Linaje Ackerman [RivaMika]

Autorstwa ReahAD99

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La Monarquía Reiss ha tomado medidas drásticas con respecto a las graves bajas que el Ejército ha sufrido, es... Więcej

Capítulo 1 - Acuerdo de descendencia
Capítulo 2 - Insomnio
Capítulo 3 - Quiero escucharte
Capítulo 4 - Él también sonríe
Capítulo 6 - Solos

Capítulo 5 - Té

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Autorstwa ReahAD99

Levi sabía que Mikasa no dormía, y que al igual que él, dejaba a su mente divagar en recuerdos y situaciones con respecto a ambos.

Recuerda que aquel día estaba agotado y no soportaría ningún rostro molesto. Aún así, no salía queja alguna por su boca con respecto a su deber, al menos, no frente a otra persona.

Lo último que Levi podía tolerar durante la tarde eran las bromas de Hanji; a veces se preguntaba seriamente cómo llegaron a ser amigos. Pero ya estaba hecho y no podría despegarla de su lado, y aunque no quisiera reconocerlo, en verdad la apreciaba.

-Estoy segura de que esto te interesará, Levi-dijo Hanji emocionada, siguiendo a Levi hacia una importante reunión.

-Ya basta, cuatro ojos. Aléjate-respondió Levi, echándola con un ademán de mano.

-Pero Mikasa me pidió ayuda con esto, enano.

-¿Mikasa?-a Hanji le divertía ese cambio de actitud al nombrar a la chica-. Ella no necesita tu ayuda, de hecho, de nadie.

-Casi tienes razón, Levi-continuó Hanji sonriente-. Verás, no me pidió ayuda directamente. Fue muy divertido oír todos los rodeos que dio antes de preguntarme qué tipo de té podría gustarte-finalizó estallando en risas, fastidiando aún más a Levi.

No le prestó importancia, Hanji disfrutaba molestando de cualquier manera a su compañero. Además, estaba casi seguro de que Mikasa había olvidado toda esa charla y quería convencerse de que él también podría olvidarlo. Sin embargo, luego de la reunión de estrategia para la Reconquista del Muro María, los hechos hablaron por sí solos, obligándole a tragar sus propias suposiciones.

En la cocina que el Capitán solía frecuentar, Mikasa preparaba el agua caliente, con la mesa ya lista. No era un lugar exclusivo de superiores, no obstante, ningún subordinado se atrevería a molestarlo durante sus ratos libres allí.

No podía describir la actitud de la muchacha como nerviosismo; no, ella no era ése tipo de chica, más bien parecía arrepentirse de sus acciones cuando lo vio llegar. Eso sólo incomodó más al Capitán, aunque la situación también le causaba algo de gracia; no esperaba que ella se lo tomara en serio.

-En serio lo hiciste, vaya.

-Bueno...-Aunque su respuesta no fuese elocuente, no podía percibir inseguridad alguna en sus palabras; su presencia era imponente.

-Es raro...-dijo Levi acercándose a la mesa-. Pero acabas de alegrar mi tarde, Mikasa; gracias.

Ambos se sentaron a la pequeña mesita de madera.

-No tienes que burlarte-respondió Mikasa, cuando percibió como Levi se reía mientras se acomodaban.

-Es que en verdad das miedo.

-¿Acaso olvidas cómo me acosaste la última vez con tus preguntas?

Su sonrisa fue su respuesta. Era increíble como en un instante su actitud había cambiado, con un detalle tan pequeño, pero muy agradable para él.

-¿Capitán?

-Dime.

-¿Por qué se unió a la Legión de Reconocimiento?

-¿Otra vez con eso?

Mikasa asintió y así, ambos probaron la infusión en sus tazas.

Antes de responder, Levi se preguntaba el porqué de aquel interés en Mikasa. Incluso él mismo había preferido olvidarlo, tampoco había exigido ninguna atención como la actual. Entonces, ¿cuál era su necesidad en perder toda una tarde sólo para charlar con él?

-Tenía dos hermanos... Bueno, en realidad eran mis amigos; Farlan e Isabel. Los tres teníamos un anhelo; deseábamos contemplar el cielo, sólo eso. Alzar la mirada sin ningún pilar subterráneo, sin murallas...

Mikasa lo escuchaba con atención, dejando de lado el té, lo cual agradó a Levi, invitándolo a aumentar la duración de su relato tanto como quisiera.

