Caso abierto

By LGreenWriter

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AU Regina es una agente federal que por un error cometido es destinada a los casos sin resolver, ahí encuentr... More

Nostalgia y alcohol en sus venas
Cumpleaños feliz
Un sótano oscuro
Industrias Mills
Emma Swan
Infiltrada en el infierno
Viernes
Pistas
Los pedazos de mi corazón
Saluda a la cámara
Agente federal Regina White
Vuelve a ser aquella que fuiste
Aprender a conocernos
Bienvenida a casa
Como un rayo de luz

Como cenizas al viento

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By LGreenWriter


Abre los ojos, pesadamente, intentando permanecer unos segundos más en la inconsciencia, a pesar de que los rayos del sol queman su rostro, recordándole que amaneció, que un nuevo día despunta lleno de sueños rotos y olvidados, un nuevo día sola en su lecho, con un vacío imposible de llenar, con el alma congelada en un pasado inolvidable, un pasado al que solo puede acceder en sueños, aunque sean pesadillas.

Cierra los ojos intentando organizar las imágenes que desfilan por su mente, Jenn robándole un beso, sus ojos grises brillando de inocencia y ternura, Jenn... se había marchado y no iba a volver, se fue para siempre llevándose junto a su eterna sonrisa, el corazón de aquella a quien dejó atrás.

Mas la noche anterior sus sueños se tiñeron de algo nuevo, la noche anterior su subconsciente fue invadido por la intensidad de unos ojos verdeazulados que le suplicaban ayuda, una niña desaparecida, una niña olvidada por todos, una niña a quien debía encontrar.

Se levantó pesadamente, sin ganas, sin fuerzas, motivada por la sola idea de que tenía un caso que resolver, sin saber qué excusa pondría en la central para ir indagando sobre Emma Swan, en realidad poco le importaba. Lo único que quería era apagar el grito ahogado de su alma que la empujaba a terminar con todo y reunirse con Jenn, no sabía cuánto tiempo iba a soportar amanecer sin sus ojos grises amándola.

Una ducha siempre es buena para aclarar un poco las ideas, las imágenes de tu mente, más para Regina era una lluvia de recuerdos que la anclaban a un pasado idílico y le recordaban un presente semejante a una tumba, a una cárcel en la que se asfixiaba. Se vistió, elegante y femenina, como siempre solía hacer, con el maquillaje impecable y la sonrisa forzada solo sus ojos revelaban que estaba muerta por dentro, que murió el día que su esposa había exhalado su último aliento.

Llegó a la oficina central y todo el mundo se la quedó mirando, los rumores como pólvora se extienden y basta una pequeña mecha encendida para provocar una explosión. El comportamiento de Regina los últimos años había suscitado toda clase de habladurías mas hasta el momento en el que descargó su arma contra un testigo valioso no explotó la situación. Ahora todos la miraban con temor, como si estuviesen ante una mujer desequilibrada, enferma, una mujer peligrosa y en cierto modo no estaban muy equivocados. El dolor la había convertido en una bomba de relojería y nadie quería estar cerca para presenciar el estallido de ira de la joven morena.

Sin reparar en nadie en especial, sin saludar a nadie, con la mirada altiva y el rostro desafiante, con paso decidido y el archivo de Emma Swan bajo su brazo, dándole una fuerza especial, animándola a seguir adelante con su proyecto, como si ese pequeño archivo supiera que su destino se estaba forjando, que su vida iba a cambiar de la noche a la mañana, que su infierno interior quedaría relegado a un segundo plano. Como si su corazón supiera antes que ella, que no fue coincidencia haberse encontrado con esos ojos aguamarina en sueños, sus pasos la llevaban al despacho del director, el mismo que la había reprendido duramente y le había encargado revisar los casos abiertos, al mismo a quien iba a solicitar permiso para seguir con esa investigación olvidada y relegada a una estantería en un sótano infecto.

Se anunció y entró al despacho sin esperar respuesta, clavando su oscura mirada en los cansados ojos de su jefe, un hombre que había visto demasiado y que le tenía estima, a pesar de todas las locuras que la morena había cometido seguía siendo la mejor de sus agente y su intuición nunca había fallado.

