Walburga y Abraxas miraban atentamente a Valerie, ambos seguían sorprendidos de lo furiosa que había llegado a la biblioteca. No les dirigió la palabra en ningún momento y solo se limitó a escribir su ensayo.
Ni la bruja ni el mago se habían atrevido a preguntarle algo, respetando su privacidad y esperando, en caso que ella estuviera dispuesta a contarles, a escuchar que le había sucedido. Aun así, Malfoy no paso por alto que los ojos de Valerie se habían puesto más oscuros de lo normal, pero no se atrevió a decir nada al respecto.
Cuando llegó la hora de comer los tres se dirigieron al gran comedor en silencio. El semblante de molestia en el rostro de Valerie seguía presente, después de todo necesitaba urgente alimentarse y su mal humor no la ayudaba a sobrellevar ese detalle.
Después de varios minutos y ya cansada de su actitud Walburga le preguntó que le ocurría. La vampira le dedicó una mirada seria y se limitó a decir — Mulcibier.
Malfoy golpeó la mesa con fuerza y siseó — ¡¿Qué te hizo ese desgraciado?!
— O mejor dicho ¿qué le hiciste tú? — le preguntó sorprendida Black al ver al mencionado mago ingresar al gran comedor. Malfoy y Valerie levantaron la vista sorprendidos.
Mulcibier tenía el ojo rojo, el contorno de este y su pómulo tenían una marca negra debido a un enorme moretón y su brazo derecho descansaba en un cabestrillo. Tanto Malfoy como Walburga observaron anonadados a Valerie, la cual simplemente se encogió de hombros — Intento acosarme en el pasillo — Walburga ahogó un grito de indignación. Malfoy bufó, pero luego comenzó a reír disimuladamente.
— No creo que esto tenga gracia Malfoy — le replicó molesta Walburga.
— Claro que si... ¿No te das cuenta? ¡Es la mejor paliza que le han dado a Mulcibier en toda su vida! — le regaló una sonrisa a la vampira, ella le respondió con una pequeña mueca divertida y relajó el semblante. Walburga puso los ojos en blanco, negó con la cabeza y continúo comiendo.
— Aun así, ¿tu estas bien verdad? — le preguntó Walburga después de unos segundos en silencio.
— Sí, perfectamente — mago y bruja la miraron y le sonrieron entregándole su apoyo.
— Pues tengo que decirte querida — le comentó en voz baja Walburga. — Que ese fue un muy buen golpe — y le guiñó el ojo.
Valerie sonrió y se sintió más tranquila ante el apoyo que mago y bruja le transmitieron, lo que le permitió olvidar su molestia y poder controlar su hambre.
***
Riddle no le quitó los ojos de encima a Deanoff durante su llegada al gran comedor. No comprendía por qué su semblante no se veía alterado o marcado por el terror, en cambio solo vio molestia en su rostro y no era eso lo que él quería.
De pronto unas risas llamaron su atención y se percató que Mulcibier ingresó al gran comedor. Tuvo que controlar sus expresiones para no demostrar su absoluta sorpresa, sin embargo no pudo evitar la maligna sonrisa que apareció en sus labios.
Miró hacia donde estaba Deanoff y se topó con sus ojos, pero esta vez la mirada de la vampira solo expresaba odio. Sus orbes estaban negras como el carbón y Riddle se quedó pasmado unos segundos mientras Valerie lo fulminó con la mirada. Repentinamente, la vampira desvió su mirada hacia Mulcibier por unos segundos y volvió a posar sus ojos en Riddle, esta vez con una mueca orgullosa en el rostro, finalmente le guiñó el ojo y dejó de mirarlo para continuar comiendo.
