Darkness

By ASummerStorm

3.5K 380 1.5K

"Chaos is an angel who fell in love with a demon" Portada hecha por la artista de @memoriesinblack . No sé qu... More

Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Epílogo

Capítulo dieciséis

90 10 71
By ASummerStorm

THALIA

Un espeso silencio nos rodea y yo no tardo en darme cuenta de que estoy temblando. Es la primera vez que hablo de esto con alguien, porque entre mi hermana y yo no hubo palabra alguna acerca del tema. Ella sabía perfectamente lo que había pasado. Y de todas formas, nuestra relación nunca ha sido demasiado estrecha.

Víctor está totalmente inmóvil y su rostro no muestra ninguna emoción. Sin embargo, no puedo evitar darme cuenta de que ha palidecido ligeramente. No sé exactamente cómo va a reaccionar ni qué está pensando al respecto, así que decido armarme de valor y continuar con mi historia.

—Yo era una cría. No entendía qué estaba pasando y por qué mi propio padre me estaba haciendo... esas cosas. Pero no tardé en entenderlo todo. Los días pasaban y la rutina siempre era la misma. Hombres y mujeres pasaban al cuarto que me habían asignado. Me obligaban a tener sexo constantemente, con gente de todas las edades —mi mirada ha vuelto a mi regazo y no puedo dejar de retorcerme las manos, en un vano intento para detener el temblor—. Los primeros días no podía dejar de llorar. Me dolía todo el cuerpo y me sentía sucia. Entonces llegaron los golpes. Por parte de mi padre, por parte de mis clientes. Al principio solo me hacían sollozar con más fuerza, cosa que provocaba que las patadas y puñetazos aumentaran. Una de aquellas veces, acabé inconsciente. Y fue ahí cuando me di cuenta de que tenía que madurar o no iba a sobrevivir.

Me detengo, notando como las lágrimas comienzan a acudir a mis ojos. No voy a permitirme derrumbarme. Suficientemente débil debo de parecer ya. Tengo que aguantar. Enfrentarme a mis demonios. No puedo seguir huyendo del pasado. Necesito encararlo para poder dejarlo atrás definitivamente. Es increíble que después de un siglo todo esto siguiera afectándome de esta manera.

No me atrevo a mirar a Víctor. El joven sigue sin abrir la boca ni hacer ningún movimiento, y yo estoy aterrada al respecto. No me arrepiento de haber decidido contarle todo. Confío en él más que en nadie.

Es solo que no quiero perderle. Y sea como sea, las cosas entre nosotros van a cambiar después de esto. Aunque aún no estoy muy segura de si será para bien o para mal.

—Empecé a dejarme tocar. La resistencia que había mantenido durante semanas llegó a su fin y simplemente me quedaba inmóvil mientras toda la acción se desarrollaba, a no ser que fuera necesario que interviniera —sigo contando en un susurro—. Mi padre me felicitó. Él continuaba tratándome como si nada hubiera ocurrido y me ponía enferma. Soñaba con escapar. Pero no podía. Me tenía más que vigilada y yo era una cobarde, así que me limitaba a sonreírle y a hacer lo que se esperaba de mí. Con el tiempo me acostumbré. Por supuesto que trabajar en un burdel seguía sin gustarme lo más mínimo, mas acabé por adaptarme.

Pauso el relato de nuevo, sabiendo que la parte que me resulta más dolorosa se aproxima. Respiro hondo varias veces, aunque el corazón no deja de latirme demasiado rápido. La habitación me da vueltas, y me agarro a la cama para evitar caerme.