-Dime Regina ¿Qué puedo hacer por ti?

La joven agente tiró sobre la mesa la carpeta con los archivos del caso, abriéndolo y mostrando la fotografía que tanto la había perturbado la noche anterior.

-"Emma Swan, desapareció sin dejar rastro hace cinco años saliendo de su escuela, nadie vio nada, nadie escuchó nada, simplemente se esfumó y cinco años después sigue sin haber respuestas sobre su paradero, nunca se halló un cuerpo, no hubo petición de rescate a pesar de que los Swan son una de las familias más influyentes de la ciudad"

-Conozco bien el caso Swan, su padre es amigo mío, por desgracia es un callejón sin salida, no hay prueba alguna de lo que sucedió y demasiadas hipótesis de lo que pudo suceder, es un quebradero de cabeza ¿Por qué lo has recuperado?

-"Quiero resolverlo, quiero encargarme de este caso, encontrar a esa niña, ya es hora de dar respuestas"

-No creo que sea buena idea, ya te he dicho que es un quebradero de cabeza, no hay por dónde cogerlo.

-"Tengo una corazonada, creo que con el tiempo cosas que en su momento no tenían importancia pueden volverse una pista, creo que puedo resolverlo"

El director miró a su agente, su tenacidad era admirable y, si estaba ocupada en ese caso, no se metería en problemas ni arriesgaría operaciones de mayor calibre, quizás buscar a Emma Swan la ayudaría a reencontrarse consigo misma y dejar atrás el pasado que la estaba destrozando.

-Está bien Regina, tienes carta blanca, investiga el caso de Emma Swan y mantenme informado. ¿Necesitas que te asigne a alguien para ayudarte?

-"Sola estoy bien, además siempre puedo contar con el friky del archivo"

-Entonces de corazón, espero que tengas suerte donde otros fracasaron.

Con el consentimiento de su jefe para seguir su intuición, Regina bajó a los archivos para recoger toda la información posible sobre Emma y su desaparición. Pronto se dio cuenta de que efectivamente no había mucho que recoger, algunas transcripciones de interrogatorios, algunas actitudes sospechosas pero en general nada sólido, nada que le guiara por dónde empezar a buscar.

Se marchó a su casa para leer todo lo que había recogido, por primera vez en tres años no paraba en un bar para beber hasta perder el sentido de la realidad, puesto que necesitaba estar despejada y despierta, cualquier detalle pequeño que se escapase hacia cinco años ella debería encontrarlo y así estar más cerca de descubrir qué había pasado con Emma Swan.

Sin darse cuenta se le hicieron las tres de la mañana, escrutando minuciosamente todos los escritos sin tener nada claro, sin saber cómo continuar la investigación.

Se acostó completamente agotada, decidiendo antes de dormirse que repetiría los interrogatorios, buscaría a los pocos testigos que conocían a Emma y esperaba que, cinco años más tarde, pudiesen dar un poco de luz a ese caso infernal, sin pies ni cabeza, una niña desaparece y se convierte en ceniza al viento, se esfuma sin más, sin dejar rastro.

Se quedó dormida sin pensar en nada, por primera vez en años no lloró hasta desvanecerse pues el agotamiento de la investigación no le permitió pararse a recordar el pasado que tanto le dolía. Durmió sin sueños, sin pesadillas, sin recuerdos, durmió profundamente por primera vez en tres largos años.

A la mañana siguiente se despertó descansada y de un extraño buen humor, la ausencia de resaca al no haber bebido por estar trabajando la ayudó a incorporarse rápidamente y meterse en la ducha con celeridad, tenía trabajo que hacer, tenía a una niña desaparecida que encontrar.

Se adecentó rápidamente y se dirigió a la oficina, necesitaba encontrar a una persona, la compañera de clase y amiga de Emma, Ruby Lucas. La única a la que se interrogó con más ahínco pues fue ella la última en ver a la muchacha antes de desaparecer.

Buscó en los archivos federales para ver qué había sido de la señorita Lucas cinco años más tarde, dónde podía encontrarla. Tras varias horas sin dar con nada, finalmente la encontró. Al parecer estaba estudiando y trabajaba para costearse la carrera en una pequeña cafetería. Apuntó la dirección y cogió su coche, pues estaba en la otra punta de la ciudad y tenía prisa por dar un poco de luz al amasijo de datos inconexos que componían ese caso.

