El tratado de la canción
Agatha
Convivir con Harriet era todo un reto.
Es más, diría que era una batalla campal día tras día porque ella no solo intentaba hacer de mi vida un infierno; desordenando mi cama, quemando mis blusas con la plancha, escondiendo mi móvil o incluso colocando sal en vez de azúcar en mi café.
Cosas pequeñas pero fastidiosas.
Infantiles pero brillantes.
El problema en sí, era el hecho de que Casper vivía cegado por la imagen tierna que su hermana profesaba con una simple sonrisa, ya que todos en la mansión, incluyendo al personal se quejaba de su actitud en silencio.
Dándole miradas desaprobatorias que por su rango de inferioridad, que ella misma les hacía recordar diariamente, callaban.
Era un demonio con todos a su alrededor.
Era considerablemente altanera.
E incluso, notablemente sobrevalorada.
Como Regina George en Chicas Pesadas.
Pero con Casper, era diferente.
Podía notarlo.
Él era su eje, hablaban, bromeaban, parecía casi normal.
Bufé.
La Reina Harriet conseguía todo lo que quería e incluso lo que ni siquiera se le ocurría.
Ese era el gran problema.
― ¡Blake me acaba de contar que le ayudaste a escribir una nueva canción! ―exclamó el pequeño demonio rubio al tiempo que mágicamente entraba en el comedor para desayunar con nosotros.
Su hermano a mi costado frunció los labios, llamando por completo mi atención.
Se veía algo nervioso por el comentario.
Eso era extraño.
Muy pero muy extraño.
―Solo lo ayude con el título y algunas frases para el relleno, peque, ―mintió encogiéndose de hombros para restarle importancia. ―Recuerda que Killian ya no está tan inspirado.
―No sabía que cantabas, ―comenté colocando mi mirada en él.
Tocaba el bajo y el violín.
¿Y ahora cantaba?
¿Qué más podía hacer?
¿Volar helicópteros?
―Casper es uno de los mejores cantantes del mundo, ―aseguró La Reina Harriet dando su veredicto final.
Asentí con la cabeza hacia su dirección y luego me volteé hacia el orangután por respuestas.
Evitaba todo contacto conmigo.
Aquello era sospechoso.
―Todos en la banda sabemos cantar y componer, ―murmuró al tiempo que jugaba con el bol de cereal. ―Blake se encargó de ello hace algún tiempo. Admito que no le podemos hacer competencia, pero nos podemos defender si alguien coloca un micrófono al frente nuestro... Incluso Lele, ―comentó sorprendiéndome aún más.
¿Lewis Káiser sabía cantar?
Eso era aún más inesperado que Philip admitiendo tener sentimientos hacia otra persona que no fuera él mismo.
―Eso sería digno de ser visto, ―comenté al tiempo que le daba un sorbo a mi jugo.
―Concuerdo, ―agregó Harriet sin darme una segunda mirada. Avanzábamos poco a poco en nuestra inexistente relación, o al menos eso quiero creer. ―Ayer quería preguntarte pero me olvide, ¿él tiene segundo nombre?
― ¿Él quién? ¿Lewis? ―cuestionó Casper con los ojos como platos.
―Ajá.
―Todos los miembros de F*ck Prince Charming tenemos segundos nombres, Harriet, ―respondió notablemente nervioso.
Alcé las cejas.
― ¿Y cuál es? ―preguntó la pequeña reina de hielo con mayor curiosidad que antes.
― ¿Ustedes saben que su apellido es alemán cierto?
Ambas negamos con la cabeza.
―Bueno, aunque no lo crean el segundo nombre de Lewis es Lewis, porque a su madre le gustaba y en fin, ella lo escogió, pero su primer nombre es de origen germánico, ―soltó Pepper en un suave susurro notablemente incómodo por la situación.
Miro de inmediato de un lado a otro.
Como si esperara que el rubio de ojos verdes apareciera en algún momento para sorprenderlo.
― ¿Y cuál es el problema? ― preguntamos Harriet y yo al unísono.
―Lo comparte con su difunto abuelo y padre. ― reveló con una mirada melancólica. ―No sé mucho del tema, pero asumo que no se lleva bien con ellos, ―agregó.
Asumo que no todo puede ser perfecto en la vida de nadie, todos escondemos algo.
U olvidamos algo.
A veces es la mejor solución.
― ¿Y cuál es? ―cuestionó su hermana mirándolo con total inocencia.
―Juren que no dirán nada y se los digo, ―respondió mirando más a su hermana que a mí.
―Lo juramos.
Lo vi dar una fuerte respiración antes de enfrentarnos.
― Luther Lewis Káiser Smith.
Luther, repetí una y otra vez en mi cabeza.
No sonaba mal.
Iba con él.
* * * * *
Horas después
La Reina Harriet prácticamente nos obligó a ser testigo del ensayo de la banda aquella tarde.
