• UNBREAKABLE ©® 1º• [+18]

Por vcarlabianca

1.4M 65K 9.1K

Trilogía UNBREAKABLE. Primer parte: "El collar alrededor de tu cuello" Estoy exhausto. Es la décima vez q... Más

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.

Capítulo 4.

76.7K 5.9K 714
Por vcarlabianca

"Solo los verdaderos diamantes saben el dolor que sufren hasta que llegan a brillar."
(CarlaB)

P.O.V ANDREW

—Te siento tan tenso, cariño—afirmó Amanda mientras empezaba a desabrocharme la camisa.

—Relájame entonces—sonreí pícaro con una mirada impenetrable, mientras ella acercaba sus labios a los míos. Sus labios no llegaron a tocar los míos aun cuando la puerta se abrió.

—Señor Hell.—entró mi asistente personal, Ángela, quien se encargaba de todos los trámites que incumbían a mi casa, mi empresa y mi vida personal, acercándose a nosotros sin ninguna pena por habernos interrumpido. Amanda se bajó de mis pies caminando hacia la otra parte del escritorio.

—Ángela, ¿qué haces aquí?—pregunté, mostrándome interesado, pero en verdad lo que sentía era una puta indiferencia.

—Vine a verte. Obvio—después giró su mirada hacia Amanda—. Otra vez estás aquí —rodeó los ojos—. Nunca te cansas , ¿verdad?—preguntó sonriendo irónica.

—Siempre consigo lo que quiero—dijo Amanda con una sonrisa igual de irónica—. Tarde o temprano—añadió.

¿Alguien sabe en qué página de la Biblia está la receta para convertir el agua en vino? La necesito con emergencia, de otra manera no aguantaré asistir a esta pelea.

—En fin—espetó Ángela mientras se sentaba en una silla enfrente de mi escritorio. —. Andrew, ¿Quién es la muchacha que hace poco salió de tu oficina?—me preguntó con una sonrisa.

—Hope Evens.—respondí rápido, después las miré a las dos. Me di cuenta de que me miraban de una manera extraña—. Mi nueva secretaria —expliqué y fijé la mirada en mis dibujos.

—¡Ay! Pero qué linda es.—exclamó Ángela y levanté la mirada sorprendido—. No sé, tiene algo especial.—hizo una cara pensativa mirándome a los ojos—. Tiene ese toque natural, inocente y juvenil. Como que no hay muchas como ella, ¿verdad?

—La palabra que buscas es corriente—se rió en tono de burla Amanda.

Su actitud me hizo levantar la cabeza y fulminarla con la mirada inconscientemente. No era la primera vez que Amanda se divertía por la apariencia de una persona, pero esta vez, se notaba la envidia, porque la pequeña estaba jodidamente atractiva.

— Corriente tú, querida—se rió—. Ella tiene más de lo que tú posees, lo único que tú tienes más grande que ella. —La miró con maldad. —. Son los años, querida, como que esas arrugas ya son bien evidentes. Mira, te daré el teléfono de mí...

Amanda no pudo aguantar más y la interrumpió.

—¡Sé lo que intentas hacer!— alzó la voz Amanda—. Créeme, no lo vas a lograr.

—¿Por qué no le preguntamos a un hombre?—fue la brillante sugerencia de mi asistente, Ángela. —. Andrew, ¿qué opinas?

—Opino que es hora de que se salgan las dos de mi oficina.—Contesté molesto, viendo el rostro de sorpresa que pusieron las dos. —. ¡Ahora!—levanté la voz.

Las dos se miraron entre sí, después se levantaron sin decir nada más y caminaron hacia la puerta. Cuando por fin me relajé, entendí que me quedé sin coño por hoy.

Las horas pasaron rápidamente, tenía una nueva idea, pero no podía dibujarla, mis manos no se movían sobre ese papel, como si mi musa hubiera desaparecido. Oí unos golpes tímidos en la puerta.

—¡Pasa!—dije en voz alta, aún enfadado por mi mal inspiración de hoy.

—Señor Hell— escuché la voz de Hope y la vi entrando y manteniéndose de pie en frente de la puerta—. Si no necesita nada más me iré a mi casa.

—No, aún no te irás— negué con la cabeza mirándola desde mi escritorio—. Irás conmigo a mi casa, necesito que me ayudes a hacer unos papeles.

—Bien.—contestó insegura y se dio la vuelta—. Voy por mi bolsa—añadió antes de cerrar la puerta.

Sentí cómo mi pene se ponía duro y para mi desgracia eso me pasaba en cada momento que ella estaba cerca o simplemente me hablaba. Al parecer todo lo de ella era tentador, y ahora me costaba levantarme y actuar normal.

