Idiota asesino |Editando

By Imperfect-w-

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Porque amar... va más allá de lo incondicional, va más alto que las estrellas. Porque amar, es un acto de val... More

Nota
...
Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capitulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capitulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capitulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capitulo XXI, parte II.
Capítulo XXII
Capítulo XXII, parte II.
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capitulo XXX
Capítulo XXXI
Capítulo XXXII
Capítulo XXXII, parte II
Capítulo XXXIII
Capitulo XXXIII, parte II
Capitulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capitulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Nueva novela
Capitulo XL
Agradecimientos
Emiliano
N O T I C I A
Secreto De Notas
Cambio de nombre de la historia, y otras noticias.

Epilogo

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By Imperfect-w-

— ¡Por el amor de Dios, Allen! — grite con la desesperación y el miedo recorriendo mi sistema. 

Él solo soltó una carcajada llena de diversión al ver la expresión de mi rostro, rodé los ojos exasperada.

No sé a qué le ve lo graciosos, quiero golpearlo por ser tan estúpido, tan inmaduro.

« ¡Dios, dame paciencia!»

— ¿Pero por qué te asustas, amor? — caminó en mi dirección, con ese aire altanero tan característico de él.

— ¡¿Qué, por qué me asusto?! ¡Maldita sea, Marwey! ¡Estas tirando a mi hijo al cielo, como si fuera un muñeco! — no sé qué más quiere que le explique, la situación es tan lógica ante la reacción que tengo con lo que está haciendo, cuando está a solo un paso de mí, acorto la distancia y tomo a mi hijo entre brazos.

Siento como mi nerviosismo se dispersa cuando siento como su cuerpecito se remueve entre mis brazos y su aroma a talcos inunda mis fosas nasales.

Beso su cabecita mientras una sonrisa boba se instala en mis labios.

» Cuando vuelvas a tirar a mi hijo como lo hacías instantes atrás, juro que te castro — le adviertí con una mirada determinada. 

Enarcó las cejas en forma divertida, me estaba retando. ¡Tarado!

— Aneile, solo estábamos jugando — se excusa. Abrí la boca para reñirle y decirle que eso no es un juego. No para un bebé de cuatro meses. Pero antes que las palabras salgan de mi boca, coloca su dedo medio entre mis labios haciéndome callar —. ¿El bebé estaba llorando? — interroga, niego con la cabeza. Porque en vez de llorar, esté  pedacito de gente se reía como cuando le beso la barriguita — Además, no soy tan estúpido para dejarlo caer. Y tampoco lo estaba tirando alto, era la altura correcta. Tienes que dejar el miedo, amor — susurra mientras un atisbo de tristeza cruza su mirada, pero desaparece con rapidez. 

Besa mi mejilla para luego caminar hacia la casa dejándome sola en el jardín, pegué un suspiro con cansancio.

Camine hacia la banca que está debajo de una frondosa ceiba para poder tener un poco de sombra de este sol abrumador, estamos en verano y como es de imaginarse el clima no se hace esperar. Observe el jardín que me rodea, está lleno de rosas blancas y rojas. Hay una mesa de picnic hecha de madera debajo de un árbol frondoso, una silla mecedora en el corredor que separa la casa y el jardín que yo he construido. Todo esto es mío, yo lo he creado junto con Allen, esto es nuestro.

La casa es tipo cabaña, la quería simple, he dicho la quería, pero no he podido ¡Joder, que Allen no puede vivir sin lujos! Yo no quería nada ostentoso pero el caballero no puede con la idea de vivir "normal", hizo que las paredes traseras del segundo nivel fueran de vidrio ¡Vidrio! Y se ha basado a dos oraciones:

"Así el mundo vera cuando cada noche y cada día te haga mía, en la cama"

Quise golpearlo cuando soltó eso en un tono tan simple, como si hablar de nuestra intimidad fuera comprar pan, pero él sólo río ante mi cara ruborizada y luego agrego:

"El cielo será testigo cada vez que te haga el amor, lo será un acto verdadero y puro así como tú para mí lo fuiste y lo serás eternamente, veremos el anochecer juntos como cada amanecer al lado de nuestros hijos, ellos aprenderán amar la paz y la belleza natural".

