[MarkHyuck] Touch

By pinkang

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Mark es un inexperto ángel al que finalmente le asignan un humano para cuidar, pero no esperaba que un demoni... More

Capítulo 1: Haechan, el demonio
Capítulo 3: ¿En dónde está?
Capítulo 4: Taeyong
Capítulo 5: Ayuda
Capítulo 6: Sin castigo
Capítulo 7: Ni ángel ni demonio
Capítulo 8: Dos propósitos (último capítulo)

Capítulo 2: Preguntas y respuestas

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By pinkang


Capítulo 2:
Preguntas y respuestas


-Pensé que no regresarías – bufó Mark al ver a Haechan salir por debajo de la cama de Jisung.

-Vaya, ¿pensaste en mí? – Haechan sonrió malévolamente; de pronto, el despertador de Jisung comenzó a sonar, despertándolo de mal humor.

-¿Es en serio? ¿Ya tan rápido le arruinas el día?

Haechan se encogió de hombros.

-Dime, Mark, ¿qué hiciste anoche? – preguntó el demonio, sacudiendo sus alas negras.

-Cuidar de Jisung – respondió el ángel sin quitarle la vista de encima a su ahijado.

-Sabes a lo que me refiero.

-¿Qué hiciste tú?

-A parte de destruir las ilusiones de un ángel y recibir transfusiones de sangre, nada más – Haechan se paseó cerca de Mark.

-¿Transfusiones de sangre? – le miró algo sorprendido.

-No me cambies de tema, querubín.

-No es asunto tuyo.

-Sólo quiero saber – Haechan se relamió los labios -Te ves cansado, ¿por qué no regresas al cielo y duermes un poco? – le acarició el pecho con sus largas y filosas uñas, ensuciando aquella hermosa camisa blanca.

-No dejaré que lastimes a Jisung – Mark le apartó la mano.

-Que te rompieran el corazón te dio carácter, eh.

Mark decidió ignorarlo e ir en busca de Jisung. Haechan le siguió.

-¿Sabes que sería divertido? Hacer que Jisung se resbalara por las escaleras – Haechan estuvo a punto de tocar la espalda del adolescente para que este cayera, cuando Mark corrió hacia él y le empujó. Haechan chocó contra una silla, la cual se movió un poco, llamando la atención de Jisung.

Haechan le sacó la lengua; total, el chiquillo no podía verle. Jisung se encogió de hombros y bajó las escaleras como si nada.

Mark suspiró.

-Eres desesperante.

-Gracias – sonrió mientras se ponía de pie -Sabes, mis sospechas eran ciertas. Ayer, por alguna extraña razón, cuando me empujaste, absorbí tus sentimientos y comencé a sangrar. El médico no se explicaba por qué había pasado eso. Sacó millones de libros y no encontró la respuesta. ¿Ves? ¡Estabas enamorado de Johnny!

-Deja de inventar cosas.

-Qué triste que éste no se diera cuenta y se fijara en un humano...

-¿Podrías callarte?

-Podría hacerle una visita a Ten. Su demonio no tiene mucho trabajo ya que ese chico pudo tentar a un ángel sin su ayuda. ¿Tan intenso es su amor?

-No te atrevas – Mark tomó fuertemente del brazo al demonio.

-Pero te dejaría el camino libre.

-No, Johnny se ve feliz con él.

-M-mark... espera – Haechan sonrió nervioso -S-suéltame.

Mark salió de su transe. Haechan cayó sentado.

-No entiendo... - murmuró -¿Por qué me haces tanto daño? No tienes mucho tiempo siendo ángel – decía mientras se sobaba la muñeca; tenía una marca roja.

Mark rodó los ojos y fue a ver a Jisung, el cual desayunaba felizmente con sus padres.

-Oye Mark...

El aludido bufó cansado.

-¿Qué?

Haechan se puso de puntillas y le dio un beso en los labios. De pronto, todas las lámparas de la sala y el comedor estallaron.

-No lo entiendo... - murmuró Haechan, como si nada, tratando de analizar algo.

Mark estaba furioso. Giró al demonio para quedar cara a cara.

-¡¿Cuál es tu problema?! ¿Por qué–? Yo no puedo besar a un demonio. Está prohibido.

-Nah, tranquilo. El demonio besó al ángel, no pasa nada.