—Los años pasaron y las cosas siguieron igual. Mi padre traía más niñas y las convertía en prostitutas y yo hacía oídos sordos, no queriendo buscarme más problemas. Me encargaba de mis clientes, fingiendo con cada uno de ellos para que disfrutaran y la recompensa fuera mayor. Cumplí 19 años. Y él apareció. Llegó como un hombre más. Yo ya había comenzado a desnudarme cuando me detuvo. Me dijo que solo quería hablar. Creí que estaba tomándome el pelo. Pero no fue así —cierro los ojos con fuerza, ya sin poder detener las lágrimas que me queman las mejillas—. Venía cada día y lo único que hacíamos era charlar. Era mi momento favorito del día. Hasta el acostarme con extraños se hacía más llevadero gracias a él. Esto se prolongó por meses, y antes de que pudiera darme cuenta, me había enamorado de él. Tenía sentimientos contradictorios. Quería que me besara, que me tocara, pero al mismo tiempo la idea me repugnaba porque no quería que el hombre que amaba pasara sus manos por un cuerpo tan sucio y destrozado como el mío. Mas él nunca me presionaba ni parecía tener ninguna prisa. Me trataba con tanta dulzura y cariño que me desarmaba por completo. Hacía tanto que no me sentía querida...

Estoy llorando con tanta fuerza que todo mi cuerpo se sacude. Quiero callarme y hacerme un ovillo, olvidar todo lo que ocurrió, esconderme de ello. Pero no puedo. No ahora. Tengo que acabar con ello definitivamente. Necesito librarme de esta carga.

—Una noche, se lanzó y yo me aparté. Me sentí despreciable por hacerle eso, pero de verdad que no podía dejar que lo nuestro pasara a lo físico. Todavía no. Pensé que al igual que las otras veces, él me diría que no debía preocuparme, que lo entendía y que esperaría. Qué ilusa fui —dejo escapar una risa amarga y temblorosa—. Su rostro mostró cansancio y molestia, y entonces me soltó que aunque mi padre le pagaba bien para mantener a su hijita "feliz", ya estaba harto y quería lo que le correspondía por derecho después de haber aguantado mis lloriqueos. Así que me pegó, me inmovilizó como tantos habían hecho antes que él y me violó. No era la primera vez que me hacían ese tipo de cosas sin mi consentimiento, pero creo que fue la vez que más me dolió. Y no me refiero físicamente. Una vez terminó, se fue, dejándome allí tirada como una especie de muñeca de la que se hubiera cansado de jugar. Como ya imaginarás, no volvió a visitarme nunca más.

Vamos, puedo hacer esto. Ya casi he acabado. Solo la parte final. Es la más fácil. La más placentera. Es lo único que hice de lo me siento orgullosa aún hoy.

—Supongo que lo más sencillo hubiera sido olvidarme de todo lo que había ocurrido y seguir con mi vida. Pero no lo hice. Estaba harta de ser tratada como una mierda, de que me usaran sin pensar en mis sentimientos. Así que tomé una decisión. Me pasé una semana haciendo mi trabajo con especial entusiasmo, logrando de esta manera que mi padre estuviera contento y no tan pendiente de mí. Descubrí que él se pasaba por el burdel una vez a la semana. Una vez la información llegó a mi poder, el resto fue de lo más sencillo. Cogí la pistola de mi padre y le apunté delante de todos. El guardia del lugar no tardó en aparecer y apuntarme con su propia arma, en señal de amenaza. Mi padre no hacía más que murmurar palabras tranquilizadoras, indicándome que soltara la pistola. Pero yo no le escuchaba. No escuchaba a nadie. Le disparé en la cabeza y unos segundos después me dispararon a mí. El resto es historia.

Suelto un suspiro entrecortado sin poder evitarlo, aliviada de haber acabado al fin. Los sollozos no han parado a pesar de mis intentos, y aunque siento que estoy a punto de explotar en algún momento, estoy mejor. Es como si de repente fuera libre. Esta vez de verdad.

Alzo la mirada con lentitud, sin saber exactamente lo que me voy a encontrar y temiéndome lo peor. Sin embargo, lo que aparece ante mis ojos es un Víctor paralizado, con los ojos llorosos y la cara roja. Abro la boca por la sorpresa, e intento decir algo. Pero es como si después de haber hablado tanto ya no me quedara voz.

Antes de poder darme cuenta, hay unos brazos rodeándome y tengo la mejilla pegada al pecho de mi protegido.

Me quedo totalmente estática, sin saber si apartarme o corresponderle. El corazón se me ha vuelto a acelerar, y esta vez no tiene nada que ver con mi horrible pasado. No es la primera vez que me abraza, pero si es la primera vez que mi cuerpo reacciona de esta manera. Y lo odio.

