacia ella. Pero Amarok me cerró el paso.
- No chico, es mejor que no estés por medio -me dijo -Vuelve con tus amigos.
Yo negué con la cabeza, no iba a dejar a Alex tirada en el suelo, convulsionando, y con estos hombres. Amarok estaba frente a mí tapándome completamente la vista pues era más grande que Jack (y eso ya es mucho). Me miraba desafiante pero sonriente.
- Anda vuélvete, ya no tienes nada que hacer. Alex ya no está, ni siquiera se acordará de ti -me dijo.
Yo le miré sin entender.
- ¡¿Qué le has hecho a mi hermana?! -gritó furioso Jack desde algún lugar tras nosotros, intentando levantarse pero haciendo sólo que romperse los huesos al intentar salir del agarre de los hombres lobo.
Amarok, sin salir de en medio y sin dejarme ver nada tras él le contestó:
- Ya no es tu hermana, ahora sigue mis órdenes y cuando le ordene matarte, a ti, al último de los Garou, todo habrá acabado.
Jack gritó con furia e impotencia ignorando los huesos rotos.
- A-amarok -le llamó uno de los brujos que reculaba hacia atrás.
Me fijé en su rostro y me entró miedo tan sólo de verle la mirada. Jamás, en mi vida, había visto a alguien con tanto miedo en el rostro. ¿Qué había causado tal sensación en el brujo?
- ¿Qué? -contestó borde Amarok.
- L-la chica -dijo, y tras decir eso salió corriendo de la fábrica.
Literalmente, no lo volvimos a ver ni a él, ni al compañero que tenía al lado.
Amarok se giró y finalmente me dejó ver más allá de él. Y lo que vimos nos sorprendió a todos. Alex se encontraba de pie, humana, quieta, y seria como jamás la había visto. Sus ojos relucían de ese lila peculiar, sólo que ésta vez no había pupila. Era sólo lila. Sin embargo, Amarok rió.
- Por fin -dijo alzando los brazos -Alexandra, Alex -dijo acercándose a ella sonriente y confiado.
Pero Alex no se movía, permanecía inmóvil, mirando a la nada, al frente.
- ¿Alex? -pregunté sin poder aguantarme más, pero no obtuve respuesta, ni tan sólo un cambio de expresión. Era como si no estuviera.
- Tú y yo vamos a dominar el -pero fue todo lo que Amarok le pudo decir.
Casi en una milésima de segundo, tan rápido que casi fue imposible de ver, Alex lanzó a Amarok tirándolo tan lejos y tan alto que traspasó una de las ventanas y cayó a saber dónde más allá de la fábrica. Incluso para un hombre lobo, tal fuerza, era imposible.
Tras haberlo hecho Alex volvió a quedarse inmóvil, como si estuviera esperando a algo. Todos se tensaron en su sitio, incluso los que estaban reteniendo a Jack y Scott los soltaron, pero estaban demasiado en shock como para hacer algo.
- Alex... -la llamé acercándome a ella, pero de nuevo alguien me cogió del brazo.
Era el tal Esben.
- Chico... La has perdido... Vete a algún lugar donde no te encuentre.
- ¿Q-qué le pasa? -le pregunté con miedo.
Pero me respondió con otra mirada de miedo. Sin poder evitarlo di un par de pasos hacia atrás, alejándome de Esben más que de Alex. Me negaba a pensar que Alex me haría daño, que nos haría daño. Entonces Alex, aún inmóvil torció la cabeza mirando a Esben. Realmente daba miedo, pero sabía que esa era Alex y no nos haría daño. No podía. Esben empezó a recitar algún tipo de hechizo que hizo que Alex temblara un poco pero nada más. Esben, sorprendido, también reculó. Entonces los hombres lobo salieron de sus puestos y corrieron a por Alex, quien no se inmutaba pese a las 5 bestias que iban a por ella. Me tuve que apartar de en medio o hubiera sido aplastado por ellos. Pero algo hizo que se parasen en seco. De la espalda de Alex empezaron a asomar dos cosas negras y poco a poco, aún sin moverse le salió el pelo negro de hombre lobo, sólo que más negro de lo normal.
- ¿Qué...? -es todo lo que pudo decir uno de los hombres lobo pues estaba confuso.
Como todos lo estábamos pues no acabábamos de ver lo que Alex tenía en la espalda. De nuevo, volvió a torcer la cabeza, mirando al frente, a los hombre lobo, y de golpe esas pequeñas cosas negras que se asomaban por detrás se mostraron a la perfección. De la espalda de Alex crecieron 2 enormes alas llenas de plumas negras. "Juraría que eso no estaba ahí anoche" pensé para luego entrar en shock. Dirigí una mirada rápida a mis amigos quienes se encontraban igual de confusos que yo. Los hombres lobo se miraron entre ellos y volvieron con su ataque hacia Alex gruñendo en lo que parecía un grito de guerra. Sin embargo, Alex seguía quieta. Hasta momentos antes de que el primero se abalanzase sobre ella que batió sus alas creando un sonido que hizo que se pararan para taparse los oídos. Por lo visto eso sólo afectó a las criaturas sobrenaturales pues Jack y Scott también se habían encogido en sus sitios ante el efecto.