《Así se siente volver a mencionar sus nombres...》

Mientras relataba su rutina diaria con sus amigos, extendiéndose demasiado en los detalles que la joven escuchaba atenta, descubría una melancólica libertad, un sentimiento de nostalgia desconocido, pues jamás había hablando con nadie sobre los amigos a quienes alguna vez consideró familia.

-... No nos importaba mantener intacta nuestra moral. Vimos la oportunidad de salir de ese nido de ratas subterráneo y la tomamos; matar a un comandante no nos detendría. Aunque... Ya no luchaba por mí mismo, es por eso que debí tener más cuidado.

Él contaba su historia por primera vez y ella lo escuchaba, nunca lo hubiese imaginado; sabía que más tarde se avergonzaría de la situación.

-Cuando llegué a este puesto, perdí las vidas de todo mi escuadrón... Había perdido compañeros de nuevo. Sé que no puedo culpar a nadie y que es algo que debemos entender cuando nos unimos a la Legión... Pero ella me llamaba "hermanito", ¿cómo puedo intentar ser cuerdo luego de perderla?-dijo sonriendo, desviando su mirada de Mikasa-. Quien sabe cuántas pérdidas más tendremos que vivir, ¿verdad? Tampoco sabemos si podremos soportarlas.

Estuvo a punto de detenerse, estaba yendo demasiado lejos; sin embargo, aún no era suficiente.

-Me gustaría ya no tener que separarme de nadie, incluso durante las misiones

Soltó una pequeña risa cuando Mikasa asintió. Se puso de pie y recogió las tazas.

-Sé que me entiendes en eso, Mikasa-dijo Levi a la muchacha que continuaba sentada-. Proteges a Eren como a nada, te expones más que Armin. Si fuera por ti, ni siquiera permitirías un rasguño en él.

Era consciente del posible mal entendido que sus palabras podían ocasionar. Si aprobaba su sobre protección con Eren, podría hacerla creer que, cuando lucharon contra la Titán Hembra, lo hacía para evitarle una pérdida, cuando él en verdad daba por muerto a Eren y sólo buscaba vengar a sus hombres... Sin embargo, ¿importaba eso ahora? Más bien se preguntaba porqué prefería tener una buena impresión con ella antes que proseguir contándole un intento de venganza pasada.

Ella también se levantó de su asiento.

-Es porque él...

-Ya lo sé-interrumpió Levi, sin dejar su amabilidad de lado-. Sé lo importante que es Eren para ti, igualmente Armin. También que es un maldito crío. No es igual de maduro que tú, aunque la carga que lleva sobre sus hombros es mayor a la de cualquiera.

Mikasa volvió a asentir, siempre tan elocuente. Tomó el tarro de azúcar y lo guardó en las alacenas, justo al lado de Levi.

¿Alguna vez había hecho eso? Levi no lo recordaba, porque no mostró el más mínimo rastro de disimulo cuando observó enteramente a Mikasa desde sus hombros hasta sus talones. Ella lo notó, sus miradas encontrándose fueron la prueba de ello; Levi supo que también era la primera vez que Mikasa reaccionaba de esa manera, casi coqueteando, que ella jamás había intentado seducir a nadie.

-Por eso no lo golpee cuando se desahogó contigo la última vez.

-Quiero a Eren, pero se lo merecía-bromeó Mikasa, haciendo que ambos rieran suavemente.

Mikasa, al igual que Levi, apoyó su cuerpo sobre la mesada; quedando ambos mirando hacia el frente de la sala.

-En realidad, no golpee a Eren por ti. Luego de hablar contigo, fui consciente de lo que él significa verdaderamente para ti. Porque a mí no me importa Eren.

Ambos descubrieron que algo entre los dos había cambiado cuando, ante las últimas palabras de Levi, nada se salió de control. También como Mikasa no lo escuchaba con aires de victoria ante el reconocimiento de Levi; constante de que ya no conservaba vestigios de rencor contra él.

-También fui más consciente luego de hablar contigo... Creo que lo menos que podía hacer, era mantenerme en orden y no romper la formación cuando fuimos por Eren.

Levi rió al oír su respuesta. Ella en serio podía alegrarlo; ahora sabía que lo escuchaba de verdad.

-Creo que, si dejas que otros también te protejan, podrás cuidar de todos.