Me siento tan en casa que me acabo por rendir y mis brazos no tardan en estrecharle con fuerza. Escondo el rostro en el hueco de su cuello y me permito derramar unas cuantas lágrimas más.

Su mano hace círculos suaves en la parte baja de mi espalda, logrando calmarme poco a poco. Mi respiración se ha asentado y los temblores han cesado, mas sigo escuchando mis rápidas pulsaciones como si fueran tambores. Las oigo tan alto y fuerte que me aterra que él también se dé cuenta. Y eso es lo último que quiero.

—Lo siento tanto, Thalia. No sabía que habías tenido que pasar por todo eso. No lo merecías. Y todos los que alguna vez te hicieron daño son seres despreciables. Si supieras lo furioso y destrozado que estoy ahora —murmura en mi oído, con voz tranquila pero rota—. Quiero volver a esa época y protegerte de todo lo malo. Ojalá poder hacerte sentir mejor de alguna forma, pero no sé cómo, y probablemente sea prácticamente imposible. Así que solo quiero que sepas, en el caso de que lo hayas olvidado, que eres una persona maravillosa y que soy de lo más afortunado por tenerte. Te quiero.

Mi cuerpo se tensa por completo al escuchar sus últimas palabras. Por un momento pienso que he debido de escucharle mal, porque no ha podido decir eso. No ha podido soltar unas palabras tan importantes y con tanto significado a alguien como yo.

Apoyo ambas palmas de las manos en su pecho, y rompo el abrazo con delicadeza. Sin embargo, no me separo del todo, y sus brazos siguen descansando en mi espalda, esta vez con menos firmeza.

Nuestros ojos se cruzan y de repente todo desaparece. Su pelo oscuro está revuelto y sus pómulos mantienen un ligero rubor a causa del reciente llanto. Sus iris castaños me atraviesan con determinación, pero su mirada derrocha un cariño indescriptible. Recuerdo que la primera vez que le vi me pareció un humano de lo más común, pero ahora siento como si estuviera contemplando lo más precioso que existe.

"Maldita sea, quiero besarlo", pienso inesperadamente.

Y antes de meditar las posibles consecuencias, me encuentro haciéndolo.

El choque de labios es suave, a pesar de la rapidez con la que los he juntado. Todo mi cuerpo da la sensación de estar ardiendo y el tener su boca contra la mía es de repente lo mejor que he esperimentado nunca. Pero la felicidad acaba cuando me doy cuenta de lo sorprendido que está. De que no me corresponde.

Y entonces me separo y todo vuelve.

Víctor tiene los ojos como platos y su boca se abre y se cierra repetidas veces. Se ha sonrojado hasta la punta de las orejas y sus manos se han alejado de mi cuerpo.

Me doy cuenta de que acabo de cometer el mayor error de mi vida. Ahora mi protegido sabe lo que siento por él. Obviamente él no siente lo mismo, así que me he cargado nuestra relación por completo. Todo lo que habíamos conseguido, la confianza recién ganada, se ha ido. Y todo porque he dejado que mis emociones tomaran el mando. Otra vez.

Ya debería saberlo, ¿no? Nadie es capaz de amarme. Y eso no va a cambiar por mucho que yo lo desee.

El joven ha cerrado la boca por fin, pero sigue observándome de lo más atónito. Demasiadas preguntas parecen acumularse en sus cejas alzadas, pero yo estoy demasiado devastada como para responder alguna de ellas.

Contengo las lágrimas que están empezando a acumularse en mis ojos de nuevo y compongo la sonrisa más falsa que he mostrado nunca.

—Lo lamento —farfullo mientras me pongo en pie, aún envuelta en la manta—. Me he dejado llevar. No volverá a ocurrir. Tengo que irme, hablamos luego.

Camino hacia la puerta con demasiada velocidad. Tengo el corazón en un puño, y aún cuando ya tengo la mano en el pomo, la esperanza de que me detenga sigue ahí. Por supuesto, nada de eso pasa y mi protegido no deja escapar ni una palabra.

