Epilogo

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— ¡Por el amor de Dios, Allen! — grite con la desesperación y el miedo recorriendo mi sistema. 

Él solo soltó una carcajada llena de diversión al ver la expresión de mi rostro, rodé los ojos exasperada.

No sé a qué le ve lo graciosos, quiero golpearlo por ser tan estúpido, tan inmaduro.

« ¡Dios, dame paciencia!»

— ¿Pero por qué te asustas, amor? — caminó en mi dirección, con ese aire altanero tan característico de él.

— ¡¿Qué, por qué me asusto?! ¡Maldita sea, Marwey! ¡Estas tirando a mi hijo al cielo, como si fuera un muñeco! — no sé qué más quiere que le explique, la situación es tan lógica ante la reacción que tengo con lo que está haciendo, cuando está a solo un paso de mí, acorto la distancia y tomo a mi hijo entre brazos.

Siento como mi nerviosismo se dispersa cuando siento como su cuerpecito se remueve entre mis brazos y su aroma a talcos inunda mis fosas nasales.

Beso su cabecita mientras una sonrisa boba se instala en mis labios.

» Cuando vuelvas a tirar a mi hijo como lo hacías instantes atrás, juro que te castro — le adviertí con una mirada determinada. 

Enarcó las cejas en forma divertida, me estaba retando. ¡Tarado!

— Aneile, solo estábamos jugando — se excusa. Abrí la boca para reñirle y decirle que eso no es un juego. No para un bebé de cuatro meses. Pero antes que las palabras salgan de mi boca, coloca su dedo medio entre mis labios haciéndome callar —. ¿El bebé estaba llorando? — interroga, niego con la cabeza. Porque en vez de llorar, esté  pedacito de gente se reía como cuando le beso la barriguita — Además, no soy tan estúpido para dejarlo caer. Y tampoco lo estaba tirando alto, era la altura correcta. Tienes que dejar el miedo, amor — susurra mientras un atisbo de tristeza cruza su mirada, pero desaparece con rapidez. 

Besa mi mejilla para luego caminar hacia la casa dejándome sola en el jardín, pegué un suspiro con cansancio.

Camine hacia la banca que está debajo de una frondosa ceiba para poder tener un poco de sombra de este sol abrumador, estamos en verano y como es de imaginarse el clima no se hace esperar. Observe el jardín que me rodea, está lleno de rosas blancas y rojas. Hay una mesa de picnic hecha de madera debajo de un árbol frondoso, una silla mecedora en el corredor que separa la casa y el jardín que yo he construido. Todo esto es mío, yo lo he creado junto con Allen, esto es nuestro.

La casa es tipo cabaña, la quería simple, he dicho la quería, pero no he podido ¡Joder, que Allen no puede vivir sin lujos! Yo no quería nada ostentoso pero el caballero no puede con la idea de vivir "normal", hizo que las paredes traseras del segundo nivel fueran de vidrio ¡Vidrio! Y se ha basado a dos oraciones:

"Así el mundo vera cuando cada noche y cada día te haga mía, en la cama"

Quise golpearlo cuando soltó eso en un tono tan simple, como si hablar de nuestra intimidad fuera comprar pan, pero él sólo río ante mi cara ruborizada y luego agrego:

"El cielo será testigo cada vez que te haga el amor, lo será un acto verdadero y puro así como tú para mí lo fuiste y lo serás eternamente, veremos el anochecer juntos como cada amanecer al lado de nuestros hijos, ellos aprenderán amar la paz y la belleza natural".

Han trascurrido tantas cosas en este tiempo, a veces me entra la melancolía, la tristeza y la furia porque la vida a veces es injusta, tan injusta que muchas veces te preguntas ¿Por qué a mí? Los recuerdos siempre me abordan y es desesperante a un nivel casi intolerable, pero estoy bien y lo estaré porque tengo a Allen en mi vida. Ya nada podrá ir mal, no cuando tengo la fuerza y la valentía para hacerle frente al mundo. No cuando estar alejada del amor de mi vida por un año fue la peor tortura del mundo.

Idiota asesino |EditandoWhere stories live. Discover now