-¿Dejar que me cuiden?-preguntó Levi confuso.

Luego de un instante de silencio en que la muchacha planeaba su respuesta, continuó.

-Imagina todo lo que me acabas de contar, viniendo desde otra persona, hablando sobre ti, diciendo que también le gustaría protegerte- respondió finalmente Mikasa.

-¿Como quién?-dijo Levi, sonriendo de costado, con claras intenciones de molestarla.

Voltearon sus rostros, mirándose. Mikasa puso sus ojos en blanco en respuesta a Levi, aunque al instante sonrieron.

La brecha entre sus rostros comenzó a acercarse, junto con la expresión de sus rostros cada vez más suaves. Sin pensarlo demasiado, sus labios entre abiertos podían sentirse delicadamente en un sutil roce superficial.

Si habían comprendido todo lo que acababan de compartir, sabían lo que aquel impulso conllevaría. Durante toda la exposición en confianza de su interior, la cobardía los invadía al final, impidiendo su desenlace.

-Deberíamos ser un equipo-dijo Levi, antes de alejar su rostro del de su subordinada.

Mikasa volvió a reír, no podía creerlo. Había sido muy decepcionante y vergonzoso. Sólo pudo pensar en seguirle el juego al Capitán con ese último intento de broma para romper un posible beso.

-Si llegas a divulgar algo de lo que hablamos, te asesinaré-dijo Levi antes de dirigirse hacia la puerta.

-Sí, Capitán-respondió con seriedad Mikasa, comenzando a analizar lo sucedido.

-Sólo bromeo, mocosa.

El Capitán, acostumbrado a sus escasas horas de sueño, tenía nuevos motivos por los cuales desvelarse una noche más.

《No》, se repetía una y otra vez en su mente. Ella era madura y él un adúlto, podían mantener perfectamente una distancia considerable. Sin embargo, las ansias por tener su cercana presencia de nuevo lo estaban consumiendo a un grado descomunal.

Querer terminar lo que estuvo a punto de hacer con ella no era una opción fiable; creía que su deber sería suprimir sus deseos por convertise en una de sus prioridades; de oírla decir "Levi" en lugar de "Eren". No obstante, jamás se lo diría, de hecho, no volverían siquiera a hablar hasta la próxima y última expedición.

Cuando Erwin terminaba de dar las indicaciones por última vez a la Legión de Reconocimiento, antes de partir en retorno hacia Shingashina, Levi tomó del antebrazo a Mikasa. Comenzaron a caminar por los pasillos vacíos del cuartel, ninguno de los dos pronunciaba palabra alguna.

-Quizás muramos...-dijo Levi, y fue suficiente para que Mikasa entendiera lo que sucedería.

Permanecieron en silencio, comprendiendo el sentir contrario ante la peligrosa situación. ¿Qué más importaba en ese momento? Nunca habían tenido un instante en donde pensaran qué harían si estuvieran a punto de morir...

Al final del pasillo, una escalera de madera marcó su destino, su cálido y efímero encuentro. Levi rodeó con sus brazos la cintura de Mikasa; sólo les quedaba dejarse llevar. Mikasa acarició su rostro durante el corto período en que la distancia de sus cuerpos desaparecía, fundiendo sus aromas en uno solo.

Sus labios finalmente se unieron en desesperadas caricias inexpertas por ambas partes, anhelando satisfacer tantos pensamientos y deseos escondidos. Las suaves manos de la joven se deslizaron respetando el límite de sus hombros y cuello, inmiscuyendo sus delicados dedos entre los finos cabellos oscuros de Levi, sintiendo las manos de éste paseándose a lo largo de su cintura y cadera. Poco les importaba ser descubiertos.

Los gritos del comandante desde afuera los obligaron a separarse y salir del cuartel, siendo quizás, la última vez que verían su lugar habitual de entrenamiento. Había sido más que suficiente, su despedida no se alargó mucho más que eso.

Por contrario a los deseos del Capitán, nuevamente se separaron en el campo de batalla. Su reencuentro en pleno combate no fue diferente al que se esperaría en una guerra. Estaba frenética, fuera de sí al ver como su amigo, Armin, agonizaba frente a todos. Levi no se atrevió siquiera a quitársela de encima cuando ésta lo atacó, sin importar de quién se trataba ni del estado similar del Comandante Erwin.