Abro la puerta y me encuentro con toda la panda de raritos. Tigre tiene una expresión frustrada, Evan parece confuso, Peter muestra decepción, Harley interés y Hyde parece devastado.

Ni siquiera me permito un instante para sorprenderme ni plantearme qué habrán oído. Me abro paso entre ellos y tomo el pasillo de la derecha, echando a correr en cuanto termino de perderles de vista.

                                                                    ✖✖✖

Hace rato que he abandonado el club. Me he comportado como una niña pequeña con una rabieta y me siento de lo más estúpida al respecto. Pero no podía seguir allí o me iba a acabar ahogando. Podía aguantar el rechazo, no era nada nuevo para mí. Mas se me hacía de lo más difícil lidiar con el hecho de que acababa de perder a la persona más importante de mi vida.

No tendría que haberle besado. Tendría que haberme controlado, haber enterrado los sentimientos como hago siempre. Sin embargo, me había dejado llevar. Actuar tan impulsivamente no es propio de mí y no consigo encontrarle una razón. ¿Tanto me gusta Víctor?

Lo que más me confunde es que me dejara besarlo. Lo lógico es que se hubiera apartado, pero no lo hizo. Fui yo la que acabó con nuestra unión, y eso me llevó una cantidad notable de segundos.

Sacudo la cabeza. No puedo darme esperanzas. Obviamente me lo permitió porque estaba demasiado estupefacto como para reaccionar. O porque es demasiado amable como para romperme el corazón. No podía culparle. Yo había estado totalmente fuera de lugar.

Probablemente Víctor ya habría vuelto al mundo de los humanos acompañado de Hyde y el resto. Y sé que yo también tengo que regresar con él, cuanto antes mejor, pero de verdad que ahora no quiero verle. No quiero ver a nadie, para qué mentir. Estoy muy cansada de aparentar ser fuerte e intocable cuando soy justo lo contrario. Solo quiero que todo acabe, porque ya no puedo más.

La puerta se abre y tengo que contener un gemido de pura desesperación. Necesito mudarme urgentemente. Tener una conversación con mi hermana en este momento es casi peor que tener que enfrentarme a mi protegido.

—Mira quién se ha dignado a aparecer después de todo este tiempo. ¿Ya te has cansado de jugar con el mortal? —comenta Cyntia con la voz cargada de desprecio.

Yo no me muevo ni un centímetro. Sigo tumbada en el sofá y me rehuso a alzar la cabeza para mirarla. Por el ruido, sé que debe de estar dejando su abrigo en su cuarto. Y por un instante, pienso que va a quedarse allí para descansar y a olvidarse de mi presencia. Por supuesto, sus pasos no tardan en aproximarse hacia mí. Noto su peso cerca de mi cabeza, mas no digo nada al respecto.

Sabía que esta charla iba a llegar antes o después, pero eso no quita que yo la evitara como la peste.

—No juego con Víctor. No todo el mundo es tan despreciable como tú —siseo. Sé de sobra que no me conviene cabrear a mi hermana y a pesar de ello, no me arrepiento lo más mínimo de lo que he dicho.

Cyntia se ríe suavemente, aunque no hay ni rastro de diversión en su tono.

—Me da la sensación de que el tema de tu protegido es... delicado, así que hablemos de algo más importante —murmura, y casi puedo oírla sonreír—. Se aproxima la guerra, pequeña. Pero imagino que eso ya lo sabes, puesto que la has provocado tú.

—No va a haber ninguna guerra. Tengo un plan y voy a impedirla.

—Preguntaría, mas tengo la certeza de que no vas a contarme nada al respecto. Solo te lo advierto, Thalia. Si lo que sea que tengas en mente sale mal, tú y tus amigos estáis acabados. Nadie se enfrenta al Consejo y vive para contarlo.

—Está bien saberlo —farfullo despreocupadamente. No voy a negar que siento algo de miedo, pero no pienso dejar que me domine. Tenemos el corazón. Todo va a ir bien—. Y supongo que no vas a ponerte de mi lado.

