Daira
Ya había pasado una semana desde que me mude a Seattle. Una semana en la que Evan y yo habíamos dedicado a conocernos. Estaba comenzando a confiar en él. Pues él no era como los demás, él era diferente. Evan me había hablado de la muerte de su madre, Amanda, quien tenía cáncer. Este comenzó en el brazo izquierdo el cual tuvieron que amputar pensando que controlarían el cáncer y no se extendería, pero ya era demasiado tarde pues llego a sus pulmones y no se pudo hacer nada más. Cuando su madre murió Evan se alejó de sus amigos y de su familia y comenzó a ser un lobo solitario, al que no le importaba ya la vida, hasta que conoció a dos chicos que lo ayudaron a salir de ese oscuro lugar en el que se encontraba, contándole a él lo que ellos habían vivido, pues también habían sufrido y perdido a quien más amaban.
Ariany, ella había perdido a su hermano en un accidente de auto cuando los dos volvían de una fiesta. No vieron que la luz había cambiado a rojo y un tráiler impacto con su coche dejando a su hermano sin vida.
Dylan, él había perdido a su novia una noche cuando un grupo de drogadictos los atacaron. A él lo habían golpeado e apuñalado tres veces dejándolo entre la vida y la muerte mientras frente a él esos malditos abusaban de su novia Aline para después apuñalarla en el pecho provocando su muerte.
Con el tiempo ellos ya había formado una amistad inquebrantable y los tres aprovechaban al máximo cada día de sus vidas, pues como dice Evan nunca sabes cuando llegara tu fin.
Ahora puedo decir que el amargo momento que viví no es tan malo pues hay personas que en realidad están sufriendo mientras nosotros creemos que se acabara el mundo por pequeños e insignificantes problemas.
Han tocado a mi puerta y al abrir veo a Evan con dos chicos que deben ser Ariany y Dylan
-¡He vuelto preciosa!-dice Evan mientras me da un abrazo- Y he traído a los chicos. Daira ellos son Ariany Bogart y Dylan Burrell, mis amigos- Ariany es alta, de piel blanca y tiene el pelo corto y teñido de gris. Y Dylan es alto, de piel bronceada y pelo negro.
-¡Hola! Mucho gusto, yo soy Daira Mason
-Un gusto Daira, soy Ariany-dice y me sonríe
-Y yo Dylan, el más guapo de todos-dice mientras ríe
-Daira, ¿has visto que no soy el único con un ego tan grande?
-Si, ya lo he visto guapurita
-Jaja ¿guapurita? Ese apodo sí que te queda Evan-se burla Dylan
-Pues creo que serás el guapurita dos ¿No es así Daira?-dice Ariany
-Creo que si-digo mientras comenzamos a reír
Así pasa la tarde llena de risas, Ariany y Dylan me han caído bastante bien, son igual de divertidos que Evan. El tiempo se ha pasado muy rápido y ya se ha hecho de noche. Los chicos han decidido ir en busca de algo para cenar, dejándonos a Ariany y a mí en casa
-Daira...
-¿Qué pasa? Ariany
-Te parece si me dices Aria, es que solo me dicen Ariany cuando están enojados conmigo
- Ok, Aria. ¿Pero, dime que pasa?
-Quisiera saber ¿Por qué te has mudado aquí? Claro si se puede
-Ah pues es una larga historia-digo y comienzo a contarle todo a Aria quien de algún modo me recuerda a Abril
-¿Entonces solo era una apuesta?-pregunta Aria, cuando termino de contarle todo
-Sí, el nunca sintió nada por mí, solo fue un estúpido juego y yo caí en el por ser tan ingenua, por eso mi padre me ofreció venirme a vivir con él y claro yo acepte. Yo solo quiero olvidarme de todo lo que ellos me hicieron
-Claro, pero ¿volverás algún día?
-No lo creo, no quiero volver a encontrármelos porque sé que solo se burlaran de mí y aunque Zac dice que me ama, yo no le creo. Si el me utilizo una vez, no dudo en que no lo vuelva hacer
-¿Y qué pretendes hacer ahora?
-Cambiar, eso es lo que quiero. Ya no pienso ser la misma ingenua de antes, ya no
-Yo te puedo ayudar, bueno si es que tú quieres
-¿Me ayudarías? ¿Harías eso por mí?-pregunto emocionada
-¡Claro que sí! ¿Pero por donde quieres empezar?
-Quiero empezar por un "cambio de imagen", quiero que este patito feo muera
-Pero Daira tú no eres ningún patito feo, eres muy bonita y creo que lo primero no será tu "cambio de imagen" creo que será enseñarte a quererte cómo eres
-Yo me quiero y sí, tengo que aceptar que soy bonita-digo echando mi pelo hacia atrás, como toda una diva
-Jaja creo que se te está pegando el ego de los chicos-dice Aria mientras se ríe
-Creo que si jaja, pero la verdad es que si voy a cambiar quiero hacerlo completamente, quiero que todo rastro de la antigua Daira desaparezca
-Entonces ¿Te parece si vamos de compras mañana?
