• UNBREAKABLE ©® 1º• [+18]

By vcarlabianca

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Trilogía UNBREAKABLE. Primer parte: "El collar alrededor de tu cuello" Estoy exhausto. Es la décima vez q... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.

Capítulo 6.

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By vcarlabianca

"Los diamantes se ven mejor en la oscuridad, aunque la luz las hace brillar más fuerte."
(CarlaB)

P.O.V ANDREW

Habían pasado tres días desde que no intercambié ninguna palabra con Hope, sabía que era mejor concentrarme en mi trabajo y no pensar en cómo podría follarla en cada maldito minuto que sentía su mirada sobre mí.

Estaba concentrado en mi dibujo cuando la puerta de mi oficina se abrió de golpe, chocando contra la pared.

—¿Qué es eso?—cerró la puerta con fuerza detrás de ella, estirando un papel.

—¿Un papel?—contesté irónico, mirándola.

—¿Por qué estoy inscrita en lecciones de pintura y diseños?—preguntó Hope caminando decidida hacia mi escritorio—. ¿Usted cree que tiene el derecho de hacer todo lo que se le pega la gana?—gritó cuando se acercó más. Si algo odiaba, eran los gritos—. ¡Contéstame!—gritó de nuevo.

—¿Me estás gritando?—pregunté tranquilo, levantándome lentamente de la silla.

—¡No!—gritó de nuevo y yo rodé los ojos.

—¡Fuera!— grité también, pero ella seguía en frente de mí sin ninguna intención de salir.

A lo largo de mi vida aprendí que no existe nada más peligroso que una mujer con información incompleta sacando sus propias conclusiones.

—No—contestó firme—. ¿2.000$ por enseñarme a dibujar?—pregunta más tranquila.

—Eres una empleada de esta empresa, así que no me pareció justo dejarte pagar por algo que nosotros organizamos, aunque no sé si seguirás mucho tiempo trabajando aquí.— resopló totalmente cansado.

—¡Ah! Lo que faltaba—levantó la voz indignada. —. ¿Me quiere despedir? ¡Hágalo!—me reto, pero desgraciadamente para ella mi paciencia llegó al límite.

—¡Te quiero follar! Eso es lo que quiero, así que si no sales en un minuto de mi oficina, acabarás desnuda sobre este maldito escritorio con mi pene dentro de ti. ¿Estoy siendo suficientemente claro ahora?—pregunté, pero ella seguía de pies, con la mirada bastante insegura, pero seguía de pie, sin ninguna intención de caminar hacia la puerta y cerrarla por detrás—. ¿Tiene algún problema en los oídos, señorita Evens?

—¿Es usted idiota?—preguntó cruzándose de brazos y la miré con rabia.

Lo que faltaba. Esto me pasa por andar en la vida como en el monte, no saber con qué pinche víbora me voy topando.

—No juegues conmigo, Hope.— la advertí molesto caminando hacia ella, acercándome más y más hasta que sentí su respiración agitada cerca de mí—. Te estás metiendo en un juego muy peligroso.

—No le tengo miedo, señor Hell. Perro qué ladra no muerde.— miré su cuello y vi las marcas que les dejé hace unos días en el elevador, mi pene empezó a ponerse duro.

Sonreí.

—Muy bien.—repliqué mientras caminaba hacia la puerta cerrándola con la llave.

—¿Qué haces?—me preguntó haciendo unos pasos hacia mí.

—Lo que quiero hacer desde hace tres semanas—afirmé mientras me sacaba la chaqueta y la tiré sobre una silla, acercándome más a ella.

—Usted está loco.— tartamudeó Hope y empezó a alejarse, pero la agarré del brazo, girándola hacia mí y aplastando su espalda con las enormes ventanas y sus senos contra mi pecho. —. Déjame salir.—susurró mientras puse mis manos en las ventanas, a cada lado de su cabeza. Atrapándola.