Unas horas más tarde, debido al tráfico infernal, por fin llegó al establecimiento donde trabajaba Ruby. Al entrar, el olor a café recién hecho le recordó que no había tomado nada sólido en horas y sintió bastante apetito. Se sentó en la barra, escrutando el rostro de las personas que trabajaban en el local con disimulo, intentando adivinar cuál de ellas era la muchacha a la que debía interrogar.

Una muchacha joven, de no más de veinte años, con el cabello rojo y bastante bonita se acercó a ella para tomarle el pedido.

-¿Qué desea tomar?

-"Café solo y un par de tostadas"

-Estupendo ¿Desea algo más?

-"Ahora que lo menciona sí, estoy buscando a Ruby Lucas"

-Yo soy Ruby, ¿Nos conocemos? Porque usted no me suena de nada.

Regina sacó su placa identificativa como agente federal y la puso sobre la barra, mirando a Ruby directamente a los ojos. La muchacha palideció pues no podía entender qué quería el fbi de ella, no había hecho nada malo.

-Qué es lo que quiere agente White

-"Primero mi desayuno, después hablar con usted"

La camarera desapareció el tiempo necesario para preparar lo que Regina le había pedido, preguntándose qué podía querer de ella un agente federal, no se había metido nunca en problemas que ella supiera.

Le sirvió el café y se sentó frente a ella, esperando que iniciase la conversación, completamente intrigada.

-"Señorita Lucas, se estará preguntando qué hago aquí, verá ayer me topé por casualidad con el caso de Emma Swan y he decidido investigarlo, ¿Se acuerda de Emma Swan?"

- Cómo olvidarla, ella era mi mejor amiga, su desaparición puso el barrio patas arriba, no nos dejaban salir a ninguna parte sin estricta vigilancia.

-"¿Qué recuerda del día que desapareció?"

-Fue hace mucho tiempo... en su momento ya me hicieron muchas preguntas, cinco años más tarde no sé qué quiere sacar en claro.

-"Quizás algún detalle se les haya escapado, algo que en ese momento no parecía importante puede ser la clave para encontrarla, solo dígame qué recuerda"

-Yo... tiene usted razón, yo mentí en mi declaración hace cinco años.

-"¿Mintió? Entonces no es cierto que fueron juntas a casa y se separaron en la esquina que cortaba la calle, como cada día habían hecho desde que empezaron a ir juntas a la escuela"

-Mentí porque me moría de miedo, ese día tenía que ir con Emma como cada día, pero me fui con un amigo al parque. No quería que mis padres supieran lo que estaba haciendo en ese momento porque se habrían vuelto locos y no quería que se supiera que había dejado sola a Emma, que desapareció por mi culpa.

-"Entonces pudo haber sido secuestrada en cualquier punto del camino de la escuela a su casa, eso complica mucho más la investigación"

-Siento no haberlo dicho en su momento, yo era una niña, una niña asustada porque su mejor amiga se había esfumado. Han pasado cinco años y sigo pensando que debí haberla acompañado, quizás si no hubiese sido tan estúpida ella estaría bien.

-"Como bien ha dicho, era una niña y los niños no actúan con maldad, no se preocupe señorita Lucas, la encontraré"

-Espero que sirva de algo lo que le he contado y por favor, si sabe algo de ella, hágamelo saber.

Regina le regaló un gesto con la cabeza, dejando el importe de su desayuno sobre la barra y marchándose de ahí sin haber probado el café.

En su mente bailaba la idea de que, por momentos, ese caso se iba complicando pues en lugar de estrechar el círculo para dar con el objetivo, este se iba agrandando y haciendo cada vez más oscuro.

Emma Swan se había desvanecido como ceniza al viento y, cuanto más se complicaba, más ganas tenía de encontrarla, de demostrar que a pesar de su alma herida ella seguía siendo la mejor en su trabajo, de demostrarse a sí misma que valía la pena seguir estando viva. Iba a encontrar a Emma o iba a perderse para siempre.

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