No podía culparla, tampoco guardarle rencor; no cuando lo único que lo motivó a tomar la decisión de salvar a Armin, había sido únicamente Mikasa.

Sabía que Mikasa seguía pensando en ello, que también era una de las razones por las cuales ahora, a su lado, no podía dormir al igual que él. Aunque, que los obligaran a dormir juntos luego de su corto romance era una razón más que suficiente.

-Mikasa...-dijo con su voz ronca, sin recibir respuesta, mas sabiendo que lo escuchaba y estaba despierta-. No quiero hijos... Y sé que tú tampoco, ¿o sí?

Su voz sonaba tan potente en medio del silencio desolador de la noche.

-Tampoco yo.

-Tú necesitas de Eren, no todo esto.

¿Otra vez?》, se preguntaba Mikasa. Ambos voltearon sus cuerpos, mirándose frente a frente.

-Necesitas a Eren...-repitió Levi, dejando el tono de su voz bastante apagado.

Levantó su mano izquierda, ya que estaba acostado del mismo lado en la cama. Primero con las yemas de sus dedos, luego con su mano entera, acarició con suavidad la mejilla de Mikasa, observando su delicado rostro blanquecino.

-Oh...-dijo Mikasa, comprendiendo a donde quería llegar Levi-, por eso jodías tanto con él-concluyó riendo.

Su risa burlona no fue del agrado de Levi. Soltando su rostro, se levantó de inmediato, quedando sentado sobre la cama; provocando nuevas risas en Mikasa.

Luego de burlarse a gusto del Capitán, también se sentó en la cama, acercándose a él, justo a su lado.

-Ya te lo he dicho varias veces-dijo Mikasa con suavidad, refiriéndose a que Eren ya no ocupaba su mente día y noche; ahora había alguien más-, ¿qué más quieres?

Sus brazos podían tocarse, estaban muy cerca y ninguno de los dos planeaba alejarse del otro. Levi no respondió y Mikasa no habló más; podían entender lo que sentían y querían hacer, las palabras no eran necesarias.

Acercó su mano izquierda a la mejilla de la chica que en ese mismo instante, le parecía la mujer más hermosa que jamás había visto. Redondeó su boca con sus dedos, acortando el espacio entre sus rostros. La cálida temperatura de sus alientos comenzaba a mezclarse, antes de unir sus labios en un intenso arrebato.

La humedad de la unión de sus labios no era para nada desagradable, a diferencia de lo que siempre habían creído. El dulzor de sus labios remojados era embriagante. Los movimientos tibios de sus bocas besándose compartían con vehemencia sus mejores sabores.

Las manos de Mikasa buscaban hundirse entre el cabello de Levi, atrayendo su cuerpo contra el suyo. Y así, lograr perder la pequeña distancia que los separaba, recostándose uno sobre el otro. Los dedos femeninos se liberaron sobre la espalda de su contrario, dibujando pequeños círculos por debajo de su camisa; así como los masculinos emprendían un tímido recorrido desde su cintura hasta su cuello, a través de sus pechos, mientras sus bocas luchaban por centésimas de pequeñas dosis de aire.

La cerradura de la puerta de su habitación se oyó resonar, pero nada los detendría cuando por fin podían tenerse entre sí. Sin embargo, sus suspiros eran cada vez más lentos y apagados, a diferencia de la molesta persona que no paraba de golpear la puerta...

-¡Puta madre!-espetó Levi sobre el cuello de Mikasa, haciendo que volvieran en sí de manera bastante "romántica".

Cuando caminó hacia la puerta, sólo podía pensar en qué tanto y de qué manera azotaría al idiota que osaba interrumpirlos.

-¡Maldita cuatro ojos!

-¡Vaya!

Mikasa sabía que la respuesta de Hanji no fue la indicada.

-Quería hablar con Mikasa sobre esto... Pero veo que se dejaron llevar más pronto de lo que creí- Hanji no pudo siquiera terminar de reírse cuando salió disparada, orgullosa de molestar tan temprano al enano.

-¡Mikasa, Eren quiere hablar contigo! -se oyó decir a Hanji a la distancia.

Con las puertas de la habitación abiertas de par en par, ambos optaron por alistarse de inmediato y comenzar con su día de servicio lo más pronto posible. Concluyendo así, su primera noche dentro del acuerdo de descendencia.

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