Riddle había quedado absorto ante esas oscuras orbes, pero por dentro ardía de rabiapues nuevamente ella se burlaba de él. Tal vez había sido demasiado básico a la hora de enviar a Mulcibier contra Deanoff, lo cual le hizo percatarse que si deseaba asustarla debía ser más inteligente. Al mismo tiempo, se percató que Deanoff no comía nada y por más que le sonriera a Walburga y Malfoy sus ojos seguían igual de oscuros. Riddle no logró descifrar aquella mirada, era como si estuviera vacía de cualquier emoción de un minuto para otro. Era imposible que Mulcibier hubiera podido hacerle daño a Deanoff, con solo ver el estado en que había llegado lo dejó claro, pero no dejó de pensar que sus ojos escondían algo más.
Se cuestionó si no habría caído muy bajo a la hora de haber enviado a su seguidor, pero apartó esos pensamientos rápidamente de su cabeza, no tenía por qué darse explicaciones a si mismo de sus acciones.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Mulcibier se sentó en la mesa cerca de él y soltó un pequeño gemido de dolor. Riddle lo observó con seriedad y el mago bajo la cabeza molesto.
— Esto no se quedará así — siseó Mulcibier echándole una ojeada a Deanoff con el odio destilando de sus facciones
— No harás nada que yo no diga — le siseo Riddle con molestia sin siquiera mirarle. — Ya quedo en evidencia tu incompetencia con una simple mujer. Esperaba más de ti.
Mulcibier resopló, pero no dijo nada, solo se quedó mirando con renconr hacia la nueva alumna y Riddle, adivinando sus intenciones, se acercó disimuladamente al mago y sin que lo viera venir le apretó el brazo herido. Mulcibier tensó el cuerpo por el dolor y se mordió los labios para no gritar.
— Nada de planear venganza ni de atacar por la espalda. De ella me encargo yo.
El otro mago solo se limitó a asentir tratando de aguantar la tortura lo mejor que podía.
— Por otro lado — le siseó en la oreja Riddle — Recuérdales a los demás que esta noche nos reuniremos a la misma hora en el mismo lugar. Ya sabes lo que pasa con los que llegan tarde.
***
Valerie se puso de pie cuando los demás no no habían ni terminado el postre. Malfoy y Walburga la observaron preocupados, no habían pasado por alto que no había probado bocado.
— Estoy cansada y la verdad quiero irme a la cama — señaló con suavidad la vampira.
— ¿Quieres que te acompañe? — le preguntó Walburga.
Ella negó con la cabeza emitiendo una débil sonrisa — Estaré bien. Solo necesito dormir un poco.
Walburga asintió no muy convencida, pero comprendía que su amiga quisiera solo dormir y olvidarse de lo ocurrido.
— Descansa, cualquier cosa que necesites me avisas — le dijo con ternura Malfoy.
Valerie asintió y comenzó a retirarse cuando escuchó — Deanoff — se dio vuelta viendo que Malfoy quería decir algo más — Por favor ten cuidado, Mulcibier no dudará en vengarse.
Ella solo le sonrió — Que lo intente. La próxima vez usaré mi varita — le guiñó el ojo y se encaminó a la salida. Por más que la bruja y el mago le habían subido el ánimo su hambre no podía ser ignorada. Caminó por el pasillo con tranquilidad para no levantar sospechas y sin dudarlos se dirigió a la torre más alta del castillo.
***
Cuando Valerie abandonó el comedor Malfoy soltó un bufido, furioso.
— Relájate — le dijo en voz baja Walburga.
— ¿Cómo quieres que me relaje si ese engendro mal nacido la atacó? Sabes que se vengara de ella, es un maldito abusador — le escupió él con odio.
— Lo tengo claro, por eso no debemos dejarla sola, pero en este momento debes dejar que descanse— le respondió su amiga seriamente.
Malfoy asintió molesto.
— No dejes que tu odio sea tan evidente, después de todo es el favorito de Riddle. No quieres llevarle la contra, no este momento.
