Cuando habla el Corazón 2 (ch...

Av Saku_Mayu

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Después de haber creido que lo había perdido todo, Julian comprende que algunas veces seguir con vida, aferra... Mer

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
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Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36

Capitulo 32

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Av Saku_Mayu

Kei bufó, apartándose y Julian siguió tumbado en la cama, en la misma postura, sintiéndose tan miserable y perdido que simplemente no encontraba las fuerzas para levantarse y marcharse. Realmente no quería irse de allí, no quería alejarse de él. Quería que las cosas volvieran a antes del primer viaje a Rusia, quería que Daiya y Viktor y muchos otros volvieran a la vida. Quería que Nathan siguiera pululando alrededor de Kei, siempre demostrando que su amor por él era más fuerte, más sincero y verdadero, quería que Oshi volviera a darle uno de sus abrazos que siempre conseguía estrangularlo, quería... no... necesitaba que Kei volviera a burlarse de él, que sus manos recorrieran su cuerpo y le hiciera el amor una vez más.

—Olvídalo —soltó Kei—. No estoy de humor.

Julian cerró los ojos y se llevó un brazo a la cara, tapándoselos con él. No quería llorar pero era muy difícil seguir allí y no hacerlo. Con esfuerzo apartó el brazo y abrió los ojos, sentándose en la cama y buscó a Kei con la mirada.

El chico rubio se había sentado en un sillón a un lado del armario y había apoyado la cabeza en la pared pero sus ojos seguían mirándolo. Julian se encogió y desvió la mirada pero no se movió.

—¿Qué va a pasar con Oshi?

Julian percibió como Kei se encogía de hombros.

—Mañana vendrán a buscarlo. Regresará a Japón.

—Y... allí... —Julian dudó antes de preguntar por miedo a que le dieran una respuesta, una que prefería no oír—, ¿qué pasará con él?

Durante unos instantes, Kei no respondió. Se limitó a mirarlo en silencio, con la misma postura.

—Irá permanentemente a un hospital.

Julian comenzó a frotarse las manos que habían comenzado a sudar.

—¿Hasta cuando? —musitó en voz muy baja, tal vez deseando que Kei no lo escuchara y no le respondiera a ello.

—Le dejé esa decisión a Rykou —respondió Kei en cambio, con la voz muy cansada y Julian se obligó a levantar la cabeza y volver a mirarlo directamente.

—Pero...

Kei levantó una mano para callarlo, dando por finalizada la conversación.

—Suficiente. No voy a seguir hablando de esto.

Julian vio como Kei cerraba cansado los ojos y ladeaba la cabeza, dejando que su cabello cayera sobre su rostro y durante lo que a Julian le pareció una eternidad, no se movió y dudó si realmente se había quedado dormido.

Giró un momento la cabeza hacia la puerta cerrada pero ni siquiera se planteó la alternativa de levantarse y marcharse. Era la primera vez desde que había llegado a Rusia que podía encontrarse de esa manera con él, a solas, sin aquella hostilidad que le hacía que todo su cuerpo temblara de dolor y aunque Kei se hubiera quedado dormido su sola compañía era suficiente para él.

Se levantó despacio, sin hacer ruido y caminó de puntillas hasta detenerse frente a Kei. Podía notar su respiración en el movimiento tranquilo de su pecho y alzó una mano, rozando uno de los mechones rubios que caían sobre sus ojos y lo mantuvo tímidamente en la mano, sin apartar la mirada de la piel de Kei pero sin atreverse a tocarla.

—Sakuya dijo que no me culpabas —susurró para sí mismo, contemplando el rostro dormido de Kei con aprensión, pasando los dedos encima de la mejilla del chico rubio, incapaz de llegar a rozarlo.

—Por lo visto Sakuya tiene la lengua muy larga.

Julian contuvo la respiración, impresionado y se enderezó, apartando rápidamente la mano que tenía sobre el rostro de Kei, pero el chico rubio fue mucho más rápido y le agarró la muñeca, con fuerza y le obligó a encorvarse para mantener la postura y el equilibrio. Julian levantó la cabeza y clavó la mirada en los ojos abiertos de Kei. Su mirada tenía un brillo intenso, una mezcla de peligro y furia contenida y Julian apartó la mirada, mordiéndose el labio con fuerza.

—Aquel día... —murmuró, buscando las palabras para explicarse. Necesitaba hablar de ello. Necesitaba explicarse, necesitaba que Kei lo escuchara y tal vez... tal vez...

—No quiero hablar tampoco de eso —le cortó Kei bruscamente, endureciendo la voz y lo soltó, liberando la suave presión de sus dedos y Julian notó como perdía el equilibrio torpemente y se derrumbaba a los pies de Kei—. Vete.

Julian se mantuvo en el suelo, con la cabeza prácticamente tocando los zapatos de Kei y juntó las manos en su regazo, apretándolas pero teniendo especial cuidado de no clavarse las uñas. No iba a irse, al menos no pensaba salir de esa habitación por propia voluntad pero dudaba que tuviera suficiente fuerza para impedir que Kei lo agarrara y lo sacar de allí a la fuerza si quería.

—No —murmuró—. Aquel día...

—Kevin ya habló demasiado de aquello. Ni quiero ni necesito escuchar más —volvió a interrumpirle Kei fríamente—. Ahora, vete.

No quería estar más con él. Eso era lo que significaba ese vete. Julian se mordió con más fuerza el labio y lo liberó rápidamente cuando se dio cuenta de lo que hacía y trató de respirar hondo para tranquilizarse, llevándose una de las manos al pecho y se dio disimulados golpecitos para liberar la opresión del pecho.

