•~Nada Ha Cambiado ~•~BillDip...

By RinOrrala

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[COMPLETA] ¿Si te digo que nunca acabó y sólo fue el comienzo de la verdadera pesadilla? Sería una locura, ¿v... More

Capítulo 1: Pesadillas
Capítulo 2: Mal Presentimiento
Capítulo 3: Retorno
Capítulo 4: Obsesión
Capítulo 5: Decisión 1/2
Capítulo 6: Decisión 2/2
Capítulo 7: Sentimiento
Capítulo 8: Demasiado Tarde
Capítulo 9: Beso
Capítulo 10: Secreto
Aviso Que Avisa Avisos
Capítulo 11: Castigo
Aviso Pre-Navideño
Capítulo 12: "Te amo"
Capítulo 13: Encontrarte
Capítulo 14: Futuro
Especial de Navidad (1/2): Preguntas y Respuestas
Especial de Navidad (2/2): Primera Navidad
Capítulo 15: Cita (1/2)
Capítulo 16: Cita (2/2)
Capítulo 17: Penumbra
Capítulo 18: Señuelo
Capítulo 19: Engaño
Capítulo 20: Molestia
Capítulo 21: Abandono
Capítulo 22: Cumpleaños
Capítulo 23: Lazo
Capítulo 24: Ancien amant
Capítulo 25: Advertencia
Capítulo 26: Ambiciones
Capítulo 28: Derrumbe
Tag 20 canciones
Capítulo 29: Unión
Capítulo 30: Secretos y mentiras
Capítulo 31: Pesadilla
Capítulo 32: Último suspiro
Capítulo 33: Hermoso demonio
Capítulo 34: Odio y esperanza
Capítulo 35: Despedida
Capítulo 36: Lágrimas
Capítulo 37: Agonía
Capítulo 38: Ángel
Capítulo 39: Muerte
Capítulo 40: Crónicas de un demonio
Capítulo 41: Furia y Melancolía
Capítulo 42: Consecuencias
ELIMINADA
Capítulo 43: Valentía
Capítulo 44: Arena y Oscuridad
Capítulo 45: Purgatorio
Capítulo Final: Nada ha Cambiado
Epílogo
Notas finales
¡Estamos nominados!

Capítulo 27: Ámbar

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By RinOrrala

Pov's Dipper



Seguí rodando en la amplia cama, enredándome en las sábanas. Sin Bill abrazándome mientras duermo, me siento solo y con un frío que calaba hasta mis huesos.


Después de terminar nuestra conversación, me dio un beso en la frente sin dejar su expresión devastada. No dijo una palabra más y salió lentamente de la habitación.

Pensé que regresaría en la madrugada, como luego lo hacía cuando no dormíamos juntos por alguna pequeña pelea o por su trabajo... pero no fue así.


Ya habían pasado varias horas y no me cabía duda alguna de que no regresaría.


Las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos al sentir el pasar de la noche y al no escuchar la puerta abrirse si entraba Bill.

Nunca me había dado cuenta de lo dependiente que me he vuelto de Bill. Acostumbré jamás serlo con nadie, ni con mi hermana, pero esa promesa que me hice desapareció al empezar una relación con este demonio de hermosos ojos ámbar.


Sin embargo, a pesar de la soledad que sentía en esos momentos, no salí a buscar a Bill. Opté con esperar a que la noche terminará mientras veía hacia el techo.


Cuando la oscuridad de la noche fue cambiando a un color morado claro, me di cuenta que ya debía prepararme para ir a desayunar. Al pararme de la cama, sentía mi cuerpo tan pesado como el plomo.

Me dirigí al cuarto de baño lentamente y me di un baño rápido. Me vestí sin importarme que tanto me han visto con esta ropa. Bill me había prometido que iríamos a comprarme ropa, ya que se estaba hartando de verme en las mismas prendas. Ahora, no sé si la promesa siga en pie...

Al verme al espejo, lo primero que noté fueron las ojeras debajo de mis ojos.