-Haechan.

-¿Qué?

-T-tu nariz.

Haechan tocó su nariz; de nuevo, sangre.

-Genial – desapareció, dejando a Mark desubicado.




🌠




Una vez que Jisung cayó en sueño profundo, Mark decidió regresar al cielo para hablar con Johnny, pero aquella plática no sirvió de nada, ya que el mayor negó infinidad de veces estar con un humano. Molesto, fue a la biblioteca para despejar su mente.

El lugar estaba casi repleto, Mark divisó un espacio en la mesa en la que estaba un ángel de la misma categoría que Johnny; el único ángel de cabello negro en toda esa área: Taeyong.

-Hola, Mark – saludó el ángel mayor.

-Hola – respondió el aludido mientras se sentaba frente al pelinegro.

-Felicidades por tu ascenso.

-Gracias.

-¿Qué has venido a preguntarme?

-¿C-cómo sabes que–

-Es normal que tengas muchas dudas y que Johnny no siempre quiera contestarlas – explicó Taeyong.

Mark sonrió y asintió.

-¿Por qué los demonios sangran? – preguntó.

-¿Ah? – Taeyong se descolocó un poco con la pregunta del menor.

-Quiero saber – trató de sonar no muy desesperado.

-Bueno, por muchas razones. Generalmente porque están débiles y no pueden tolerar la energía de un ángel.

-¿Sabes algo sobre absorber los sentimientos de un ángel?

Taeyong abrió los ojos en demasía.

-Mark, eso... eso no puedo responderlo. Está prohibido.

-Pero también soy un ángel.

-De menor categoría.

Mark hizo un puchero.

-Qué lindo – Taeyong le pellizcó la mejilla -¿Te doy un consejo? No deberías descuidar tanto a tu humano.

-No es como si Haechan fuera a regresar pronto – bufó.

-¿Haechan?

-Sí, un dolor de cabeza en forma de demonio.

Taeyong sonrió.

-¿Qué? – exclamó Mark algo ofendido por aquella reacción.

-Me recuerdas a mí, hace mucho tiempo.

-¿Por?

-Algún día te contaré la razón por la cual soy el único de cabello negro aquí – le guiñó un ojo, tomó sus libros, se levantó de la mesa y se fue. Mark se quedó pensando en aquellas palabras.




🌠




[ Semanas después ]


Era hora del tan preciado desayuno, Mark era el único ángel de la guarda que se encontraba sentado en una mesa repleta de maestros. Sí, seguía sin entablar amistad con los otros ángeles de su misma categoría.

-¿En dónde está el maestro Johnny? – preguntó.

-Fue a hacer un trabajo – respondió Taeyong.

-¿Trabajo?

-Sí...

Taeyong no sabía mentir.

-¿A dónde fue? – insistió Mark.

-Supongo que sabes de Ten – susurró Taeyong.

Mark sintió como si se le bajara la presión. ¿Qué acaso todos lo sabían? ¿Por qué no hacían nada?

-Tuvo un accidente regresando de la academia de danza. No sé los detalles, sólo sé que está muy mal y que probablemente muera. Johnny aprovechó que no tenía mucho trabajo para volar a Tailandia e ir a verlo.

-¿Crees que sea un castigo para Ten? – preguntó Mark.

-Prefiero no sacar conclusiones, pero según Taeil, por la extrañeza del accidente, quizá no lo fue. Parece más una travesura.

Mark bufó. ¿Qué tal si ese tal "Ten" lo hizo para llamar la atención de Johnny?

-Taeyong.

-Taeil, ¿qué pasa?

-Johnny – el ángel estaba agitado y pálido.

-¿Qué es?

-Apagó su luz.

-¿Qué? – los demás maestros sentados a la mesa, guardaron silencio.

-¿Q-qué significa eso? – preguntó Mark.

-Se sacrificará para salvar a Ten – susurró Taeyong.

-El maestro Leeteuk quiere que vayamos a detenerlo ahora mismo – explicó Taeil.

-Pues, vamos – Taeyong se fue a prisa. Los demás ángeles comenzaron a murmurar entre ellos; todos estaban sorprendidos por la acción de Johnny.

Mark se olvidó de la comida y se sumergió en sus pensamientos.