—Dilo de una forma más convencida y lo haré— repliqué indiferente a sus pedidos mentirosos y empecé a besarle el cuello, movió la cabeza en la otra parte, dejando todo su cuello expuesto—. ¡Dilo!—le susurré al oído, mordiendo su cuello más fuerte, y ella sacó un gemido. Mis manos agarraron fuerte su cintura, dejándola sin aire por unos segundos, bajando lentamente a sus caderas y a su trasero, agarrándolo. Hope sacó un profundo suspiro, girando su cabeza hacia mi—. Pídeme que me detenga.—le susurré en voz baja, apurándome a devorar sus labios rosas, ella puso sus manos en mi cuello, atrayéndome más hacia su cuerpo caliente. Mis manos subieron hacia sus senos, rompiendo de un golpe los botones de su camisa azul, dejándola en sostén—. Hope.—susurré entre sus labios, mientras dejaba caer su camisa al suelo, y empecé a lamerle los labios, desabrochando los botones de mi camisa—. Los segundos pasan.—la advertí mirándola a los ojos. Sus manos se movieron hacia el último botón de mi camisa y lo desabrochó, dejándome confundido—. ¿Estás segura?—pregunté mirándola en los ojos y ella asintió. —. Sobre aviso, no hay engaño.

La besé nuevamente, me sentí jodidamente excitado, parecía algo nuevo aunque no lo era. Le desabroché el botón de su falda, dejándola caer lentamente al suelo mientras llevaba una mano a mi pantalón, empezando a bajarme la cremallera.

Sus labios estaban rojos, abrí su sostén con una mano y lo tiré en el suelo, empecé a besar sus senos, a morderlos, a saborearlos despacio y bajé la cabeza mientras que a mis manos las mantuve levantadas, agarrando fuertemente sus senos. Todo su abdomen se tensó en el momento en que mis labios tocaron su piel, bajando más los besos.

Me levanté y la miré a los ojos; mostraba una inocencia que me calentaba más.

—Ponte de rodillas—le ordené, agarrándole el cabello, haciéndola soltar un gemido de dolor—. ¡Ahora!—ella obedeció.

Me dirigí hacia mi escritorio y saqué un collar con diamantes que tenía un cinturón en la parte de atrás. Regrese a su lado, rápidamente cambió el brillo de sus ojos en miedo.

Me acerqué a ella sin decirle nada, poniéndole el collar que brillaba en su cuello, agarrándolo fuerte, dejándola sin aire por unos segundos.

—Abre la boca—le ordené y me miró con dudas—. Ábrela más.—dije entrando en su boca todo, atrayéndole la cabeza hacia mi abdomen con el cinturón. Hice unos movimientos hasta que la oí toser—. ¡Levántate!—ordené arrastrándola del cinturón y empujándola hacia la pared de vidrio, llevarle la espalda de besos, aplastando todo su cuerpo a la ventana, girándola después y agarrándola de la cintura, haciéndola rodear sus pies alrededor de mi cintura. Sus manos se clavaron en mi cuello, mientras que su espalda caliente tocó la ventana fría.

—Mírame.—ordené y ella levantó la cabeza, su mirada se mostraba miedosa y caliente en contraste con la mía. Por más que quería disfrutar de su cuerpo, mi deseo era más grande, así que entré de una vez en ella. Su cuerpo se tensó y rápidamente cerró los ojos por el dolor, pero lo que descubrí en ese preciso momento me dejó sin palabras.

—Dime que no...—la miré con incredulidad cuando abrió los ojos, me quedé inmóvil mientras sostenía su cuerpo—. Hope, ¿estás completamente loca? —espeté , ¿enojado? ¿Sorprendiendo? ¿Asustado ? Mientras empecé a moverme lentamente dentro de ella—. Me jodiste la vida— negué con la cabeza , sabía que era una locura teniendo en cuenta que aún era menor de edad pero ¿también virgen?

—¡Cállate, por Dios!—levantó la voz. Negué con la cabeza mientras empecé a aumentar el ritmo, haciéndola saltar con cada embestida. Su espalda golpeaba la ventana.

—Agarra más fuerte tus pies.—le indiqué cuando le solté las caderas y sentí cómo sus pies me agarraron más fuerte—. Mírame, Hope, mírame.—dije mientras que empecé a besarla con los ojos abiertos. Sujeté sus manos y las llevé sobre su cabeza, uniéndolas con las mías, mientras que me movía más fuerte cada vez, hasta que sentí todo su cuerpo temblando y la debilidad de sus pies. Solté sus manos y la agarré otra vez de la cintura mientras seguía mis movimientos hasta que llegó al clímax. Después rápidamente salí de ella, no necesitaba cometer el tercer error hoy.