Han trascurrido tantas cosas en este tiempo, a veces me entra la melancolía, la tristeza y la furia porque la vida a veces es injusta, tan injusta que muchas veces te preguntas ¿Por qué a mí? Los recuerdos siempre me abordan y es desesperante a un nivel casi intolerable, pero estoy bien y lo estaré porque tengo a Allen en mi vida. Ya nada podrá ir mal, no cuando tengo la fuerza y la valentía para hacerle frente al mundo. No cuando estar alejada del amor de mi vida por un año fue la peor tortura del mundo.

Soy como él y seré como él, un alma semi-vacía que se complementará con la suya, siempre y cuando ambos estemos juntos.

El día en el que todo lo bueno murió en mí se siente tan lejano como también tan cercano, ese día descubrí que a mi lado siempre estuvieron aquellos a los cuales les temí desde un inició. Cuando en realidad todo aquello que debería ser correcto y bueno era lo que iba acabar con mi vida.

Fui tan idiota al creer en personas vacías, sin principios y valores. Quiénes mantenían una máscara ante mí, aquellas que a pesar de la inocencia mantenían oscuridad.

Kayla, ella a pesar de sus errores me quiso, y cuando más la necesite me ayudo. Ella me llevó lejos cuando yo estaba pérdida y me protegió en los momentos en los cuales iba a caer al pozo de la locura, pero mi vida había sido una mentira, los pedestales de las personas importantes de mi vida habían caído en picada a un lugar sin salida, mis padres fueron unos de ellos, pero no por eso los odio, los sigo amando y a pesar de las malas decisiones que mi padre cometió lo he perdonado, porque para él yo era la princesa de sus ojos, la reina de su mundo y mi madre el ángel de su corazón.

No sé exactamente a dónde Kayla me llevo, porque estaba tan absorta en mis pensamientos pesimistas, llenos de sed de venganza y de rencor que es poco lo que recuerdo del trayecto, lo único que recuerdo es que el viento de los árboles azotaba las ventanas de mi habitación y el olor a pino y tierra mojada me daban la bienvenida cada mañana. Tuve tiempo, demasiado tiempo para asimilar las cosas, para aceptar que la mayor parte de mi vida había sido una feliz mentira y que desde entonces tendré mis manos manchadas de sangre. Y no me arrepiento de eso, jamás lo haré y si tuviera que hacerlo lo haría mil veces más.

— Aneile, amor. ¡Emiliano ha llegado! — grita Allen mientras limpia sus manos con un limpiador de cocina. 

Se ve tan sexy, tan guapo, tan irreal de esta manera que me dan ganas de correr y besarlo hasta cansarme, va vestido con un pantalón de mezclilla azul oscuro y una playera tipo polo celeste pastel, su cabello ahora está un poco más largo que antes, lo cual hace caer algunos mechones rebeldes sobre su frente.

— ¡Voy! — respondo colocándome de pie mientras beso la cabeza de mi bebé, él aferra su manita a un mechón de mi cabello y tira de él — ¡Ay!— chillo por el dolor — No mi amor, eso no se hace — susurro con voz tierna mientras agarro su manita para soltarla de mi cabello. Él empieza a balbucear sin sentido alguno mientras su manita toca mi barbilla, me hace gracia la intensidad con la que lo hace, pareciera que me hablara, río ante sus balbuceos, llego hacía donde mi esposo me observa con deleite — Te amo, Allen — admito con adoración mientras beso sus labios en un acto veloz y me adentró hacía la casa dejándolo atontado.

Sé que lo he tomado de sorpresa porque es muy difícil que yo tomara la iniciativa si él no da alguna pauta.

— ¡Amor! — grita Emiliano cuando me ve ingresar a la sala de estar con el bebé en brazos, camina a paso rápido y me lo arrebata para tomarlo él y mimarlo segundos después.