Esta vez tarda más en responder, y sé que es porque sabe a dónde estoy llevando esta conversación. Ella tampoco lo lleva especialmente bien, según parece.

—No —habla con un hilo de voz—. No puedo hacerlo y lo sabes.

—No te excuses tras esas leyes que tanto parecen importarte. No lo harías ni aunque pudieras. Me abandonaste antes y vuelves a hacerlo ahora.

—Thalia escucha. Siento mucho lo que te pasó. De verdad. Nadie merece experimentar esa tortura. Pero tienes que entenderme. Vi la oportunidad de escapar y lo hice. Tú habrías hecho lo mismo.

—No. Eso no es cierto y lo sabes —digo con calma. Mi propia frialdad me sorprende. Supongo que soltarlo todo antes sí que me ha ayudado—. Te habría avisado. Te habría llevado conmigo. Pero tú solo pensaste en ti misma. Igual que ahora. Déjame hacerte una pregunta, ¿alguna vez te he importado?

—Por supuesto que sí, eres mi hermana.

—Que compartamos sangre no significa nada. Esas cosas no se eligen y tienes que apechugar con lo que te toca. Estamos emparentadas, pero eso no te obliga a quererme.

En respuesta solo recibo silencio, y ante mi decisión de no mirarla, no sé exactamente si es bueno o malo. Pero me decido a continuar, porque quiero decirle lo que pienso de una vez.

Ya no me importa decepcionarla. Ya no me importa Cyntia en sí, no del todo.

—Después de todo este tiempo, he comprendido que lo que la gente llama "familia" no son las personas con las que el universo ha decidido que tienes que compartir un lazo. Tú eliges a tu propia familia. Y puede que me haya llevado un rato, pero creo que ya he hecho mis elecciones. Y tú no formas parte de ellas —explico, para acto seguido levantarme y dirigirme a la puerta sin vacilar ni un momento.

Ya tengo la mano en el pomo, cuando su voz se escucha una vez más y me hace detenerme, muy a mi pesar.

—Thalia —me llama. Yo giro la cabeza ligeramente, y descubro a mi hermana con la expresión más rota que he visto nunca. Y sin embargo, la sonrisa feliz que adorna sus labios es sincera—. Suerte.

Asiento con lentitud y salgo de mi apartamento por última vez.

                                                                    ✖✖✖

Los murmullos se acallan cuando entro en la agencia de los raritos. Varias miradas caen sobre mí durante unos segundos, aunque pronto todos vuelven al trabajo. No tardo en percatarme de la ausencia de Hyde, aunque no le doy ninguna importancia. Ahora mismo tengo otras cosas en la cabeza.

Me acerco a la mesa de Tigre, que no tarda en posar sus enormes ojos felinos en mí en cuanto nota mi presencia. Por primera vez en mucho tiempo, no sé leer su expresión correctamente. Su mirada es tan penetrante que no puedo evitar removerme con incomodez.

—¿Quieres algo, Thalia? —pregunta con un ligero deje divertido, y yo me esfuerzo por no mostrarme tan nerviosa como me siento.

—Sí. ¿Puedo preguntar dónde tenéis el corazón? Creo que el Consejo va a empezar la guerra pronto y tenemos que estar preparados —comento con fingida tranquilidad. Me da la sensación de que se ha dado cuenta de que esa no es la verdadera pregunta que quiero hacerle, pero puedo deducir que por su pequeña sonrisa, va a seguirme el juego.

—Está en un lugar seguro, así que no tienes que preocuparte por nada —responde, devolviendo su atención a la pantalla del ordenador, en el que se pone a teclear con rapidez—. ¿Algo más?

Quiero decir que sí. Quiero ser valiente y soltarle lo que de verdad tengo ganas de preguntar. Pero al final niego con la cabeza y me empiezo a alejar del escritorio, insultándome en mi cabeza repetidas veces.

Estamos hablando de Tigre. Es una de las personas que he decidido que forman parte de mi familia actual. Es alguien de confianza y con la que se puede hablar de cualquier cosa. Además, la encuentro bastante divertida en muchos aspectos. No entiendo por qué me cuesta tanto entonces hablarle de lo que en realidad me atormenta.