Maldije para mis adentros. Ganas no me faltaban de quedarme en mi habitación y encerrarme, pero así sabrían que algo iba mal entre Bill y yo.

Salí del cuarto de baño y me dediqué a arreglar la cama, pero, para mi sorpresa, estaba impecable.


- Bill- susurré para mis adentros. Sentí las lágrimas amenazar con salir de mis ojos, pero las retuve. Estoy completamente seguro que Bill fue quien hizo esto, ya que él es el único que haría algo como esto así de rápido. Lo que me decepciona es que no haya podido verlo.



Nuestra distancia es una tortura...



No me sorprendió el bombardeo de preguntas por parte de Will Cipher.

- ¿Qué te hizo mi hermano?- preguntó, tomándome de los hombros y zarandeándome un poco.

- Nada, en serio. Sólo fue una pequeña pelea- respondí por enésima vez.

- Ja, ¿pequeña?- Will y yo dirigimos nuestra mirada hacia Astaroth, quien entraba al comedor- Pues si una pelea "pequeña" entre ustedes puede ocasionar un llanto que duró una noche entera y un demonio deprimido y enojado, no me quiero imaginar que pasará cuando sea una pelea de verdad

- ¿Tú qué sabes de amor, Astaroth?- le reprochó Will, fulminando con la mirada al demonio de cabello azabache.

- Lo suficiente como para saber que estos tórtolos deben de hablar- dijo Astaroth con fastidio- El humor de Bill en estos momentos es el peor que ha tenido en milenios...

- Cállate, Astaroth. Cuándo tengas a alguien a quien amar, podrás criticar a Dipper o a mi hermano. Pero hasta que eso pase, mejor quédate en silencio


Astaroth pareció perplejo por un segundo, pero después soltó una carcajada divertida y se dirigió a su asiento. Una pesadilla le sirvió vino en una copa como es costumbre de todos los días. Will y yo imitamos su acción de sentarnos y comenzar con el desayuno. Para ser sincero, no tenía apetito y sólo fui capaz probar un bocado.


Estuve esperando ver entrar a Bill a la habitación a mitad del desayuno, como siempre. Pero, como me lo temía, no hubo señales de él. Quería gritar de frustración y maldecir a todo el mundo, pero no serviría de nada desquitarme con el amable Will o con Astaroth.

- ¿El cupido Will me dejaría hablar con Dipper?- Astaroth interrumpió el incómodo silencio.


Will viró los ojos, pero como siempre, su expresión de fastidio salió muy mal.


- Interpretaré eso como un sí- Astaroth tomó de un sorbo el vino que restaba en su copa. Ya llevaba varias, pero el demonio de ojos carmines no mostraba señales de ebriedad- Algo de lo que debes estar consciente, ovejita, es de los sentimientos que un demonio puede tener. Hay que tener cuidado con ellos, en especial con el amor. Rara vez un demonio se enamora de verdad y estoy seguro que Bill lo está. Un simple error puede destrozarlo, y supongo que no quieres eso, ¿o sí?- él esperó expectante a mi respuesta. Yo negué rápidamente y su sonrisa se ensanchó más- Pues dejen esa estúpida pelea y mejor tengan sexo hasta que ya no puedan más

- ¡Astaroth!- reproché, sintiendo la sangre subir a mi rostro.

- Está en la biblioteca- respondió. Y con esas últimas palabras, mi día que se veía nada estable, tuvo una pequeña luz.

Salí corriendo hacía la biblioteca. Mi cuerpo se sentía ligero a diferencia de la hora de despertar, que hasta dar un paso me costaba de tan débil que me sentía. Desvelarme no tuvo importancia si significaba hablar con Bill...


Paré en seco a mitad del camino. Mis piernas quisieron caer y mi respiración se hizo pesada. ¿Cómo estaríamos igual después de lo de ayer? El recuerdo de sentir ser utilizado nunca se iría de mi mente, porque todavía sigue en mi conciencia como cuchillos retorciéndose.


Mi mente quedó en blanco en ese momento. Ya no supe que hacer ni que creer.