—A él lo escuchaste —insistió tímidamente, sin moverse, sin hacer ademán de ir a obedecerle levantándose y saliendo de la habitación—. ¿Por qué a mí no puedes? —suplicó ignorando la débil histeria que se leía en su voz—. ¿Por qué no puedes escucharme a mí?

—A Kevin no lo escuché. Lo interrogué. ¿Quieres que haga eso contigo? Oh —Julian se encogió aún más cuando escuchó la hueca risa de Kei y su pie apartando bruscamente el puño con el que había estado golpeándose y sólo salió un ruido extraño de su garganta cuando Kei lo agarró del pelo y le obligó a levantar la cabeza para mirarle—. A ti te gusta el dolor. Siempre lo olvido.

Julian abrió mucho los ojos, horrorizado e intentó sacudir la cabeza pero la mano que Kei se aferraba con fuerza en el pelo de su nuca se lo impidió.

—No... me gusta —se sinceró—. Me alivia —murmuró, notando con rabia las lágrimas en los ojos y volvió a hacer otro intento para apartar la cabeza e impedir que Kei lo viera llorando, pero cuando no lo consiguió, se frotó con brusquedad los ojos con las manos y respiró varias veces antes de continuar hablando—: Creí que estabas muerto y no soportaba el dolor... yo...

—¿Por qué?

—¿Qué?

La extraña voz de Kei hizo que Julian mirara directamente los ojos vacíos y oscuros del chico rubio con temor de escuchar algo más.

—¿Dolor si estaba muerto? ¿Por qué? La muerte era preferible a otro destino en manos de Alexander. Si de verdad creías que estaba muerto, no debías sentir dolor, ni siquiera sentir pena. Debías alegrarte.

Nathan.

Julian leyó el nombre del primo de Kei en cada una de las palabras cargadas de rabia que pronunció y sintió que Kei se alejaba más y más de él y no pudo evitar que de sus labios se escapara un sollozo.

—Fui un cobarde —murmuró casi sin voz—. Pero no pude hacerlo —No había podido dejar que mataran simplemente a Kevin... Julian cerró los ojos con fuerza, cansado de impedir que las lágrimas fluyeran por sus mejillas—. Nunca quise hacerte daño. No tienes por qué creerme —añadió rápidamente, volviendo a pasarse las manos por los ojos, con brusquedad—, si me dejas... si me dejas...

La puerta se abrió de golpe y Julian vio como Kei apartaba los ojos de él y ponía su atención en la persona que había entrado y que Julian no podía ver con la postura que los dedos de Kei en su cabello le obligaba a mantener, pero que seguramente se había quedado completamente en blanco al ver la situación en la que se encontraban.

—¿Qué ocurre? —rompió Kei el silencio en un tono neutral, sin molestarse en soltarlo.

El chico que había entrado carraspeó disimuladamente, incomodo.

—Perdón —dijo muy serio con un acento muy marcado—. Venía a informarle que ya han hablado. ¿Cuáles son las órdenes?

Julian percibió la tensión en los músculos de Kei antes de que lo soltara, prácticamente como si ya no se acordara de él y Julian se llevó las manos a la cabeza dolorida, sentándose sobre sus piernas, sin intentar levantarse pero siguiendo de refilón cada uno de los movimientos del chico rubio.

—Diles que voy enseguida —dijo, levantándose y alejándose de él—. Reúnelos abajo. Quiero iniciar la operación incluso antes de que los echen de menos.

—Por supuesto.

Julian vio como el hombre salía a carrera y creyó que Kei lo seguiría sin volver a mirarlo, pero se detuvo en la puerta y puso una mano en el marco, sorprendiéndolo cuando giró medio cuerpo para mirarlo.

—Hablaremos cuando regrese —concedió, haciendo que Julian levantara bruscamente la cabeza para mirarlo con los ojos muy abiertos, sorprendido de escuchar eso. ¿Hablar? ¿Le daba esa oportunidad? Julian ni siquiera notó como le temblaban las manos que se aferraban a su pantalón.

—Gracias —musitó en voz tan baja que no estaba seguro de que Kei lo hubiera oído y volvió a inclinar la espalda, apartando la mirada y la clavó en el suelo, ignorando las lágrimas que le cegaban —. ¿Crees... crees que podréis traer de vuelta a Nathan?

Julian se humedeció los labios, notándolos resecos y no se movió ni para secarse las lágrimas. Si rescataban a Nathan, si lo conseguían al menos Kei podría descansar sin el peso de alguien importante para él sobre sus hombros...

—¿Salvarlo? —La voz de Kei no reflejaba ninguna emoción y Julian no encontró el valor para mirarlo —. Eso sería algo perfecto, pero no soy tan presuntuoso para creer que conseguiré algo así. No voy a salvar a nadie, sino a matarlo. Si no puedo traer de vuelta a Nathan, no me iré de allí sin matarlo. Ya con eso me daré por satisfecho.

Esta vez Julian sí lo miró, con los ojos muy abiertos, desesperado, mirando como esta vez Kei seguía su camino y sólo cuando escuchó el sonido del ascensor al fondo, volvió a arquear el cuerpo y se echó a llorar, pero si en algún momento creyó que el acercamiento con Kei supondría un alivio, muy lejos de serlo, sintió como las lágrimas le abrasaban la cara.

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Día 2!!!!!  Muchas gracias por leer, votos y comentarios ^^ Ya sabéis que todas las explicaciones y noticias en facebook (está abierto para todos, no es necesario tener cuenta para entrar ^^)

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