Mi bebé ríe mientras su tío le besa las mejillas para luego hacerle cosquillas en la barriguita.

— Hola querida cuñada ¿Cómo has estado? ¡Oh, yo muy bien Emiliano! ¿Y tú? — digo con sarcasmo mientras me cruzo de brazos, siempre es lo mismo cuando está de visita en casa, Aneile deja de existir para él.

— Deja los celos, Aneile. ¿Qué no ves que este muñequito ahora posee mi maravillosa atención? — me sonreí con burla.

— Tarado... — susurro molesta. 

Aunque no del todo, me gusta ver a Emiliano así con mi hijo, parece otra persona y no el engreído hombre que yo conozco.

— ¡Emiliano, harás vomitar al niño! — dice una voz maternal entrando a la sala de estar. 

Lleva un vestido veraniego hasta los pies y su cabello plateado recogido en un moño, su piel esta igual que antes, sigue bella.

— ¿No ha comido o sí? — pregunta el de ojos verdes. Asiento en respuesta con una sonrisa maliciosa — ¡Demonios! ¡Marbella, sostén a este muñeco! — grita desesperado, pero es muy tarde. Una pequeña cantidad de vomito mancha su playera negra — ¡Allen! — grita con una expresión asqueada. Oler a leche cortada no es bonito. Me hecho a reír sin evitarlo — ¡No te rías! — me riñe viéndome con el ceño fruncido.

— Y...yo — balbuceo entre risas, es la cuarta vez que le sucede y no aprende.

— Dame a ese niño — dice Marbella mientras toma al pequeño rubio y le limpia la boquita con un trapito de tela. — Eres muy malo, bebé — le acusa tocando su nariz de forma juguetona.

— Ya sabes dónde está la ropa — dice Allen entrando a la sala con unas rosas recien cortadas del jardín, amo esas rosas porque Allen dice que las rosas blancas es la pureza que tengo en su vida mientras que las rojas la sangre que manchan su pasado. — Además no debería de causarte tanto cosquilleo, ese niño saco tus ojos — le acusa. 

Niego con diversión, es cierto, mi pequeño hombrecito tiene los ojos de Emiliano, a Allen casi le da un ataque porque no saco mis ojos, mientras yo estaba feliz porque tenía unos ojos bellísimos.

— Te he dicho que ese niño es hijo mío, no tuyo. Pero no quieres creerme — le dice acusador.

— ¡Emiliano! — chillo consternada.

¡Tremendo bruto éste! ¡¿Cómo se atreve a decir semejante cosa?!

— Y nunca te creeré — responde Allen dejando las rosas en la mesita de vidrio que se encuentra en medio de los sillones de cuero color negro. — Aneile, posee la suficiente capacidad mental para saber que es bueno y malo, por supuesto yo soy lo bueno — dice divertido mientras me toma de la cintura para acercarme a él.

— ¡Dejen de hablar de la niña, como si no estuviera presente! — les riñe Marbella mientras acuna al pequeño entre sus brazos, me separo de Allen para ir con ella y tomar a mi hijo.

— Dejalos Mar — le sonrió mientras acomodo al pequeño —, estos tarados jamás aprenderán el significado del respeto — digo mientras camino hacía las escaleras, ninguno dice nada y es mejor.

No es que me moleste, pero es incómodo, muy incómodo.

Observó cómo los parpados cubren poco a poco el brillo verde de los ojos del pequeño ser regordete que es mi hijo. Un rubor rosado está instalado en sus mejillas, sus espesas y largas pestañas casi las tocan, sus labios finos y carnosos están formando un pequeño puchero, sé que es, y lo que vendrá dentro de unos minutos, me apresuro a subir las escaleras hasta que llego a nuestras habitación, decidimos que durmiera con nosotros para no salir corriendo en las madrugadas como locos cuando tocara alimentarlo. Al entrar a la habitación empieza a removerse entre mis brazos y a quejarse mientras segundos seguidos su llanto lastimero se desata.