El rubio la observó sin decir nada, tenía demasiados sentimientos encontrados. Por un lado, sabía lo que estaba en juego y estaba muy cerca de formar parte del circulo intimo de Riddle, pero por otra parte no entendía en que momento le había cogido tanto cariño y confianza a la nueva alumna. No podía catalogar de amistad la relación que tenían, pero era la única persona, además de Walburga, con quien era capaz de ser como era.
Con Walburga tenía una amistad sincera desde que entraron al colegio, pero no podía negar que Deanoff había calzado perfectamente entre los dos. Era una joven misteriosa, no sabía mucho sobre ella y tampoco pensaba preguntarle, respetaban su privacidad y agradecían que ella hiciera lo mismo. Después de todo, durante las semanas que habían compartido comenzaron a conocerse mejor.
Malfoy comprendía la delicada situación en la que se encontraba, el odio que le profesaba Riddle a Valerie no era algo que pasara desapercibido, pero tampoco tenía intenciones de cortar su reciente relación con ella debido al repentino desprecio del otro mago. Resopló nuevamente frustrado, tenía claro que no se pondría en contra de Riddle, eso sería suicidio, pero no dejaría que Mulcibier volviera a tocar a Deanoff.
— No me malinterpretes — le dijo Walburga después de unos minutos al ver su semblante serio — No quiero ni pensar en que Mulcibier vuelva a ponerle las manos encima. Estoy segura que tanto tu como yo tenemos sentimientos encontrados.
— No iré en contra de Riddle — le interrumpió Malfoy en un susurro. — Pero no dejaré que ese engendro vuelva a tocarla.
Walburga se limitó a asentir. De pronto, ambos se percataron que Riddle se levantó rápidamente y abandonó el comedor por el mismo camino que Valerie. Mago y bruja fruncieron el ceño preocupados, pero no lograron hacer nada ya que Lestrange se les acercó.
— Hoy. Misma hora, mismo lugar — fue todo lo que les dijo.
***
Riddle observó como Deanoff se levantó y abandonó el comedor con el rostro serio. No le había pasado por alto que ella no había comido nada y sonrió malignamente poniéndose de pie, no dejaría pasar esa oportunidad, ella estaba vulnerable.
Rápidamente salió tras ella. Vio que Deanoff había doblado por el pasillo y comenzó a seguirla. Se sorprendió al percatarse que no se dirigía hacia la sala común, ¿Qué planeaba hacer ahora? Su curiosidad se encendió y la siguió sigilosamente sin dudarlo.
Tras un par de minutos tras sus pasos se percató que se dirigía a la torre más alta del castillo. ¿Qué demonios pretendía hacer allá arriba? Al llegar, observó como ella empujó una de las pesadas puertas que daba a un amplio balcón. Se acercó disimuladamente, escondido entre la oscuridad, para poder mirar mejor.
Valerie apoyó los codos en la baranda del balcón y miró el cielo — Sé que estás ahí Riddle — le dijo con tranquilidad.
El joven mago tensó el cuerpo sorprendido, no pensó que fuera a ser descubierto tan fácilmente, se sintió como a un niño que acababan de descubrir realizando una travesura. Sin embargo, levantó el rostro restándole importancia, después de todo, él no tenía por qué darle explicaciones a nadie y menos a ella.
— ¿Disfrutando de la vista? — le preguntó con sarcasmo mientras salía de la oscuridad.
— No lo sé, pero parece que tu si — le respondió Valerie con una mirada coqueta.
Riddle cerró los puños, molesto, ¿por qué ella nunca parecía tenerle miedo? ¿Cómo lo había descubierto tan rápidamente?
— ¿Intentas escapar de lo que ocurrió hoy? — se limitó a decirle él con odio.
Los ojos de Valerie lo observaron con profunda molestia — Podría ser. ¿Tal vez lanzarme desde la torre sea una buena forma de olvidarlo no lo crees?
Tom abrió los ojos sorprendido ¿no estaría hablando enserio, o si? Advirtió como Valerie se acercó al borde del balcón y comenzó a subirse a éste.