Pasaron unos minutos y, aunque aún estaba jodidamente calentado, me levanté, tomé mi chaqueta y me dirigí hacia la puerta. Salí y entré en la oficina de Hope; no estaba ahí. Empecé a caminar de un lado a otro, cuando mis ojos se clavaron en un papel en su escritorio. Era un diseño que no respetaba ninguna regla, dimensiones equivocadas, estructura confundida pero la idea era excelente. Minutos después oí sus tacones y me alejé de su escritorio.

—¡Ay!—soltó un pequeño grito asustado cuando me vio—. Baje a...—la interrumpí.

—Que no se vuelva a repetir. Si eres mi secretaria, tienes que estar aquí, para mí en cualquier momento —caminé hacia ella—. ¿Entendió, señorita Evens?

—Sí— asintió tímida haciendo unos pasos hacia atrás—. Ya estoy lista.—Me anunció con una sonrisa ingenua, mientras se pasó los dedos por el cabello. Me quedé mirándola e imaginándome diversas posesiones posibles. Ella notó mi mirada fijada en sus pechos y se tensó.

—No use palabras que sabe que no son ciertas—sonreí y levanté la ceja—. Vamos.—dije mientras pasaba por su lado.

Una hora más tarde estábamos en mi casa. Mientras ella preparaba el café, subí a darme una ducha. Tomé una toalla blanca, rodeándola en mi cintura y bajé a la cocina.

—Ya regres...—enmudeció en el momento en el que se giró, viéndome solamente vestido con una toalla—. ¡Tápate, por Dios!—exclamó mientras puso sus manos sobre los ojos.

—Relájate.—digo tranquilo—. No es para tanto.

—¿No es para tanto?—preguntó alterada, su cuerpo estaba muy tenso—. ¿Se da cuenta de que está casi desnudo?—dijo, dándome la espalda.

— Deberías usar esa boquita en otras cosas que no sean gritos.— sonreí divertido por esa situación. —. Sabes y tú, como se dice, las malas lenguas hablan, las buenas sacan orgasmos.

—Cómo usted diga.— me evadió.

—¿Te pones nerviosa, ¿verdad?

—¿Quién no se pondría nerviosa?—preguntó segura de sí misma.

—Te puedo hacer una lista si quieres—dije y ella se dio la vuelta.

—Aquí está su café—camino hacia mí, entregándome la taza—. ¿Empezamos a trabajar? Ya es demasiado tarde y mi abuela seguramente se preguntará en dónde estoy.

—¿Y tus padres?—pregunté aún de pie frente a ella.

—Mis padres...—susurró con pesadumbre bajando la cabeza—. Mi padre se enamoró de otra persona y nos abandonó. Años después mi madre encontró a alguien y pues... Nos abandonó también. años después me enteré de que había muerto en un accidente de coche en Italia.

—¿Y tú qué opinas?—pregunté interesado, mientras la vi relajándose—. ¿Los odias?

—¡No!—contestó rápidamente, negando con vehemencia—. Al lado de mi abuela viví la infancia más hermosa—contestó sonriente—. Bueno, claro que fueron momentos difíciles pero al final lo hemos superado juntos. También está mi hermano que siempre se mete en líos y debemos sacarlo, al final de todo el pendejo es parte de la familia. —me contó con un tono de melancolía que cambiaba en uno de felicidad, encogiéndose de hombros—. ¿Y tus padres?—preguntó tímida.

—Murieron— repliqué cortante, flemático y apático, girándome—. Voy a cambiarme.—le avisé.

—¿Alas?—preguntó de repente—. ¿Rotas?—sentí sus pasos acercándose, había entendido a qué se refería—a mi tatuaje con alas negras que llevaba en mi espalda.

No conteste.

Sentí sus pasos acercándose más y más, hasta que sus dedos tibios acariciaron la piel de mi espalda con la delicadeza y la fragilidad que la caracterizaba, siguiendo el camino de las alas dibujadas.

La conexión de su piel con la mía me hizo perder la cabeza.

Me giré rápidamente hacia ella, tomándola entre mis brazos y subiéndola sobre la mesa con las piernas abiertas, acomodándome entre ellas. Sus manos las deposité en mi cuello, mis manos en sus caderas y mi mente jodidamente irrazonable.

Sus ojos abiertos denotaron el dolor que sentía por la fuerza con la que agarré su delgado y frágil cuerpo. Sus ojos se abrieron lentamente, completamente perdidos en los míos, mis manos agarraron más fuerte sus caderas hasta que la hice sacar un gemido, haciéndome perder la razón.