La sentí débil, no podía mantenerse en pie, así que la agarré en mis brazos y la senté en una silla, tomé mi camisa del suelo y la cubrí con ella.

—¿Qué hice?—preguntó en cuanto recuperó la razón, asustada—. ¡Por Dios !—se puso las manos en la cara.

¡Claro! Ahora le llegaron los sentimientos de culpa.

—Demasiado tarde para arrepentirte—le extendí una taza con café mientras me ponía una camisa y me arreglé la chaqueta como si nada hubiera pasado.

¡Sí! Siempre llevo más camisas conmigo. Nunca se sabe qué puede pasar...

—¡Ay, Dios!—susurró, sus manos temblaban. Se levantó y tomó su falda y su camisa rápidamente, vistiéndose.

Nos quedamos mirándonos cuando se escucharon unos golpes en la puerta.

—Voy a salir— comentó rápido, asustada. Rodé los ojos y le di una agenda.

—Si sales, ahora se van a dar cuenta.—negué con la cabeza y empecé a caminar hacia la puerta para abrirla.

—¿Desde cuándo te importa a ti mi imagen?—preguntó Hope y yo me detuve con las llaves en la mano.

—Acabó de follar a una virgen que ni siquiera cumplió 18 años—repliqué—. Sácate ese collar.

Abrí la puerta y un Ryan decepcionado y enojado entró.

—Necesito hablar contigo—dijo mirándome—. ¡Estamos perdidos!—añadió y después miró a Hope—. O mejor me lo explicas tú—dijo Ryan caminando hacia Hope.

—¿Qué pasó?—pregunté, no entendía ni una mierda de lo que pasaba. Me dirigí hacia Hope. Ryan la miraba con enojo, cuando por la puerta entró Amanda.

—Lo que pasa es que tu protegida, a quien le pagaste las clases, te traicionó—confesó Amanda, negando con la cabeza mientras sonreía falsamente.

—¿Qué?—susurré—. Hablen claramente —exigí y Rían me extendió el papel.

—Confié en ti, Hope.— habló Ryan decepcionado y después salió de la oficina. Amanda salió también, dejándose solos.

Levanté la mirada y la miré.

—¿Sabes quién es Marco?—pregunté con la mandíbula apretada.

—Escúchame...—se levantó y caminó hacia mí.

—¡Le vendiste tu dibujo al imbécil de Marco, Hope!—grité al borde del salvajismo—. Desde hace años intenta hundir mi empresa y ahora tú le diste el dibujo para su nueva colección con diamantes, sabiendo claramente que nosotros aún no tenemos la colección lista.—admití más furioso y ella se acercó hacia mí.

—¡No sabía eso!—replicó rápidamente—. A mí me dijo que...—la interrumpí.

—¡Lo vendiste por 5.000!—grité, perdiendo el control de mis acciones, tanto que me vi tirando cosas al suelo. — Si necesitabas dinero, podrías habérmelo vendido a mí. Te iba a apagar mucho más. No traiciones a la gente así, entregando tu trabajo a mis peores enemigos.

—Andrew, por favor—suplicó Hope —. Déjame explicarte—añadió y sus ojos se pusieron llorosos.

—Cuando Ryan te pidió el dibujo, dijiste que no sabías quién lo hizo.—hice unos pasos atrás mientras que ella se acercaba.

—Pensé que se lo iba a decir— me confesó temblando—. Ella le dijo a Marco sobre mi dibujo, ella me ayudó a venderlo.

—¿Quién?—pregunté con ojos grandes—. ¿Hay una maldita persona en esta empresa en quien se pueda confiar?—grité, tirando el papel al suelo.

—Yo...—la interrumpí y agarré su mano cuando intentó tocarme.

—Tú vas a salir por esa puerta y vas a firmar tu renuncia.—dije enojado—. No te quiero volver a ver. ¿Entendiste?— grité y le solté la mano, caminando hacia mi escritorio.

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