-¡Claro, eso sería estupendo! Mañana a las cuatro, ¿te parece?- le pregunto
-Ok, paso por ti ¿Vale?
-Vale-entonces los chicos entran
-¡Señoritas, hemos vuelto! ¡Si, como lo oyen los guapuritas uno y dos han vuelto!-grita Dylan
-¡Si, y hemos vuelto con...! Por favor Dylan redoble de tambores- Dylan deja las bolsas en la mesa de la sala y comienza a golpear esta con las mano -¡¡Hamburguesas!! ¡Si! Chicas aquí es cuando gritan emocionadas-dice Evan
-¡Siiii!-gritamos mientras cada quien toma su hamburguesa.
**
Ariany ya está a punto de llegar así que me apresuro a arreglarme. Llevo puesto unos Jeans, una blusa de tirantes azul y mis converse. Después de un rato han tocado la puerta y salgo apresurada de mi cuarto
-¿A dónde vas?- pregunta mi padre saliendo de su habitación
-Saldré con Ariany, una amiga de Evan
-Sí, la conozco. Es una buena chica al igual que Dylan
-Sí, son buenas personas
-Me alegro que te lleves con ellos. ¿Y a donde irán?
-Iremos de compras
-Cierto no haz traído mucha ropa ¿Verdad? Toma-dice mi padre mientras me da dinero
-No es necesario papa. Yo pagare, ahorre todo lo que nos mandabas para navidad
-¿Enserio Daira?
-Si papa. No te preocupes. Si después necesito algo te lo hare saber ¿Vale?
-Está bien hija, Vayan con cuidado
-Si papa. Nos vemos después- digo mientras bajo las escaleras y salgo de casa
- Hola Daira ¿Estas lista?
-Claro- me acerco a Aria y le doy un abrazo
-Entonces vámonos-dice mientras se monta a una hermosa moto roja-Sube, ¿O te dan miedo las motos?-pregunta desafiándome
-Claro que no, de hecho quisiera aprender a manejar una
-Nosotros podríamos enseñarte-Nos ponemos los cascos y pone en marcha la moto
-Eso sería genial-digo mientras salimos a toda velocidad en busca de mí no tan lejano cambio
Zac
Una maldita semana, una jodida semana en la que no la he visto. Es una maldita tortura el no tenerla cerca, el no poder abrazarla, el no poder oler su exquisito perfume, y lo que más me tortura es el no poder besar sus labios. Todos los días, a todas horas e intentado llamarla pero nunca contesta. Ella ha eliminado todas sus redes sociales, ha eliminado todo rastro de ella. Y simplemente es como si ella hubiera desaparecido, como si nunca hubiera existido.
Los chicos también han intentado contactar con ella, pero nada. Cada día la extraño más. Extraño su sonrisa, su voz, sus cautivadores ojos, su pelo, extraño todo de ella. Es como si se hubiera llevado una parte de mí con ella, y sé que si no la recupero lo antes posible me convertiré en un demente, un completo demente que dejo ir al amor de su vida, que dejo ir a la única chica que había amado con cada parte de su ser.
He ido a su casa, para poder hablar con ella y demostrarle que en verdad la amo, que todo lo que siento por ella es real. Pero no lo he logrado pues Dion está al pendiente día y noche de que yo no me acerque a su casa. Alex, Max y yo nos sentimos incompletos, y yo no dejo de sentir un terrible dolor en el pecho, uno que cada vez se hace más fuerte a medida que no la tengo cerca de mí.
Estamos en mi casa cuando alguien toca desesperadamente la puerta, Alex la abre y entra Abril llorando si parar
-¡TU, TU TUVISTE LA CULPA! -grita mientras golpea mi pecho
-¿De que estas hablando?-Pregunta Max
-Tu maldito. Tú fuiste el culpable, ella, Daira-Al escuchar su nombre me tenso. Algo le ha pasado a Daira
-¿Que le ha pasado a Daira?-pregunto mientras la tomo de los hombros-¡Dime Abril que le ha pasado a Daira!-Pero ella solo sigue llorando, y pienso lo peor- No, ella no puede estar ¡NO, ELLA NO!-imágenes de Daira lastimándose inundan mi mente y me dejo caer- Por favor Abril, dime que ella no está
-¡Eres un estúpido! Ella nunca se haría daño. Y yo que creí que la conocías Zac. Como puedes pensar que ella haría semejante atrocidad, ella nunca acabaría con su vida y mucho menos por alguien como tú- Ella está bien, ella está bien me repito una y otra vez en voz baja provocando que poco a poco mi cuerpo se relaje.
-¿Entonces qué ha pasado?-pregunta Alex impaciente
-¡Ella se ha ido! Se ha ido de Seattle- Y entonces siento una punzada en el pecho al pensar que con ella lejos de aquí mis posibilidades de recuperarla son cada vez más y más lejanas.