Puse mis manos en su cintura, atrayéndola más hacia mi cuerpo, pude sentir el latido de su corazón. Agarré su rostro en mis manos rápidamente y la besé. Impulsivo y ardiente.

Nuestros labios se movían desesperadamente, mientras que mi lengua exploraba toda su boca. Cuando el beso se hizo más profundo, le agarré el cabello en mi puño y empecé a bajar la otra mano hacia su cuello, cogiéndolo. La sentí respirar débil, deslicé mis manos hacia sus senos, manejándolos y alterándolos, suavidad – dolor. Mi pene se puso más duro que nunca. Era increíble el efecto que provocaba en mí esa niña totalmente inexperta.

Mi manera salvaje de follar era nada en comparación con el placer doloroso que ella me hacía sentir. La erección amenazaba con salir de la toalla. Agarré más fuerte sus senos con mis manos y cuando empecé a bajar mis manos hacia su abdomen, cortó el beso.

—Esto es un error—susurró—. Yo n...—la callé besándola nuevamente, pero de una manera que me sorprendió.

Quise callarla, pero no con un beso fogoso, sino con uno tentador que la haga a ella perder la cabeza y dejarse llevar. El beso logró jugarme y me vi a mí mismo perdido en el elixir de su boca, absorbiéndola y devorándola con suavidad y paciencia.

—Este error no volverá a pasar en estas condiciones— le aseguré mientras la bajaba.

—¿En estas condiciones?—preguntó confundida.

—Entenderás en el momento adecuado— repliqué cortante caminando hacia las escaleras—. Espérame, voy a vestirme —añadí cuando ya empecé a subir las escaleras.

¿Qué mierda pasó por mi cabeza cuando la besé? Eso no puede volver a suceder.

Unos minutos más tarde, bajé, me había puesto un pantalón blanco y una camisa casual color azul. Ella seguía de pie en la cocina, tan pensativa.

—¿En qué piensas?—pregunté acercándome.

—¿Por qué alas?—hizo una pausa—. ¿Por qué rotas?—preguntó girándose hacia mí. Sus ojos brillaban.

—¿Desde cuándo tengo que darte explicaciones a ti?—pregunté molesto. El tatuaje era algo demasiado personal y no quería hablar sobre eso. Nunca hablé con nadie sobre este asunto y ella no será la primera.

—Porque hasta las personas más frías necesitan calentarse—contestó rápidamente. Me detuve y la miré de arriba a abajo—. No me refería a eso.— dio unos pasos hacia atrás.

—Aprende a usar correctamente las palabras.—me dirigí hacia la mesa—. Tus mensajes pueden llevarte por un mal camino—dije sentándome—. Siéntate—le ordené y ella se acercó poco a poco, sentándose a mi lado. Saqué unos diseños—. ¿Qué opinas ?

Ella miró cada uno de los diseños en orden, los miraba pero no tenía ninguna reacción.

—Lindos.—dijo cuando dejó los papeles en la mesa—. Pero siento que algo les falta.—se encogió de hombros, mirándome en los ojos.

—Explícate.—le exijo con enojo. Me enfermaba su maldita costumbre de dejar las cosas por medias.

—Bueno, cualquier mujer moriría por tener un collar tan hermoso.—hizo una pausa—. Pero a mí me parece que no tienen ninguna emoción. No lo sé, diamantes fríos brillantes.

—¿Fríos?—pregunté irónicamente—. Este dibujo representará el collar más hermoso de este año, tendrá más de 150 diamantes.—me interrumpió.

—Yo preferiría uno que valiese más que todos esos 150 diamantes juntos. Preferiría la emoción que quiere transmitir, la historia que está contada dentro de esa piedra brillante.

—¿Qué ves en este dibujo?—pregunté mirándola a los ojos, pero ella seguía mirando el papel.

—Soledad—contestó—. Alguien quien se siente muy solo necesita 150 diamantes. Tal vez se imagina que eso puede ayudarlo a escapar de ese sentimiento.

—Puede ser...—dije pensativo.

—Sí, pero estos dibujos son hechos por usted.

—Y sé lo que necesito—levanté una ceja.

—Pues... Consígalo—dijo sonriendo.

—Tres semanas—contesté.

Seguir leyendo

También te gustarán

197K 28.6K 120
Dónde un memo naco y un Messi fresita se enamoran. 📌Capítulos cortos (de verdad muy cortos, no pasan de 300 palabras) 📌 NO ESTOY DE ACUERDO EN QUE...
109K 14.4K 173
Entra para obtener más información de la historia 💗
36K 3.1K 63
¿Qué esconderá un corazón roto, una cara perfecta y una rencorosa venganza? Iniciado: 12-02-2021 Finalizado: 03-Julio-2022 🌻
1M 52.7K 37
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...