Y por eso, necesito saber si Bill realmente me ama como asegura Astaroth, o si realmente soy una parte de su plan de dominar el mundo y el universo.



Emprendí de nueva cuenta marcha hacia la biblioteca, pero ya no tenía la misma emoción que antes. Cada paso que daba era sentir mi respiración ser arrebatada, como si ver a Bill fuese lo peor y lo más hermoso del mundo.


Astaroth no mentía. Bill sí estaba en la biblioteca, sentado frente al piano sin tocarlo. Cerré lentamente la puerta tras de mí sin hacer mucho ruido. Caminé hacia él mientras, al sonido de mis pisadas, Bill alzaba el rostro para verme. Su expresión no era de las mejores; sus ojos se mostraban distantes y su boca se mostraba como una línea horizontal.

Me senté a su lado y nos mantuvimos en silencio, sin mirarnos. Sentir su presencia cerca de mí era como sentir una parte que me hacía falta serme devuelta, pero la ansiedad no me dejaba en paz. Quería lanzarme a él y sentir como me besaba como él suele hacerlo, abrazando mis caderas y con sus caricias incitando a mi cuerpo a querer más. Pero también quería respuestas y que me asegurara que mis miedos y desconfianzas no existen, que él sólo me viera como su amante y nada más, no como una herramienta de gran importancia.


Su mano estrechó la mía. Su tacto era cálido y reconfortante. Nuestros dedos se entrelazaron como si nuestras manos extrañaran el roce de la otra y, ahora que la tenían, no querían dejarla de sentir.


- Lo siento- me susurró. Su voz se escuchaba ronca y llena de pesar. Miré su rostro y pude ver al demonio que me había hecho caer rendido a sus encantos- Lamento haberte hecho creer que te estuve utilizando. No era mi intención hacerte creer que mis sentimientos hacia ti fueran una farsa. Yo realmente te necesito, pero no en la forma estratégica, sino porque en serio quiero que tú y yo seamos una familia hasta la eternidad... Probablemente he mentido demasiadas veces en mi existencia, pero esto no lo es, mis sentimientos hacía ti no lo son. Te amo, mi dulce Pine tree, no sabes cuanto...

Ahuecó mi mejilla en su mano y me vio con dulzura. Sin embargo, no hizo nada, aguardó por mi respuesta. Estaba esperando a que yo aceptara su perdón.


Estuve a segundos de abalanzarme a él y volverme a entregar a sus besos y caricias. Pero mi mente me volvió a advertir de la facilidad que tiene Bill en engañar a todos. Y, en el pasado, yo caí en la red de sus engaños, aunque sólo haya sido, según el, para sentirse más unido a mí. Sin embargo, no puedo soportar estar lejos de él por unas sospechas...

- Está bien, Bill- susurré, mostrándole una sonrisa- Creo que debería aprender a confiar más en todo lo que esta ocurriendo, incluyéndote

- Aún tomas en serio lo que te dijo tu tío de no confiar en nadie, ¿verdad?-  el rencor hacia Ford no pudo esconderse en su voz, pero su mirada, aún fija en mí, no perdía su brillo de amor.

- Supongo que si... Pero con tu ayuda, creo que podría olvidar eso


Él amplio su sonrisa y acercó su rostro al mío. Sentí su respiración en mis labios con un estremecimiento en mi espalda.

- Claro que sí, my sweet darling- y seguido de eso, posó sus labios sobre los míos.


Como todas las veces que me besaba, perdí la noción de lo que pasaba a mi alrededor. La tierna danza de nuestros labios y el adictivo sabor de su boca me hacía distraer de todo. Lo único que me importaba en esos momentos era fundirme en sus brazos.

Bill me acomodó en su regazo, acariciando mi espalda baja y subiendo lentamente su tacto. Metió su mano debajo de mi camiseta, y sentir su piel contra la mía me hacía querer más. Mi cuerpo comenzaba a calentarse y mi respiración se agitaba cada vez más, igual que los latidos de mi corazón. Abracé a Bill con mis piernas y enredé mis dedos en su cabello. Nuestros cuerpos exigían estar más cerca y tener más contacto, haciendo nuestra ropa un estorbo.