—Shh... shh... — susurro mientras me siento en la silla mecedora que me da una vista hacía el jardín y el bosque que colinda con nuestra casa. — Ya mi amor, ya... — digo mientras lo acomodo para darle de mamar, toma mi pecho entre sus manitas y succiona con desesperación — No Emyl — le regaño de forma cariñosa —, te vas a dañar, amor — le advierto, a los segundos empieza a succionar con lentitud, sonrió al verlo.

Es un niño muy inteligente, estando en el vientre me ponía hablarle cuando se ponía a dar pataditas a diestra y siniestra al escuchar la voz de Allen, me lastimaba porque estiraba mi piel y por lo delicada que esta era, sentía que me desgarraba, segundos después dejaba de hacerlo y Allen le felicitaba para luego darle un beso en la enorme barriga que lo protegía.

El dolor valió la pena y mi piel destrozada también lo ha valido, ahora mi piel es una combinación de estrías con la cicatriz del "arte" de Allen. Pero eso no importa, no cuando mi pequeño Emyl está entre mis brazos, no cuando luche tanto por dejar los temores atrás.

Y es que el embarazarme me aterraba tanto por lo ocurrido hace 4 años atrás, no cuando ahora veo el cielo y sé que hay un ángel cuidando de Allen, de Emyl y de mí, cuando en la tierra estaría con tres años de edad, cuando nunca supe cómo iba a ser su personalidad, su físico, su risa y su mentalidad. Me arrancaron esa oportunidad, me asesinaron e hirieron muy profundo para que esa herida sanara fácilmente, porque esa herida aún no cierra por completo, es ella quien me atormenta y me hace dudar a veces.

Una lágrima resbala por mi mejilla, pero no puedo evitarlo, perdí algo puro, le arrebate a Allen una oportunidad y es por eso que cuido tanto a este pequeño, porque tengo miedo de perderlo a él también, "Tienes que dejar el miedo, amor" Sé que él tiene razón, muchísima. Sin embargo me aterra, sé también que Allen también sufre y sufrió cuando no estuve a su lado.

— Ahora todo es diferente, cariño — susurra una voz a mi espalda mientras siento como su mano se coloca en mi hombro.

Tiene razón, ahora en mi vida ya no hay mentiras, ya no hay tormentos, ambos iniciamos de cero, ambos somos diferentes, porque Allen tiene mi luz y yo su obscuridad.

— No me dejes caer, Allen. No dejes que me pierda entre la oscuridad de nuevo, no lo permitas por ti y por Emyl. — Pido derrotada, porque a pesar del tiempo los miedos nunca mueren y la vida siempre te pone pruebas.

— Jamás, Aneile. — Dice con voz determinada, siento como su mano se aleja y luego esta arrodillado frente a mí, con esa mirada llena de estrellas, miles de estrellas, sus ojos ya no están vacíos y jamás lo estarán de nuevo, no cuando yo estaré para él. — Tú posees mi mirada, mi sonrisa, mi mente, mi alma y mi corazón. Porque eres el universo entre mi mirada, eres las estrellas y los planetas que lo conforman, tú y él — dice tomando la manita de Emyl con delicadeza —, son mi vida, mi cordura y mi perdición.

Lágrimas de felicidad brotan ¡Lo amo! ¡Dios, lo amo tanto! Por él soy lo que soy, por él mi vida es otra, mi mente y alma son otras, todo es para bien estando junto a él. Porque él es mi fortaleza y mi debilidad.

—Entre lo profundo de la oscuridad encontré tu luz, bella y hermosa luz es lo que eres. La cual voy a cuidar hasta mi último aliento. Así como el amarte, a como lo hago es inexplicable, porque eres el punto de mi historia sin fin — susurré  mientras él se levanta y se acerca a mis labios.

— Te amo, bondad — dice antes de unir sus labios con los míos a un ritmo suave y lleno de amor.

«Te amo más, mi misterio»

(***)

¡Gracias! ¡Gracias, por llegar hasta aquí!

La canción que está en multimedia es la oficial de nuestra historia (Bessthefall-Open Water) véanla y sabrán porque.

Con cariño, Adaly.

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