Casper se veía incomodo con nuestra presencia pero Blake parecía extrañamente divertido por ello.
―Él no lo ha querido admitir pero es un poco obvio que lo escribió pensando en ti, ―susurró Killian con una mirada impasible. Había cambiado mucho en el poco tiempo que lo había conocido, y asumo que todo se debía a su corazón roto. ―Cuando escuches a Blake cantarla piensa que Pepper lo está haciendo, sabelotodo, ―agregó al tiempo que se alejaba.
No pude ordenar mis ideas porque al segundo el pelinegro de ojos oscuros y piel pálida tomó el micrófono entre sus manos y me guiñó el ojo.
―Está canción se llama Decisiones Incorregibles, ―reveló con una gran sonrisa. ―Espero que la disfruten.
Harriet aplaudió a mi derecha y Lewis por otro lado se posicionó a mi costado izquierdo.
Respire hondo y preste atención a la suave melodía.
Cuando te encontré tú estabas perfecta.
¿Qué?
Pero cuando te vi a los ojos, quedé estupefacto.
No es lo que creo que está ocurriendo, ¿o sí?
Espere que me mostraras el camino.
Pero jamás me diste ni un mísero incentivo.
No puede ser.
Killian tenía razón.
Esto es sobre mi.
Noté a la rubia tensarse a mi costado.
Una Decisión Incorregible fue verte partir.
Dos Decisiones Incorregibles fueron ir por ti.
Tres Decisiones Incorregibles fueron buscarte, y al fin saber de ti.
¿En verdad me quería?
A veces parecía que sí.
Pero nuestra relación era más de amigos que de pareja y ambos lo sabíamos.
Me confundía y eso no me agradaba en lo absoluto.
El problema en sí.
Es que a veces, siento que no eres para mí.
Él lo dijo.
Lo admitió.
¿En qué estaba metida?
Lo busque con la mirada
Y tengo miedo.
Yo también, Casper.
Y sería genial si me vieras a los ojos.
Mucho miedo.
De que no puedas sentir.
Lo que tú mereces y yo deseo.
Finalmente nuestros ojos se encontraron.
¿Por qué no me lo dijo de frente?
Es más, si Harriet no hubiera insistido, probablemente no me hubiera enterado de esta canción.
Por favor sé feliz.
Es lo único que quiero para ti.
Y luego el coro volvió.
Pero me fue imposible seguir escuchando.
Camine hasta la salida.
Necesitaba estar sola.
Necesitaba pensar.
* * * * *
― ¿Por qué te fuiste? ―preguntó esa voz rasposa cogiéndome del brazo.
Impidiéndome alejarme aún más.
Harriet.
Me volteé.
―Porque me altere. Porque también tengo miedo, ―admití cerrando los ojos por un momento. ―Aunque no lo quise en un principio, es un hecho que Casper se está volviendo una constante en mi vida. Me hace reír, me acompaña, me está empezando a conocer... Y aún así ninguno de los dos realmente ama al otro. Todo es solo algo fraterno. Algo moral. Y no puedo evitar pensar que nuevamente estoy sola. Sin familia. Sin amigos. Sin nada, y quizá no lo entiendas, pero.... ―ella me calló colocando su mano en mis labios.
Me quede quieta y espere que me soltará.
Acto seguido, se acomodó en el suelo frío del estudio antes de volver a dirigirme la mirada.
―Necesitaba sentarme, ―comentó dando un suspiro. ―Está era la tercera prueba, Lele me pasó la letra de la canción ayer por la noche y admito que aunque sigues sin caerme del todo pero aún así te ayudaré, ―murmuró llenándome de confusión.
― ¿Ayudarme a enamorarme de tu hermano?
Ella rió con ganas.
Rodé los ojos.
―Jamás dije que te ayudaría con mi hermano, creo que he dejado en claro que Channel es la única para él, aunque ella ya no conteste mis mensajes, ―murmuró en voz susurrante.
― ¿Acaso ella se rindió? ―quise saber por mera curiosidad.
―Esta pasando por un mal momento. Un mal momento llamado Agatha Domenech, ¿te suena? ―indicó a la defensiva.
―De acuerdo, entiendo tu punto, lo siento.
Ella asintió con la cabeza, y dio un suspiro.
―Encontraré a tu madre, Agatha. Leí algunos informes al respecto, solo se paciente, y luego veremos qué ocurre.
Abrí los ojos como platos.
¿Mamá?
Había renunciado a ella hace tanto.
Moriría por verla tan solo un minuto más.
Y sin querer, Harriet Queens logró romperme nuevamente.
Abrió una herida que jamás había cicatrizado por más que lo intente.
No pude evitar que las lágrimas brotaran por los ojos.
Y aunque nadie lo crea.
Ella no me alejo cuando mi cabeza terminó en su hombro.
* * * * *
Realmente espero que les haya gustado.
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raysa