Bill alzó mi camiseta con intención de deshacerse de ella.


- Espera- susurré, separando mis labios de los suyos. Mi respiración era entrecortada y mi cuerpo tenía pequeños espasmos causados por placer- Aquí no, puede entrar alguien...

- Que entre quien quiera, no me importa- dirigió su rostro a mi cuello, pero se lo impedí empujando levemente sus hombros.

- Por favor, Bill- le supliqué, alzando mis manos para abrazar su cuello. Él me vio con ternura y asintió.


Me paré de su regazo y él también se puso en pie. Me tomó de la mano y me jaló hacia fuera de la habitación.


Era notoria nuestra impaciencia, ya que casi corríamos hacia la habitación de Bill, dónde últimamente me he instalado.

El demonio de ojos ámbar había insistido en dormir juntos, y como era de esperarse, eligió su habitación en vez de la mía. Ya casi no entró mucho a la habitación que desde el principio me fue asignada; mi ropa y mis pocas pertenencias se encuentran en la habitación de Bill, en un pequeño armario. Todas las pertenencias que había traído a Gravity Falls se encuentran en la Cabaña del Misterio.



Bill me ha dado todo lo que ahora tengo...



Cuando finalmente llegamos a la habitación, Bill cerró con llave la puerta tras de él. Me vio con lujuria antes de volver a atacar mis labios. Nuestras manos parecieron adquirir vida propia al recorrer el cuerpo del otro. Bill recorrió con las yemas de sus dedos la curva de mi espalda, bajando con moderada rapidez. Se detuvo en mis caderas y me alzó del suelo. Me abracé con mis piernas a sus costados sin dejar de besarnos.


Bill avanzó casi corriendo a la cama y me lanzó a ésta. Mi demonio de ojos ámbar no esperó a nada y comenzó a desprenderme de mi sudadera y camiseta, dejando mi torso desnudo. Comenzó a besar mi cuello y a morderlo, dejando unas marcas.


Desabroché los botones de su camisa con impaciencia y, cuando terminé, se la quite y la aventé lejos de nosotros, sin darle importancia en donde cayera.


Cipher hizo sentarme en su regazo sin dejar de besar mi cuello y pecho. Comenzó a jugar con mis pezones, pellizcandolos, lamiéndolos y mordiéndolos. Mis gemidos fueron en aumento, pidiendo más a Bill.

Pude sentir un bulto en la entrepierna de Bill. Una idea llegó a mi cabeza... una idea atrevida, pero demasiado tentadora de hacer. Bajé mis manos por el torso de Bill, sin evitar acariciar cada uno de sus marcados músculos. Alcancé su cremallera y la baje lentamente. 


- Creo que alguien es un niño travieso- susurró con voz ronca. Acarició con su pulgar mis labios entreabiertos y, sin dudarlo, me volvió a besar. Nuestras lenguas comenzaron a enredarse entre ellas y mientras eso sucedía, me concentré en acariciar el miembro de Bill, que estaba muy despierto. 


Otra idea invadió mi mente, más atrevida que la anterior. No hay duda que este demonio me hace perder el control...


Me separé de sus labios y dirigí mi rostro a su entrepierna. Agarré su miembro con las dos manos e imité los mismos movimientos que Bill había hecho la última vez. Sentí la mano de Bill tomar de mi cabello y marcar el ritmo de mi boca y lengua.

- Eres bueno, Pine tree- susurró con voz ronca. Tomó de mi mentón y alzó mi rostro. Me hizo volver a acostarme mientras él se ponía encima mío, apoyándose en sus manos. Lamió tres de sus dedos, haciéndome gemir con tan sólo verlo.

Me quitó con rapidez la ropa que me sobraba, dejándome completamente desnudo. Bill me recorrió con una mirada lasciva todo el cuerpo, haciendo mis sentidos estremecer.


