12 de enero
Me fui de intercambio un año y medio a Canadá, por tanto hace un año y medio que no escribo.
Leer su contenido fue entretenido, entre una mezcla de vergüenza y nostalgia.
Era muy estúpida. Quizá aún lo soy, pero lo reservo más ahora.
Hoy fui a la estación, daría un paseo por la ciudad, eché de menos esta vieja ciudad.
Volví a ver al sujeto.
Sigue igual como cuando me fui. Su azabache cabello tan negro como la noche, fríos ojos color oliva que parecen crear impenetrables muros.
Estaba acompañado de la mujer con la que dos páginas atrás había escrito que había roto con ella. La tomaba de la cintura, habían vuelto, eso era seguro.
Un año y medio fue suficiente para superarlo. No sentí nada al verlo, era un bonito recuerdo de mi pubertad y nada más.
Subí al vagón sentándome junto a la ventanilla, esperando a que el tren avanzará.
Para mi sorpresa, en cuanto el tren comenzó a avanzar por la vías el agito su mano diciendo adiós con una inapreciable sonrisa.