Mientras los hombres lobo se encogían, Alex empezó a retorcerse sólo que a diferencia de ellos no era de dolor, sino que se estaba transformándose, más. Los huesos de Alex se oían romperse y convertirse en algo totalmente distinto a la forma normal de hombre lobo. No acababa de ser un lobo normal como el animal, pero tampoco mitad lobo. Era como un lobo el doble o triple de grande de un pelaje negro como la noche al igual que sus alas, y lo único que desprendía luz y color eran los ojos brillantes color lila que incluso humeaban. Ya no podía ver nada que se pareciera a Alex más que el color de los ojos.
Para cuando los hombres lobo habían dejado de escuchar pitidos en los oídos y se volvían a dirigir contra ella, Alex se abalanzó sobre cada uno de ellos arrancándoles despiadadamente la cabeza haciendo que el suelo se llenara cada vez con más sangre hasta que hubo acabado con esos 5 que la iban a atacar.
- ¡Sí señor! -gritaba ilusionado Amarok que volvía a aparecer.
Alex ahora se sentaba cual perro obediente y volvía a quedarse inmóvil, como si fuera una estatua. Amarok, sonriente se acercó a paso lento.
- ¡¿Qué coño le has hecho a mi hermana?! -gritó Jack.
- La he mejorado -le dijo agachándose para quedar cara a cara.
Jack le gruñió y fue a atacarle pero entonces Alex también rugió. Sólo que su rugido y el de Jack fueron bastante diferentes. El gruñido de Alex fue diferente incluso al que otras veces había hecho. Ahora era más grave, más perturbador y tenebroso, un rugido que te erizaba la piel y hacía que tu cabeza quisiera huir de allí; huir de Alex.
Amarok volvió a reír:
- Tu hermana me pertenece ahora. No dudara en arrancarte la cabeza si te acercas mucho a mí -le sonrió orgulloso.
Jack sin embargo tensó la mandíbula y una lágrima, tan sólo una, cayó por su mejilla ante el pensamiento de haber perdido a Alex sin haberla perdido del todo.
De nuevo, Amarok siguió caminando dejando a mis amigos ahí, tendidos en el suelo, en shock y sin saber qué hacer. Amarok pasaba por entre las cabezas y la sangre sin siquiera inmutarse mientras que a mi se me hacía incluso difícil mirar esa escena. Y era Alex quien lo había hecho...
Amarok se paró al lado de Alex y pasó su mano por entre medio de las orejas de lobo de ella. Como quien acaricia a su perro. Alex estaba sentada pero en esa forma era igual de grande o casi más que Amarok. Una pesada respiración salió de Alex en cuanto los dedos de Amarok pasaron por entre su pelaje.
- Amarok... -dijo Esben, el único brujo que quedaba -¿Qué es la chica?
- Agh, la pregunta del millón -rió -Verás Esben, te agradezco tu ayuda. Pero ahora eres un cabo suelto.
La mirada de Amarok cambió, pero su sonrisa no. Sin embargo, el rostro de Esben palideció aún más.
- Alex -la llamó Amarok -mátalo.
Pero ella no se movió. Se quedó inmóvil, aún mirando al frente. Parecería que miraba a Jack, a Scott, o a cualquiera de ellos que estaban ahí. Pero no era así, simplemente no miraba a ningún lado. De nuevo, era como si estuviera esperando. Cual animal que acecha a su presa hasta el momento justo.
- Alex... -dijo molesto Amarok -¡Mátalo!
Nada, Alex no se movía. De nuevo, Amarok volvió a pasar su mano por la cabeza de esa enorme bestia con alas que se suponía que era Alex y se puso en frente suyo mirándole a los ojos desafiante.
- ¡Que lo mates! -dijo cabreado como nunca.
Y Alex se movió. Pero no para matar a Esben que estaba pálido, casi parecía que fuera a desmayarse en cualquier momento. Pero Alex no se movió hacia Esben, lo que hizo Alex fue arrancar la mano que segundos antes estaba en su cabeza, la mano de Amarok. Un grito de horror salió de él y cayó de culo para luego alejarse arrastras con la única mano que le quedaba. Mirando con horror su muñón sangrante.
- ¡Me tienes que obedecer a mí! -gritó Amarok.
Alex se levantó y se puso en guardia a 4 patas pero sin dejar de mirar al frente, a punto de atacar. ¿Pero a quién? Todos nos quedamos en silencio excepto por los gritos de dolor de Amarok en un intento de que su muñón dejara de sangrar.
Pero el silencio fue roto por otra risa. Sólo que la voz a la que pertenecía me sonaba. Todos nos miramos buscando de dónde pertenecía, quién reía. Pero no había nadie en ese sitio, nadie a quien pertenciera esa voz. Hasta que ese alguien entró por la puerta de la fábrica dejando a algunos de nosotros boquiabiertos. Sobre todo a Vera, Arianne, y de seguro que también hubiera sorprendido a Alex. Pero a mí no, por alguna razón no me extrañó que fuera esa persona quien apareciera, es más, todo cobró sentido. Si tan sólo lo hubiera descubierto antes... Si tan sólo no hubiera pasado por alto los pequeños detalles...
¿Quién creéis que es esa 3a persona? Chan chan chan