Dirigió sus dedos hacia mi entrada con una tortuosa lentitud. Mi espalda se arqueó y mis manos se aferraron con fuerza a las sábanas al sentir la intromisión de el primer dedo de mi demonio en mi entrada.

- Ah, Bill- gemí con fuerza al sentir el segundo dedo entrar en mí.

Me retorcí en placer, gimiendo cada vez más el nombre de Bill.



Necesito sentirlo más...



Nuestro ambiente de deseo y placer se vio interrumpido por el sonido de la puerta ser llamada.

Quisimos ignorar al ser del otro lado de la puerta, pero sus golpes se hacían casi insoportables.


- ¿¡QUÉ MIERDA QUIERES!?- Bill explotó, viendo con una mirada furiosa a la puerta.

- Lamentó interrumpirlo, mi señor- giré los ojos al escuchar la voz de Equidna al otro lado de la puerta- Pero lo esperan en la sala de reuniones

- Que esperen, estoy ocupado- después de decir eso, metió el tercer dedo en mí. Gemí con fuerza el nombre de Bill al sentir los rítmicos movimientos de sus dedos.

- Señor, son autoridades de los humanos que residen en Estados Unidos de América... quieren hacer negociaciones con usted- la firme voz de Equidna perdía su típica firmeza al yo gemir. Sé que Bill lo hace a propósito y, como Equidna me ha hecho la vida imposible, yo tampoco me resistía.

- ¿Qué acaso no pueden esperar?- dijo con fastidio Bill, bajando un poco más sus pantalones, dejando más al descubierto su miembro. Agarró de mis caderas y me acercó más a él- Haz que esperen a mí. Si no, puedes echarlos a patadas y decirles que anticipen su llegada la próxima vez


Gemí con fuerza al sentir a Bill entrar en mí. Comenzó dando estocadas lentas mientras yo jalé de su cabello con fuerza, aunque no pareció molestarse.


- S-sí- respondió Equidna, con la voz entrecortada. Sé que debí percatarme en ese momento de la barrera de emociones de Equidna desmoronarse por mi culpa, pero los movimientos de mi amante hacían que sólo existiéramos nosotros.


Sus estocadas se hacían cada vez más rápidas y salvajes, golpeando a mi punto G y haciéndome delirar de placer. Bill es demasiado adictivo, tanto que pido más de él a cada segundo, gimiendo su nombre. Cambiamos de posición varias veces, pero eso no cambiaba ni un poco el placer que sentíamos. Los gemidos de Bill eran de un tono más leve a diferencia de los míos, y eran roncos. Me llamaba por el apodo que me había puesto al oído.


Sentí el orgasmo venir y, a juzgar por su expresión, el también estaba en las mismas condiciones.

Gemí con fuerza, casi gritando, cuando me corrí entre los dos. Segundos después, sentí la cálida semilla de mi amante llenarme completamente.


Mi demonio de ojos ámbar se acostó a mi lado y besó con ternura mis labios. Me recargué en su hombro y acaricié su mejilla.

- Tienes que irte, Bill- le susurré con cariño.

- Estoy pensando seriamente en no ir. La idea de estar aquí lo que resta de la tarde se ve mucho mejor que estar lidiando con unos estúpidos humanos- respondió, acercándonos más.

- Hey, yo también soy un humano- le reproché con fingido enojo.

- Tu eres diferente, ya te lo he dicho- me besó la nariz- Iré con la condición de que me acompañes. Estoy de tan buen humor gracias a ti que no quisiera que este desaparezca

- El que yo vaya contigo no significa que evite que te pongas de malas...

- Créeme que sí influye... ¿Me acompañas?

Yo asentí y el volvió a besarme.


A Bill el hecho de que lo estuvieran esperando no pareció importarle. Se tomó su tiempo en vestirse y arreglarse. Se cambió de su ropa informal a un traje amarillo y negro, como era costumbre cuando había algo importante. Yo me vestí con jeans y una camisa a cuadros a falta de ropa formal.

- Por el averno, Dipper, te ves bien- me reprochó, riendo.