— ¿¡Qué demonios estás haciendo!?
— Disfrutando de la vista e intentando de escapar — le respondió ella encogiéndose de hombros.
— No digas estupideces, pensé que eras una bruja más inteligente — le escupió el con rabia — Ahora bájate de ahí.
Valerie le sonrió — Me alagas — y se acercó más al borde.
La vampira e había percatado que era seguida por el mago apenas comenzó a subir las escaleras. No sabía que era lo que planeaba, pero no tenía tiempo de averiguarlo, debía alimentarse lo más pronto posible. Pese a eso, no podía negar que disfrutaba viendo a Riddle tratar de controlar sus emociones, en ese momento no estaba logrando esconder bien su nerviosismo.
— Deanoff, no estoy disponible para tus juegos, bájate de ahí ahora mismo.
— ¿En qué te importa? Tú me odias, no veo en que te pueda afectar lo que yo haga.l
— La verdad no me importa en lo absoluto — resopló él — Pero no quiero tener que dar explicaciones de por qué la nueva alumna se cayó de la torre más alta del colegio.
Valerie le sonrió. Le daba gracia que el joven mago creyera que podría hacerla entrar en razón, esta era la oportunidad perfecta para poner en marcha el plan de Dumbledore.
— ¿Qué es lo que te parece gracioso? — le escupió con rabia Riddle.
— Que dudo que tengas que dar explicaciones — y sin más dio un paso hacia atrás y cayó hacia el vacío.
— ¡¡MALDITA SEA, DEANOFF NO!! — gritó Riddle corriendo hacia el balcón mientras sacaba su varita.
Cuál sería su sorpresa al asomarse en el balcón y escuchar una risa. Vio como Deanoff agitó sus brazos y unas fuertes corrientes de viento la rodearon frenando su caída, dio una voltereta y cayó de pie ágilmente en el suelo. Miró hacia arriba y observó el rostro descompuesto de sorpresa de Riddle.
El mago observó cómo ella agitó la mano a modo de saludo y luego corrió hacia el bosque prohibido donde fue tragada por la oscuridad.
Riddle se llevó una mano a la cabeza para comprobar si no estaba soñando. ¡Maldita bruja! ¿Cómo lo había hecho? Había controlado el viento a su voluntad sin varita y se sumergió en el bosque sin temor.
El mago se relamió los labios al percatarse de la verdad, ella era definitivamente una descendiente de la famosa familia que estudiaba magia negra, de eso ya no había duda alguna. La próxima vez, sonrió al pensarlo, no escaparía. Ella era una mina de conocimientos que no dejaría ir sin antes haber extraído todo lo que tenía.
La maldijo en voz baja de nuevo, pese a todo había logrado asustarlo como nunca antes nadie lo había hecho. No entendía por qué, pero la imagen de ella cayendo era terrorífica, aun así, volvió a odiarla al darse cuenta que nuevamente se burló de él. Una enorme furia lo invadió. ¡Ella había estado jugando con él desde el principio!
Cerró los puños y agitó su varita con furia destruyendo la enorme puerta. ¡Maldita bruja! ¡Nadie se reía de Tom Marvolo Riddle! Por más que fuera una fuente de conocimientos misteriosos el joven mago juró vengarse, esto ya era personal. Odiaba que jugaran con él, que se burlaran en su cara. Ella lo había tratado desde el inicio como un simple compañero, pero él era más que eso. Su enorme orgullo estaba dañado y su rabia no dejó de crecer. Se dio la vuelta y se encaminó hacia las mazmorras, después de todo tenía una reunión que dirigir.
Su mal genio lo acompañó hasta llegar a la sala secreta donde se juntaba con su grupo selecto, los cuales tensaron el cuerpo al verlo ingresar de forma tan violenta. Todos sabían lo que eso significaba, alguno de ellos no saldría bien parado de esa reunión.