Me acosté, junto a mi mascota. Sin parpadear pensaba en qué será de mi vida desde hoy, aunque me daba miedo, tenía que enfrentar todo lo que viniera; cada obstáculo.
—Aún no sé que nombre te pondré, lo pensaré —miré al perro. Tenía planeado ponerle algún nombre con la ocasión, pero nada nuevo, cómo sería, ¿desgracia?, ¿llamada? Creo que será mejor sacarlo de mi imaginación.
Me acosté y empecé a mandarle un mensaje a Lizbeth, de la captura.
Jodie:
(Has enviado una imagen)
Apagué mi celular y cerré mis ojos, comenzando a recordar toda la llamada con Ruben.
R: Tienes un lindo nombre.
J: Eres el único que me lo ha dicho.
R: Pues, los demás se lo pierden —ríe.
J: Tú tienes unos hermosos ojos.
R: Ya lo sé —comienza a reír—, no eres la primera que lo ha dicho.
J: Sí, millones de personas lo piensan.
R: Lo tuyo será especial.
J: ¿En serio? —sonreí.
R: Sí.
J: ¿Lo prometes?
R: ¿Qué?
J: Que no olvidarás esta llamada.
R: Lo prometo.
No sé, pero para ser Jodie, soy afortunada de esa manera.