- Cállate- le respondí.


Salimos de la habitación hombro con hombro. A la mitad de el camino, nos encontramos con Equidna, quien escoltó a Bill. Sentí las miradas de Equidna sobre mí, fulminándome.

Sin embargo, desde hace varias semanas, Equidna había perdido importancia para mí.


Equidna se adelantó para abrirnos la puerta del salón de reuniones. Bill entró seguido de mí y, al último, entró Equidna. Los "invitados" de Bill estaban sentados en un extremo de la mesa.

Agaché la mirada al ver a los agentes que había conocido hace varios años. No quería ver las expresiones de quienes estaban a sus lados, porque estoy seguro que me verían como un traidor.


Bill se sentó, como era costumbre, en la cabeza de la mesa. Bill me indicó que me sentara en la primera silla a la derecha, cerca de él.

Viéndolo de reojo, me di cuenta que tenía el ceño fruncido en confusión. Estoy seguro que vio algo peculiar en sus invitados.



- ¿Dipper?- un llamado suave y entrecortado captó mi atención hacia los invitados.

Levanté mi vista hacia las personas que se habían puesto en pie. Al verlos bien, mi corazón comenzó a latir desbocado y la respiración pareció faltarme.

Su aspecto es algo que tengo tatuado en mi mente desde que nací. Sus cabelleras de castaño claro y castaño rojizo y sus ojos celestes y cafés son como una parte de mí. Sus rostros demacrados a causa de la preocupación se suavizaron al verme y, sin importarles que un demonio de la destrucción estuviera a mi lado, corrieron a envolverme en un cálido abrazo.


- Estás bien, mi niño- mi madre tomó mi rostro y besó mis mejillas como lo hacía cuando era pequeño.


Las palabras no salían de mi garganta. Se agolparon en mi interior, enredándose dolorosamente.

Mi padre, quien me veía con esperanzas renovadas plasmadas en sus ojos celestes, idénticos a los de mis tíos*, dirigió su vista al demonio de ojos ámbar con odio. Mi padre abrió los labios con el objetivo de decirle algo a mi amante, pero fue interrumpido por la súbita entrada de un nervioso Astaroth y un furioso Will.


- ¡Bill!- gritó Will, sin percatarse de los demas presentes- Éste demonio ya se volvió a encontrar desde hace días con Marchosias y no nos avisó




Alzaste la mano, callando a tu hermano. Tu semblante era uno lleno de furia y fastidio.

Quizá la causa era la desobediencia de Astaroth.

Quizá fuera que era mucho sentimentalismo de parte de mis padres.

Quizá sólo era porque no querías venir.

Cuando fijaste tu mirada ámbar en mí, me quise derrumbar y esconder.


No era necesario que me lo dijeras... Sé que querías que escogiera entre tú y mis padres...



•~•~•

Hola, estrellitas!!! La Tierra les dice hola!!! ♥♥ (⌒▽⌒) 


¡Lo sé, no es necesario que me lo digan! Me he atrasado en publicar desde los últimos capítulos, pero en serio que no es porque ya no quisiera escribir. Me estanque en estos capítulos de una manera impresionante, pero creo que ya salí de esa fase que no quisiera volver a vivir. 

En el capitulo de hoy hubo, creo, de todo. Drama de telenovela, lemon (oie zi) y aparición de algo un tanto curioso. 

¿Qué creen que piensen los padres de Dipper de que su hijo sea pareja de un demonio? 

Se los dejo a su criterio...


No sé ustedes, pero a mi me encanta referirme a Bill como el demonio de ojos ámbar 

*Pues muchos ya lo han de saber, pero para quien no, en el capitulo de el último Mabelcornio, justo en el principio, salé una escena donde pare ser el ojo de Ford con muchos detalles, y ese ojos es de azul celeste. Así que me estoy colgando de esa teoría para el aspecto de los gemelos Stan :v



Gracias por todo, nenes, gracias!!!!


Mushos abrashos ashfixiantesh y beshos baboshos!!!! ♥♥♥♥

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