—Víctor está en la azotea, por si te interesa —exclama ella a mis espaldas.

Escucho una risita por parte de Harley y noto como un ligero rubor se apodera de mi rostro. Supongo que soy un poco obvia. O que como me temía, escucharon más de lo debido de mi conversación con Víctor en el club.

Tengo ganas de enfadarme y gritarles cuatro cosas. También me gustaría saber cómo demonios acabaron en Hydria y por qué. Pero lo único que hago es apretar el paso y dirigirme a las escaleras que me van a llevar hacia mi protegido.

No tardo en llegar a mi destino, y me sorprende comprobar que Hyde está fumando junto al joven. No están manteniendo ningún tipo de conversación. Solo disfrutan de la compañía del otro. Y a pesar de las locuras que he vivido durante este tiempo, esto es lo que más curioso me resulta de todo.

Hyde detesta a Víctor. O al menos, eso pensaba hasta hace unos segundos.

—¿Interrumpo? —murmuro de lo más confundida.

El primero en girarse es el muchacho de la gabardina, que no tarda en tirar el cigarro al suelo y pisarlo con el pie. Me dedica una de sus sonrisas engreídas, pero no parece real. Nada en él es auténtico en estos momentos.

—En absoluto —responde encogiéndose de hombros—. Yo voy a irme ya. Creo que tenéis mucho de lo que hablar. Recuerda lo que te he dicho, chaval.

Hyde pasa por mi lado y no me dedica ni una sola mirada, por lo que no puedo evitar que la preocupación me asalte. El muy imbécil también es parte de mi familia y no verle con su actitud orgullosa y narcisista se me hace de lo más raro. Quizá debería hablar con él más tarde, porque está claro que hay algo que no está bien con él.

Me acerco a Víctor y me coloco a su lado, aunque dejando un pequeño y doloroso espacio entre ambos. Aún no me he atrevido a mirarle y sigo intentando encontrar las palabras adecuadas para abordar el tema del beso.

Yo solo quiero que no se aleje de mí.

De repente, siento su mano sobre la mía. Entrelaza nuestros dedos y yo muevo la cabeza en su dirección de lo más estupefacta. Mi protegido me contempla con una dulce sonrisa y antes de poder darme cuenta, estoy haciendo lo mismo.

—No te preocupes por nada —habla con suavidad—. Estamos bien. Nada va a cambiar entre nosotros.

Contengo un suspiro de alivio al oír sus palabras. Estoy muy contenta de saber que todo va a seguir como hasta ahora. No me merezco a Víctor. Es un chico maravilloso y demasiado bueno para mi bien. Tengo que protegerle a toda costa.

Sin embargo, y aunque me esfuerzo por ignorarlo, el "nada va a cambiar" hace que me asalte una diminuta punzada en el corazón.

—Genial —es lo único que contesto.



N/A
Siento muchísimo haber tardado tanto en actualizar. He estado muy ocupada (y vaga) y la verdad es que este ha sido un capítulo especialmente difícil de escribir, a pesar de no ser tan largo como otros. He tenido que reescribir algunas escenas varias veces porque no conseguía expresar lo que de verdad quería decir. He llorado por mis niños y porque hay un tema por ahí que me toca la fibra.

No voy a mentiros. No estoy del todo conforme con el resultado final del capítulo, pero espero que os guste mucho. Ya me diréis qué os ha parecido en los comentarios.

Os quiero muchísimo.
Summer.

Continue Reading

You'll Also Like

133M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
387K 34.2K 43
Camila Cabello odia su vida con su tío y aprovecha la oportunidad de trabajar para la famosa e influyente familia Jauregui, que necesita una niñera...
20.3K 1.1K 25
El tiempo pasa rápido cuando no esperas nada de nadie. "Mi padre me rompió el corazón, es por eso que me enamoro de todos los chicos que me demuestr...
40.8K 3K 58
Un silencio tormentoso cada vez que veía los ojos de cada uno recordándome quienes eran. Parecía que encajabamos como piezas perfectas. Todos nosotro...