"Parece más una travesura"

"Podría hacerle una visita a Ten. Su demonio no tiene mucho trabajo ya que ese chico pudo tentar a un ángel sin su ayuda."

-¡Él! – exclamó Mark, golpeando la mesa con ambas manos.

Bajó a la Tierra con el pretexto de que iría a cuidar a su ahijado.

-¡Haechan!

El demonio, que jugaba con una pluma de sus alas negras, dio un respingo.

-Hello, Mark.

El ángel lo tomó del cuello de su negra camisa y lo golpeó contra la pared.

-¿Q-qué pasa?

-Tú fuiste, ¿verdad?

Haechan sonrió, hastiando aún más al ángel.

-Hablas de Ten.

Mark frunció el ceño.

-N-no fui yo. Mark t-tu mano... - el demonio jadeó de dolor al sentir cómo la manos del ángel rodeaban su cuello y lo apretaba con fuerza.

Mark veía cómo la piel del demonio se quemaba.

-¡Deja de mentir!

-S-suéltame­–

-Por tu maldita culpa Johnny apagó su luz para salvarlo.

-¡Que no fui yo!

Mark le soltó. Haechan cayó al piso, tosiendo sangre y respirando con dificultad. Mark le tomó del cabello. Haechan estaba muy débil como para defenderse, toda la energía que el ángel había descargado en él había sido demasiada para su cuerpo.

-¿Q-qué vas a hacer? – exclamó Haechan al ver que Mark se hincaba hasta quedar a su altura –M-mark... no–

-Sé qué pasa si te toco el pecho – dijo el ángel -Es muy probable que desaparezcas.

Haechan respiraba con dificultad, mientras intentaba cubrir su pecho. Mark lo tomó fuertemente de los brazos con una mano y la otra la acercó a su objetivo.

-Por favor... - suplicó Haechan.

Mark no dijo nada y presionó la mano contra el pecho de Haechan. En cuestión de segundos, la mente de Mark fue absorbida por un portal hasta llegar a los recuerdos del demonio. Todo estaba borroso, sólo veía sombras.

-Doctor, por favor, cure a mi pequeño. Haré lo que sea – decía una mujer desconsolada.

-Sabes lo que quiero – el médico tomó a la señora de la cintura.

-Lo haré, cuántas veces quiera, sólo cure a mi Donghyuck, por favor.

El médico asintió y entró a aquella casa que se caía a pedazos. En la única cama yacía un chico pálido que no dejaba de toser.

-Hola, Donghyuckie. He venido a curarte – dijo el médico, dejando su maletín sobre la mesa.

-G-gracias – dijo en un hilo de voz el chico.

El médico sonrió y se volteó para revisar algo dentro de su maletín.

-Escorias como tú no merecen la vida – murmuró mientras admiraba un frasco. Echó un par de gotas en un vaso con agua -Toma pequeño, esto te curará para siempre.

El chico tomó con sus manos temblorosas aquel vaso y le dio un sorbo; no llegó a acabar su contenido pues comenzó a asfixiarse en segundos.

-A-ayud–

-Sólo tenías una simpe fiebre pero qué importa, tu madre no lo sabrá – el médico salió sonriente de la casa.

Donghyuck comenzó a broncoaspirar mientras intentaba pedir ayuda; se negaba a morir, era muy joven, no podía dejar a su madre sola. Sólo se tenían el uno al otro.

Poco a poco fue cerrando sus ojos, los cuales no dejaron de derramar lágrimas hasta que su corazón dejó de latir. Mark escuchó con claridad aquel último latido y con eso regresó a la Tierra. Cuando su vista se aclaró, Haechan estaba llorando.

-O-oye– yo– - Mark no sabía qué decir. Se puso de pie, necesitaba aire.

El demonio no pudo levantarse; estaba muy débil y devastado. Cerró los ojos y en segundos un portal de color negro se abrió y lo absorbió.

Mark salió de confusión tras escuchar a alguien llorar; era Jisung que abrazaba fuertemente a su madre.

-¿Qué pasó, bebé?

-Soñé que moría asfixiado y un señor te apartaba de mí. Mami, fue horrible. Estaba solo y... no quería morir – decía el chico.

Mark no podía con la culpa. Regresó al cielo. Sabía que lo que pediría era peligroso.


Continuará...

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